(Artículo de
Sergio Arancibia publicado en EL MUNDO ECONOMÍA Y NEGOCIOS el día 31 de Agosto
de 2016.)
Más de 300
mil venezolanos han atravesado en las últimas tres semanas las fronteras
terrestres con Colombia. Es una cantidad muy pequeña de ellos los que van
meramente a pasear. La inmensa mayoría lo hace con fines de abastecimiento
comercial, es decir, para comprar en Colombia lo que no se puede comprar en
Venezuela, o para comprar allá aquellas mercancías que resultan más baratas que
acá. Pero para pagar sus compras ellos no llevan dólares, ni pesos colombianos.
Compran lo que necesitan comprar y pagan con bolívares. ¿Qué sucede
posteriormente con esos bolívares? ¿En qué manos quedan? ¿Qué se hace con
ellos?
Es altamente
probable que esos bolívares – que no son pocos, dada la cantidad de gente que
protagoniza ese proceso de compra - pasen de una a otra mano - dentro de Cúcuta
o de otras ciudades fronterizas - pero esa cadena no puede llegar muy lejos.
Seguramente un comerciante minorista puede pagarle con bolívares a un
comerciante mayorista en la misma ciudad de Cúcuta, o quizás a un camionero, o
a un taxista. Pero más temprano que tarde el colombiano medio tratará de
deshacerse de esos bolívares, y seguir comprando, vendiendo y viviendo en pesos
colombianos. El bolívar no se convierte en moneda de cambio corriente en Cúcuta
ni en ningún otro lugar de Colombia, y nadie quiere tampoco acumular riqueza
bajo esa forma, pues con una inflación de 500 % en su país de origen, esos
billetes pierden valor minuto a minuto.
Esos
bolívares en el lado colombiano ya han jugado, hasta ahí, un importante papel:
han incrementado las exportaciones colombianas, han revitalizado la economía y
el comercio de Cúcuta y de otras ciudades fronterizas, y han ayudado a reducir
las necesidades sociales, familiares e incluso medicinales de miles de
habitantes del Táchira. Pero esos bolívares no pueden quedarse eternamente en
el lado colombiano de la frontera.
Lo más
probable es que después de algunas pocas operaciones de cambio ese dinero
venezolano llegue a manos de alguien que por algún motivo, digno de analizarse,
se interese en acumular transitoriamente bolívares. Más aun, ese alguien paga
pesos colombianos para poseer esos bolívares. También puede suceder que esos
bolívares pasen por las manos de alguna casa de cambios, pero tampoco allí
pueden quedarse mucho tiempo, por las razones ya mencionadas. Por lo tanto,
esos bolívares tienen al poco andar que llegar a manos de alguien en Colombia
que les pueda dar algún destino útil. Ese destino útil solo puede tener lugar
en Venezuela.
Si esos
bolívares logran volver a Venezuela - por algún camino verde o de cualquier
otro color - entonces podrán en este país servir para comprar mercancías, o
para comprar activos, o para comprar servicios. Veamos. Solo comprarán
mercancías si ellas se pueden llevar a Colombia a través de algún mecanismo.
Como el transito normal y fluido de camiones o de transporte de carga está
prohibido, solo se comprarán mercancías en el lado venezolano si se pueden llevar
de contrabando hacia el lado colombiano. ¿Se puede? Quizás sí, o quizás no,
pero es una posibilidad. Uno de los motivos que se mencionó en su momento para
cerrar la frontera era detener ese proceso de contrabando. ¿Se logró ese
objetivo?
La otra
posibilidad es que los ciudadanos colombianos en cuyas manos se terminan
concentrando los bolívares compren con ellos, en Venezuela, departamentos,
casas, tierras, vehículos, acciones de empresas, resort, etc. Es decir, bienes
físicos o activos financieros, con los cuales fortalecer su presencia, sus
vínculos, sus contactos y su poder en Venezuela. Quizás es esa una faceta poco
desarrollada de la integración binacional. Puede ser.
Una tercera
opción es que esos bolívares lleguen a manos de quienes realizan en tierra
venezolana actividades no enteramente permitidas por la ley, tales como el
sostenimiento o abastecimiento de tropas irregulares, el tráfico de armas o de
drogas, el pago de colaboradores, la retribución por favores recibidos, etc. Es
posible teóricamente que todo o parte de estas actividades suceda. No es
posible asegurarlo. Pero es una posibilidad. También ese tipo de actividades se
mencionó en algún momento como razón para cerrar la frontera. ¿Se logró ese
objetivo? Las causas de esos fenómenos son muchas y muy complejas, pero las
condiciones económicas y financieras que las hacen posible parece que no se han
eliminado del todo.
En
condiciones normales – o en el común de las fronteras - esos bolívares se
traducirían en compra de mercancías que Venezuela esté en condiciones de
exportar hacia Colombia, lo cual se traduciría, a su vez, en incremento de la
producción, del empleo y del ingreso en el territorio venezolano. Esas
mercancías pasarían la frontera en condiciones totalmente normales y legales.
Se trataría, sin lugar a dudas, del comercio más normal, más universalmente
utilizado y más beneficioso concebible entre dos países fronterizos. Pero como
eso no se puede hacer, entonces los miles de bolívares que llevan a Colombia
los miles de venezolanos que cruzan la frontera, tienen que buscar otros
mecanismos para terminar siendo útiles a sus nuevos dueños. Y todo eso ¿para
qué?
sergio-arancjbia.blogspot.com
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