sábado, 23 de agosto de 2014

LA HETEROGENEIDAD DE AMÉRICA LATINA

(Artículo de Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el día 14 de Agosto de 2014.)


Las proyecciones realizadas por la Comisión Económica para América Latina,  CEPAL, respecto al crecimiento esperado durante el presente año, para los diferentes países de la región, merecen ser divulgadas y – en la medida de lo posible- analizadas y eventualmente explicadas, todo lo cual no es fácil.

Si se mira al conjunto de la región como un  todo es fácil decir que el crecimiento del PTB - que en el  2013 fue, en promedio de 2.7 % - bajará este año a 2.2 %, debido a que las materias primas no crecerán, ni en precio ni en cantidad  demandada, al mismo ritmo con que crecieron en el año recién pasado. Además, el financiamiento externo será más escaso y más caro.  Esas dos situaciones tienen su explicación, a su vez, en que los países desarrollados comienzan a salir lentamente de la crisis, mientras que las grandes economías emergentes, encabezadas por China, aminoran los ritmos de su crecimiento.  Hasta allí las explicaciones que son válidas para todos los países de la región. Después de eso, vienen más de 30 consideraciones particulares para tratar de explicar la peculiar situación de cada país. Expongamos brevemente la proyección que Cepal hace sobre la tasa de crecimiento del PTB de cada país, y dejemos para otros analistas o para otras ocasiones la explicación de dichas situaciones.

En primer lugar, destaca la situación de Venezuela, que es el único  país de toda América Latina y el Caribe que se visualiza que presentará una tasa negativa de crecimiento durante el año en curso. En concreto, una tasa negativa de 0.5 %.

Hay otros países que crecerán muy lentamente. Entre estos, los más lentos serán los más grandes: Argentina, con  su complicada situación financiera internacional, crecerá solo a un 0.2 %. Brasil,  con sus BRICS y su mundial, solo crecerá a un 1.4%, según Cepal, aun cuando proyecciones posteriores de otras agencias y consultoras privadas dan una cifra más baja aun. Si no consideramos el Caribe insular - sino solo la América del Sur, Central y México - estos tres países ya mencionados son los únicos que crecerán por bajo el promedio continental de 2.2 %. Obviamente, dado el tamaño económico de esos tres países, el poco crecimiento de ellos arrastra el promedio regional sustantivamente hacia abajo. 
Entre los países que presentarán los ritmos de crecimiento más elevados de toda la región se ubica en primer lugar a Panamá - con su ampliación del canal - que crecerá a un 6.7 %; Bolivia, que es un caso muy interesante de reformas populares – y quizás populistas al decir de algunos  - pero con orden y crecimiento económico, se visualiza que hará crecer su PTB en un 5.5 %%; Colombia, que se acerca a la paz con la guerrilla, presentará un crecimiento del 5.0%  y Nicaragua y Ecuador,  que se parecen en estos aspectos a Bolivia, se visualiza que crecerán a un 5.0 % cada uno.

En medio de  estos países que crecerán mucho y de los otros que crecerán muy poco, se encuentran Perú, que a pesar de su complicada política interna,  no deja de crecer, esperándose que lo haga a una tasa de 4.8 % en el transcurso del presente año;  Paraguay, que creció espectacularmente en el año pasado, lo hará este año a la misma tasa de Perú,; Chile, al cual durante muchos años se le ha presentado como el ejemplo regional en materia de crecimiento económico y de estabilidad macroeconómica, solo se espera, según Cepal, que crezca a un modesto 3.0%.  A la misma tasa de Chile lo hará Uruguay. En Centroamérica, se espera que Costa Rica crezca a un 4.0 %, Guatemala en un 3.5 %, El Salvador en 2.3 % y Honduras en 3.0 %.  México, el otro gigante  económico - que sigue siendo latinoamericano, a pesar de su cercanía económica con Estados Unidos - solo crecerá a un 2.5 %, escasamente por sobre el promedio de toda la región.

En síntesis, desde el -0.5 % de la Venezuela petrolera, hasta el 6,7 % de un país poco dotado de recursos naturales como Panamá, lo que destaca del informe de la Cepal, es precisamente la heterogeneidad y la pluralidad de situaciones que enfrenta cada país de la región, así como la peculiaridad de cada uno de ellos.
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jueves, 7 de agosto de 2014

SOBRE LA POBREZA Y LA DESIGUALDAD

(Artículo de Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el día 7 de Agosto de 2014.)


Durante siglos ha imperado en el terreno filosófico la idea de que la desigualdad es una calamidad impuesta por los dioses a la sociedad humana, de la cual no nos podremos librar jamás, aun cuando hagamos algunos esfuerzos - siempre con resultados muy modestos - para limar sus manifestaciones más  aberrantes. Se trata de la hipótesis más conformista y conservadora sobre esta materia.

Sin embargo, desde la revolución industrial, al menos, han surgido voces que postulan que la economía capitalista empuja a las sociedades hacia estadios de creciente bienestar.  Los procesos de inversión productiva, de producción creciente de bienes y servicios, la mayor productividad del trabajo humano y el empuje ininterrumpido de la ciencia y de la técnica, eran no solo los mecanismos a través de los cuales la sociedad podía llegar a eliminar la pobreza y la desigualdad, sino que eran el destino inevitable hacia el cual caminaba la humanidad. Después de la segunda guerra mundial esa visión optimista se apropió del concepto de desarrollo económico, el cual debía ser la senda, la meta y la aspiración de todas las sociedades contemporáneas, y el estadio en el cual se superarían todos los males de las épocas anteriores.  

Pero en medio de esta fiesta de optimismo, en el siglo XIX, surgió la voz heterodoxa de Carlos Marx que postuló que la sociedad capitalista no se encaminaba hacia estadios de menor desigualdad y de menor pobreza, sino todo lo contrario. Los procesos de concentración y de centralización del capital, junto con el proceso igualmente intrínseco al capitalismo de permanente innovación tecnológica - identificada por Marx como la modificación de la composición orgánica del capital - llevaban a intensificar los procesos de desigualdad en cuanto a percepción de ingresos. Los pobres se hacían más pobres y los ricos más ricos. Se generaba y se reeditaba cíclicamente el proceso de pauperización del proletariado, aun cuando entre los propios marxistas siempre estuvo presente el debate sobre si Marx se refería a una pauperización absoluta – es decir cada vez menos acceso a bienes y servicios – o a una pauperización relativa – una captación menor del valor generado en la sociedad, independientemente de las mercancías en que ello se plasmara.  De cualquier forma, la pobreza y la desigualdad acompañarían al sistema capitalista durante toda su existencia, aun cuando con fases o ciclos de mayor o de menor intensidad, y la única forma de eliminar esos flagelos era cambiar de raíz el sistema capitalista mismo.

Hoy en día la polémica asume otras formas: hay quienes se limitan a seguir postulando que la pobreza y la desigualdad se suprimirán cuando se alcancen fases más elevadas de desarrollo económico. Otros, en cambio postulan que la lucha contra la pobreza y la desigualdad  - además de ser banderas que se justifican a si mismas desde un punto de la moral y de la justicia social – son objetivos que se conjugan armónicamente con la lucha por mayores estadios de desarrollo económico. En otras palabras, que la disminución de la pobreza y de la desigualdad ayuda a alcanzar mayores tasas de crecimiento económico y genera un círculo virtuoso en el cual el crecimiento ayuda a eliminar la pobreza y la eliminación de la pobreza  ayuda a alcanzar mayores niveles y tasas de crecimiento económico. Podría decirse que la pobreza y la desigualdad son la expresión de capital humano que se pierde en el seno de la sociedad, pues hay un potencial de producción, productividad,  creatividad y emprendimiento que no logra desarrollarse. Trabajadores sanos, educados, con acceso a vivienda digna, a la recreación y al descanso, y con una adecuada seguridad social no son el resultado del largo proceso de desarrollo económico, sino la situación necesaria como para  alcanzar esos estadios superiores de la sociedad.   

De allí entonces que, en los tiempos actuales, las derechas económicas y políticas no se limitan a  propiciar el desarrollo económico como receta para todos los males habidos y por haber, ni las izquierdas se limitan a propiciar el cambio del sistema capitalista, para alcanzar el mismo objetivo, sino que las primeras  y la segundas compiten frente a la ciudadanía - entre otros muchos temas  y propuestas-   respecto a la eficacia y la profundidad de las políticas sociales que cada una propicia.
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sábado, 2 de agosto de 2014

EL BANCO DE LOS BRICS

(Articulo de Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el día 31 de Julio de 2014.)


Se ha creado una tremenda ola de entusiasmo como consecuencia de la decisión de los países integrantes del grupo BRICS – conformado, como sus iniciales lo indican, por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica -  de crear un banco de desarrollo.

Dicho banco tendría un capital de 100 mil millones de dólares, aun cuando partiría con un capital pagado inicial de 50 mil millones de dólares, cantidad que suena grande para cualquier ciudadano de a pie, pero que no es un monto demasiado exorbitante en el campo de la finanzas y del comercio internacional. Téngase en cuenta, como elemento de comparación que China le ha facilitado a Venezuela, en el marco de las líneas de crédito que le ha abierto en los últimos años, una cantidad que cercana al capital pagado con que partirá ese nuevo banco de desarrollo, es decir, 50 mil millones de dólares.

Pero como quiera que sea, la creación de ese nuevo banco de desarrollo, NBD, no puede menos que saludarse como una iniciativa positiva. Por un lado, porque incrementará los canales institucionales a través de los cuales los países en desarrollo podrán acceder a créditos para sus proyectos de infraestructura. En el caso de un país como Venezuela, ya no solo tendrá al Banco Mundial, al Banco Interamericano de Desarrollo y a la Corporación Andina de Fomento, como instancias crediticias posibles, sino que se abrirá un canal adicional. Al aumentar la cantidad de instituciones financieras a las cuales acudir, cambia también la cantidad global de fondos que probablemente estarán disponibles para circular en calidad de préstamos hacia los países en desarrollo. Otro aspecto importante de destacar es que China tiene una cantidad importante de fondos en sus reservas internacionales, que le otorgan una gran capacidad crediticia, y de hecho ha venido otorgando créditos internacionales de importancia a muchos países en calidad de préstamos de país a país. Sin perjuicio de que esas líneas de crédito se mantengan – o incluso que se incrementen-  parece que China prefiere complementar esa forma de financiamiento con la creación de una institución financiera o bancaria, especializada en el otorgamiento de créditos, con lo cual se crea un agente internacional que tiene una serie de prerrogativas reconocidas internacionalmente, entre ellas el de ser un acreedor de primer nivel, cuyas deudas se pagan con prioridad con respecto a  otros acreedores internacionales, en situaciones de crisis o de dificultades de pago.

Todos los bancos, nacionales e internacionales,  cobran una determinada tasa de interés por los créditos que otorgan, y tratan de asegurarse de que los fondos se destinarán a aquello para lo cual fueron solicitados. Es dable pensar que esos criterios estarán también presentes en la nueva institución que nace. Es decir, nadie puede ni remotamente pensar que se ha generado una fuente de regaladera de plata. Además, es altamente probable que impere, en los prestamos que otorgue el NBD, el mismo criterio que preside los créditos de muchos otros organismos crediticios internacionales, consistente en que los bienes de capital adquiribles con los fondos prestables tienen que provenir de los países socios del banco.  En otras palabras, esta nueva institución  financiera se convierte en un complemento de la expansión comercial de los países que componen, que financian y que dirigen el banco.

Durante años los países en desarrollo - incluidos los mismos que conforman el grupo BRICS - han venido bregando por que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional se reformen de modo tal que en su dirección pasen a tener mayor injerencia los países en desarrollo, o por lo menos los llamados países emergentes. Eso no ha sido posible, y Estados Unidos y los países europeos mantienen un férreo control de esos dos organismos. Con el paso que han dado actualmente los BRICS se puede asumir que estos últimos han agotado las tratativas para reformar el BM y el FMI y han decidido actuar por su cuenta, creando organismos nuevos. Es posible que nadie se retire de los organismos anteriores, pero colocaran su fuerza financiera y política en el NBD.  Los países en desarrollo, que no tienen capacidad de decisión en el BM y en el FMI - y que quedan subordinados a la condicionalidad que esos organismos les imponen cuando recurren a ellos para solicitar fondos - tampoco tendrán capacidad de decisión en el NBD, aun cuando se supone que ese organismo estará dirigido por países más amigos, más comprensivos, menos comprometidos con el sistema bancario internacional y más comprometidos con un sistema político y económico internacional más plural y multicéntrico.  Ojala sea así.
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