viernes, 28 de junio de 2013

EL TLC ENTRE ESTADOS UNIDOS Y LA UNIÓN EUROPEA.


(Artículo de Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el día 28 de Junio 2013.)


Estados Unidos y la Unión Europea han decidido iniciar negociaciones comerciales encaminadas a conformar un área de libre comercio entre ambas regiones de mundo. La suma simple del espacio económico representado hoy en día por ambas macrorregiones del planeta es igual al 47 % del PIB mundial y a aproximadamente un tercio de los intercambios comerciales que se realizan en el planeta Tierra.
De concretarse ese proyecto, no se estaría en presencia de un acuerdo comercial más- de los muchos que están presentes en la geografía económica mundial contemporánea - sino de un acuerdo que cambiaría muchos y muy importantes aspectos de las relaciones económicas internacionales. No sólo Estados unidos y la Unión Europea  verían modificados sus flujos comerciales, sus volúmenes y sus regulación recíprocas, sino también todos aquellos países que participan o aspiran a participar en forma significativa en el comercio internacional contemporáneo.
Los aranceles promedio en materia de bienes industriales, entre ambas regiones, no es hoy en día muy elevado. Se ubica alrededor de 4 %. Eliminar ese arancel y/o asimilar una reducción de ese tamaño en los precios de las mercancías importadas no sería una cuestión muy difícil de negociar. Mucho más difícil que la reducción arancelaria – que no deja de ser un elemento inescapable en toda negociación comercial- es la armonización regulatoria – tal como dice el catedrático español Federico Steinberg en reciente artículo -cuestión esta ultima que adquiere creciente y problemática presencia en todas las negociaciones de este tipo.  
CAMPO COMERCIAL
En el campo de la armonización regulatoria se encuentran temas tales como las políticas agrícolas de Europa y de Estados Unidos, ambas llenas de subsidios y de mecanismos proteccionistas que hacen difícil su desmantelamiento y su reemplazo por un esquema más librecambista. Se encuentran también temas como el tratamiento de todo el amplio campo del comercio de servicios, que adquieren creciente peso en el comercio internacional. Las telecomunicaciones, la energía, las finanzas, los servicios jurídicos, las consultorías, el tráfico aéreo, incluso la educación y los servicios  de salud, son cuestiones en las cuales la negociación se centra en los aspectos normativos y regulatorios más que en los aspectos arancelarios, prácticamente inexistentes en estos campos. También hay que agregar en la lista de los temas complicados lo relativo a las compras gubernamentales.  A todo lo anterior hay que sumar lo relativo a normas técnicas, normas fito y zoo sanitarias y normas ecológicas o ambientales, para comprender que las negociones entre Estados Unidos y la Unión Europea no serán fáciles ni breves. Pero si se han iniciado, y más aun, si se han publicitado, es porque hay decisión política de llevarlas adelante y porque hay avances o negociones exploratorias que muestran que es posible llegar a acuerdos en las materias más relevantes.
En relación al impacto que un acuerdo de libre comercio de esa naturaleza tendría para nuestra región  - y para el conjunto de los países en desarrollo - es dable esperar que se incremente el volumen de comercio entre los participantes, con algún grado de reducción de comercio con los países no participantes del acuerdo. En otras palabras, es dable esperar algún grado de desviación de comercio, que perjudicaría a los países no miembros del acuerdo. Pero más importante que ello, a mi juicio, es el hecho de que los aspectos normativos y regulatorios que se establezcan entre esos dos gigantes comerciales y económicos, se tenderán a convertir - de hecho más que de derecho - en las normas y reglas que presidirían el conjunto del comercio internacional a lo largo de todo el siglo XXI. Los países que aspiren a insertarse en forma creciente en el comercio internacional no podrán sino conocer y hacer todo lo posible por asimilar las normativas y reglas que imperarán entre Estados Unidos y la Unión Europea, que serán más o menos las mismas que cada una de estas regiones impondrán al comercio con terceros.
ADAPTACIÓN
En todo caso, la adaptación será menos dolorosa para aquellos países que ya han logrado poner en vigencia tratados de libre comercio con Estados Unidos y/o con la Unión Europea, pues dichos textos mantendrán su vigencia en los términos en los que fueron originalmente firmados.
sergio-arancibia.blogspot.com 



jueves, 27 de junio de 2013

LA DOLARIZACIÓN Y LA AUSENCIA DE DOLARES

(Articulo de Sergio Arancibia publicado en EL MUNDO ECONOMÍA Y NEGOCIOS el día 26 de Junio de 2013)



En Venezuela está sucediendo un fenómeno bastante singular. Mientras  menos dólares existen en el mercado local, más dolarizada se encuentra la economía nacional.
En las cátedras de economía se suele enseñar que el dinero tiene la función, en cualquier sociedad, de servir de unidad de cuenta, de medio de cambio y de depósito de valor. Cuando esas funciones comienzan a deteriorarse, se deteriora el carácter de dinero que tiene la unidad monetaria correspondiente.
En la economía venezolana hay una inmensa cantidad de productos – a mi juicio un porcentaje mayoritario de las mercancías que aquí se transan- que usan como unidad de cuenta el dólar. Su precio se define en primer lugar en dólares, y luego se traduce en moneda local. Y esa traducción se hace al tipo de cambio más elevado del que se tenga conocimiento en un  momento determinado, en la economía y la sociedad venezolana, independientemente del precio real al cual lo pueda adquirir cada agente que participa en esas transacciones. Es decir, se usa el bolivar como medio final de cambio, aun cuando se está utilizando al dólar como unidad de cuenta.
Sin perjuicio de ello, en muchas operaciones de compra y venta  se ahorran el proceso de traducir en bolívares, y la operación se contabiliza y se realiza directamente en dólares contantes y sonantes. Como se consigue cada uno los dólares es un problema particular. Si alguien no puede conseguirlo, queda fuera de ese mercado. Así de simple. Es decir, el dólar se utiliza plenamente, en esos casos, como unidad de cuenta, como medio de cambio y como depósito de valor.
Pero también el dólar se utiliza crecientemente como depósito de valor, aun cuando esté desvinculado de las operaciones comerciales que se realizan en la cotidianidad ciudadana. Se busca que el ahorro y/o la riqueza asuman la forma de dólares, como mecanismo de conservación de su valor a mediano o largo plazo. Eso es así por cuanto el ahorrar en bolívares - o el usar esa unidad monetaria como mecanismo de conservación del valor de los activos que se poseen - parece como una locura cuando existe una inflación superior al 25 % anual, que se come día a día el valor de esos activos. En esas circunstancias inflacionarias  el bolívar no aparece como un buen mecanismo de conservación del valor ni como una buena unidad de cuenta. Escasamente se le usa como un mecanismo de cambio del cual es bueno deshacerse tan rápido como se pueda.
Además, en la medida en que los dólares se convirtieron en escasos, por obra y gracia de los milagros de la revolución - siendo que nunca antes en la historia de Venezuela habían sido tan abundantes como en los últimos años - su precio se eleva en forma sistemática, y por lo tanto, no sólo es un buen deposito de valor, sino que es también un buen mecanismo para acrecentar los valores o los poderes que compra que se poseen. En épocas pasadas, cuando se disponía de mucha moneda local, una forma de conservar su valor era comprar bienes raíces – departamentos o tierras urbanas o rurales- cuestión que ahora no es fácil realizar, pues su valor esta dolarizado y/o porque la protección que impera sobre la propiedad de esos activos es cada vez más débil en el contexto de la legalidad revolucionaria. 
En Venezuela los dólares se concentran inicialmente en manos del Gobierno, de PdVSA y/o del Banco Central, todo lo cual se puede simplificar diciendo sencillamente que se concentran en manos del Gobierno. En una economía altamente dolarizada manejar el 90% o más de los dólares da un poder extraordinario al gobierno de turno. Mucho más poder, incluso, mientras más alto sea el precio que la ciudadanía está dispuesta a pagar por cada dólar.  Poder para redistribuir la riqueza entre amigos y militantes. Poder para permitir o negar la dolarización de los activos en bolívares. Poder para crear o hundir a burguesías afines o contrarias.  Poder para asignar o negar favores. Poder para comprar amigos. Poder, en definitiva,  para mejorar la economía y la moral del país o para hundirlas en abismos insondables desde los cuales es difícil salir.

viernes, 21 de junio de 2013

CORRUPCIÓN E INSTITUCIONALIDAD

(Artículo de Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el día 21 de Junio de 2013.)


El Presidente Maduro ha anunciado recientemente la creación de un misterioso grupo encargado de detectar corruptos en el seno de la administración pública.
Lo primero que se puede decir al respecto es que nadie crea un grupo de esa naturaleza a menos que tenga sospechas más  o menos fundadas de que esos especímenes existen. Nadie, por ejemplo, crea un grupo especial para detectar y atrapar marcianos, pues su existencia no está suficientemente fundada, y si existen, no parecen crear muchos problemas al común de los mortales. El hecho de que el Presidente de la República haya llegado a la conclusión de que hay corruptela en el seno del aparato del estado revela, en todo caso, un alto y positivo grado de sintonía con la opinión predominante en el seno de la población venezolana.
En segundo lugar, el hecho de que haya que crear un grupo especial caza-corruptos indica claramente que los otros organismo existentes en la institucionalidad estatal venezolana, supuestamente encaminados a detectar y castigar ilícitos de diferente naturaleza – tales como la contraloría, la fiscalía, la policía, el tribunal supremo de justicia y incluso  el propio parlamento – no son suficientemente diligentes en esas labores. Pero en vez de partir por castigar a quienes se ganan sus reales sin hacer las tareas que la constitución les encomienda, optan por crear un grupo paralelo.  Por esa vía, el próximo año se podría crear un grupo encargado de supervigilar las tareas del grupo recién creado. 
Es posible que algunos corruptos caigan en las redes de este nuevo organismo, sobre todo aquellos que no están suficientemente protegidos, o que no han pagado los peajes que correspondan, o los que fueron suficientemente torpes y dejaron demasiadas huellas de sus tracalerías. Pero hay una cierta institucionalidad que genera o que permite corruptos y corruptelas y que no parece estar en vías de ser tocada. Veamos algunos casos a modo de ejemplo.
DIVISAS Y CORRUPCION
Si tener acceso a las divisas es un favor discrecional que un agente estatal le hace a una persona natural o jurídica,  entonces siempre estará abierta la posibilidad de que ese favor tenga que ser recompensado con otros favores contantes y sonantes. Cuando en el país existía un acceso libre al mercado de divisas, no había posibilidad alguna de que se generara corrupción en ese mercado cambiario. Si tener acceso a la compra de un automóvil nuevo es un favor que alguien le hace a un ciudadano interesado, se está creando una institucionalidad que abre la posibilidad de que el favorecido reconozca y recompense los favores recibidos. En una sociedad donde los carros se compran y se venden libremente, no hay posibilidades de que ese mercado genere corrupción. Si el cemento y las cabillas son escasas y se concentran en manos estatales, la tentación de canalizarlas hacia los amigos, sobre todo hacia amigos generosos y agradecidos, es muy grande. Eso obviamente no sucedería en un contexto en que el cemento y las cabillas se transaran libremente en el mercado correspondiente.  Si las asignaciones de obras y de compras de diferentes instituciones que trabajan con fondos públicos se hacen entre amigos, sin que el sistema de contraloría actúe para nada - porque probablemente son amigos de los mismos amigos - entonces el sistema de corrupción se generaliza y se hace indetenible. Si los organismos encargados de investigar casos de posibles delitos contra la cosa pública investigan sólo a quienes precisamente están  alejados de la cosa pública – incluso desde antes de la famosa lista de Tascón- entonces los corruptos pueden dormir tranquilos.
BOTIN DE GUERRA
Estamos lejos del cinismo o del pesimismo que supone que la corrupción es intrínseca a la raza humana- o la raza venezolana- y que no hay dios ni ley que pueda detenerla. Pero la lucha contra ese flagelo pasa fundamentalmente por hacer que las instituciones funcionen, es decir, que no sean un botín de guerra para el ganador de las batallas políticas, ni que sea un objetivo estatal el caotizar tanto como se pueda a las instituciones existentes. La administración pública debe ser un  grupo eficiente y permanente con que cuente el Estado para llevar adelante determinadas actividades,  y  la prensa debe ser libre para hacer las denuncias que estime convenientes sin temor a ir a la cárcel cada vez que se denuncie a un corrupto de la casa gobernante.

martes, 18 de junio de 2013

LA INFRAESTRUCTURA Y PROMOCIÓN DE EXPORTACIONES.

(Artículo de Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el día 14 de Julio de 2013.)


Los camioneros brasileños que llevan soya al puerto de Paranagúa - para que  desde allí ésta sea exportada a diferentes países del mundo - deben esperar  a veces un día entero de cola antes de poder ser atendidos y despachados.  Algo parecido está pasando con los  envíos uruguayos que salen por el puerto de Nueva Palmira. Paraguay  a su vez – país sin salida propia y directa al mar - se ha quejado de que Argentina le bloquea en el Paso de Juma los camiones que deben atravesar territorio argentino para poder llegar a puertos de embarque en el litoral chileno. Situaciones de esta naturaleza no sólo implican molestias para los agentes directamente involucrados, sino que tienen un elevado costo para las empresas afectadas y para el conjunto del país.
 Pagar elevados costos por concepto de  fletes terrestres, seguros, almacenamiento y carga y descarga portuaria implica elevar el precio de venta de los productos de exportación y perder por lo tanto competitividad internacional.  No siempre los precios internacionales son tan altos como para que un  país se pueda dar el lujo de pagar cualquier grado de ineficiencia.  Es altamente probable que los aumentos de productividad que se puedan ganar al interior de las empresas se pierdan en el resto de la cadena de comercialización por las fallas, demoras, corrupciones e ineficiencias que en ella se suelen presentar. Los problemas portuarios son quizás los más visibles de esos problemas, pero no son los únicos.
LAS TRABAS
La burocracia, el papeleo y los permisos de todo tipo que son necesarios para efectos de exportar una mercancía – como el permiso de  producción interna suficiente presente en Venezuela- incrementan no solo el tiempo que un empresario debe gastar para llevar adelante el proceso de venta internacional, sino que aumenta el costo monetario puro y duro: debe contratar empleados especializados en esos trámites y debe realizar pagos indebidos a muchos funcionarios de los cuales dependen las autorizaciones correspondientes.  A ello se suman los costos en transporte y almacenaje, que están  relacionados con el estado de los caminos y con el correspondiente deterioro del parque de camiones, con la ausencia de una red de ferrocarriles, y con la presencia de alcabalas y controles de todo tipo, sin contar con los asaltos y robos propios de la delincuencia propiamente tal.  Finalmente, en lo que respecta a los puertos, estos no funcionan las 24 horas, sino que funcionan como oficinas públicas, lo cual retarda los procesos de carga y  descarga y los procesos de desaduanamiento. A todo lo anterior hay que agregar los trámites bancarios, con  sus correspondientes intereses y comisiones y las dificultades y costos que implica el contar con divisas – en países como Venezuela dónde hay control de cambios -  para realizar los pagos lícitos e ilícitos que reclama toda la cadena de comercialización. En síntesis, la exportación, en muchos de los países latinoamericanos se convierte en un verdadero vía crusis, de la cual solo se salvan aquellas exportaciones que generan una elevada renta, como el petróleo o la soya, pero que no perdona ni permite el desarrollo de las exportaciones no tradicionales.
DÉFICIT
La falta de dinamismo de las exportaciones no tradicionales depende no sólo de las circunstancias anteriormente mencionadas, sino de la ausencia global de una política de promoción de exportaciones, que pase por lo cambiario, lo administrativo, lo tributario, lo gerencial, lo diplomático, lo tecnológico, etc. Pero los déficits en materia  de infraestructura portuaria y de transporte es quizás uno de los problemas que toma más tiempo solucionar, pues la ausencia prologada de inversiones en ese campo lleva a que las inversiones que deben realizarse sean más costosas y de más larga realización y maduración.  Más aún en un caso como el de  Venezuela, donde en el periodo de vacas gordas se farrearon alegremente los dólares y las posibilidades de invertir en la modernización de la infraestructura nacional.

martes, 11 de junio de 2013

EL GOBIERNO DE CALLE.

Artículo de Sergio Arancibia publicado en EL MUNDO ECONOMÍA Y NEGOCIOS el día 11 de Junio de 2013.


Conocer y eventualmente solucionar los problemas que hay en mi calle -  o en las calles cercanas que conforman mi barrio o mi urbanización – es un trabajo que le corresponde al alcalde de mi municipio y a su equipo de funcionarios y concejales.
Al Gobernador del Estado donde vivo le corresponden otras funciones, que dicen relación con los problemas que de una u otra manera afectan a todos los habitantes del Estado.
Y al Presidente de la República, de acuerdo a mi modesta forma de entender las cosas, le corresponde preocuparse de los grandes problemas que afectan al conjunto de los venezolanos, y que no pueden ser solucionados por los alcaldes y los Gobernadores. Le corresponde, por ejemplo, preocuparse por los problemas de la seguridad y la defensa nacionales, las relaciones internacionales del país, la política monetaria y la lucha contra la inflación,  la asignación de los fondos que llegan a manos del Gobierno por la vía de los impuestos, las grandes obras de infraestructura que son de beneficio nacional, la deuda externa, el poder penetrar mercados externos con las  mercancías nacionales, el mejorar la educación que se imparte en todos los niveles y en todo el país, el mejorar la atención que se presta en los hospitales, el incrementar la producción petrolera, el incentivar la producción agrícola, el reducir la pobreza, etc., etc.
Sería un alto honor para todos los habitantes de mi calle que el Sr. Presidente se ocupara personalmente de los problemas de aseo de la misma, de tapar los huecos, de impedir la presencia de malandros, de hacer que los postes de luz tengan un bombillo que alumbre, que exista un pequeño parque infantil y algunas matitas que embellezcan el sector. Pero si hace aquello en mi calle - y eventualmente en todas las calles, barrios y urbanizaciones del país - es altamente probable que no le quede tiempo para las otras tareas que son propias del Presidente, y que son igualmente vitales para mi vida y la vida de la nación. Si no fueran esas otras cosas tan vitales para el país no habría un funcionario, llamado Presidente de la República, encargado de las mismas.
Esta idea de que el Presidente de la República sea el alcalde de todas las alcaldías del país, y el Gobernador de todas las gobernaciones, y el ministro de todos los ministerios, le funcionó mas o menos bien al Presidente Chávez, pues concentró en sus manos una inmensa cantidad de recursos financieros, como nunca antes los tuvo la República. El asignar esos fondos directamente, dando la idea - real o ficticia -  de que era su generosidad y su grandeza las que hacían que esos fondos fluyeran hacia las comunidades, funcionó mientras los fondos fueron elevados y se podía perdonar cualquier grado de ineficiencia que se generara en su repartición entre los diferentes sectores y regiones del país. Si las cosas salían bien, todas las glorias se las llevaba el Sr. Presidente, pues él estaba personalmente detrás de cada bolivar que se asignaba a cada obra en el país. Si las cosas salían mal, si las obras terminaban costando el doble de lo planificado, o si se perdían los fondos en el camino de la realización, o si las obras nunca se terminaban, habían al menos dos paliativos que aplicar de inmediato: primero, silenciar el hecho, pues para ello se contaba y se cuenta con la más gigantesca maquinaria de propaganda con que ha contado presidencia alguna en la historia de Venezuela. En segundo lugar, se contaba con más plata, para remediar los errores o las ineficacias o las perdidas misteriosas. Pero ahora las cosas son un tanto diferentes. No hay plata para gastar en cuanta cosa salga de la cabeza del Presidente. No hay plata para repartir entre empresas de maletín que luchan por obras, contratos y asignaciones de divisas. No hay plata para tapar la ineficiencia de funcionarios poco aptos para los cargos que desempeñan y/o poco rigurosos con las normas éticas que deben imperar en la administración pública. Y no hay tampoco nadie, en las altas esferas del poder,  que sea capaz de llenar el imaginario colectivo como líder y conductor del país en las condiciones difíciles que se vienen encima.  Así que sería mejor para todos que, desde el Presidente hasta el último concejal del último municipio, cada uno se concentrara lo mejor que pueda en su propio trabajo.

viernes, 7 de junio de 2013

CUENTAS EXTERNAS: NADA BUENO

(Articulo de Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el día 7 de Junio de 2013.)


El Banco Central de Venezuela acaba de publicar los principales indicadores sobre el comportamiento de la economía venezolana en el primer trimestre del año 2013. Entre ellos, las cifras de balanza de pagos, que muestran los intercambios económicos con el exterior. Es de la más alta importancia analizarlas.
En materia de exportaciones, éstas alcanzaron a los 22.200 millones de dólares en ese primer trimestre del presente año. Esa cifra es menor que lo presentado en materia de exportaciones en cualquier trimestre del año anterior. Así, por ejemplo, en el primer trimestre del 2012 esas exportaciones alcanzaron a los 25.736 millones de dólares. Si las cosas siguen por esa vía, la economía venezolana recibirá durante el presente año una cantidad menor de divisas que en el año anterior, lo cual obviamente no es una buena noticia.
De las exportaciones mencionadas, sólo 832 millones de dólares lo fueron de exportaciones no petroleras. Esa cantidad es también menor a lo ingresado por ese concepto en cualquier trimestre del año anterior. En el primer trimestre del año 2012, por ejemplo, esas exportaciones no petroleras sumaron 1.059 millones de dólares. Bajan, por lo tanto, las exportaciones petroleras y no petroleras.
Las importaciones, sin embargo, aumentaron  levemente. Alcanzaron a los 13.910 millones de dólares, en circunstancias que en el mismo período del año anterior habían alcanzado a 13.716 millones de dólares.  Las declaraciones de la Presidenta del BCV afirmando que el año anterior se habían financiado a empresas de maletín, lo cual era un error que este año no volverían a repetir, no se traducen en una menor asignación de divisas. 
SALDOIS NEGATIVOS
En la cuenta de servicios el saldo negativo alcanzó a 4.256 millones de dólares, destacándose allí el rubro Otros, donde el saldo negativo pasó de 1.762 millones de dólares en el primer trimestre del 2012, a 2.031 millones de dólares en el mismo período de este año.
En lo que respecta a la Cuenta de Renta, el saldo negativo fue de 2.067 millones de dólares, cantidad muy similar a la que se presentó en cada uno de los trimestres del año anterior.  Allí destacan las utilidades reinvertidas o por lo menos no remesadas, de las empresas extranjeras presentes en el país.
En el conjunto de la cuenta corriente de la balanza de pagos se presenta un superavit de 1.747 millones de dólares, bastante menor que el superavit que presentó la cuenta corriente en el primer trimestre del 2012, que fue de 5.689 millones de dólares.
En lo que respecta a la cuenta de capital, cabe destacar los siguientes aspectos de interés:  los pasivos del sector publico disminuyeron en 1.455 millones de dólares, fundamentalmente por el pago de deudas a China y Japón por parte del gobierno y del sector petrolero; las “Otras Inversiones” del sector público mostraron un déficit de 3.072 millones de dólares como consecuencia del incremento de las cuentas por cobrar de tipo netamente comercial, del incremento de los depósitos externos de las empresa públicas, fundamentalmente petroleras, y de los nuevos montos que se agregan a las cuentas por cobrar derivadas de los Convenios de Cooperación Energéticos.
Los saldos de cada una de las cuentas y subcuentas de la balanza de pagos – cuenta corriente, cuenta de capital y financiera, errores y omisiones - se consolidan finalmente para dar origen a una cifra que marca el aumento o la disminución de las reservas internacionales. En el trimestre que analizamos se presentó una disminución de reservas de 2.642 millones de dólares, lo cual, en buen romance significa que hubo que sacrificar esa cantidad de las reservas internacionales para poder cancelar los déficits acumulados en el conjunto de las operaciones comerciales y financieras  del país.
DESASTRE
Si estas cifras presentadas durante el primer trimestre del año se reeditaran o se mantuvieran durante los trimestres que siguen, el resultado al final del año, o antes, sería un desastre de grandes dimensiones. En algún  momento debe haber un gran viraje. Entre otras razones, porque las reservas internacionales no resisten otro bajón de 2.600 millones de dólares.

miércoles, 5 de junio de 2013

LA POLITICA AGRARIA DE LA REVOLUCIÓN

(Artículo de Sergio Arancibia publicado en EL MUNDO ECONOMÍA Y NEGOCIOS el día 5 de Junio de 2013)

Los conversaciones de paz entre el Gobierno de Colombia y los guerrilleros de las FARC han generado un primer nivel de acuerdo, referido a la política agraria que se debería llevar adelante en dicho país. No todo lo acordado se ha hecho público. Sólo se conoce un comunicado en que las partes informan sobre el hecho mismo de que ha habido un acuerdo, y de las líneas generales de este. Pero el acuerdo en toda su extensión es un texto mucho más voluminoso que probablemente no se conocerá sino al final de todo el trabajoso proceso de negociación.
Sin embargo, de lo poco que ha trascendido llama la atención un aspecto muy interesante: no se habla de la lucha contra el latifundio. Se habla de constituir un fondo de tierras, con las tierras que pertenecen al Estado, más aquellas que se recuperen como consecuencia de la normalización de las actividades bélicas. Hay que recordar que las actividades de todas las partes combatientes, incluidos los narcos y los contra,  ocasionó no sólo el abandono de la tierra por parte de muchos miles de campesinos, en algunos casos en forma de expulsión forzada y otras veces como una mera actitud de sobrevivencia. Esas tierras fueron apropiadas por señores de la guerra, que ahora se ven presionados para que abandones las tierras usurpadas. Con esas tierras, más otras que se puedan comprar a sus legítimos dueños, se  espera contar con tierras suficientes como para entregarlas a los campesinos sin tierra y/o a los campesinos que tienen un pedazo de tierra insuficiente como para constituir una unidad económica  sostenible. El eje central de la nueva reforma agraria no es el ataque al latifundio, sino la entrega y el aprovechamiento de las tierras ociosas, que en su gran mayoría son tierras estatales o tierras sin dueños claros y reconocidos. Esto es un giro de gran importancia no sólo en el planteamiento doctrinario de la propia FARC - que se creó inicialmente con un gran contenido agrarista - sino que es un giro en el campo de las banderas y los planteamientos de muchos partidos y movimientos de izquierda en América – sobre todo los de base urbana- que han seguido durante muchos años apegados a la concepción de reforma agraria que se levantó – con mucha justeza en su momento-  en décadas muy pretéritas. En Venezuela, sin embargo, la letra y el espíritu de la política agraria vigente descansa en la lucha contra el latifundio, sea o no productivo, lo cual ha sido causa, en gran medida, del déficit alimenticio que caracteriza hoy en día al país.
Parece que en la FARC y en otros sectores de la izquierda latinoamericana va tomando fuerza la idea de que no tiene sentido asumir como enemigos a los empresarios agrícolas que explotan su tierra con mediana eficiencia, sean chicos o grandes. Además, hay que tener en cuenta que hay cultivos en los cuales la productividad es mayor si se desarrollan en superficies relativamente extensas. Lo importante, al igual que en la industria, es que los empresarios respeten las leyes laborales,  tributarias y ambientales y que hagan un uso lo más racional y productivo posible de los recursos que manejan.
Otro aspecto que aparece con fuerza en el documento colombiano es la entrega de títulos de propiedad a los pequeños y medianos campesinos que se beneficien de esta nueva versión de la reforma agraria, de modo que tengan seguridad jurídica y sean agentes económicos, crediticios y tributarios de pleno derecho. Este también es un hecho que merece destacarse, sobre todo en la medida en que se diferencia de las prácticas que se llevan adelante en Venezuela y en otros países del continente, donde los campesinos, aun habiendo recibido tierras en usufructo, no reciben jamás sus títulos de propiedad de pleno derecho.  Reciben a lo más, cartas y papeles en que se les reconoce el rol de ocupantes con anuencia estatal, pero no de propietarios.
Repartir tierras a los que no la tienen o a los que tienen muy poca, entregarles títulos sobre la misma, y proporcionarles  los apoyos económicos y sociales que se necesiten para que prosperen como productores, parecen ser las líneas centrales del acuerdo alcanzado. Hace algunas décadas atrás, más de algún observador, frente a un acuerdo de esa naturaleza, habría dicho que se camina hacia la consolidación de una burguesía agraria, intrínsecamente individualista y conservadora, y ajena a los grandes proyectos revolucionarios. Hoy en día, parece que las prioridades y los puntos de vista han cambiado. Por lo menos, para algunos.