viernes, 13 de diciembre de 2013

A RIO REVUELTO GANANCIA DE LAS TRASNACIONALES

(Artículo de Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el día 13 de diciembre de 2013)


El gobierno nacional ha anunciado como una gran cosota el acuerdo reciente con las trasnacionales LG y Chery – sudcoreana la primera, china la segunda- para producir en Venezuela electrodomésticos y motores de carros, respectivamente.
Obviamente se trata de montar en el país armadurías de ese tipo de bienes, por la vía de traer desde los países de origen las partes y piezas que correspondan. Para esos efectos tienen que asegurarles a estas empresas transnacionales los dólares suficientes para traer los insumos necesarios para armar en el país las cantidades de los producto0s finales que hayan sido convenidas con el Gobierno. Si se les va a imponer la larga y tortuosa permisología para poder optar a los dólares oficiales que se les impone a las empresas nacionales, ni los chinos, armados de su proverbial paciencia, se habrían metido en este lio. Es dable suponer, por lo tanto, que el convenio establece formas particulares de acceso a las divisas necesarias para comprar las partes y piezas que serian armadas en el país.  ¿O los sudcoreanos y los chinos traerán esas mercancías sin tener un mecanismo claro y seguro de pago? ¿Serán así de ingenuos y de simpáticos? ¿O les pagarán con petróleo, como las otras deudas que ya se han ido acumulando con los chinos? No hay respuestas seguras a estos interrogantes, pues los convenios no se conocen en su integridad.
Los bienes finales producidos por esta vía, lo más probable es que sean  vendidos directamente al Gobierno, o a empresas señaladas por éste, para que por esa vía lleguen directamente al público, al precio que el gobierno quiera. Las empresas LG y Chery tienen que asegurar su ganancia en ese primer eslabón de la cadena de comercialización: la venta de la mercancía al Gobierno. Lo que pase de allí en adelante ya no les compete ni les interesa. Lo que si les interesa y muchísimo es tener claro que pasará con los bolívares que obtendrán en ese negocio. Si no les autorizan a convertir rápidamente esos bolívares en dólares, el negocio se cae, a menos que les paguen directamente en dólares. Tiene que haberse convenido un mecanismo claro y expedito para remesar utilidades al país de origen. Si no, ni los chinos ni los sudcoreanos se habrían metido en este asunto. Ellos saben tan bien como todo el mundo que los inversionistas extranjeros en este país pasan meses y años sin que les autoricen la remesa de utilidades. Si ellos se metieron en este negocio - de armar lavadoras y motores en el país - es dable suponer que es porque les dieron seguridades de que no los iban a hacer pasar por ese vía crucis. Tampoco se habrían metido en este negocio si el precio de compra de las lavadoras y de los motores por parte del Gobierno va a quedar  sujeto a fijaciones arbitrarias de precios o si se van a producir requisas arbitrarias a sus bodegas por concepto de acaparamiento. Todo parece indicar, por lo tanto, que se está en presencia de tratos discriminatorios en contra de los empresarios nacionales - y también en contra de generaciones anteriores de inversionistas extranjeros - para efectos de favorecer a ciertas empresas transnacionales. 
Mientras no se conozca la letra chica, es difícil suponer que la cantidad de valor agregado nacional de las mercancías armadas en el país sea lo suficientemente alto como para pasar las vallas establecidas en esta materia en el  Mercosur. Serán, probablemente consideradas internacionalmente como productos chinos o sudcoreanos armados en Venezuela, pero no como productos venezolanos que puedan ser exportados a los países socios de la región. Serán productos, por lo tanto, solo para el mercado nacional.
Todo esto no hay dudas de que será muy provechoso y seguro para las empresas transnacionales LG y Chery - y para otras que sigan su ejemplo - que tendrán un mercado cautivo sin pasar por grandes complejidades de competencia ni de marketing. Será también relativamente ventajoso para el Gobierno que tendrá a su disposición bienes para repartir al precio que se le de la gana, sin preocuparse del incomodo cálculo capitalista de ingresos, costos y ganancias. Además, el Gobierno se saca de encima la presión de los empresarios nacionales para tener acceso a las divisas con las cuales se podría hacer lo mismo, pero un poco más barato. Al público consumidor, a su vez, se le podrá vender la idea de que todo esto lo beneficia, pues los bienes llegarán a sus manos  baratos o regalados, pero en el fondo lo que el público no paga directamente de su bolsillo, lo termina pagando de las arcas del Fisco, que también en última instancia es plata de los ciudadanos nacionales. El único que pierde es el país, que malgasta sus divisas en una operación que destruye un pedazo importante de la industria nacional. 
sergio-arancibia.blogspot.com
  
   




viernes, 6 de diciembre de 2013

NO ES POSIBLE CONTROLARLO TODO

(Artículo de Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el día 6 de Diciembre de 2013)


En su afán de controlarlo todo al Gobierno se le están escapando las compras y ventas  realizadas en varios importantes mercados del país.
En el campo del internet, por ejemplo, Gobierno ha respetado, por ahora, la medida dictada por ellos mismos en el sentido de que los venezolanos pueden realizar compras de bienes y servicios en el exterior, vía internet, hasta por un  monto de 400 dólares anuales. En este campo les  ha preocupado más la cantidad bruta que el detalle de cada operación.
Pero dentro del país hay un campo grande y creciente de compras y ventas que se realizan por la vía electrónica, en las cuales la intervención del Gobierno se muestra un tanto retardada. En ese mercado, se ubican grandes vendedores y miles de compradores, que no están obligados por nadie a realizar con los primeros operaciones de compra y venta, pero que las realizan libre y soberanamente por considerar que eso les conviene de alguna forma. Pero es altamente probable que las empresas vendedores, aun cuando tengan que pagar los costos de despacho, obtengan una ganancia que supere el 30% - que es la tasa limite que alguien en las  alturas del poder inventó, aun cuando no está todavía claro si se trata de una tasa anual, mensual o semanal – pues no tiene que pagar locales de venta y  exhibición. Habría que analizar esa situación y caerles encima con todo el peso de la ley si es que se descubre algún nivel de ciberestafa al usuario oculto en estas redes tan poco transparentes.
También en ese mercado electrónico hay miles de  vendedores de ocasión que se encuentran con otros tantos miles de compradores de ocasión y deciden realizar un cambio de propiedad sobre ciertas mercancías claramente identificadas. El precio que impera en estas transacciones está hasta ahora, dado por la oferta y la demanda. Seguramente muchos ofertan, a un precio determinado, productos que han comprado en algún momento del pasado, a precios más bajos. Están obteniendo, por lo tanto, una tasa de ganancia. Incluso es posible que esa tasa de ganancia sea superior al 30%, con lo cual se ubicarían claramente en el campo de los burgueses usureros, vendepatrias y parasitarios.  No hay razón alguna para que el Gobierno no intervenga rápidamente para poner fin a esta insólita situación. Y la solución es bastante fácil. Bastaría con imponer que cada una de las mercancías que allí se transan sea previamente tasada por un funcionario gubernamental para establecer que se está vendiendo a un precio justo, previa presentación, desde luego, de los papeles de compra y de los demás recaudos que den cuenta de los costos en que el vendedor ha incurrido durante la tenencia en su poder de esa mercancía.
Hay otros mercados que se creen intocables y que no deberían escapar a la acción redentora del Gobierno. La confección de tortas, por ejemplo, por parte de algunas señoras, para venderlas en su propio barrio, a 200 metros a la redonda de su propia casa – para amenizar cumpleaños y celebraciones - pero sin factura, sin permiso sanitario, sin un control de precios que asegure un precio justo e incluso usando para tales fines harina importada con dólares oficiales.  
También llama poderosamente la atención la cría doméstica de gallinas por parte de algunos pequeños campesinos, que han sido sorprendidos en algunas ferias, sobre todo en el interior del país, vendiendo sus gallos y gallinas, todavía vivos, sin respeto alguno a las tasas de ganancia permitidas. 
Cabe mencionar, además, que en muchas de las ferias de hortalizas que se desarrollan semanalmente en muchos puntos de la propia ciudad de Caracas hay quienes han sido sorprendidos in fraganti vendiendo las zanahorias al mismo precio que las lechugas, aun cuando los costos de producción no son exactamente iguales, razón por la cual alguno de los dos productores está obteniendo una ganancia extraordinaria que no hay razón alguna para que sea permitida.
Todos estos casos están en etapa de estudio por parte de comisiones especialmente constituidas para tales efectos, las cuales entregarán prontamente sus conclusiones a las autoridades correspondientes. Dios nos pille confesados cuando eso suceda..
sergio-arancibia.blogspot.com