viernes, 22 de septiembre de 2017

AGARRAR AUNQUE SEA FALLO


(Artículo de Sergio Arancibia publicado en la edición digital de EL MUNDO ECONOMÍA Y NEGOCIOS el día 20 de septiembre de 2017)


Si se quiere dejar de utilizar el dólar en las operaciones comerciales y financieras de Venezuela, y sustituir esa moneda por rupias, yenes, yuanes o rublos, hay que tener - como cuestión primera -un flujo permanente de ingresos en estas nuevas monedas. Es decir, hay que recibir estas monedas como pago inicial por nuestras exportaciones y/o colocar activos financieros - es decir nuevos títulos de deuda -  directamente en esas nuevas monedas. En segundo lugar, hay que entenderse en el mundo actual con interlocutores comerciales o financieros que quieran recibir rublos, yenes, yuanes o rupias, a cambio de los bienes o servicios que le vendan a Venezuela. Analicemos estos   aspectos con más detalle.
China es el segundo comprador mundial de petróleo venezolano, después de Estados Unidos.  India es el tercer comprador mundial. Venezuela podría venderles de ahora en adelante su petróleo a China e India en yuanes o en rupias. Seguramente los gobiernos chinos e indios quedarían felices, pues es sumamente conveniente para cualquier país poder comprar bienes y servicios en el mercado internacional pagando con su propia moneda.
¿Qué haría Venezuela con esas rupias o con eses yuanes? Una primera opción es comprar bienes y servicios en China y/o en India, lo cual nuevamente dejaría a los chinos y a los indios sumamente contentos. Esas mercancías vendrían a suplir los bienes que hoy en día Venezuela importa desde otros países proveedores.
 ¿Porque Venezuela importa hoy en día desde otros países, pudiendo hacerlo libremente desde la India o desde China? Porque los precios, incluidos los fletes, son más baratos, porque las mercancías son de mejor calidad, porque son bienes que se armonizan con la estructura tecnológica que impera en el aparato industrial venezolano, o porque las condiciones de pago - léase créditos comerciales-  son suficientemente favorables. Mientras estas cosas no varíen, es poco lo que Venezuela podrá comprar en China o en India en mejores condiciones que otros proveedores internacionales actuales.
Todo esto supone que los proveedores actuales – europeos o norteamericanos - no aceptarán rublos ni yuanes a cambio de sus mercancías. Solo aceptarán esas monedas los pases que las emitieron - o países que tienen un alto grado de integración comercial o financiera con ellos.  Hay en el mundo un sistema bancario y financiero donde se pueden cambiar las rupias y los yuanes por dólares -con un costo desde luego-  pero con eso caemos nuevamente en la situación actual, es decir, usar el dólar para nuestras compras internacionales. Si vamos a llegar allí, no hay necesidad de dar esa vuelta innecesaria por las rupias y los yuanes.
Puede que China, India o incluso Rusia estén dispuestas a conceder créditos en yuanes, rupias o rublos - a tasas que no serán muy diferentes a las que imperan para Venezuela en el mercado internacional - atados a la condición de que se usen en la compra de bienes y servicios en esos países – y no en cualquier mercado de libre elección. En la crisis y el desespero, hay quienes piensan que hay agarrar aun cuando sea fallo. Pero nada de ellos es de gratis. Esos créditos hay que pagarlos en algún momento y para ello hay que seguir vendiendo mercancías en esos mercados y en esas monedas, o seguir endeudándose con ellos, generando así una nueva dependencia comercial y financiera que no augura nada bueno.


¿COMERCIAR EN RUPIAS?


(Artículo de Sergio Arancibia publicado en la edición impresa de TAL CUAL el día 1 de septiembre de 2017)

 
La medida recientemente anunciada por el Presidente Maduro, encaminada dejar de usar el dólar en las transacciones internacionales de Venezuela y pasar a utilizar otras monedas tales como el yuan, el rubro o la rupia, genera una serie de interrogantes.
En primer lugar, el elevado volumen de deuda externa que tiene el país, que suma alrededor de 130 mil millones de dólares - entre bonos soberanos, bonos de PDVSA y deuda con proveedores – es deuda nominada en dólares y tanto los intereses como el capital deben en algún momento ser pagados en dólares. Eso no se puede modificar a menos que Venezuela se ponga de acuerdo con todos y cada uno de los acreedores y lleguen a una un acuerdo diferente, lo cual es muy difícil que suceda. Pero en principio esa deuda es en dólares y se necesitan dólares para pagarla. No se les puede pagar a los tenedores de esos bonos en yuanes ni en rupias. ¿Tiene el Gobierno alguna forma de modificar aquello?
La nueva deuda que el país emita, en cambio, puede estar nominada en la moneda que se quiera. Pero si emite bonos soberanos en rupias, por ejemplo -que pagarán intereses y amortizaciones en rupias - entonces es altamente posible que esos bonos solo sean adquiridos por agentes económicos ubicados en India, o que hagan habitualmente operaciones con India y mantengan, por lo tanto, una cantidad importante de sus activos financieros en esa moneda. Eso reduce el ámbito financiero en el cual se podrán colocar esos bonos y el gobierno venezolano tendrá que hacer muchos esfuerzos -es decir, ofrecer términos más convenientes para los eventuales compradores de esos bonos - para poder colocarlos. Además, el sistema bancario y financiero de India – y también el de Rusia - no actúan en base a principios de solidaridad internacional - sino en fríos términos de búsqueda del mayor lucro posible, y por lo tanto, cobrarán la misma tasa riesgo país que cobra el sistema bancario y financiero de Europa o de Estados Unidos. Todos los sistemas bancarios están hoy en día altamente interconectados internacionalmente, y todos terminan cobrando más o menos lo mismo.
India es el tercer comprador internacional de petróleo venezolano. Si Venezuela así lo quiere India puede pagar aquello con rupias. Estaría feliz de hacerlo así, en vez de pagar en dólares. ¿Que puede hacer Venezuela con las rupias que adquiera por la vía de la venta de petróleo o por la vía de la colocación de deuda en rupias?  Pues comprar bienes y servicios en India o en países que comercien habitualmente con India, lo cual no está claro que sea un buen negocio para Venezuela. También puede cambiar las rupias por dólares, para comprar bienes en Estados Unidos o en Europa, con lo cual volvemos a la situación actual, pero pagando para ello la comisión bancaria por las operaciones de cambio que se realicen. ¿Cúal es el beneficio de todo esto?

lunes, 11 de septiembre de 2017

SALVADOR ALLENDE


(Artículo de Sergio Arancibia publicado en la edición digital de TAL CUAL el día 11 de septiembre de 2017)


El día 11 de septiembre se conmemoran 43 años de la muerte en el Palacio de la Moneda, en Santiago de Chile, de Salvador Allende, en ese entonces Presidente de la República, como consecuencia del asalto perpetrado por los militares en contra de la democracia chilena.
Con el paso del tiempo la figura de Salvador Allende perdura - e incluso se acrecienta-  en la memoria de los chilenos, de los latinoamericanos y de toda la humanidad contemporánea, por muchas razones y elementos que caracterizaron su pensamiento y su accionar. Pero hay dos aspectos que queremos resaltar en el presente artículo.
Por un lado, la idea de conciliar o compatibilizar, en un solo programa político, las nobles y generosas ideas del socialismo - con toda su carga libertaria y humanista representada en la famosa trilogía de libertad, igualdad y fraternidad -  con las ideas y las instituciones propias de la democracia, que venían desarrollándose desde siglos pasados y que constituían ya en ese entonces - y constituyen más aun en el presente - un patrimonio de la humanidad.
El socialismo era identificado en alta medida en el siglo XX con el tipo de sociedad que se construía en la Unión Soviética, donde las libertades políticas y civiles estaban en alta medida postergadas o sacrificadas en aras de priorizar las ideas de igualdad y de fraternidad. Las libertades y los derechos humanos – tal como ellos fueron magistralmente reseñados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de Naciones Unidas- libertad de pensamiento y de expresión, libertad de asociación, libertad de movimiento, libertad para elegir y ser elegidos, etc., - no constituían principios irrenunciables sobre los cuales se levantaba ese tipo de sociedad.
Salvador Allende, no por conveniencia política de ocasión, sino como expresión de ideas conformadas a lo largo de toda su vida política, creía firmemente en que era posible construir una sociedad más libre, igualitaria y fraternal sin sacrificar las instituciones democráticas que Chile había venido construyendo y desarrollando a lo largo de su historia. Esa idea era la columna vertebral de su programa político y tras esa idea logró nuclear y poner a soñar a lo más bello y más noble del alma nacional.
El otro aspecto de la vida de Salvador Allende, que levanta su figura a lo largo de las décadas y los siglos, fue la forma tranquila y serena con que enfrentó la muerte. Su ideario democrático, pacífico y constitucional y las responsabilidades que el pueblo le había entregado, no podían ser negadas ni avasalladas por la mera expresión de la fuerza bruta. Enfrentado a una coyuntura histórica terrible, prefirió la muerte antes que traicionar una sola línea de lo que sus ideas representaban para Chile y para el mundo. Se convirtió así, en un ejemplo grandioso de consecuencia, que los chilenos y los latinoamericanos, de ayer y de hoy, rescatamos y respetamos.






viernes, 8 de septiembre de 2017

LA COCHINA ENVIDIA


(Artículo de Sergio Arancibia publicado en la edición impresa de TAL CUAL el día 07 de septiembre de 2017)


Perú es un país que luce como exitoso en materia de exportaciones. Ya han quedado atrás los años en que este país exportaba fundamentalmente cobre y harina de pescado como productos estrella, sin vincular al resto de aparato productivo a los circuitos del comercio internacional contemporáneo. En el año 2016 las exportaciones totales del Perú ascendieron aproximadamente a 36 mil millones de dólares - más desde luego que las exportaciones venezolanas - cifra que incluye solo 12 mil millones de dólares en minerales metalíferos y 1.2 mil millones en cobre y sus manufacturas.
En el último día de agosto, el gobierno de Perú dio a conocer trece medidas encaminadas aumentar la competitividad logística y el buen funcionamiento de las aduanas, que han sido celebradas como positivas por el sector empresarial en general y en particular por los agentes económicos vinculados a las operaciones de comercio exterior.
Como nunca está de más conocer las experiencias que se van generando en otros rincones del continente - por si alguna vez se decide Venezuela a tomar en serio la actividad exportadora - queremos comentar en estas líneas algunas de esas trece medidas.
Una de ellas es aumentar de 5 mil dólares a 7 mil quinientos dólares los valores que se pueden enviar al exterior vía courrier. Eso facilita mucho la actividad exportadora a las empresas medianas y pequeñas, que no están interesadas en exportar un container ni mucho menos un barco completo, sino que se limitan hacer ventas de pequeños montos que permiten cultivar contactos con el exterior y generar un flujo periódico de dólares que pueden sumar, por ejemplo, 40 o 50 mil dólares al año, que son capitales interesantes para una pequeña empresa.
Los envíos vía courrier no son envíos carentes de control por parte de las instancias correspondientes del Estado. La empresa de courrier tiene que entregar por vía electrónica dentro de las 3 primeras horas de recibido del envío todos los datos – pesos, bultos, valores, país de destino, destinatario - a la instancia tributaria y aduanera nacional, la cual puede hacer los chequeos que estime conveniente, sin entrabar el rápido funcionamiento del sistema.
Se ha creado también un Observatorio de Logística del Comercio Exterior, inserto en la Ventanilla Única de Comercio Exterior, que permitirá a los usuarios conocer las ofertas y los precios presentes en la cadena logística, de modo de generar transparencia y ampliar las opciones de los diferentes usuarios.
Perú no ha descubierto la pólvora con estas medidas que comentamos, pero ha avanzado en la dirección correcta, cuestión que debería ser conocida, valorada y copiada en todo lo que se pueda por un país como Venezuela que no encuentra todavía la senda por donde superar el rentismo petrolero.