(Articulo de
Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el día 31 de Julio de 2014.)
Se ha creado
una tremenda ola de entusiasmo como consecuencia de la decisión de los países
integrantes del grupo BRICS – conformado, como sus iniciales lo indican, por Brasil,
Rusia, India, China y Sudáfrica - de crear
un banco de desarrollo.
Dicho banco
tendría un capital de 100 mil millones de dólares, aun cuando partiría con un
capital pagado inicial de 50 mil millones de dólares, cantidad que suena grande
para cualquier ciudadano de a pie, pero que no es un monto demasiado exorbitante
en el campo de la finanzas y del comercio internacional. Téngase en cuenta,
como elemento de comparación que China le ha facilitado a Venezuela, en el
marco de las líneas de crédito que le ha abierto en los últimos años, una
cantidad que cercana al capital pagado con que partirá ese nuevo banco de desarrollo,
es decir, 50 mil millones de dólares.
Pero como
quiera que sea, la creación de ese nuevo banco de desarrollo, NBD, no puede
menos que saludarse como una iniciativa positiva. Por un lado, porque incrementará
los canales institucionales a través de los cuales los países en desarrollo
podrán acceder a créditos para sus proyectos de infraestructura. En el caso de
un país como Venezuela, ya no solo tendrá al Banco Mundial, al Banco Interamericano
de Desarrollo y a la Corporación Andina de Fomento, como instancias crediticias
posibles, sino que se abrirá un canal adicional. Al aumentar la cantidad de
instituciones financieras a las cuales acudir, cambia también la cantidad
global de fondos que probablemente estarán disponibles para circular en calidad
de préstamos hacia los países en desarrollo. Otro aspecto importante de destacar
es que China tiene una cantidad importante de fondos en sus reservas internacionales,
que le otorgan una gran capacidad crediticia, y de hecho ha venido otorgando
créditos internacionales de importancia a muchos países en calidad de préstamos
de país a país. Sin perjuicio de que esas líneas de crédito se mantengan – o
incluso que se incrementen- parece que
China prefiere complementar esa forma de financiamiento con la creación de una
institución financiera o bancaria, especializada en el otorgamiento de
créditos, con lo cual se crea un agente internacional que tiene una serie de
prerrogativas reconocidas internacionalmente, entre ellas el de ser un acreedor
de primer nivel, cuyas deudas se pagan con prioridad con respecto a otros acreedores internacionales, en situaciones
de crisis o de dificultades de pago.
Todos los
bancos, nacionales e internacionales, cobran una determinada tasa de interés por los
créditos que otorgan, y tratan de asegurarse de que los fondos se destinarán a
aquello para lo cual fueron solicitados. Es dable pensar que esos criterios
estarán también presentes en la nueva institución que nace. Es decir, nadie puede
ni remotamente pensar que se ha generado una fuente de regaladera de plata.
Además, es altamente probable que impere, en los prestamos que otorgue el NBD,
el mismo criterio que preside los créditos de muchos otros organismos crediticios
internacionales, consistente en que los bienes de capital adquiribles con los fondos
prestables tienen que provenir de los países socios del banco. En otras palabras, esta nueva
institución financiera se convierte en
un complemento de la expansión comercial de los países que componen, que
financian y que dirigen el banco.
Durante años
los países en desarrollo - incluidos los mismos que conforman el grupo BRICS -
han venido bregando por que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional
se reformen de modo tal que en su dirección pasen a tener mayor injerencia los
países en desarrollo, o por lo menos los llamados países emergentes. Eso no ha
sido posible, y Estados Unidos y los países europeos mantienen un férreo control
de esos dos organismos. Con el paso que han dado actualmente los BRICS se puede
asumir que estos últimos han agotado las tratativas para reformar el BM y el
FMI y han decidido actuar por su cuenta, creando organismos nuevos. Es posible
que nadie se retire de los organismos anteriores, pero colocaran su fuerza financiera
y política en el NBD. Los países en
desarrollo, que no tienen capacidad de decisión en el BM y en el FMI - y que
quedan subordinados a la condicionalidad que esos organismos les imponen cuando
recurren a ellos para solicitar fondos - tampoco tendrán capacidad de decisión en
el NBD, aun cuando se supone que ese organismo estará dirigido por países más
amigos, más comprensivos, menos comprometidos con el sistema bancario
internacional y más comprometidos con un sistema político y económico
internacional más plural y multicéntrico. Ojala sea así.
sergio-arancibia.blogspot.com
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