(Artículo de
Sergio Arancibia publicado en la edición digital de TAL CUAL el día 4 de Agosto
de 2016)
En el
difícil arte de establecer prioridades en el campo económico, se ha ido
generando una cierta competencia entre altos funcionarios del gobierno para ver
quien raya la cancha primero. Mientras algunos dicen que incrementar las
exportaciones no petroleras - y terminar por esa vía con el viejo rentismo
petrolero - es la gran prioridad nacional, otros argumentan que la prioridad
número uno es sustituir importaciones. Se trata, obviamente - aun cuando
quienes lo dicen no lo tengan claro - de políticas económicas diferentes, que
conducen a resultados diferentes. Veamos.
Aun cuando
suene raro, pero para sustituir importaciones se necesita importar. No hay
ningún proceso productivo relevante que se pueda llevar adelante exclusivamente
con insumos, materias primas, maquinarias y equipos nacionales. Ese animal no
existe. Cualquier mercancía, por rústica y artesanal que sea, incluye algún
componente importado. Por lo tanto, si se quiere dejar de importar un
determinado bien, para pasar a producirlo localmente - lo cual suena como una
medida positiva e incluso hasta patriótica - hay que sustituir la importación
del bien final por la importación de los equipos, materias primas e insumos que
se necesitan para su producción local. Se puede argumentar que los insumos para
producir un bien tendrán necesariamente un valor menor que el bien terminado.
En otras palabras, importar las materias primas e insumos es más barato que
importar el bien final. Eso es cierto. Pero como producir bienes que van
destinados al mercado interno no genera dólares, entonces para hacer posible
ese proceso hay que gastar los dólares existentes - provenientes del petróleo -
en la importación de los insumos y materias primas. El proceso dura hasta que
se han distribuido totalmente los dólares existentes. Cuando los dólares están
todos asignados, se habrá llegado a un determinado nivel de importaciones y a
un determinado nivel de producción interna, pero de allí para adelante el
proceso no camina para atrás ni para adelante. Se estanca.
Si las pocas
divisas existentes se gastan en importar las materias primas, insumos, y
equipos necesarios para llevar adelante actividades productivas que se traducen
en incremento de las exportaciones no petroleras, entonces se generan dólares.
Obviamente los dólares provenientes de la venta internacional de esos bienes exportables,
tienen que ser mayores que el costo en dólares de los insumos y materias primas
importadas que fueron necesarias como para ello. A mediano plazo esta vía de
desarrollo genera sus propias divisas y genera un excedente como para sostener
la importación de aquellos bienes que necesitan los sectores productivos que
solo producen para el mercado interno, sin generar sus propios dólares.
En este
campo de las exportaciones también es importante señalar que exportar materias
primas, tales como hierro, acero, aluminio o petroquímicos, es una buena cosa y
hay que exportar tanto como se pueda. Pero mejor aún es exportar esos productos
transformados en productos con mayor valor agregado. Eso pasa por que las
empresas básicas no opten por el camino fácil de exportar la materia prima,
sino que vendan a las empresas nacionales que están en condiciones de
transformar, agregar valor y exportar un producto que generará al final del día
más divisas al país.
Se trata,
todos estos, de caminos que son enteramente posibles de compatibilizar. Pero
cualquiera que sea la ponderación que tenga cada una de estas alternativas en
la formula final, sería bueno contar en el momento presente con un presupuesto
de divisas que indique claramente al país en que se van a gastar las pocas
divisas existentes. Si se van a gastar en bienes necesarios para producir
bienes para el consumo interno, decir claramente cuáles son los sectores
beneficiados y cuáles son los montos que se le van a asignar. Igualmente si los
dólares se van a canalizar hacia potenciar las actividades exportadoras no
petroleras. ¿Sería posible que el gobierno dijera con seriedad con cuantas
divisas cuenta el país? ¿Sería posible que se dijera con seriedad en que se
tiene pensado gastar esas divisas? ¿Sería posible terminar con el secretismo y
la discrecionalidad en materia de asignación de divisas? ¿Sería posible
terminar con la política del “allí vamos viendo”? ¿Sería posible generar
consensos políticos y económicos en torno a un presupuesto de divisas? ¿Sería
posible que el uso de las divisas dejara de ser un secreto? ¿Sería posible
generar condiciones que impidan que el uso de las divisas se use como un
instrumento para pagar favores y para comprar adhesiones?
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