(Artículo se
Sergio Arancibia publicado en la edición digital de TAL CUAL el día 31 de marzo
de 2016.)
Un ministro
del actual gobierno dijo públicamente que el 70 % de la inflación que sufre
actualmente el país se explica por la existencia y el contenido de la página
web conocida como DolarToday. No voy a intentar ni remotamente defender la
inocencia de esa página. No es ese el punto. Lo interesante de la declaración
ministerial es que el diagnostico de un problema que afecta en forma tan
dramática a la economía venezolana sea
tan simple: es un fenómeno que en un 70 % se explica por la presencia de esa
página web. Si el diagnostico fuese cierto, hay que centrar todas las baterías
de la lucha antiinflacionaria en la lucha contra esa página web. Si el diagnostico
fuese equivocado, entonces es seguro que se perderá inevitablemente la lucha –o
la guerra al decir de los publicistas del gobierno – contra la inflación. Si el
diagnóstico es equivocado, todo lo que se haga de allí para adelante tendrá en
su frente la marca de esa equivocación. Buscarán por donde no hay, atacarán
donde el enemigo real no se encuentra, y las verdaderas causas del problema
seguirán tranquilamente transitando por la economía nacional, sin que nadie las
moleste, pues no han sido identificadas como causales del mal que se pretende
solucionar.
¿No tiene
nada que ver la inflación con el déficit fiscal? Si el Gobierno, con la complicidad
del Banco Central, gasta mucho más que lo que se corresponde con sus ingresos,
y financia la diferencia por la vía de emitir moneda, es decir, lanzar alegremente
a la circulación dentro del sistema económico nacional más y más billetes ¿eso
no tiene nada que ver con la inflación? Si lo hace una vez, en forma circunstancial,
y genera en esa oportunidad un déficit de cuantía muy modesta, eso puede que
tenga poca incidencia en la inflación. Pero si lo hace en forma regular, estructural
y sistemática, y el déficit se mantiene de año en año en niveles superiores al
10% del PIB, entonces el impacto sobre la inflación es brutal y determinante.
El otro gran
causante de la alegre emisión monetaria es
Pdvsa. Gasta no solo en financiar la extracción de petróleo y gas desde
las entrañas de la tierra, sino que gasta en todo tipo de actividades sociales,
deportivas, políticas, culturales, económicas, municipales, etc. Es un super
poder dentro del Estado, o por lo menos
una super caja que financia todo lo que el gobierno no puede o no quiere financiar directamente pues ser encuentra parcialmente
atado por la ley de presupuesto que se aprueba de año en año en la Asamblea Nacional.
Y ese gasto de Pdvsa también es financiado en última instancia por el BCV.
¿Alguien puede pensar que eso no tiene nada que ver con la inflación?
Podría
concebirse -por lo menos teóricamente - que una política fiscal tan irresponsable
fuera contrarrestada en sus efectos sobre la economía por medio de una política
monetaria de carácter contractivo. Es decir, que mientras el gobierno genera
más y más liquidez monetaria, el Banco Central se juega día a día por recoger ese
excedente monetario Pero eso está muy distante de identificar la situación que
enfrenta Venezuela, donde el BCV es el instrumento y el cómplice de la emisión
que se realiza por la vía fiscal.
El Gobierno
tiene controlado el precio de las divisas en los diferentes bloques en que ha
seccionado el mercado cambiario nacional. En cada uno de esos bloques la
cantidad ofertada, por el propio Gobierno, es menor que la cantidad demandada.
Eso tiene que tener inevitablemente un impacto sobre lo que los demandantes
están dispuestos a pagar por acceder a la divisa. ¿Eso no tiene impacto sobre
la inflación? ¿O tiene un impacto meramente marginal?
Los
colosales desequilibrios en el campo fiscal, monetario y cambiario ¿no tienen
mucho que ver con la inflación? ¿Esos desequilibrios solo explican el 30% del problema?
¿El 70% restante está explicado por la fulana página web?
La inflación
es una mala cosa para la economía nacional. Impide el cálculo económico en
todos los ámbitos de la economía y genera una redistribución negativa del
ingreso. Pero el gobierno no ha dicho en ningún momento que combatir la
inflación sea uno de los objetivos centrales de la política económica actual. En
cualquier otro país del mundo que exhibiera un incremento de precios superior
al 150 % anual la inflación estaría en el centro de la política económica y en
el centro de todos debates y de todas las preocupaciones. Si la inflación
tuviera en Venezuela esa jerarquía tendrían
que identificarse no solo las causas de ese fenómeno sino que indicar también las
herramientas y medidas que se desplegarían para luchar contra ese mal. Tendría
también, en un gobierno serio, que señalarse las metas a alcanzar en un año o
en un semestre en lo que dice relación con ese problema. Pero si se dijera que
la lucha contra la inflación es un objetivo central de la política económica,
pero se dijera al mismo tiempo que ella se explica en alta medida por la
existencia de una determinada página web, entonces lo más seguro es que no se estarían
atacando las causas más reales y más de fondo de ese mal y el problema no se
solucionaría jamás por esa vía.
En síntesis,
equivocarse con el diagnóstico lleva inevitablemente a equivocarse en todo el
despliegue posterior de eventuales soluciones.
Y lleva a que el problema perdure
por los siglos de los siglos, o hasta que se haga un diagnóstico correcto.
sergio-arancibia.blogspot.com
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