(Artículo de
Sergio Arancibia publicado en la edición impresa del TAL CUAL el día 18 de
Marzo de 2016.)
La decisión
de descansar en nueve eventuales “motores” para poder salir de la crisis económica
actual – que después se elevaron a 11,
luego a 13 y finalmente llegaron a 14 – muestra casi sin lugar a dudas de que
no se tiene estrategia alguna para enfrentar la situación que caracteriza
actualmente a la economía nacional.
Una estrategia
seria no puede descansar en 14 frentes diferentes en los cuales se decide la
suerte de la guerra. No todos los enemigos
pueden ser considerados del mismo porte, ni los objetivos pueden ser considerados
todos de la misma importancia. Es necesario jerarquizar cual es el objetivo central
que decide la suerte de la guerra - para usar la terminología que el Gobierno
usa en relación a estos temas – y cuáles son los pasos tácticos fundamentales
que son necesarios para conseguir esos objetivos. Contar con 14 objetivos estratégicos
es casi una declaración expresa y clara que no se sabe bien qué hacer. Con esa pluralidad
de estrategias no hay general que pueda ganar ninguna guerra. Tener 14 objetivos
diferentes para sacar al país de la
situación crítica en que se encuentra es una demostración casi impúdica de que se
sabe muy poco de estrategia y muy poco
de economía.
¿Cuál es el
aspecto central de la crisis económica actual? Si el punto central de la crisis
actual fuera la carencia de divisas, debido a la baja en los precios
internacionales del petróleo – como supone la interpretación más sencilla y superficial,
pero que tiene algo de verdad – entonces hay que llevar adelante una estrategia
que ponga en el centro de sus preocupaciones el producir y el ahorrar tantas divisas como se pueda. ¿Cómo ahorrar
y producir divisas? Potenciando los sectores con capacidad exportadora, sustituyendo
importaciones, prohibiendo importaciones innecesarias o poniéndolas suficientemente
caras, incentivando la inversión extranjera, cerrando los grifos de la
corrupción, desarrollando proyectos que puedan ser presentados a los organismos financieros internacionales,
incentivando la producción nacional, cobrando las deudas que tienen con
Venezuela los países que reciben el petróleo en condiciones comerciales
excepcionales, priorizando el uso de las divisas en la importación de insumos y
materias primas, quitando los controles que entraban el desarrollo de los sectores
productivos, poniendo las tierras y fabricas expropiadas en manos de quienes puedan
ponerlas en producción, buscando formas de abrir nuevamente el crédito comercial
internacional privado, eliminado la corrupción y la ineficiencia imperante en
los canales de distribución, etc., etc. Si ese fuera el problema hay medidas
que se pueden tomar y metas que se pueden conseguir. Pero nadie ha dicho que ese
sea el plan rector o la estrategia que define el curso de la guerra, o la
estrategia que le da sentido a las medidas tácticas que se toman en un frente o
en otro. Lo que se presenta a los ojos de los venezolanos y del mundo es un
gobierno que no tiene objetivos ni metas claras, lo cual es la peor de las
situaciones posibles.
sergio-arancibia.blogspot.com
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