(Artículo de
Sergio Arancibia publicado en la edición impresa de TAL CUAL el día 4 de Marzo
de 2018).
Argentina
está a punto de llegar a un acuerdo con aquellos acreedores internacionales que
se negaron a entrar en el mecanismo de
pagos que se pactó el año pasado con el resto
de los tenedores de bonos soberanos. Eso le permitirá a Argentina volver
al sistema financiero internacional y colocar
bonos por una cantidad que se estima en unos 15 mil millones de dólares. Al 23
de febrero de este año la tasa riesgo país
que enfrentaba Argentina, medida por el índice EMBI -que es el más utilizado
para estos efectos a nivel internacional - estaba en 456 puntos. Hace tres
meses atrás estaba en 460 puntos. Una tasa de riesgo país de 4.56 % es enteramente posible que sea asumible por
un gobierno determinado. Es posible además, que esa tasa siga bajando, en función
de las medidas diplomáticas y políticas que está tomando el nuevo gobierno argentino.
Venezuela
necesita mucho más urgentemente que Argentina llegar a un acuerdo con sus
acreedores internacionales. Pero la tasa riesgo país que enfrenta este país es
de 3.476 puntos. Hace tres meses atrás estaba en 2.393 puntos. Es decir, cada
mes que pasa la comunidad financiera internacional ve con más malos ojos lo que
está sucediendo en la economía venezolana. Renegociar con los acreedores internacionales
es un proceso que en su esencia consiste en que te vuelven a prestar la
cantidad que necesitas para pagar la deuda que vence en el presente. Pero el
nuevo préstamo no se hace a la misma tasa que imperaba para el préstamo inicial
sino a la tasa que impera hoy en día.
Para Venezuela eso significa una tasa de
34 % por lo menos. A esa tasa no hay país alguno que pueda tomar dinero a
crédito. Por lo tanto, Venezuela no tiene opciones reales de conseguir refinanciar
la deuda externa en el campo del sistema financiero internacional privado. Los
organismos financieros internacionales – tipo Banco Interamericano de Desarrollo,
Corporación Andina de Fomento, Banco Mundial
- no suelen prestar plata para efectos
de solucionar problemas de balanza de pagos. Suelen prestar plata para financiar
proyectos concretos, muy bien estudiados, que no es el problema que tiene hoy
en día Venezuela. Lo que queda es el Fondo Monetario Internacional, cuyos
créditos si son precisamente para solucionar problemas de balanza de )pagos, pero pone condiciones en
términos de la política económica que se lleve adelante, o cual es inaceptable
para el Gobierno incluso antes de conocer cuáles serían esas condiciones.
¿Qué le
queda, entonces, por delante a Venezuela?
¡Atraer inversiones extranjeros! ¡Esa es el agua tibia que acaban de descubrir!
Eso sí que puede generar dinero fresco, pero los inversionistas posibles – los
que se atreven a venir a Venezuela - vienen a la flor y nata de las riquezas nacionales
- es decir, al petróleo, al oro y otras cosas por el estilo - negocian muy duramente
con un gobierno débil las condiciones de su inversión y se tardan varios años
en materializarla. El resto de los capitales que andan por el mundo en busca de
inversiones rentables no se meten fácilmente en un país donde no se pueden remesar
utilidades ni amortizaciones de capital, y donde hay un insólito control de cambios,
a menos que la negociación con el gobierno les de opciones diferentes y preferenciales,
distintas a las que tiene el común de los mortales venezolanos.
sergio-arancibia.blogspot.com
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