(Artículo de
Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el día 2 de julio de 2012.)
Nadie sabe
realmente en este país a cuánto asciende
la producción agropecuaria. Las estadísticas oficiales a ese respecto son tan
malas que ni los organismos encargados de recopilarlas se atreven a publicar
una cifra con pretensiones de validez. Sin embargo, a ojo de buen cubero, se
puede decir que aproximadamente el 4 % del Producto Interno Bruto del país está
constituido por la suma del producto agrícola, ganadero, forestal y pesquero.
Sin embargo,
las disposiciones legales vigentes obligan a la banca pública y privada a
otorgar al sector agropecuario el 24 % de su cartera de créditos. Ese porcentaje
es variable, pero ese es el porcentaje fijado para el mes de junio del presente
año. El 24 % del crédito para financiar el 4 % del producto. Esas cifras ya
indican, por si solas, que se entrega
mucho de un recurso escaso como es el crédito, para obtener un monto pequeño de producción, lo cual es raro. Lo
menos que se puede decir es que es raro.
Pero ese
crédito se entrega a una tasa de 14% anual, lo cual, con una inflación anual de
25 %, implica que se entrega a una tasa
real negativa. En otras palabras, por la vía del crédito la sociedad venezolana
en su conjunto le otorga una tremenda subvención al sector agropecuario. Pero
al mismo tiempo los precios de los productos agrícolas son los que suben más
rápidamente en el mercado nacional, a pesar de la subvención. Raro. Muy raro.
En Febrero
de este año el Presidente Hugo Chávez anunció oficialmente que la banca estaba
este año en la obligación de entregar créditos al sector agropecuario por un monto
ligeramente superior a los 39 mil millones de bolívares. Pero resulta que al
mes de mayo ya la banca había canalizado créditos hacia el sector agropecuario
por un gran total de 57 mil millones de bolívares. Esa cantidad no sólo es bastante
más elevada que la planificada por el Ejecutivo y bastante más de lo que están
obligados de canalizar hacia el sector agropecuario, sino que es mayor que los
créditos canalizados hacia el sector manufacturero, o hacia el sector
comercial, o hacia el sector turismo, o hacia el conjunto del consumo por la
vía de las tarjetas de crédito. Raro.
Más que raro. Casi sospechoso.
CARTERA
OBLIGATORIA
Como los
agentes económicos que laboran en el sector agropecuario no siempre califican
como buenos clientes para la banca, el Ejecutivo creó la figura de los bonos agrarios:
la banca le presta al gobierno, por la vía de la compra de esos bonos - que se
contabilizan como parte de la cartera obligatoria de la banca - y después el
Ejecutivo canaliza esos fondos hacia los clientes finales. Así la banca no se
arriesga prestando sus fondos a clientes
poco confiables. Pero resulta que a mayo del presente año la banca había comprado
solamente 8,5 mil millones en bonos, y había prestado directamente 57 mil
millones de bolívares. A la banca no le gustó, al parecer, el negocio bastante seguro de los bonos y
prefirió salir directamente a buscar clientes confiables en el sector agropecuario. Rarísimo ¿no?
POCOS DATOS
No se
disponen de datos suficientes como para llegar al fondo de la cosas, pero a modo
de hipótesis interpretativa - o de supuestos, simples supuestos - respecto a
los procesos que están detrás de los hechos mencionados podemos decir lo siguiente: si hay obligación
de prestar barato, siempre es posible encontrar amigos, o socios, o amigos de
los socios, o amigos de los amigos, a quienes canalizar esos créditos. Con eso
se cumple con las disposiciones legales, se consolidan amistades y no se corre
riesgo de no devolución de los créditos, pues para eso la operación se hace
entre gente honorable. Obviamente esos créditos, si bien se otorgan a entidades
agropecuarios, se canalizan posteriormente hacia la adquisición de bienes de consumo
o de inversión que sólo muy indirectamente se relacionan con la actividad
productiva del sector. Por ello es que el sector agropecuario sigue presentando
tasas muy bajas de crecimiento del producto, y
tasas muy altas de inflación. ¿Le parece raro?
Sergio
Arancibia
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