domingo, 23 de diciembre de 2012

EL ATLANTICO Y EL PACIFICO


(Artículo de Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el día 21 de Diciembre de 2012.)



En este último mes del año hubieron – en el ámbito regional - varias noticias económicas, comerciales y políticas que modifican en algunos aspectos la situación de los países agrupados en torno al Mercosur, por un lado, y de  los países de la costa del Pacifico, agrupados algunos de estos últimos en Comunidad Andina de Naciones y otros en la Alianza del Pacífico.
Los Presidentes de los países que componen el Mercosur se reunieron recientemente en Brasil y sin perjuicio de los aspectos burocráticos o administrativos que son propios de estas reuniones – le traspasaron la Presidencia al Presidente Mujica, de Uruguay – se oficializaron allí tres  cuestiones de alta importancia. Por un lado, se trataba de la primera reunión en la cual participaba Venezuela como socia de pleno derecho. Aun cuando el Presidente Chávez no pudo hacerse presente, debido a su estado de salud, se decidieron allí algunas primeras cuestiones respecto al ritmo o al cronograma que seguirá el proceso de adopción, por parte de este país, de la normativa propia del Mercosur.  Un segundo aspecto allí tratado dijo relación con la nueva situación de Bolivia, convertida ahora en país socio en proceso de incorporación.  Y en tercer lugar - aun cuando es una noticia todavía con poco grado de concreción – hay que mencionar el hecho de que se  invitó a Ecuador para que se integre también a dicho  bloque subregional. Todo esto constituye una situación que potencia el rol político de Mercosur, aun cuando desde el punto de vista de la cuantía y de la dirección de los flujos propiamente comerciales las cosas no cambien mucho en el continente como consecuencia de los hechos que comentamos,
En las costas del Océano Pacífico las cosas no han estado tampoco totalmente quietas. Por un lado, la Unión Europea, por la vía de su Parlamento, ratificó ya el Tratado de Libre Comercio con Perú y con Colombia, lo cual implica que sólo quedan trámites administrativos que deben cumplirse, fundamentalmente en el lado americano, como para que ese acuerdo inicie su plena vigencia. En esa medida, los cuatro países que conforman la Alianza del Pacífico – Chile, Perú, Colombia y México – tendrán, en los primeros días del 2013, sendos TLC con Europa, además de que todos ellos tienen también un TLC en plena vigencia con Estados Unidos, y Chile y Perú los tienen también con China.
COMERCIO
Otro paso relevante de estos últimos días del año ha sido el avance en las negociaciones comerciales entre Costa Rica  y Colombia, que cuando se concreten y den lugar a un TLC entre esas dos naciones, harán posible que Costa Rica se integre a la Alianza de Pacífico, pues una de las condiciones de ese bloque de reciente aparición en la escena regional es que cada uno de sus miembros tenga tratados de libre comercio firmados con los demás.
Sin perjuicio de lo anterior, el 1 de Enero del 2013 se pone en vigencia, automáticamente, una nueva rebaja en los aranceles recíprocos vigentes entre los países de la CAN y del Mercosur, de acuerdo a lo contemplado en el  Acuerdo de Complementación Económica 59 firmado entre ambos bloques.
Toda esta situación podría hacer pensar que cada bloque, o sub conjunto de países, va avanzando en sus respectivos procesos de integración, y que ambos, a su vez, van convergiendo hacia un proceso de unidad, que terminará necesariamente en el transcurso de esta década con una América del Sur convertida de hecho en un solo mercado. 
DOS VÍAS
Sin embargo, si bien hay convergencia y elementos comunes entre lo que sucede en la ribera atlántica y en la ribera pacífica de la América del Sur, también hay diferencias significativas. En la ribera atlántica se avanza por la vía de la suma de nuevos países al área de libre comercio qué conforman los cuatro países que dieron origen inicialmente al  Mercosur, y por la vía paralela de levantar una barrera común a los productos provenientes de fuera del bloque, mediante la adopción de un arancel externo común.  En la ribera occidental, en cambio, se avanza por la vía de abrirse a la competencia y al libre comercio con los mercados de mayor tamaño demográfico y económico de entre los existentes en el mundo contemporáneo. Se trata obviamente, no sólo de dos vías diferentes de avanzar hacia la mayor integración continental, sino de dos modalidades distintas de insertarse en el mercado internacional contemporáneo.


viernes, 14 de diciembre de 2012

DOLARIZACIÓN Y POLITICA COMERCIAL EN MERCOSUR.


(Artículo de Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el día 14 de Diciembre de 2012.)



El Presidente de Ecuador, Rafael Correa, hizo durante la reciente cumbre del Mercosur, realizada en Brasil, unas importantes declaraciones o reflexiones que constituyen una sabia  lección de buena teoría económica. Hablando sobre la posibilidad de que Ecuador ingrese al Mercosur como socio de pleno derecho - igualando el reciente paso en esa dirección dado por Bolivia -  el Presidente ecuatoriano hizo ver que la dolarización que impera en su país se convierte en una dificultad  a la hora de dar pasos integracionistas como el que se le proponen.
La dolarización – o en otras palabras, el no tener moneda nacional, sino que asumir el dólar como moneda de libre circulación en la economía interna- hace que el país no tenga la posibilidad de modificar el tipo de cambio cuando su situación de balanza de pagos se enfrente  o se aproxime a una situación de desequilibrio o de crisis.
El común de los países que tienen moneda propia – como es el caso de todos los países de la América del Sur, excepto Ecuador- pueden devaluar su moneda nacional cuando el nivel de sus importaciones es muy elevado, y quieren por lo tanto desincentivar las compras realizadas en el exterior. También están en la posibilidad de revaluar la moneda cuando se quiera incentivar las importaciones, situación que puede suceder cuando, por ejemplo, se quiere combatir una tendencia inflacionaria ocasionada por una abundancia de liquidez interna.
DECISIONES
Devaluar o revaluar la  moneda son, así,  decisiones de política económica que están disponibles en el arsenal de medidas a disposición de los gobernantes. Por lo general, en todo caso, las decisiones en ese campo no operan por la vía directa de imponer un valor a la moneda norteamericana, sino que por la vía más sutil de comprar o vender dólares por parte de de un agente tan importante como lo es el  Banco Central de cada país, para efectos de que la oferta o la demanda respectiva incidan en el precio de la divisa.  Pero en un caso como el ecuatoriano las cosas no suceden así. No hay moneda nacional. Todo es dólar. Entonces, en caso de un desajuste no deseado en la balanza de pagos, la más importante herramienta de política económica que queda en manos de los gobernantes es la herramienta propiamente comercial, es decir, aumentar o reducir las tasas arancelarias, para subir o bajar los precios de los productos importados. Pero la incorporación al Mercosur implicaría no sólo comprometer al país en una política de cero arancel con un grupo importante de países. Implicaría, además, asumir el compromiso de establecer un  arancel externo común, aplicable a los productos originarios de fuera del bloque, lo cual implica, en la práctica, que las tarifas arancelarias dejarían de estar disponibles como una herramienta de política económica posible de emplear por parte de los gobernantes.  La modificación eventual de los aranceles pasaría a ser, en estas circunstancias,  una posibilidad subordinada a las decisiones de un grupo de países y de gobernantes, cada uno de los cuales defenderán en su momento, tal como corresponde, sus respectivos  intereses nacionales. El Ecuador, como miembro del Mercosur, quedaría así, en alta medida, atado de manos, pues no podría utilizar, cuando lo necesite, ni la política cambiaria, debido  la dolarización, ni tampoco la política arancelaria, por los acuerdos del bloque subregional.
INTEGRACIÓN
Este no es solo un problema de Ecuador. Es un problema general con el que se enfrentan los procesos de integración en nuestra América. El adoptar un arancel externo común se convierte en una camisa de fuerza que impide abrirse hacia el libre comercio con otros países o grupos de países de fuera del bloque, al mismo tiempo que en una renuncia a  hacer uso de la herramienta arancelaria como instrumento de política económica, lo cual implica asumir una situación de indefensión anticipada, gratuita y sin reciprocidad frente a las muchas vicisitudes de la política y de la economía internacional.  
  



LAS TECNOLÓGICAS NO SON HERMANITAS DE LA CARIDAD.



(Artículo de Sergio Arancibia publicado en ELMUNDO ECONOMÍA Y NEGOCIOS el día 14 de Diciembre de 2012.)


En el campo del comercio internacional siempre ha existido el problema de la sobre o de la sub facturación, como mecanismos utilizados por las empresas para intentar evadir impuestos. El proceso es bastante simple: cuando las empresas trasnacionales tienen  filiales o sucursales  en diferentes países -y hacen transacciones entre varias de ellas – tienen grados de libertad en cuanto a decidir donde radicar el grueso de sus ganancias. 
Puede suceder que una empresa A, localizada en un país X,  le compre bienes y servicios a una empresa B, localizada en el país Y. Eso es lo normal y corriente en el mundo contemporáneo. Pero puede suceder, además, que A y B pertenezcan a un misma empresa trasnacional, con lo cual la cosa se complica, pues las transacciones entre A y B  ya no son realizadas o contabilizadas  a precios propiamente de mercado, sino que son meras traslaciones al interior de una misma empresa, que se contabilizan al precio que la casa matriz determine.
El precio que B le cobre a A por los bienes y servicios que le entrega no es una cuestión que la decida el mercado, sino que es una cuestión que la deciden los mandos superiores de la trasnacional, de acuerdo a como convenga a los intereses globales del grupo. Si los precios que cobra B son artificialmente bajos, entonces las ganancias de A no solo serán artificialmente más grandes, sino que serán ganancias que aparecerán y que tributarán en el país X, y no en el país Y. Si los precios que B le cobra a A son artificialmente altos, entonces las ganancias  - y los tributos - se acumularán en l empresa B y en el país Y, con gran dolor tributario para el país X.
Obviamente, a la empresa trasnacional lo que le interesa es incrementar las ganancias que quedan después de pagar tributos, razón por la cual tratarán de hacer aparecer las ganancias allí donde los tributos sean lo más bajos posibles.       
Frente a este problema -  que no es nuevo, sino que es tan viejo como el hilo negro - los países han respondido asumiendo la potestad de fijar precios en aduana a los bienes y servicios que por allí circulan, de modo de evitar la sobre o la subfacturación. Para una gran cantidad de las mercancías que se transan en los mercados mundiales existen precios de referencia a nivel internacional. Hay muchas empresas a nivel planetario que producen y exportan un mismo bien o un mismo tipo de bien, y es enteramente posible recabar información sobre los precios que imperan en esas múltiples operaciones. Cualquier empresa que venda o compre muy por encima de esos precios de referencia llama inmediatamente la atención y puede ser objeto de una valoración aduanera distinta a que intentaba hacer aparecer.  Para muchos productos incluso hay bolsas o sub mercados internacionales donde se transan esos bienes y de donde sale diariamente un precio de referencia internacional. Eso sucede habitualmente con muchos productos mineros y alimenticios.
El problema se complica, sin embargo, cuando no hay precio de referencia alguno a nivel internacional para un determinado producto, pues se trata de bienes nuevos, recién lanzados al mercado, o de bienes antiguos que salen al mercado periódicamente con cualidades distintas y más avanzadas, y que son producidos - con esas nuevas  cualidades tecnológicas- por una sola empresa a nivel planetario.  Ese es el caso de las grandes empresas trasnacionales del campo de la tecnología de la información  y las comunicaciones. Es muy difícil para un país determinar si el precio que una empresa B le cobra a una empresa A - por una nueva tableta o de un nuevo tipo de celular recién salido al mercado mundial -  es muy elevado o muy barato. Y en ese campo, cada pieza del bien final se produce muchas veces en varios países diferentes, se arma y se embala en otro país distinto a los anteriores, se vende íntegramente a unas pocas empresas encargadas de las ventas internacionales ubicadas en otros países o en otros continente, y desde allí se vende a cada país donde es posible conseguir consumidores para dicho producto. ¿Cómo fijar el precio justo en cada una de esas transacciones o intercambios, cuando todos los eslabones son manejados por un mismo mando central? 
Curiosamente este no es solo un problema que enfrenta sólo a los países desarrollados con los países en desarrollo, sino que es un problema de los propios países desarrollados entre sí, pues mientras las norma tributarias no sean iguales en todos lados, las empresas trasnacionales trasladarán sus ganancias hacia donde la tributación sea menor, sin consideración alguna a su país de origen ni a simpatías de ninguna especie. Los países europeos – y España con particular énfasis-  comienzan a enfrentar este problema que muestra el lado no tan generoso ni tan positivo de las empresas líderes en el campo tecnológico mundial.

viernes, 7 de diciembre de 2012

MERCOSUR Y LAS GRANDES LIGAS AGROPECUARIAS


(Artículo de Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el día 7 de diciembre de 2012.)


Brasil y Argentina no sólo son los dos más grandes productores y exportadores agropecuarios de la América del Sur: son productores agropecuarios de estatura mundial. Así como a nadie se le ocurriría negar que Venezuela es un agente económico y político importante en el  mercado petrolero mundial, así tampoco nadie podría negar que Argentina y Brasil juegan en las grandes ligas de la producción de sorgo, carnes, lácteos, trigo, maíz  y oleaginosas, por mencionar sólo los rubros principales. En dichos productos la producción y exportación argentina y brasileña incide en forma significativa  en los precios y en las demás circunstancias relevantes imperantes en los mercados mundiales respectivos.
Veamos. Brasil exportó 79 mil 600 millones de dólares en productos agropecuarios en el año 2011. De un gran total de exportaciones de 251 mil 60 millones de dólares, un 33 % estuvo constituido por exportaciones agropecuarias. Así, por ejemplo, el país carioca exporto 16 mil millones de dólares en sorgo, 15 mil millones de dólares en azúcar, 10 mil 500 millones de dólares en carne, 8 mil millones de dólares en café y  2mil 600 millones de dólares en maíz.
Argentina, a su vez, de un total de exportaciones de 82 mil millones de dólares, exportó 44 mil 300 millones de dólares  en productos agropecuarios, lo cual representa el 54 % del total de las exportaciones. Allí nos encontramos nuevamente con la soya – con exportaciones por un monto de 20 mil millones de dólares – con el maíz cuyas exportaciones alcanzaron a los 4.400 millones de dólares,  y con otros productos como la carne, los lácteos, los aceites  y el trigo.


COMPETITIVIDAD INSEGURA.
Esta presencia sustantiva y significativa en el mercado mundial de productos agropecuarios, por parte de los dos países analizados, no puede ya, a esta altura de los tiempos, atribuirse sólo a las buenas condiciones de sus suelos o de su clima. Eso puede haber sido cierto hace 100 años atrás, pero hoy eso ya no lo es válido para nadie. El que no es capaz de desarrollar buena gerencia y desplegar la más avanzada tecnología agraria disponible en el mundo – básicamente biotecnología agrícola y animal y agricultura de precisión-   no está en condiciones de exportar ni de  competir en los complejos  mercados  mundiales contemporáneos.
¿Puede Venezuela, una vez que se incorpore plenamente a todas las disciplinas del Mercosur, competir en buena lid con estas dos importantes potencias agropecuarias?
Venezuela exportó el año pasado la modesta cantidad de 50 millones de dólares en productos agropecuarios. Esa cantidad representa menos del 0.5 % de las exportaciones nacionales. El 40% de esas modestas exportaciones estuvieron constituidas por ron, que es un producto venezolano que irrumpe con fuerza en los mercados internacionales. Se suma a ello algo de cacao, pescados, mariscos y frutas. Sin embargo, mientras las exportaciones argentinas y brasileñas son grandes, crecientes y altamente tecnologizadas, las exportaciones agropecuarias venezolanas – todas las mencionadas, incluido el ron-  son pequeñas y decrecientes.
Cuando la vinotinto se enfrenta en los campeonatos regionales o internacionales  con los países de larga tradición futbolística, siempre es posible esperar que una sorpresa, un milagro, un supremo esfuerzo de los jugadores, o un cambio en los vientos de la historia nos conduzca al triunfo. En el campo del  comercio internacional, sin embargo, todo parece indicar que los milagros son escasos y de lenta maduración, y que a la hora de la chiquita, termina sucediendo lo que todo el mundo sabe que va a suceder: la producción agropecuaria venezolana no podrá competir exitosamente con la producción proveniente de Brasil y Argentina.
EFICIENCIA.
Eso no significa que todos los productores de sorgo, leche, carne o maíz tendrán que abandonar el mercado y dedicarse a otra cosa. No. Significa que los productores menos eficientes tendrán que desaparecer o hacer esfuerzos muy grandes para elevar sus niveles de productividad y competitividad. Los más eficientes, los que están por sobre la media, podrán sobrevivir con algunos sobresaltos, pero sin una muerte anunciada en su horizonte. En todo caso, la apertura hacia el Mercosur tendrá costos para el sector agropecuario venezolano, donde no dejaran de verse, en un sentido figurado,  una cantidad importante de muertos y heridos.   
sergio-arancibia.blogspot. com



  

jueves, 6 de diciembre de 2012

LA ALIANZA DEL PACIFICO


(Artículo de Sergio Arancibia publicado en EL MUNDO ECONOMÍA Y NEGOCIOS el día 5 de Diciembre de 2012.)


Reuniones como la de Cádiz - donde se reunieron recientemente la gran mayoría de los Presidentes de Hispanoamérica – sirven, entre otras cosas, para que los gobernantes allí presentes puedan tener reuniones bilaterales o multilaterales que sean de su interés, y atender por esa vía, temas importantes para sus respectivos países que de otra forma requerirían viajes internacionales específicos. Una de esas reuniones realizadas en Cádiz fue la de la Alianza del Pacífico, conformada por México, Colombia, Perú y Chile, cuyos presidentes aprovecharon de pasar revista a los avances en esta novel iniciativa de integración y señalar metas para el próximo año.
La Alianza del Pacifico tiene la peculiaridad de no meter demasiada bulla ni hacer demasiados despliegues protocolares. Tiene en ese campo una gran diferencia con otros organismos que se gestan en nuestra América, que se inauguran en medio de grandes torneos de discursos y declaraciones grandilocuentes, sin que nadie sepa muy bien para que servirá el organismo que se crea.
La Alianza del Pacifico se ha planteado la meta de generar prontamente la libre circulación de bienes, servicios, inversiones y personas, entre los cuatro países miembros.
En materia de circulación de bienes, para principios del próximo año - es decir, dentro de pocos meses o semanas - el 90 % de las mercancías intercambiables entre esos cuatro países circulara sin pagar arancel.  Otros países de nuestra América han tardado décadas en llegar a ese punto. Estos cuatro países logran esa meta casi justo un año después de que el grupo se constituyó formalmente.
En materia de libre circulación de personas, los cuatro países mencionados han establecido que no serán necesarias las visas de turismo, hasta por 180 días,  para los connacionales de los otros países.   
Existe en funcionamiento, aun cuando todavía a un nivel de prueba, la unificación de las respectivas bolsas de valores, lo cual permite el flujo de capitales y la unificación de oportunidades de inversión entre los países que en ello participan.
Una característica importante de esta nueva asociación regional es que su deseo de constituir entre ellos un área de libre comercio – que abarca el 35 % del PIB de América Latina y el 55 %  de las exportaciones de la región - no va en absoluto unido a la idea de constituir una unión aduanera. El Mercosur es una unión aduanera, aun cuando incompleta, pues tiene un arancel externo común, y cada uno de sus países socios se encuentra imposibilitado por la alianza colectiva, de establecer compromisos de libre comercio con otros países de cualquier parte del mundo, a menos que sea un acuerdo de todos los países miembros. Ese acuerdo de unión aduanera se convierte en la práctica en una camisa de fuerza que imposibilita que sus países miembros puedan abrirse a asociaciones comerciales que les puedan ser ventajosas con otros países del mundo.
La Comunidad Andina de Naciones también intentó caminar por la vía de una unión aduanera y un arancel externo común, pero viene manifiestamente de regreso. Para evitar rupturas, la CAN ha procedido a autorizar a  sus países miembros a establecer asociaciones o tratados de libre comercio con  otros países, o grupos de países, de la región o de fuera de ella. De allí que Perú y Colombia tengan en pleno funcionamiento, cada uno por su cuenta, un tratado de libre comercio con Estados Unidos, y estén ambos a punto de lograr en el transcurso de lo que queda de este año, un tratado de libre comercio con la Unión Europea. Perú tiene además un tratado de libre comercio con China.
La Alianza del Pacifico no quiere en absoluto transitar por esa vía. Su meta es el libre comercio entre los países socios, y eventualmente lograr asociaciones de libre comercio con otros países o zonas del mundo, fundamentalmente del Asia Pacifico. Es indudable que la experiencia latinoamericana, y de ellos mismos,  les ha servido de lección.

viernes, 30 de noviembre de 2012

¿ES BUENO NEGOCIAR CON EL ADVERSARIO?


(Artículo de Sergio Arancibia publicado en EL MUNDO ECONOMÍA Y NEGOCIOs el día 30 de Noviembre 2012.)


Se ha repetido hasta el cansancio pero todavía hay algunos que no lo saben: sólo se negocia con el enemigo o con los adversarios.  Con los amigos - o con los que piensan igual que uno - no se  negocia, sino que meramente se conversa para ver como se unen esfuerzos para lograr los objetivos comunes. Pero con los adversarios hay que negociar, para obtener alguna meta u objetivo parcial. Y como es muy difícil suponer que el  adversario haga concesiones por el puro gusto de hacerlas, sin recibir nada a cambio, el mero hecho de sentarse a negociar implica estar dispuesto a hacer concesiones para obtener aquellas circunstancias u objetivos parciales que se desean.
Hay quienes piensan que con el adversario sólo es posible reunirse para exigirle, en la forma más categórica posible, que actúe de acuerdo a nuestros deseos - o para tratar de convencerlo de la justeza de nuestras posiciones - pero dejando en claro desde el inicio que no se está en condiciones ni en disposición de hacer, a cambio, ninguna concesión, en ningún frente. Esa no es una forma distinta de negociar. Es una forma distinta de decir que no se quiere negociación alguna.
No toda negociación es intrínsecamente mala, por el mero hecho de realizarse con el enemigo o con el adversario. La justeza de la negociación depende de lo que  en concreto se consigue con ella, así como de los costos o de las concesiones que se tengan que realizar para ello. En términos muy simples, si los costos son menores a las metas u objetivos  conseguidos, la negociación ha sido un éxito.
Todo esto - que es casi obvio o elemental-viene al caso por las voces, un tanto sordas o subterráneas, que se levantan contra el dialogo – y posiblemente negociación- que está en curso con el Gobierno del Presidente Chávez en relación a la liberación de los presos políticos y el regreso de los exiliados. El que estas líneas escribe tiene un ejemplo muy cercano que mencionar en relación a estos temas. Hasta el año 1987 habían miles de chilenos que habían sido expulsados de su país – sin juicio alguno - o que se habían visto obligados a salir al exterior, por diferentes vías, como única forma de conservar la vida y/o la libertad. Yo era uno de ellos. El Papa Juan Pablo II visitó Chile en dicho año, en plena dictadura de Pinochet. Como resultado de esa visita, el dictador – que ha quedado en la historia como uno de las máximos exponentes de la violación de los derechos humanos en el siglo XX – se comprometió a permitir el regreso de los exiliados, y efectivamente, pocos meses después de la vista papal, se comenzaron a publicar listado con los chilenos autorizados a volver a su país. ¿Consiguió el Papa esa concesión de gratis? ¿Fue el precio que tuvo que pagar Pinochet para recibir la visita papal? ¿Qué tuvo que prometer la Iglesia a cambio de esa grieta en la férrea disciplina represiva del régimen? No lo sabemos, ni me interesa mayormente saberlo. Lo cierto es que la presencia del Papa en territorio chileno fue saludada y aprovechada por todo el pueblo como una circunstancia que permitió decirle al mundo la verdad sobre lo que sucedía en ese país - aun cuando fuera en forma circunstancial - y permitió que cientos y miles de chilenos pudieran entrar nuevamente a su país e integrase a las luchas políticas que allí se llevaban adelante, y que culminaron con el triunfo anti dictatorial en el plebiscito de 1988. Si hubo negociación, fue una negociación sensata y exitosa.  
En democracia, las negociaciones políticas son el pan de cada día. Las diferentes fuerzas políticas, sociales y económicas de un país, luchan, argumentan, presionan, dialogan y negocian, cediendo cada uno en algunas cosas, para alcanzar otras. Eso es lo normal. La negociación es intrínseca a la democracia. Pero en los tiempos actuales - cuando hemos vivido trece años sin que el Gobierno dialogue con nadie - eso se ha perdido de vista y vemos como algo extraño, peligroso e incluso pecaminoso el que de repente surja y se aproveche alguna oportunidad de dialogo y de negociación. Pero hay que propiciar -  y hay que acostumbrarse - a que esas prácticas vayan haciéndose presentes con mayor frecuencia en la vida nacional. Para eso luchamos. Eso es lo que queremos. Para allá vamos.    
   
    

BOLIVIA Y SU POSIBLE ENTRADA AL MERCOSUR


(Artículo de Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el día 30 de Noviembre 2012.)


El Mercosur invitó recientemente a Bolivia  a ingresar formalmente - como miembro de pleno derecho -  a ese pacto subregional. Bolivia, por la boca de su Presidente Evo Morales, manifestó rápidamente su aceptación. Si esas buenas y reciprocas intenciones  se terminan materializando  en un futuro cercano eso implicará  que Bolivia terminará fortaleciendo y profundizando la normativa jurídica e institucional que ya hoy en día la une con los países que son los principales mercados de destino para sus exportaciones.
En el año 2011, según datos de la Asociación Latinoamericana de Integración, Aladi, Bolivia exportó un total de 9 mil  millones 165 mil dólares. De esa cantidad, 3 mil millones 33 mil dólares – un tercio aproximadamente de las exportaciones totales-  estuvo constituido por ventas a  Brasil y  mil millones 71 mil dólares estuvo representado por las exportaciones hacia Argentina.  Los dos países grandes del Mercosur fueron, por lo tanto, el destino de aproximadamente el 45 %  de las exportaciones bolivianas. Los dos países restantes, Paraguay y Uruguay,  no alcanzaron, en conjunto, a sumar el 1 % de las exportaciones bolivianas. Así que para todos los efectos prácticos, la decisión boliviana de ingresar al Mercosur dice relación con el comercio con Argentina y con Brasil.
Hacia la Comunidad Andina de Naciones, CAN, en cambio, de la cual Bolivia es parte, sus exportaciones son más bien modestas. Hacia el Perú, país vecino de Bolivia, ésta exportó en el año 2011 un total de 465.995 miles de dólares, lo cual representa un 5.1 % de las exportaciones totales de Bolivia. Hacia Ecuador, las ventas bolivianas sólo alcanzaron a 82.261 miles de dólares – 0.9 % del total de las exportaciones bolivianas- mientras que hacia Colombia las exportaciones sumaron 253.445 miles de dólares, lo cual se corresponde  al 2.8 %  de las ventas externas del país. El total de las ventas bolivianas a los países de la CAN no llegan, por lo tanto, al 9 % de las exportaciones del país altiplánico.
Cabe mencionar, como dato complementario al análisis precedente, que el principal producto de exportación de Bolivia es el gas natural de petróleo, que representa el 42 % del total de sus exportaciones y  que se vende precisamente a sus dos vecinos orientales , Argentina y Brasil. Estos dos países son productores de gas, pero no en la medida suficiente como para abastecer la estructura de su actual mercado interno y externo. Argentina vende gas a Chile, de sus yacimientos situados al sur, mientras compra gas a Bolivia para abastecer a Buenos Aires y otras grandes ciudades del norte y oriente del país.
EL GAS
Es posible que los nuevos yacimientos argentinos en la zona de la Patagonia incrementen la producción de petróleo y de gas, y desplacen parte de las importaciones realizadas desde Bolivia. Le conviene, por lo tanto a este país, fortalecer desde ya su presencia comercial en Argentina. Con Brasil la situación es similar. La producción de petróleo y de gas de dicho país se visualiza en proceso de sistemático incremento,  lo cual hace necesario fortalecer la presencia boliviana en el sur  brasileño. El gas de Camisea, en Perú, es también un elemento que se visualiza amenazante en el horizonte del gas boliviano, y que lleva a Bolivia a incrementar sus vínculos con el Mercosur.
A todo lo anterior se agrega, para Bolivia,  el hecho de su amigo Hugo Chávez ya está inserto en el Mercosur, con lo cual se incrementan las posibilidades de que las decisiones en ese bloque comercial estén cada vez más signadas por elementos políticos que le sean favorables.
LOS ARANCELES
En el seno del la CAN las primeras reacciones frente al eventual ingreso de Bolivia al Mercosur  se encaminaron a abrir la posibilidad de que este país siga siendo miembro de ambos bloques integracionistas. Es decir, a tratar de evitar la situación de Venezuela, que estimó necesario  salirse de la CAN para solicitar su ingreso al Mercosur. Sin embargo, esa figura dual no es tan fácil. En materia arancelaria o de apertura de mercados no habría problema alguno en pertenecer a ambos bloques. El problema se presenta en torno al arancel externo común del Mercosur, que no se corresponde con la estructura del arancel externo común de la CAN. Obviamente, ningún país  puede tener dos aranceles externos diferentes. Toda esta situación obligaría a la CAN a seguir flexibilizando sus decisiones  y estructuras, hasta llegar -para bien o para mal -  a una situación absolutamente diferente al proyecto original.

viernes, 23 de noviembre de 2012

EL SUEÑO DE LA SOYA.


(Artículo de Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el día 23 de Noviembre del 2012.)



El Presidente de la República, Hugo Chávez Frías, hizo recientemente declaraciones en el sentido de que Venezuela ampliaría en forma sustantiva su superficie agrícola dedicada  al cultivo de la soja  - hasta llevarla a 50 mil hectáreas- y que como resultado de ello, no sólo se abastecería plenamente el mercado nacional, sino que se pasaría a exportar soja. Remató sus  optimistas declaraciones diciendo que Venezuela tiene la potencialidad de convertirse en una de las naciones que produzcan más soja en el mundo.
Desgraciadamente, estas declaraciones, no tienen ni un átomo de realismo.
Venezuela, según el propio Presidente, sembrará este año un total de 14.100 hectáreas de soja, fundamentalmente en el Mesa de Guanipa. Argentina, que no es el principal productor de soja en el mundo, siembra poco más de 19 millones de hectáreas y cosecha aproximadamente 53 a 55 millones de toneladas al año. Brasil, que tampoco es el principal productor a nivel mundial, cultiva con soja aproximadamente 25 millones de hectáreas al año y cosecha 73  millones de toneladas de dicho producto.
Argentina presenta una productividad promedio cercana a las 3 toneladas por hectárea, mientras que Brasil exhibe una productividad  promedio ligeramente superior, sin perjuicio de que en  ambos países existan zonas y cultivos cuya productividad supera las 4 toneladas por hectárea. Venezuela, en cambio en sus posibles 14 mil hectáreas de la Mesa de Guanipa, exhibe actualmente una productividad de 1.8 toneladas por hectárea.
PICAROS
A todo lo anterior cabe agregar que en el año pasado Venezuela importó tortas de soja – para la producción de alimentos concentrados para animales - por un valor de 450 millones de dólares y aceite en bruto de soja por un valor de 235 millones de dólares. Esas importaciones procedían de Argentina, de Brasil, de Estados Unidos y muy eventualmente de Paraguay. ¿Piensa Venezuela, ahora que entró al Mercosur, dejar de importar desde Argentina y desde Brasil  la soja y los otros productos derivados de  soja?  ¿Piensa subirle el arancel a la soja para intentar sustituir importaciones? ¿O piensa que las incipientes plantaciones sojeras de la Mesa de Guanipa van a resistir sin problema la competencia argentina y brasileña, que por  lo demás, exhibe una mayor productividad?
¿Se trata todo esto de una mala información que le pasó el Ministro Loyo? ¿O se trata de la necesidad de poner a soñar a partidarios y adversarios con cualquier cosa que suene bonita, pero que se olvide pronto? ¿O esta tan necesitado el Sr. Presidente de logros reales que exhibir -sobre todo en el sector agrícola - que utiliza como un buen sustituto los eventuales logros potenciales? ¿O detrás de todo esto está una pandilla de picaros vendiendo semillas, maquinaria y asistencia técnica?
Si se tratara de cualquiera de esas alternativas, la situación no sería trágica, ni alarmante, ni novedosa.  Lo realmente dramático sería que el mismo se creyera esos sueños y embarcara a todo el país en su concreción, y pusiera a todas las tierras públicas y privadas a sembrar soja, sin que ninguno de sus asesores cercanos se atreviera a decirle que no hay posibilidad alguna de convertirnos en exportadores sojeros ni en ser competidores eficientes de la producción brasileña, argentina o norteamericana, ni aun cuando se aplicaran masivamente las semillas transgénicas que parece que no le gustan mucho al señor Presidente.
METAS IRREALES
Es bueno que los gobernantes le presenten a sus pueblos  metas estratégicas ambiciosas - no sólo para ponerlos a soñar con realidades más bonitas que la cotidianidad trágica en que se desenvuelven – sino para lograr poner en tensión todas las capacidades productivas del país y superar así las limitaciones del presente. Pero las metas tienen que ser realistas, y tienen que estar basadas en datos concretos de la realidad, pues si no, la búsqueda de quimeras nos hará ir de fracaso en fracaso

lunes, 19 de noviembre de 2012

BRASIL: SABIDURÍA POLÍTICA Y ECONÓMICA.


(Articulo de Sergio Arancibia publicado en EL MUNDO ECONOMÍA Y NEGOCIOS el día 12 de Noviembre del 2012.)



Las noticias del cable trajeran hace pocos días atrás la información de que la empresa brasileña Copersucar-  la mayor de Brasil en producción de azúcar y de etanol - había establecido una alianza estratégica con la empresa norteamericana Eco Energy , para efectos de comercializar de conjunto en el plano internacional el etanol que cada una de ellas produce en su respectivo país. En conjunto ambas empresas exhibirán una capacidad productiva de 10 mil millones de litros de etanol, lo cual representará el 12 % de la oferta mundial. Se tratará, indudablemente, de la mayor empresa en este rubro a nivel internacional.
Aun cuando las fusiones y adquisiciones son materia corriente en el campo de las grandes compañías que actúan en el ámbito internacional, esta noticia que comentamos merece unas cuantas reflexiones complementarias.
En primer lugar, la alianza entre Copersucar y Eco Energy pone de relieve el desarrollo -  ya prácticamente imparable e irreversible -  que tiene la producción de etanol a partir de material biológico, básicamente  partir de la caña de azúcar.  Durante muchos años este tipo de proceso productivo ha estado cuestionado por algunos sectores políticos e intelectuales que ´postulan que la tierra debe servir para producir alimentos y no para producir combustibles. Quienes asumen este punto de vista plantean que la producción de etanol por medio de la caña de azúcar hace disminuir la producción mundial de alimentos e incrementa, por lo tanto, los problemas de hambre que azotan a grandes sectores de la población mundial. Frente a ello, se levantan los que postulan que el incremento de la demanda que pesa sobre  la producción agropecuaria, con el consiguiente incremento de los precios y/o de la producción, eleva los ingresos de los campesinos y de los agricultores e incrementa el bienestar general de los países donde se lleva adelante este proceso.
En segundo lugar, la asociación empresarial que comentamos muestra como los países en desarrollo, en este caso Brasil, buscan alianzas con las empresas trasnacionales que puedan aportarle acceso a mercados, tecnologías o capital, o varias de estas cosas al  mismo tiempo.  Fusiones de esta naturaleza parecen ser de mutua conveniencia para las dos empresas y para los dos países, y sólo por razones absolutamente ideológicas se podría visualizar este proceso como una alianza abyecta entre los intereses nacionales y el gran capital imperialista.
Es dable suponer que gracias a esta alianza estratégica la empresa Copersucar ampliará su área de cultivo,  aumentará el empleo y probablemente los salarios, incrementará la producción que genera en sus 48 plantas propias al interior de Brasil y en sus 50 plantas asociadas, así como las ventas que realiza en el mercado internacional, y elevará por esa vía las exportaciones  y las divisas que Brasil necesita. De paso, elevará los tributos que aporta al gobierno central y a los gobiernos estadales de dicho país.
Esta asociación pone de relieve también lo que ha sido una constante en la política de Brasil a  través de las últimas décadas y de los diferentes gobiernos: la estrecha comunidad de intereses y de apoyos recíprocos entre el gran capital nacional, el capital trasnacional y el Gobierno. Esta alianza de hecho, aun cuando no se plasma en documentos ni en instituciones formales, ha sido la base sobre la cual se ha levantado el poderío y la proyección internacional de Brasil y está claro que ninguna de las partes está interesada en ponerle fin. En este caso concreto, el etanol ha podido desarrollarse gracias a las políticas llevadas adelante por el gobierno nacional en términos de potenciar la investigación y la innovación tecnológica correspondiente, y de imponer la presencia del etanol en el combustible que utilizan corrientemente los vehículos automotores en el conjunto del país, y desde luego, en permitir y no obstaculizar, las grandes plantaciones de caña de azúcar que son necesarias para los procesos de comentamos.

sábado, 17 de noviembre de 2012

LAS EXPORTACIONES CHIILENAS


(Artículo de Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el dia 16 de Noviembre de 2012.)


Los organismos chilenos encargados de la promoción de exportaciones han hecho público recientemente un estudio en el que ponen de relieve un conjunto de diez productos en los cuales este país es líder en el campo de las exportaciones mundiales. Dicho estudio permite hacer algunas reflexiones sobre las fortalezas y debilidades del desarrollo exportador chileno.
Ese listado de diez productos está encabezado por los cátodos de cobre refinado, producto del cual Chile exportó en el año 2011 un total de 25.390 millones de dólares, lo cual representa el 36.3 % de las exportaciones mundiales. Hace diez años atrás las exportaciones de ese producto alcanzaban a 4.162 millones de dólares. Un crecimiento superior al 500 % en el transcurso de una década representa un incremento cuantitativamente importante, pero que modifica sólo en parte la estructura minero exportadora tradicional del país. Se trata, en el caso presente,  de la exportación de un producto con un grado de elaboración o de manufacturación  superior a la mera exportación de mineral en bruto. Es más o menos la misma diferencia que existiría en Venezuela, entre exportar petróleo en bruto y exportar productos refinados.
El segundo producto en el cual Chile ocupa el primer lugar en las exportaciones mundiales es precisamente el mineral de cobre meramente concentrado, cuyas ventas externas alcanzaron, en el 2011, la suma de 14.304 millones de dólares. También en este caso, el incremento en el trascurso de una década es de 500%. Pero aquí lo que se exporta es un producto extractivo, no renovable, con escaso grado de elaboración. Es indudable que los ingresos que esto deja para el país son menores que en el caso de los productos refinados.
LAS UVAS
Las uvas frescas son el tercer producto en el cual Chile figura, en el año 2011 como primer exportador mundial. Exportó 1.500 millones de dólares, lo cual representó el 21 % de las exportaciones mundiales de ese producto. Se trata indudablemente de un producto primario, pero que no sale directamente de la tierra a menos que se hagan importantes inversiones en materia de preparación de suelos, semillas, cepas, cosechas, embalajes, transporte, comercialización y marketing. Lo que el consumidor final paga por un kilo de uva incluye más pagos por concepto de servicios que por concepto de la fruta propiamente tal. Y una parte importante de esos pagos a va a manos de agentes productivos chilenos ubicados en los  valles que están dislocados a lo largo por lo menos de 1.500 kilómetros de territorio de norte a sur.
En cuarto lugar se ubica el yodo, con 660 millones de dólares exportados en 2011, y en el cual Chile es responsable del  67 %  de las exportaciones mundiales. Se trata también de un sub producto de la minería extractiva, pero con importantes niveles de manufacturación posterior.
El quinto producto en este listado son los salmones del Pacifico, producto que le reportó a Chile 600 millones de dólares en el año 2011, y que lo colocó como el protagonista del 44 % de la exportaciones mundiales. Este es un producto que tiene características muy peculiares. Primero, es una mercancía que exige altas y muy riesgosas inversiones, pues se trata de un animal muy delicado, y cuya comercialización  internacional es cara y complicada. La cadena de frio no puede interrumpirse en ningún momento desde que el pez sale del el agua hasta que llega al supermercado en el país de destino, ni puede pasar mucho tiempo entre estos dos puntos. Además, su comercialización internacional debe hacerse fundamentalmente por vía aérea.  
Los otros productos en los cuales Chile es el primer exportador mundial son las truchas, el arándano, el carbonato de litio, las ciruelas frescas y las manzanas deshidratadas.
USO DE LAS VENTAJAS
Como puede verse, se trata fundamentalmente de productos provenientes de la minería, de la fruticultura y de la acuicultura, con grados variables, pero no muy elevados, de manufacturación.  Los productos provenientes del mundo forestal también son importantes en el paquete de exportaciones chilenas, pero no ocupa allí rangos de primer exportador mundial. Se trata, por lo tanto, en su conjunto, de un buen ejemplo de utilización de las ventajas y potencialidades que ofrece la naturaleza – con un grado importante de apoyos estales-  pero de un ejemplo también de las dificultades que existen como para pasar de esa etapa, a la etapa de exportación de bienes y servicios de mayor valor agregado.

viernes, 9 de noviembre de 2012

EXPORTAR CELULARES


(Artículo de Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el día 9 de Noviembre de 2012.)


Hace pocos días atrás el Presidente de la República, Hugo Chávez, manifestó su deseo de que en un futuro cercano Venezuela pudiera estar exportando celulares y computadoras al resto de los países de América del Sur. Se trata, indudablemente, de una aspiración encomiable. Este planteamiento permite reflexionar sobre las características y las tendencias del comercio intrarregional, que por lo demás es un tema interesantísimo para todos los ciudadanos del país, sobre todo en estos momentos en que el comercio con el Mercosur comienza a aparecer en el horizonte no ya como una mera discusión teórica, sino como una realidad muy concreta que nos viene encima.
América del Sur y el Caribe es la macro región del planeta que tiene menor grado de integración comercial interna, si se exceptúa África. La América del Norte, conformada por México, Estados Unidos y Canadá, exhibe una situación en la cual el 49 % aproximadamente de sus exportaciones totales son exportaciones intrarregionales, es decir, de compras y ventas entre esos tres países que integran esa región. El caso de Europa es más claro aun: allí más del 70 % de las exportaciones totales de los países que se sitúan en esa macro región del planeta se canalizan hacia otro  país de la misma región. Y en toda la inmensa Asia – con países como Japón, China, India, Indonesia, Filipinas, Corea del Sur, etc., el comercio intrarregional alcanza también cifras superiores al 52 %.
La América del Sur y el Caribe, en cambio, sólo tiene un comercio intrarregional que alcanza hoy en día al 26 % de sus exportaciones. El grueso de nuestras exportaciones se canaliza hacia países de fuera de la región y, desde luego, el grueso de las importaciones provienen también de países extra regionales. ¿Por qué esta situación? ¿No nos han quedado claras las ventajas del comercio intrarregional, después de décadas de discursos integracionistas?
CALIDAD
Los países de la región compran indudablemente celulares y computadoras en el mercado internacional. ¿A quién se los compran? Muy simple: se los compran a aquellos países que exhiban las mejores condiciones de calidad y de precios. Es muy difícil convencer a los importadores y los consumidores de un país cualquiera de la región que compren celulares o computadoras de mala calidad o de precio poco competitivo, por el mero hecho de que esas mercancías  provienen de un país amigo, chévere y simpático localizado en nuestro mismo continente. Lo más que podrían hacer los gobiernos de los países eventualmente compradores es eliminar los aranceles a los productos provenientes de los países de la región, de modo de que alcancen por esa vía una cierta ventaja competitiva. Pero si aun así el producto no compite en precios ni en calidad, se quedara desgraciadamente fuera del mercado, y se le comprarán esos bienes a cualquiera de los países que han ganado una posición ventajosa y favorable en el mercado  internacional correspondiente.  
Pretender que un país amigo cierre su mercado a los productos de buena calidad provenientes de otros continentes, para comprar los productos de menor calidad o de mayor precio provenientes de la región, es seguir soñando con la industrialización  sustitutiva de importaciones, que ya tuvo sus 15 minutos de gloria en la América del Sur hace unos cuantos años atrás.
Pretender que la buena voluntad y el amiguismo pueden presidir el comercio internacional – tal como de alguna manera se espera que suceda en el seno del ALBA- es no entender nada de cómo funciona la economía y el comercio internacional contemporáneo. Algunas operaciones de esa naturaleza se pueden hacer eventualmente por razones políticas, pero no pueden ser la base de la inserción internacional de ningún país.
PRECIOS
Por lo tanto la clave del éxito no radica en el discurso integracionista ni  en la buena voluntad de los países amigos, sino en la calidad y en los precios de los productos con que seamos capaces de incursionar en el mercado internacional.  Ojala podamos prontamente estar exportando celulares a toda la América y al mundo, pero para ello se necesitan políticas de promoción de exportaciones que incentiven la innovación, la productividad y la competitividad, sin lo cual todo lo demás – sobre todo los discursos integracionistas – quedarán, una vez más,  en el mero campo de las buenas intenciones. 

viernes, 2 de noviembre de 2012

¿COMO INTEGRARNOS AL COMERCIO INTERNACIONAL?


(Artículo de Sergio Arancibia publicado en ELMUNDO ECONOMÍA Y NEGOCIOS el día 2 DE Noviembre del 2012.)



Las formas posibles de integrarnos en forma exitosa en  los circuitos del comercio internacional contemporáneo no son muchas.  En cualquier caso, para ello  hay que tener competitividad.  Pero esa competitividad puede provenir de diferentes fuentes.
 Una posibilidad es que esa mayor competitividad emane de ciertas condiciones ventajosas que la naturaleza le ha otorgado a un determinado país. Para bien o para mal, la naturaleza no ha distribuido sus dones en forma homogénea entre todos los países o entre todos los pueblos. Hay países en cuyo subsuelo se alberga una cantidad importante de recursos minero extractivos, y otros que no tienen nada de eso. Hay países cuya superficie es particularmente apta para cultivar determinados bienes agrícolas, mientras otros no pueden cultivar nada, o lo tienen que hacer con muchas más dificultades.  Los países que han salido más beneficiados en esa repartición pueden obtener en el mercado internacional ventajas que no son accesibles para los menos favorecidos. Ese es obviamente el caso del petróleo venezolano. Es un regalo de la naturaleza que genera a Venezuela la posibilidad de participar en forma exitosa en el  mercado internacional.
Otra posibilidad es que la competitividad emane del control y la aplicación de tecnologías que permiten a un país producir más o mejores mercancías que otros. Se trata de ventajas adquiridas, que sólo se logran mantener en la medida en que se conserva ese diferencial tecnológico. El grueso de las manufacturas que se intercambian habitualmente en el mercado internacional contemporáneo tiene esas características. Nadie vende bienes manufacturados  a menos que llegue a dominar y a utilizar tecnologías que le conceden una ventaja en los mercados correspondientes.  El ron, que es el producto estrella en las exportaciones agropecuarias de Venezuela, puede encasillarse en esta categoría. Se vende ron en los mercados internacionales por cuanto hay técnicas de producción y de marketing que colocan el ron venezolano en mejor posición competitiva que otros rones del área del Caribe.
Una tercera posibilidad es que la ventaja competitiva diga relación con la utilización de mano de obra barata, lo cual baja los costos de las mercancías producidas, sobre todo cuando ellas requieren de altas dosis de mano de obra para su fabricación. Esta es una circunstancia que sólo se puede utilizar cuando se trata de la generación de mercancías de poca densidad tecnológica.  En procesos que requieren de mayor complejidad tecnológica la mano de obra utilizada tiene necesariamente que poseer un nivel de conocimientos, disciplinas  y aprendizajes que encarecen su costo para los empresarios y/o para la sociedad en su conjunto.  La noción de que China basa su desarrollo exportador en la baratura de su mano de obra creo que es hoy en día equivocada o atrasada. La creciente exportación de bienes chinos de alta complejidad tecnológica sólo es posible por la tecnologización de sus procesos productivos y por la capacitación de su personal. Quizás en países como los centroamericanos, o en el norte de México, en los procesos de maquila - donde sólo se le agrega a las mercancías importadas procesos finales de poca complejidad -  es posible decir que es la mano de obra barata la que permite la presencia de esas mercancías finales, originarias de esos países, en los mercados internacionales. Venezuela, no se encuentra en esa categoría de países, pues su personal técnico y obrero obtiene salarios iguales o mayores que la media regional, lo cual no concede al costo de la mano de obra el carácter de una categoría competitiva.
A partir de estas consideraciones cabe preguntarse: ¿Cómo aspira Venezuela a insertarse en los circuitos del comercio internacional en los próximos 25 o 50 años? ¿Qué pretende hacer para ser exitoso en el comercio internacional? Si la respuesta es seguir vendiendo petróleo, incluso en mayores cantidades, no cabe duda de que se opta por una vía cómoda y conocida, respecto a la cual nadie puede decir que no sea exitosa. Se capta por esa vía una inmensa cantidad de riquezas de la economía internacional, que bien podrían hacer la felicidad de todos los venezolanos, si se utilizara sabiamente. Tiene esta vía una serie de inconvenientes políticos, sociológicos y culturales, pero ese es otro problema diferente.
Si la respuesta fuera contar con mano de obra barata, creo que se  estaría optando por una vía francamente inviable. No hay condiciones políticas y sociales como para imponer un gran bajón en las condiciones salariales y sociales de la mano de obra nacional.
La tercera vía, producir y exportar bienes con alta densidad tecnológica, es una vía más complicada que vender petróleo - pero no necesariamente alternativa a esta, incluso completamente complementaria - y requiere de un esfuerzo especial en áreas tales como la educación universitaria,  la actividad científico técnica y la innovación a nivel empresarial.  Los gobiernos, no sólo este, no han prestado mucha atención a estas grandes opciones de futuro. Se trata de las discusiones que están pendientes para el conjunto de la sociedad venezolana.

TURISMO EN VENEZUELA Y AMERICA LATINA


(Artículo de Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el día 2 de Noviembre de 2012.)


Según datos de la Organización Mundial de Turismo, México es el único país de la América Latina que se ubica entre los 10 primeros países receptores de turistas a nivel mundial, de acuerdo a datos del año 2010. El listado está indudablemente encabezado por Francia, que recibe 76 millones de turistas al año. En el 2010  México habría recibido una cantidad total de 22.4 millones de turistas, que dejaron en el país ingresos calculados en cerca de 12 mil millones de dólares.
Ubicados exclusivamente en el contexto de la América Latina, México es el país líder en materia de turismo, seguido de Argentina, que recibió en el año mencionado un total 5.3 millones de turistas. Le sigue de cerca Brasil, con 5.1 millones de turistas. En cuarto lugar se ubica Republica Dominica, que aun siendo un país demográfica y geográficamente pequeño, recibe 4.1 millones de turistas al año.
Venezuela se encuentra en este ranking latinoamericano en el anteúltimo, lugar, pues recibió 615 mil turistas en el año 2010, según los datos del organismo mencionado. Solo Paraguay tiene en la región una recepción  menor de turistas, pues sólo recibe 465 mil. Incluso los países centroamericanos, que son más pequeños y más pobres, reciben más turistas anualmente, tal como sucede con Honduras con 895 mil turistas, El Salvador con 1 millón 150 mil, o Nicaragua, con 1 millón 712 mil.
ESTADÏA GRATA
¿A que se debe esta recepción tan modesta de turistas por parte de un país con tanta belleza natural como Venezuela? La primera línea de respuesta es que las bellezas naturales son una condición quizás necesaria pero nunca suficiente para atraer de por si  a una gran cantidad de turistas. Playas hermosas, con aguas cálidas y transparentes las hay por doquier en toda la geografía del Caribe. El turista europeo, norteamericano o asiático irá a aquel país que tenga playas hermosas, pero que, además, le asegure que desde que entra al país, en el aeropuerto de llegada, hasta que se va, su estadía estará será grata y segura.
Los turistas - excepto aquellos que buscan aventuras y experiencias peligrosas y excitantes - no gustan de ir a un país donde la delincuencia mata todos los años a varios miles de ciudadanos nacionales y extranjeros. Entre un país con  hermosas playas caribeñas, y con seguridad ciudadana, y otro sin seguridad alguna, el grueso de los turistas preferirán el primero. Por eso es que el turista que quiere sol  y playa va a Republica Dominicana, o a Cancún en México, o a Aruba, o incluso a Cuba, pero sólo en muy pequeña medida se arriesga a venir a Venezuela.

Otro aspecto importante a  la hora de decidir qué país visitar es el problema de la tasa de cambio. Si el turista se entera de que hay varias opciones en ese campo, algunas legales y otras no tanto, unas a un precio y otras a precios radicalmente diferentes, unas a la cual todas las compras le saldrán carísimas y otras en la cual los recuerdos turísticos le saldrán a un precio bastante seductor, unas sin riesgo alguno, y otras con riesgo de ir a la cárcel y pasar un mal rato, entonces seguramente preferirán un país con tasa de cambio libre, donde comprar o vender divisas o moneda nacional sea tan normal como comprar pan.  
IMFRAESTRUCTURA.
Otras variables que son importantes a la hora de decidir qué país visitar son el estado de las carreras, el respeto de los horarios por parte de los aviones y de las líneas de buses, la infraestructura hotelera y todos los servicios conexos al turismo, como excursiones, restaurantes, taxis, etc. No es malo que se hagan ferias costosísimas para promover el turismo en Venezuela, pero si un peñero se extravía en su recorrido por las islas cercanas  a Margarita, con varios turistas extranjeros a bordo, y no tiene GPS, ni brújula, ni radio, ni luces de bengala, entonces todo el posible impacto positivo de la feria internacional se ve violentamente contrarrestado. Igual si se asalta o se mata a un turista extranjero en cualquier lugar del país. O incluso si esas cosas no suceden  muy seguido, pero se difunde internacionalmente que esas cosas pueden suceder, el impacto sobre el flujo de turistas es igualmente negativo. Porque la mala imagen-país  tiene un costo elevado en términos de alejar a los turistas y a los millones de dólares que ellos suelen dejar en los países que visitan.