Artículo de
Sergio Arancibia publicado en EL MUNDO ECONOMÍA Y NEGOCIOS el día 6 de mayo de
2015.
El riesgo no
es una cosa fácil de medir. Conceptualmente se puede decir que el riesgo es la
probabilidad de ocurrencia de un determinado hecho negativo. Así, por ejemplo,
se podría hablar de la posibilidad de chocar o ser chocado al circular en
carro, o la posibilidad de ser asaltado, o la posibilidad de salir mal en un
examen, etc. Esas posibilidades de ocurrencia de esos sucesos negativos dan
lugar a las tasas de riesgo correspondientes.
Las estadísticas
contemporáneas han inventado mecanismos o formulas para medir esos riesgos en
la forma más objetiva posible, aun cuando siempre siguen habiendo porcentajes
posibles de error, o subjetividades que se mesclan en el análisis. Podría decirse, por ejemplo, que el riesgo de
ser asaltado depende de la zona de Caracas por la cual un individuo se mueve,
de la hora en que lo hace, de si anda solo o acompañado, de su buena o mala
suerte, etc. Depende también, desde luego, de los datos históricos de
ocurrencia del fenómeno que estamos estudiando.
En el campo
de las finanzas internacionales un país debe movilizar periódicamente fondos
para pagar u honrar deudas anteriores. La posibilidad de que no pueda movilizar
esos fondos – por razones económicas, comerciales, políticas, etc. -
constituye hoy en día lo que se denomina tasa riesgo país. Se trata del
riesgo que corren los que compran títulos soberanos de ese país de no recibir, al
momento del vencimiento, los montos que están estipulados en las condiciones de
emisión de ese título.
Si las posibilidad
de chocar circulando en carro son altas,
entonces las compañías de seguros cobraran una elevada prima por asegurar el
carro. Si las posibilidades de una
persona de sufrir un ataque al corazón son altas, tendrá que pagar mucho para poder gozar de un
seguro médico. Igualmente, si la tasa riesgo país es alta , para un país determinado
- es decir, si es alta la probabilidad de que éste no tenga como pagar a la
hora de los vencimientos - entonces el que le preste dinero en esas condiciones
exigirá una tasa de interés más elevada, que compense el riesgo que está
corriendo.
Por eso la
tasa de riesgo país es una cosa importante para cualquier país. No solo por una
cuestión de imagen internacional, sino
porque una elevada tasa de riesgo país encarece el costo del crédito que dicho
país puede eventualmente conseguir en el mercado financiero internacional.
Venezuela
tiene en estos momentos la tasa riesgo país más alta de toda la región. Una
tasa de 2.250 puntos, según el índice EMBI – Emerging Markets Bonds Index- elaborado por el banco de inversión J.P.
Morgan Chase. Eso significa, en buen romance, que hay que pagar un 22,5 % más
de tasa de interés que lo que pagan los bonos del Tesoro norteamericano para
poder colocar títulos o bonos en el mercado financiero internacional. Esa es
una tasa altísima, casi imposible de cumplir ´por ningún país. Es, en la
práctica, una tasa de no crédito. Es una forma peculiar de decirle a Venezuela
que el sistema financiero internacional no está dispuesto a prestarle dinero. Por ello es que a pesar de
las
condiciones críticas en las cuales se encuentra la economía venezolana
desde un año y medio a esta parte, el país no ha podido salir al mercado
internacional a colocar nuevas emisiones de dudas, como hizo alegremente en
períodos pasados. Por ello es que la única forma de que ha podido disponer
Venezuela para conseguir algunos fondos líquidos es empeñar una parte del oro
que estaba en sus reservas internacionales. No ha vendido el oro, pero lo ha
entregado en garantía. Si no paga, el acreedor se queda con el oro. Si
Venezuela paga- debe pagar lo que recibió, mas una determinada tasa de interés cuyo monto exacto no se conoce –
entonces recupera su oro. También
Venezuela ha conseguido fondos, una vez
más, por la vía del Fondo Chino, que es otra fuente cuyas condiciones exactas
no se conocen, pero que en lo sustantivo implica que se paga regularmente con
petróleo, por créditos que se destinan a compras de bienes y servicios en la propia economía
china.
Venezuela
jamás ha dejado de cumplir sus compromisos de pago del capital y de los intereses correspondientes a su deuda externa.
Sin embargo, su tasa de riesgo país es alta. Más aún, es más alta hoy en día
que hace un año atrás, cuando su tasa riesgo país era solo de 1019 puntos. La
tasa actual de riesgo país de Venezuela es más alta que la tasa riesgo país de
Argentina, que solo está en un nivel de 608 puntos, aun cuando mantiene todavía
vivo su conflicto con los “fondos buitres” y con los otros acreedores de la
deuda externa. La otra tasa “alta” en América del Sur es la de Ecuador, que es
un país severamente golpeado por la baja en los precios internacionales del
petróleo. Pero su tasa riesgo país es solo de 704 puntos. La tasa riesgo país
no juzga las políticas económicas del pasado, sino que pronostica las posibilidades
de pago de la nueva deuda que se pueda emitir. Eso significa, en el caso
venezolano, que aun cuando siempre haya pagado, la probabilidad de que en el futuro
cercano llegue a no pagar se visualiza como alta. Pueden influir en esa visión
del sistema financiero internacional las dificultades que ha enfrentado
Venezuela para hacer crecer el precio internacional del petróleo – a pesar de
las gestiones diplomáticas en ese sentido -, los bajos niveles de la reservas
internacionales, las perspectivas de que el PIB caerá nuevamente en este año,
las dificultades del Presidente Maduro como para introducir los virajes en el sistema
político y económico, etc. Incluso pude que influya en alguna medida la prédica
gubernamental en el sentido de que se enfrenta a una guerra económica. Esa
consigna no convence a nadie internamente, pero puede que alguien en el
exterior piense que es cierta, lo cual se convierte en una razón adicional para
encarecer el crédito a Venezuela.
sergio-arancibia.blogspot.com
Profesor de
la UCAB y de la UCV
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