Artículo de
Sergio Arancibia publicado en la edición digital de TAL CUAL el día 12 de Marzo
de 2015.
Es ya
suficientemente conocido el hecho de que América Latina y el Caribe vivió una
década - e incluso un poco más - no solo
de crecimiento económico sino de avances en materia de reducción de la pobreza.
Estas dos cosas no siempre se dan en forma paralela. No es difícil encontrar
ejemplos en la historia económica de la región de momentos en los cuales el
crecimiento económico ha ido acompañado de un crecimiento de la pobreza. Pero
en los primeros años del siglo 21, con la excepción de 2009, América Latina
vivió una época de altos ingresos en materia de exportaciones - fundamentalmente
de productos primarios - lo cual generó una tasa bastante elevada de crecimiento
económico - medida por el PIB que es el indicador más convencionalmente utilizado
en estas materias - y los gobiernos de la región, premunidos de mayores ingresos, pudieron realizar avances bastante sustantivos
en la complicada tarea de reducir los índices
de pobreza y de extrema pobreza. En el año 2004 la región exhibía una tasa de
44.9% de personas en situación de pobreza, tasa que bajó a 25.7 % en el año
2012. Ahora todo indica que ese ciclo está en vías de revertirse. Las exportaciones
han perdido o están en vías de perder su dinamismo – cae el precio
internacional del petróleo, de la soya, del cobre, etc. – y el crecimiento
económico que se visualiza para el 2015 no es nulo pero es modesto - solo de un
2.2 % para el conjunto de la región, según Cepal, después de haber conocido la
tasa record de 6 % en el año 2010 - - y la pobreza vuelve lentamente a
aumentar. Visto desde otro punto de vista esto significa que hay una masa sustantiva
de pobres en América Latina que no pudo abandonar su situación de tal ni aun en
el mejor momento de la economía regional y nacional. Constituyen lo que el Banco Mundial -
estrenando una nueva terminología en los múltiples estudios sobre la pobreza -
ha pasado a denominar como pobreza crónica. Según un estudio reciente de dicho
organismo internacional en América Latina y el Caribe esa masa de pobres
crónicos alcanza a 130 millones de personas. Se trata de ciudadanos que han
vivido en esa situación durante toda su vida, e incluso en las generaciones
inmediatamente anteriores. Carecen de condiciones educacionales, de redes de
apoyo, de visión del mundo y de estímulos culturales como para abandonar su
situación de pobreza. Son pobres que generan hijos que seguramente continuarán
en la situación de pobreza. No se trata solo de pobreza rural, sino que esa
pobreza crónica se encuentra fundamentalmente en las grandes ciudades. Para
ellos no vale la hipótesis de que el crecimiento económico es la situación que
deben generar los países y los gobiernos para lograr que sus ciudadanos abandonen la situación de
pobreza. No valen tampoco los mecanismos convencionales de la política social,
sino que se necesita para ellos de políticas nuevas, específicamente dirigidas
hacia los núcleos más duros de la pobreza crónica. Los que lograron en el transcurso
de la última década abandonar la
situación de pobreza no cayeron cómodamente en la situación social y económica que
define a las capas medias. Se trata, por la general, de sectores que se mantienen
en un alto grado de vulnerabilidad, pues son los candidatos naturales para retornar
a la situación de pobreza cuando ésta comience nuevamente a crecer, que es la
perspectiva que comienzan a avizorarse en el presente económico de la región. Según
el estudio ya mencionado del Banco Mundial, esa masa con alta vulnerabilidad se
define como población que exhibe un ingreso de entre 4 y 10 dólares al día, por sobre la
definición convencional de pobreza, pero sin capacidad de consolidarse en los
estándares de consumo y de vida de la clase media regional. En ese sector
altamente vulnerable se encuentra, según el Banco Mundial el 34.2 % de la
población de América Latina y el Caribe. Es decir, son más los que están en
situación vulnerable que los que están de lleno en situación de pobreza. Además
de los dramas humanos que toda esta situación esconde, sería importante indagar
o reflexionar sobre los comportamientos políticos particulares que tienen - o
que pueden llegar a tener- quienes se
asomaron a al abandono de la pobreza y
que tienen que volver a ella.
sergio-arancibia.blogspot.com
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