(Artículo de Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el día 1 de Marzo de 2013)
El Ministro Jorge Giordani manifestó recientemente, en un programa
televisivo, que a su juicio la inflación obedecía fundamentalmente a
un problema de producción nacional. Para ser más exacto - entrando ya
en la interpretación de lo que quiso decir el Ministro - se trata de
un problema de insuficiencia de la producción nacional. Una afirmación
de ese tipo tiene varios aspectos que son importantes de analizar.
En primer lugar, esa afirmación implica un reconocimiento de alto
nivel de que la producción nacional es insuficiente. Dado que la
inflación es elevadísima en Venezuela – la más alta de la región- es
posible deducir que estamos en presencia de un elevadísimo déficit
productivo. Hasta allí no sería difícil estar de acuerdo con el
Ministro Giordani.
Pero resulta que no es posible aceptar la hipótesis de que la
inflación obedece a la insuficiencia de la producción nacional. No
hay ningún país sobre la faz del planeta Tierra- con la excepción
quizás de Norcorea - en el cual la producción nacional se corresponda
exactamente con las demandas que la población realiza de ciertos
bienes y servicios. En ciertos bienes hay necesariamente
insuficiencias – es decir, la demanda es mayor que la producción-
frente lo cual se recurre a las importaciones. Las compras en el
exterior permiten complementar la producción nacional y hacer que el
total de la oferta – de origen nacional y de origen importado- termine
siendo igual o muy cercana a la demanda.
LAS CAUSAS
Eso lo saben los estudiantes de economía desde el primer semestre de
sus estudios. Y el hecho de realizar importaciones – como
consecuencia de la falta de correspondencia entre la oferta y la
demanda nacionales- no implica que tenga que haber inflación. Más
aun, si esas importaciones se realizan con divisas baratas, y sin pago
de aranceles - como sucede hoy en día con el grueso de las
importaciones realizadas por los organismos estatales - no hay razón
alguna para que las importaciones sean causa de la inflación. Más
bien podrían considerase, en determinadas condiciones, como una
herramienta para detener o mantener en niveles bajos la inflación, en
la medida en que los precios de los productos importados pueden
mantenerse real o artificialmente bajos.
Si a lo anterior se agrega el hecho de que los precios de muchos de
los bienes que tienen producción insuficiente tienen hoy en día
precios controlados – si la oferta fuera igual a la demanda no tendría
sentido imponer administrativamente un precio inferior al que impone
el mercado – se llega a la conclusión adicional de que el control de
precios no es una herramienta suficiente como para impedir la
inflación.
Si el racionamiento teórico no fuera suficiente, se puede recurrir a
la experiencia práctica que Venezuela tiene en esta materia: durante
décadas se han realizado importaciones de todos aquellos bienes que
Venezuela produce en forma insuficiente o no produce en absoluto, y no
siempre ello no ha generado inflación, por lo menos no en los términos
en que ese fenómeno se ha hecho presente en la última década.
Creo que el Ministro Giordani , en su búsqueda de las causas de la
inflación – para eso le pagan- debería dirigir su mirada hacia el
desenfrenado gasto publico improductivo que lleva adelante el actual
Gobierno, hacia el financiamiento ilimitado de las campañas
electorales que interesan al Gobierno, hacia los costos variables del
dólar real, o hacia los costos abiertos o subterráneos que la
burocracia y la corrupción imponen al aparato productivo. Ese cambio
de óptica podría aportarle visiones muy interesantes y más globales
sobre las causas de la inflación.
LA POLÍTICA ECONÓMICA
Pero si persiste en su visión de que la causa de este fenómeno radican
en la insuficiencia productiva, podría preguntarse sobre las causa de
la insuficiencia de la producción agrícola o industrial del país. Y
llegaría probablemente a entender que las causas de esa insuficiencia
productiva no están en la maldad intrínseca de la oligarquía nacional,
ni en la perversidad del imperialismo, sino en las consecuencias de la
política económica que se lleva adelante desde las cúpulas del
Gobierno Nacional.
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