(Artículo de Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el día 14 de Septiembre de 2012.)
Se utiliza el concepto de políticas de estado para referirse a ciertos campos de las políticas públicas en torno a las cuales se genera un alto nivel acuerdo entre todas las fuerzas políticas y sociales, tanto en relación a las metas propiamente tal, como en cuanto a las formas más adecuadas de llevarlas cabo. La existencia de políticas de estado asegura la continuidad - en el tiempo y a través de los diferentes gobiernos - de las acciones y definiciones que permiten avanzar en la preservación o en el desarrollo de ciertas metas e instrumentos en un área problemática determinada.
Las relaciones internacionales, la defensa nacional, la defensa de las fronteras, suelen ser campos en los cuales se dan, en forma explícita o implícita, políticas de estado que son respetadas y apoyadas por las fuerzas de gobierno y de oposición en el seno de los países que cuentan con alto grado de institucionalidad y de cohesión social y política. No son embargo, los únicos campos en los cuales es posible y deseable la definición de políticas de estado.
En la coyuntura actual de Venezuela - donde se ha generado un nivel importante de destrucción del tejido productivo del país - sería importante la definición de grandes acuerdos nacionales en materia de política de industrialización, política de promoción de exportaciones y política de innovación y competitividad, que son tres asuntos que están estrechamente relacionados entre sí, pero que podrían perfectamente ser analizados por separado.
Una política de estado en materia de industrialización debería pasar por definir determinados sectores industriales en los cuales se visualice que el país puede adquirir en un futuro cercano ventajas competitivas, siempre y cuando cuenten con los apoyos estatales como para ello. Creo que en ese campo deberían ubicarse la industria química y petroquímica y todos los derivados del petróleo, así como la industria siderúrgica. En el área agroalimentaria, quizá sea posible privilegiar el ron y ciertas frutas tropicales.
COMPETITIVIDAD
En otras actividades es posible también visualizar empresas en la cuales existan indicios claros y verificables de que pueden dar un salto adelante importante en materia de producción, calidad y competitividad. En torno a ellas debe desplegarse toda la batería de estímulos tributarios, arancelarios y tecnológicos que permitan crear un ambiente donde la empresa nacional y/o extranjera radicada en el país pueda crecer, desarrollarse y llegar a ser eficiente y competitiva. No se puede repetir la antigua política de sustitución de importaciones del siglo pasado, en la cual se protegía y se incentivaba por igual a todo tipo de industrias, tuvieran o no potencialidades, con lo cual se generaba una estructura completa y compleja de empresas ineficientes mantenidas en pie solo por la ayuda estatal que pasaba a constituirse en endémica.
En materia de promoción de exportaciones – o lo que es lo mismo, de inserción exitosa en el mercado internacional no petrolero – hay también que privilegiar mercancías y mercados que se visualicen con potencialidades y canalizar hacia ellos todas las acciones del campo de la diplomacia, del marketing y del comercio internacional.
AQUÍ DICHO
Nada de lo anterior es posible – ni en el campo de la industrialización ni en el campo de la promoción de exportaciones- si no se desarrolla una política seria en relación a la innovación tecnológica, con todo lo que ello implique en el área de la investigación y el desarrollo. Financiamiento de la investigación, el desarrollo y la innovación, orientada hacia los sectores líderes; creación de centros especializados; incentivos y apoyo a las universidades en los proyectos que correspondan, no en cualquiera; becas para cursos de alto nivel en las mejores universidades del mundo, etc.
Las políticas de estado son posibles y deseables. Para ello se necesitan objetivos claros por parte del gobierno de turno, y capacidad de convocatoria, de dialogo y de compromiso. Ojala que en las áreas mencionadas, o en otras parecidas, el gobierno venidero pueda aprovechar su arraigo nacional y su capacidad de inclusión, para definir aquellas áreas en las cuales todo el país debería empujar de conjunto.
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