(Artículo de
Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el día 18 de Septiembre de 2012.)
La Academia
Pontificia para las Ciencias – organismo dependiente del Vaticano, de carácter
más bien discreto y de poca figuración pública- ha dejado filtrar recientemente
a la prensa internacional la idea predominante en su seno en el sentido de que
los productos transgénicos no son intrínsecamente malos. Más aun, pueden ser
una herramienta poderosa para subsanar los déficits alimenticios que afectan a
una porción importante de la población mundial.
Los alimentos
transgénicos son aquellos que resultan de la alteración o manipulación de los
genes de ciertos vegetales o animales, de modo de dar origen a un producto que
tiene un mapa genético distinto al común de los individuos de su especie. Se
trata, desde un cierto punto de vista, de generar una especie diferente a las
que han existido desde los orígenes de la vida en nuestro planeta. Obviamente,
el objetivo de estos nuevos productos transgénicos es aumentar la productividad
de ciertos rubros alimenticios, así como incrementar su contenido proteico, o
elevar su resistencia a climas adversos
o a ciertas plagas frecuentes, entre otras características.
VENEZUELA
ESTANCADA
El peligro
que los productos transgénicos presentan dice relación con su efecto sobre los
equilibrios de los actuales sistemas agroecológicos, en la medida en que la
introducción masiva de una nueva especie debe afectar – en un sentido o en una
magnitud todavía no bien conocida- la
vida, la sobrevivencia o las características de las especies actualmente
existentes. También persisten dudas sobre las consecuencias que los productos transgénicos
puedan tener sobre la salud humana. Se trata indudablemente de dudas o inquietudes
legítimas, pero que deben resolverse por la vía de la propia investigación
científica, y no por la vía de cerrarse en forma total y absoluta a explorar
una perspectiva tecnológica que puede ser sumamente prometedora para toda la
humanidad. Hay que detectar y contrarrestar las eventuales peligrosidades de
los productos transgénicos, y aprovechar todo lo que ellos tienen de revolucionarios
para efectos de la alimentación de la especie humana.
En
Venezuela, el Presidente Hugo Chávez hizo en 2004 una serie de declaraciones
negativas en contra de la producción de alimentos transgénicos, y esas
declaraciones fueron tomadas como una política oficial, que ha impedido el
desarrollo de la investigación y la producción correspondiente, aun cuando no
su consumo, pues una buena parte de los muchos alimentos importados que se
consumen en Venezuela son de origen transgénico.
La
producción de alimentos transgénicos avanza y se desarrolla lenta pero
inexorablemente en el mundo contemporáneo. Quedarse atrás de este prometedor
desarrollo tecnológico es casi condenarse a exhibir por décadas una posición
subordinada y dependiente en los mercados internacionales, donde tendremos que
recurrir para proveernos de los alimentos que necesitamos y que nos negamos a
producir con las técnicas que la humanidad contemporánea coloca a disposición.
LA
TECNOLOGíA
La
tecnología agrícola de vanguardia no es hoy en día ni el tractor ni el fertilizante,
como lo fueron en la década del 50 o del 60. Pretender que con esas herramientas
se puede poner al campo venezolano a
competir con la producción de Estados Unidos, de Argentina o de Brasil,
es vivir con 50 años de atraso tecnológico. La tecnología agropecuaria de
vanguardia es básicamente la biotecnología y la agricultura de precisión, campo
este último en que se aprovecha intensamente el uso de satélites y de otros
sensores y técnicas de medición, así como de los computadores y de los
programas correspondientes, para estudiar las variaciones de los diferentes
factores que afectan los cultivos, y tomar las decisiones más eficientes casi
en tiempo real.
Parece,
curiosamente, que determinados dogmas
ideológicos - que se han enraizado en ciertos sectores del país - son más fieros adversarios de lo nuevo, hoy
en día, que los puntos de vista que tienen raíces en la teología o en la
cosmogonía de base religiosa.
sergio-arancibia.blogspot.com
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