(Artículo de
Sergio Arancibia publicado en la edición digital de EL MUNDO ECONOMÍA Y
NEGOCIOS el día 27 de Abril de 2017)
Venezuela no
está bien rankeada en materia de turismo. Más allá de lo que el Ministerio de
Turismo diga o haga, la verdad verdadera es que los indicadores internacionales
que se pueden considerar - para ver cuán importantes es un país en materia de
atracción de turistas extranjeros - colocan
a Venezuela en una situación bastante poco envidiable.
Uno de esos
índices es el TTIC, o índice internacional de turismo y viajes, que es
construido por el Foro Económico Mundial de Davos. En su última versión
conocida, que tiene datos relativos a 2015, Venezuela figura en el lugar 110,
de un total de 141 países analizados. Ese índice toma en cuenta, desde luego,
no solo la cantidad de cosas maravillosas que la naturaleza puede haber
colocado en un territorio determinado, sino variables tales como infraestructura
turística, seguridad ciudadana, conectividad por aire o por tierra, precios,
sanidad, oportunidades de negocios, acceso a bienes culturales, etc.
Considerando y promediando todas esas variables, hay 109 países en el mundo que
están en mejores condiciones que Venezuela. Dicho en otras palabras: si hay
alguien en el mundo que quera salir de vacaciones y está en proceso de elegir
un país de destino, se encontrará con que hay 109 opciones mejores que
Venezuela. No es indudablemente una posición como para tirar cohetes.
Otro
indicador que se puede tomar en consideración es la cantidad de turistas que
recibe cada país. Este indicador es menos preciso pues la cantidad de turistas
depende de las dimensiones geográficas, demográficas y económicas de cada país.
Pero algo indica. El Banco Mundial confecciona y publica estadísticas al
respecto. De acuerdo a ellas, en 2014 Venezuela recibió 857 mil visitas
extranjeras. Muchos menos que Perú, Colombia, México, Costa Rica, Uruguay,
Argentina o Chile, por mencionar solo algunos países comparables de nuestra
América Latina.
Lo que todas
las estadísticas muestran es que no basta con tener playas hermosas ni tener
una selva premiada con el Salto del Ángel. Esas cosas pueden ser elementos que
posibilitan pero no determinan la venida de turistas. Para que los turistas
vengan y dejen aquí sus dólares, es necesario tratarlos bien, darles la
seguridad de que no serán asaltados ni robados, o que en el hotel podrán contar
con agua corriente y con electricidad en forma continuada, y que habrá en los
restaurants pan, leche, jamón, carne y otras cosas usuales en el menú nacional
o internacional, y que si tienen
necesidad de ir a una clínica o a
un hospital éste estará bien abastecido
de medicinas y de médicos que tengan buen domino de la medicina moderna. Y que los aviones llegarán y saldrán
a la hora, y que la tasa de cambio y los precios de los bienes y servicios
serán competitivos o mejores que los que imperan a nivel internacional.
El turismo
internacional es exigente. Compara con las ofertas similares que existen en
otros países. Por ejemplo, si alguien busca sol y playa caribeña, no tiene a
Margarita como la única opción, sino que también existe Colombia, Costa Rica,
Cuba, República Dominicana, etc. Hay que ser mejor que ellos para atraer al
turista extranjero. No basta con que nosotros estemos super convencidos de que
lo nuestro es bello. Hay que competir.
El turismo
nacional es distinto. Allí las opciones son menores, y mientras no se pueda
salir al extranjero - porque no hay dólares ni pasaportes como para ello, - hay
que hacer turismo interno, lo cual no es malo que se haga, pero no deja dólares
al país.
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