(Artículo de Sergio Arancibia publicado en la edición digital
de EL MUNDO ECONOMÍA Y NEGOCIOS el día 10 de mayo de 2017)
El Boletín 19 de la Asociación Venezolana de Exportadores,
AVEX, recientemente publicado, muestra los principales países de destino,
durante el año 2016, de las exportaciones no petroleras de Venezuela.
De esas estadísticas se deducen algunas cuestiones que son
importantes de analizar y de divulgar. Estados
Unidos aparece como el principal país de destino de las exportaciones no
petroleras venezolanas, con 517 millones de dólares, siempre y cuando no se
consideren los envíos de oro que el Banco Centra ha realizado a Suiza en el año
recién pasado. Sin embargo, si tomamos a América Latina como una unidad geográfica,
económica y comercial tenemos que las ventas no petroleras hacia esta región superan
a las exportaciones hacia el inmenso mercado norteamericano. Dentro de este mercado
latinoamericano destacan Colombia, México y Brasil, como los tres principales
países de destino de las exportaciones no petroleras venezolanas, con 186
millones de dólares, 168 millones de dólares y 146 millones de dólares,
respectivamente. Les siguen Chile y Costa Rica, con 60 millones de dólares y 18
millones de dólares. Las ventas a estos cinco países suman 579 millones de
dólares, lo cual supera en monto de los envíos hacia Estados Unidos.
Las buenas normas diplomáticas mandatan que un país – si defiende
sus intereses – no debe pelearse con aquellos países que están comprando sus mercancías.
Por el contrario, debe tratar de mantener con ellos las mejores relaciones posibles.
Pero de los cinco países mencionados, solo uno, Brasil, pertenece al Mercosur,
que es la asociación a la cual Venezuela ha dado tantas pruebas de amor en el
transcurso de los últimos años. Desgraciadamente, se han cultivado con ese
bloque relaciones altamente centradas en las relaciones personales entre los
gobernantes, en la afinidad ideológica, y en las negociaciones poco
transparentes de gobierno a gobierno, que son modalidades no dan buenos
resultados a largo plazo, como ha quedado demostrado en la relación Venezuela -
Mercosur. Con los otros cuatro países mencionados – tres de los cuales
pertenecen a la Alianza del Pacífico - las relaciones diplomáticas no son hoy en día las
mejores.
Con los países de la Unión Europea pasa algo similar. Si se
toman uno a uno ninguno de ellos aparece como un socio relevante de Venezuela,
en cuanto a destino de las exportaciones no petroleras venezolanas. Pero si se
toma la Unión Europea como una unidad geográfica, económica y comercial, se
tiene que la suma de lo que se envía a los siete principales compradores
europeos de productos venezolanos, durante el año 2016, alcanza a los 337
millones de dólares, cantidad menor que las exportaciones a Estados Unidos y a
la América Latina, pero que no deja de ser significativa en el contexto de las
cifras del comercio exterior venezolano. El año 2015 esas exportaciones sumaron
583 millones de dólares. Sin embargo, Venezuela se ha negado a participar en
las negociaciones que Mercosur viene desarrollando para firmar un Tratado de
Libre Comercio con la Unión Europea, dando la pésima señal de que ese mercado
no le interesa.
Hay que tener en cuenta que no participar en las negociaciones
que lleva adelante Mercosur no deja a Venezuela en la misma situación competitiva
en que se encuentra hoy en día, sino que la hace retroceder y perder eventuales
mercados, pues los países del Mercosur conseguirán ventajas comerciales que no
obtendrá Venezuela y, por lo tanto, en materia de competitividad - que siempre es una cuestión de posición
relativa de unos con respecto a otros- se empeorará la situación de Venezuela.
Hay en Venezuela
quienes no terminan de entender que la diplomacia debe ser un campo de batalla
en pro de los intereses sustantivos y de largo plazo del país, y no meramente
una tribuna para la retórica ideológica.
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