jueves, 25 de mayo de 2017

SE JUNTAN LOS BURROS PARA RASCARSE


(Artículo de Sergio Arancibia publicado en la edición impresa de TAL CUAL el día 25 de mayo de 2017)

¿Es Venezuela un buen punto de atracción de capitales extranjeros? Aquí existe la más elevada tasa riesgo país de toda América Latina y probablemente del mundo entero, si es que se llevaran indicadores comparables a nivel internacional. Según las últimas cifras provenientes de EMBI, ese indicador se ubica para Venezuela en 2.228, al 03 de mayo recién pasado.
Venezuela presenta hoy en día un bajo nivel de reservas internacionales del Banco Central. Al 08 de mayo se ubicaban en 10.137 millones de dólares, lo cual es el nivel más bajo de los últimos 20 años.
Venezuela ha visto disminuir sus ingresos por concepto de ventas internacionales de petróleo, tanto porque han bajado los precios de los hidrocarburos, como porque Venezuela ha bajado sus niveles de producción y de exportación. También influye en esos menores niveles de ingreso el hecho de que el petróleo que se le entrega a China se canaliza en alta medida hacia el pago de deuda con dicho país, y no genera nuevos fondos líquidos de libre disposición. En 2014 las exportaciones venezolanas de petróleo y sus derivados sumaron 66.382 millones de dólares. Esa cantidad bajó a 34.730 millones de dólares en el 2015 y a 24.029 millones de dólares en el 2016.
Venezuela tiene una ley de inversión extranjera que le concede altos grados de discrecionalidad al Ejecutivo para negociar condiciones especiales para algunas inversiones, lo cual genera falta de transparencia y falta de condiciones iguales para todos los inversionistas.
Venezuela ha visto retroceder en los últimos años sus exportaciones distintas al oro y al petróleo. 
Venezuela es un país que carece de un Parlamento en funciones, que tenga independencia del poder Ejecutivo.
Venezuela es un país donde al poder Judicial se le visualiza con un alto grado de dependencia con respecto al poder Ejecutivo.
Venezuela es un país donde hay un alto grado de inseguridad personal.
Venezuela es un país que ha sido señalado por múltiples parlamentos, gobiernos y organismos internacionales como violador de los derechos humanos.
¿Alguien en su sano juicio, podría decidir, sin presión alguna, invertir sus capitales en este país? La respuesta es sí, aun cuando parezca rara. Eso, porque existen en el mundo contemporáneo capitales que fluirán a este país, y a cualquier otro parecido, siempre y cuando les ofrezcan una tasa de ganancia descomunalmente alta. Se trata, indudablemente, de capitales maulas, buitres o piratas, que están dispuestos a correr altos riesgos, y recurrir, por lo tanto, a todos los mecanismos imaginables para salvaguardar sus inversiones. Esos son los únicos socios que puede exhibir hoy en día el gobierno en el seno del sistema financiero internacional.

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