(Artículo de Sergio Arancibia publicado en la edición impresa de TAL CUAL el día 23 de marzo de 2017)
En el arte de gobernar en el filo de lo legal, en el lenguaje y las acciones agresivas contra la oposición política, en el cambio de la constitución, en el uso de un lenguaje nacionalista y antiimperialista - solo el lenguaje- y en colocarse cada uno como el centro del universo, el Presidente Evo Morales tuvo muchas similitudes con el Presidente Chávez.
Sin embargo, en el manejo de la economía, las cosas han caminado por senderos muy diferentes y los resultados alcanzados son también claramente distintos.
Bolivia ha conocido un período de violento crecimiento del precio de su principal producto de exportación - el gas en este caso- seguido de un período - el actual - de decaimiento de dichos precios. Pero los 11 años en que Evo Morales ha estado en la Presidencia han sido años de crecimiento económico. El peor año ha sido el que recién termina, en el cual l el PIB creció en un 3,8 %. En los años anteriores las tasas de crecimiento han sido más altas, siendo incluso en algunos momentos superior al 6% . En ningún momento se ha presentado la crisis o la depresión económica que exhibe hoy en día Venezuela.
En materia de reservas internacionales, Bolivia llegó a tener en el año 2014 un monto superior a los 15 mil millones de dólares, cifra que superaba el monto de divisas necesarias para más de un año y medio de importaciones. Todo parece indicar que Bolivia no se embarcó en proyectos faraónicos, ni en derroches de nuevo rico, ni en financiar locuras internacionales, ni en un despliegue tropical de corrupción, como ha sucedido en otras partes del continente. A diciembre del 2016, las reservas llegaron a 10 mil millones de dólares, monto que todavía el igual a más de un año de importaciones. Se trata, paradójicamente, de un volumen de reservas casi igual al que presenta Venezuela.
La inflación en el 2016 alcanzó al 3.5 % mientras que en Venezuela superó el 500%.
Es cierto que Bolivia ha recibido un volumen importante de ayuda económica por parte de Venezuela, pero eso también marca una diferencia significativa entre los dos gobiernos. Recibir ayuda de quien está dispuesto a darla es propio de cualquier país que no tiene mas horizonte que el bienestar de su pueblo. Ir por el mundo, en cambio, con billetera fácil y generosa, es no ser cuidadoso con los recursos que su propio pueblo necesita.
En síntesis, el caso de Venezuela es único. No se parece para nada a la situación de Ecuador ni de Bolivia, que son sus más fieles aliados en la América del Sur. En estos países hicieron lo posible por aprovechar los ingresos de los años de bonanza petrolera, mientras que en Venezuela se los farriaron alegremente, sin tener ahora ni siquiera con que pagar la cuenta.
En el arte de gobernar en el filo de lo legal, en el lenguaje y las acciones agresivas contra la oposición política, en el cambio de la constitución, en el uso de un lenguaje nacionalista y antiimperialista - solo el lenguaje- y en colocarse cada uno como el centro del universo, el Presidente Evo Morales tuvo muchas similitudes con el Presidente Chávez.
Sin embargo, en el manejo de la economía, las cosas han caminado por senderos muy diferentes y los resultados alcanzados son también claramente distintos.
Bolivia ha conocido un período de violento crecimiento del precio de su principal producto de exportación - el gas en este caso- seguido de un período - el actual - de decaimiento de dichos precios. Pero los 11 años en que Evo Morales ha estado en la Presidencia han sido años de crecimiento económico. El peor año ha sido el que recién termina, en el cual l el PIB creció en un 3,8 %. En los años anteriores las tasas de crecimiento han sido más altas, siendo incluso en algunos momentos superior al 6% . En ningún momento se ha presentado la crisis o la depresión económica que exhibe hoy en día Venezuela.
En materia de reservas internacionales, Bolivia llegó a tener en el año 2014 un monto superior a los 15 mil millones de dólares, cifra que superaba el monto de divisas necesarias para más de un año y medio de importaciones. Todo parece indicar que Bolivia no se embarcó en proyectos faraónicos, ni en derroches de nuevo rico, ni en financiar locuras internacionales, ni en un despliegue tropical de corrupción, como ha sucedido en otras partes del continente. A diciembre del 2016, las reservas llegaron a 10 mil millones de dólares, monto que todavía el igual a más de un año de importaciones. Se trata, paradójicamente, de un volumen de reservas casi igual al que presenta Venezuela.
La inflación en el 2016 alcanzó al 3.5 % mientras que en Venezuela superó el 500%.
Es cierto que Bolivia ha recibido un volumen importante de ayuda económica por parte de Venezuela, pero eso también marca una diferencia significativa entre los dos gobiernos. Recibir ayuda de quien está dispuesto a darla es propio de cualquier país que no tiene mas horizonte que el bienestar de su pueblo. Ir por el mundo, en cambio, con billetera fácil y generosa, es no ser cuidadoso con los recursos que su propio pueblo necesita.
En síntesis, el caso de Venezuela es único. No se parece para nada a la situación de Ecuador ni de Bolivia, que son sus más fieles aliados en la América del Sur. En estos países hicieron lo posible por aprovechar los ingresos de los años de bonanza petrolera, mientras que en Venezuela se los farriaron alegremente, sin tener ahora ni siquiera con que pagar la cuenta.
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