(Artículo de Sergio Arancibia publicado en la edición digital de EL MUNDO ECONOMÍA Y NEGOCIOS el dÍa 15 de Marzo de 2017)
Cada vez que el precio del dólar paralelo presenta una caída en el mercado correspodiente algunas autoridades gubernamentales salen a hacer declaraciones en el sentido de que se han ganado batallas importantes en la guerra económica y se han vencido a los más grandes y tenebrosos enemigos que enfrenta el gobierno, el país y la patria. Lo único que les falta es hacer desfilar a las tropas victoriosas por las calles de Caracas para que reciban el saludo alborozado del pueblo y las condecoraciones correspondientes por parte del Ejecutivo. Pero al poco tiempo el dólar paralelo vuelve a subir y entonces sobreviene un largo período de silencio.
La guerra económica es una realidad de la Venezuela contemporánea. Ella se expresa fundamentalmente en la ardua lucha que lleva adelante la ciudadanía para hacer entender a las autoridades las variables fundamentales de la economía nacional y las consecuencias dramáticas que tiene el persistir en las decisiones erroneas. Los avances y retrocesos en dicha guerra económica no se miden, por lo tanto, por las cotizaciones del dólar paralelo, sino por las declaraciones y decisiones que se realizan al respecto.
¿Se puede sostener un dólar a un precio fijo en bolívares? Sí, siempre y cuando exista la cantidad suficiente de dólares como para venderlos a ese precio a quien quiera que llegue a las puertas del sistema bancario y cambiario con la cantidad de bolívares suficiente. En otras palabras, se necesita que la oferta de dólares sea más o menos cercana a demanda. Durante años ese sistema funcionó en Venezuela con bastante normalidad, pues existían los dólares suficientes. Como en la Venezuela de hoy en día lo que existe es una carencia casi absoluta de dólares, entonces no se puede sostener una política de esa naturaleza. La demanda es superior a la oferta. Algunos afortunados logran recibir dólares a precios oficiales. El resto de los que necesitan dólares recurre a los canales del mercado paralelo. Y allí el precio fluctúa de acuerdo a la oferta y la demanda.
Es así de simple. No se trata de tropas aguerridas que hacen avances y retrocesos en el campo de batalla. Con ese método de análisis y con esa terminología no se entiende nada de nada. Y como de hecho se pueden traer mercancías importadas compradas con dólares no oficiales - sin que se averigüe mucho de donde salieron - entonces de hecho se reconoce y se estimula la existencia de un mercado paralelo, donde tiene que haber un precio que no tiene porqué ser estable. Puede subir o bajar, de acuerdo a la oferta y la demanda ¿Es tan difícil de entender todo esto? Repito: la verdadera guerra económica es la lucha desesperada del país por hacer comprender a ciertas autoridades las verdades simples de la economía: si la demanda es mayor que la oferta, y hay un precio artificialmente bajo, habrá un mercado paralelo, y si hay mercado paralelo, habrán allí precios que suben y que bajan. Si los precios del paralelo suben, no es una derrota, y si los precios del paralelo bajan no es una victoria, ni para el gobierno ni para nadie. La única derrota para todos es tener un dólar paralelo como un componente ya perenne de la economía nacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario