(Artículo de
Sergio Arancibia publicado en EL MUNDO ECONOMÍA Y NEGOCIOS el día 2 de noviembre
de 2016)
Desde que
Venezuela empezó a coquetear con el Mercosur, Brasil ha sido su principal socio
comercial dentro de esa agrupación sub regional. Pero la caída de todas las
magnitudes del comercio exterior venezolano, en los años recientes, ha
terminado por afectar inevitablemente también al comercio con Brasil.
Las
exportaciones venezolanas a Brasil estaban en un nivel de 1.180 millones de
dólares en el año 2013. En el año siguiente se mantuvieron casi en el mismo
nivel, llegando a 1.174 millones de dólares. Pero en el año 2015 se produjo una
caída sustantiva y las exportaciones a Brasil llegaron solo a 679 millones de
dólares. Es aceptable la hipótesis de esa caída se debe en alta medida al menor
precio del petróleo en el mercado internacional, pues gruesa parte de las
exportaciones a ese país vecino están constituidas por petróleo y sus
derivados. El 83%, el 75 % y el 82 % de las exportaciones venezolanas a Brasil
fueron petróleo en los años 2013, 2014 y 2015, respectivamente. Se deduce de lo
anterior que siendo Brasil un mercado relevante en términos brutos, no es un
mercado igualmente relevante desde el punto de vista de las exportaciones no
petroleras venezolanas. Estas últimas suman 197 millones de dólares, 293
millones de dólares y 116 millones de dólares en los años 2013, 2014 y 2015
respectivamente.
Desde el
punto de vista de las importaciones desde Brasil, Venezuela ha comprado en ese
mercado mucho más que lo que ha vendido en el mismo. La balanza comercial ha
sido tradicionalmente favorable a Brasil. En el año 2013 las importaciones
venezolanas desde Brasil fueron 4.849 millones de dólares, y al año siguiente
habían bajado levemente, llegando a 4.632 millones de dólares. El gran bajón
tuvo lugar en el año 2015, en que esas compras en Brasil llegaron solo a 2.986
millones de dólares. Si bien siguen siendo volúmenes de ventas bastante
importantes para Brasil, ya Venezuela no es un mercado comprador de la misma
magnitud que cuando comenzó su intento de incorporación al Mercosur.
En el primer
semestre del año en curso, el comercio con Brasil no ha mejorado. Según Trade
Map, - - sistema estadístico mundial organizado por el PNUD y la OMC – en el
primer semestre del año 2015 las exportaciones totales venezolanas hacia Brasil
sumaron 385 millones de dólares. En el mismo período del año 2016, solo
llegaron a 232 millones de dólares. Una baja de aproximadamente 40 % en el
transcurso de un año. En ese primer semestre del año 2015, esas exportaciones
incluían 308 millones de dólares en petróleo, es decir, aproximadamente un 80 %
de las exportaciones totales. En el primer semestre del año 2016 las
exportaciones petroleras a Brasil sumaron 145 millones de dólares, lo cual
representa el 62 %del total exportado a dicho país. Esas cifras - que ya representan una baja
desde cualquier punto de vista en el 2016 con respecto al 2015 - hacen suponer
que los niveles totales de exportación que se presentaron durante el 2015 no se
alcanzarán en el 2016.
Desde el
punto de vista de las importaciones venezolanas procedentes de Brasil el primer
semestre del 2016 señala un monto de 528 millones de dólares, mientras que en
el mismo período del año anterior esas compras sumaron 1.311 millones de
dólares. Una baja cercana al 60 % en el transcurso del presente año. Nuevamente
se subraya el hecho de que Venezuela, con su crisis económica y con su falta de
reservas liquidas, ha dejado de ser un alegre comprador de todo lo que el
Mercosur en general, y Brasil en particular, podían venderles, como sucedía en
los primeros años de la década.
Ya hemos
dicho que las ventas venezolanas a Brasil están constituidas básicamente por
petróleo. Las ventas brasileñas a Venezuela, su vez, están constituidas
básicamente por carne y despojos comestibles (Capitulo 02 del arancel de
aduanas).
Este cuadro
de la relación comercial con Brasil - el mayor de los países del Mercosur, y el
más importante socio de Venezuela en esa agrupación sub regional - es representativo
de lo que sucede con toda la relación entre Venezuela y el Mercosur. En época
de crisis - no solo de Venezuela sino
también de los otros países del Mercosur - el comercio entre los países
miembros no aparece como el mercado seguro con el cual se puede contar cuando
el resto de los compradores y proveedores del mundo retroceden o se
alejan. Lejos de ser así, pareciera que
el comercio con sus socios regionales sufre la misma o peor reducción que el
comercio con el resto del mundo. La integración regional no aparece como la
zona de seguridad en la cual pueden refugiarse los países cuando los vientos
globales soplan en su contra. Para Venezuela -que tradicionalmente compraba más
de lo que vendía a Brasil y a los otros países del Mercosur – la obligación de
reducir sus compras es más obligante aun, pues no tiene fondos líquidos como
para sostener una balanza comercial deficitaria, que obviamente los restantes
socios del Mercosur no quieren o no pueden sostener con créditos de ninguna
naturaleza.
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