miércoles, 30 de noviembre de 2016

ALBA PERO NO TONTO



(Artículo de Sergio Arancibia publicado en EL MUNDO ECONOMÍA Y NEGOCIOS el día 30 de Noviembre de 2016)



Ecuador ha firmado un acuerdo comercial que libera de aranceles a gruesa parte de sus intercambios con la Unión Europea. Con algunos retoques - o algunas especificidades propias de la situación ecuatoriana - se está, en lo sustantivo, en presencia de una adhesión al Tratado Comercial Multipartito ya firmado hace unos pocos años atrás entre la UE y Colombia y Perú. Pero más allá de las diferencias que puedan existir en materia de redacción, la gran diferencia es que Colombia y Perú firmaron antes y llevan, por lo tanto, ventaja en lo que respecta a la colocación de ciertas mercancías en el mercado europeo. Ecuador se da cuenta, con algo de retardo, que el quedarse fuera de un acuerdo de esa naturaleza le hace perder competitividad y le hace perder mercado para muchas de sus exportaciones, pues las mismas mercancías, producidas y exportadas por Perú y/o por Colombia entran con preferencias al mercado europeo.

Además, Ecuador ha sufrido la baja de sus ingresos de exportación como consecuencia de la caída del precio del barril de petróleo, y tiene que ser realista. No puede cometer el mismo error de Venezuela, de basar su desarrollo exclusivamente en la venta de petróleo, e incluso cuando el petróleo baja de precios en el mercado internacional, seguir amarrado a lo que suceda con los precios de este hidrocarburo, esperando ingenuamente que las cosas vuelvan a ser como antes. No. Ecuador, presidido por un hombre de buena formación económica y buena formación cultural en general, y con una dosis importante de pragmatismo, se da cuenta de que sus relaciones económicas internacionales tienen que estar al servicio del país, y no pude estar atado en ese campo a una arrogante consideración ideológica. En otras palabras, hay que buscar que el país se inserte en el comercio internacional contemporáneo con otros productos diferentes al petróleo, y eso implica buscar la creación de competitividad tanto por la vía de la modernización y la innovación tecnológica de los procesos productivos internos, como por la vía de la negociación bilateral o multilateral de las normas que presiden el comercio entre aquellos países que son o que pueden llegar a ser socios comerciales importantes para el país.

Los países del ALBA – que se han quedado sin líder, sin proyecto y sin plata- abandonan por esta vía una de sus ideas fuerza más largamente sostenida: la idea de que los tratados de libre comercio son un engendro de satanás para perjudicar a los países pobres y beneficiar a los países ricos. En realidad, ya con anterioridad Nicaragua, que también es miembro del Alba, había firmado y puesto en vigencia su adhesión al tratado de libre comercio que une a Estados Unidos con Centro América y República Dominicana. Ahora es Ecuador quien protagoniza políticas similares en el contexto de América Latina y del Alba. Bolivia y Venezuela siguen, sin embargo, tozudamente atados a la idea de que los tratados de libre comercio son intrínsecamente negativos. En el caso de Bolivia es comprensible una actitud de esa naturaleza, pues ese país todavía no sufre todo el impacto de la caída de los precios de los hidrocarburos y sigue vendiendo gas a Brasil y Argentina en condiciones favorables. Vivir de la exportación de materias primas todavía es viable como modelo de desarrollo para ese país. Pero si el precio del gas acompañara en mayor medida al precio del petróleo, la situación de Bolivia se complicaría, y pasaría a conocer una situación similar a la de Venezuela y de Ecuador. Venezuela es sin duda el caso más dramático y patético, pues sigue atado a la esperanza de que el mercado petrolero pueda cualquier día amanecer al alza y salvar a la revolución bolivariana. Mientras tanto, no implementa sino medidas de sobrevivencia, muchas de ellas sin sentido ni horizonte alguno, pero sin ni siquiera plantearse seriamente la posibilidad de buscar nuevas formas de insertase en las complicadas corrientes del comercio internacional contemporáneo.

El acuerdo recientemente firmado por Ecuador debe entrar en vigencia el 1 de enero del próximo año. En esa fecha caducan las preferencias arancelarias unilaterales que la Unión Europea concede a Ecuador. Eso implica que de no haberse firmado el acuerdo que comentamos, Ecuador no solo hubiera quedado sin las preferencias allí contenidas, sino que además hubiera perdido las preferencias arancelarias unilaterales hoy en día existentes.

El acuerdo firmado implicará que el 95 % aproximadamente de las mercancías exportables ecuatorianas entrarán con cero arancel al mercado de los 28 países que conforman- todavía- la Unión Europea, incluyendo allí los producto manufacturados y los productos derivados de la pesca, que son tan importantes en la canasta de exportaciones de Ecuador. El 5 % restante será objeto de un proceso gradual de desgravación que se tomará 17 años. En sentido inverso, solo el 60 % de las mercancías provenientes de la Unión Europea gozarán en forma inmediata del cero arancel. Eso permite proteger algunos productos - tales como la leche, el queso y el arroz - que Ecuador no veía como conveniente exponer de inmediato a la competencia externa. También el banano, producto crucial para Ecuador, gozará de preferencias en el mercado europeo, pero ellas se pueden suspender si se supera un determinado umbral de exportaciones.

Además de este acuerdo con la Unión Europea, Ecuador ha entrado en negociaciones con la EFTA, acuerdo de libre comercio entre Suiza, Noruega, Islandia y Leichtenstein, cuatro países que no pertenecen a la Unión Europea y que tienen su propio acuerdo de asociación y liberación comercial. Es decir, todo parece indicar que Ecuador ha cambiado su visión sobre los tratados de libre comercio, y busca ahora, por nuevas vías, una mayor y mejor inserción en los circuitos del comercio internacional contemporáneo.



viernes, 25 de noviembre de 2016

NACIONALIZAR DOLAR TODAY


(Artículo de Sergio Arancibia publicado en la edición impresa de TAL CUAL el día 24 de noviembre de 2016.)

Tiene razón el gobierno en estar tan enojado con dólar today.  Son muchas las empresas y las personas que toman decisiones económicas importantes a partir de la tasa de cambio que se publica en esa ya famosa página web. Todo ello, a pesar de que son evidentes las limitaciones y las inconsistencias que tiene la tasa de cambio allí publicada.

En primer lugar, la tasa de cambio de marras se basa en lo sucede en Cúcuta en materia de tasa de cambio entre el peso colombiano y el bolívar venezolano. No se trata, por lo tanto, de un indicador económico que pretenda dar cuenta de lo que sucede en el conjunto del mercado no oficial venezolano entre dólar y bolívar. Hay una cantidad grande de operaciones de cambio entre dólar y bolívar que se desarrollan en muchos otros puntos de la geografía venezolana, sobre todo en la capital, que no quedan en absoluto reflejadas en la tasa dólar today que - como ya hemos dicho - solo refleja lo que sucede en un muy particular mercado regional.

En segundo lugar, la tasa dólar today no se basa únicamente en la tasa Cúcuta, sino que divide matemáticamente esta última por la tasa que se presenta en Bogotá entre el peso y el dólar. Por esa vía llega a la tasa dólar bolívar. Todo lo que suceda con la relación peso-dólar en Bogotá, y en Colombia, termina afectando directamente la tasa dólar today, por la forma como ésta se calcula. Por lo tanto, esta última tasa está doblemente influenciada por los sucesos económico que suceden en el hermano país, lo cual convierte a la fulana tasa en un mal indicador para medir la relación de cambio entre el dólar y el bolívar en Venezuela.

Pero hay que reconocer que esto es en alta medida consecuencia de las disposiciones legales venezolanas que prohíben publicar cifras sobre la tasa de cambio no oficial. Eso es lo que impide que surjan y se publiquen otros indicadores internos – made in Venezuela - que se preocupen de generar y publicar datos creíbles sobre esta materia. En otras palabras, es la decisión gubernamental la que le otorga a dólar today prácticamente el monopolio de la información sobre este delicado tema.

Por ello creemos que la solución a todo este problema pasa por nacionalizar, liberalizar y democratizar la información sobre tasa de cambio dólar bolívar. Que la tasa de cambio se convierta en un dato que se genere y se publique por organismos venezolanos. Mientras más organismos asuman esa tarea en sana competencia – en forma trasparente, responsable y con metodologías conocidas y discutidas-  tanto mejor. Podrían los institutos de investigación universitaria, o las consultoras privadas, o los bancos, asumir responsabilidades en esta materia. Con ello se generaría una información más consistente desde el punto de vista metodológico y más afincada en la realidad venezolana. Nacionalizar sería una buena solución, pero estatizar – que a veces es un verbo que se confunde con el anterior - sería una pésima alternativa, pues la información que se genere nacería carente de toda credibilidad.

miércoles, 23 de noviembre de 2016

LA IMPORTANCIA DE NO SER IMPORTANTES.


(Artículo de Sergio Arancibia publicado en EL MUNDO ECONOMÍA Y NEGOCIOS el día 23 de noviembre de 2016)


Si un país es importante en lo que respecta a la producción y exportación de cierto producto, exhibiendo un peso significativo en el mercado mundial correspondiente - como sucede, por ejemplo, con Venezuela y el petróleo- puede que tenga problemas y dificultades si se plantea aumentar su producción. Si quiere, eventualmente, aumentar la producción de dicha mercancía, en un 20 o 30 %, tiene que tomar en cuenta las consecuencias que ello tendría sobre el conjunto de dicho mercado, así como también sobre las acciones y reacciones que cabe esperar de los otros actores que ofertan el mismo producto. Puede que se llegue a la conclusión de que ese aumento traería consecuencias negativas - pues el mercado no tiene capacidad como para absorber esa mayor oferta- y por lo tanto el precio bajaría, los inventarios aumentarían y/o quedarían sin poder ser vendidos, todo lo cual terminaría siendo negativo para el país que protagonice este incremento de producción, y para las empresas que participan en dicho proceso. Esos son los costos o los inconvenientes de ser importante.

Distinto es el caso si un país exporta bienes en los cuajes no pesa en forma significativa en el mercado internacional correspondiente. Por ejemplo, si sus exportaciones representan menos del 1 % de las exportaciones mundiales. En el caso concreto de Venezuela hay varias decenas y centenas de productos que el país exporta que están en esas condiciones. En esos productos el país podría aumentar su producción y su exportación en un 50 % o en un 100 %, y lo más probable es que el mercado internacional tenga plena capacidad de absorber esa mayor oferta, sin que las condiciones generales que caracterizan ese mercado se vean alteradas. Más aun, exagerando quizás un poco las cosas, es posible que el mercado internacional ni se entere de este incremento de la oferta venezolana. Se trataría de una situación en que las potencialidades se basan precisamente en la importancia de no ser importante. Puede que duplicar la oferta de un determinado producto sea una situación sumamente importante para las cuentas externas de Venezuela - y para las empresas implicadas en el ese proceso- pero sin que eso sea igualmente importante para el mercado mundial en que esa mercancía se inserta.

Así, por ejemplo, en el capítulo 29 del arancel de aduanas, referido a productos químicos orgánicos -  que es el más importante para Venezuela después del capítulo 27, referido a petróleo y sus derivados – las exportaciones principales son las de alcoholes acíclicos y sus derivados, donde Venezuela exportó 494 millones de dólares en el año 2015. Pero esas exportaciones representan el 1,9 % de las exportaciones mundiales de dicho producto. Venezuela se ubica en el lugar 19 del ranking mundial de exportadores de dicha mercancía. Si Venezuela aumentase dichas exportaciones en un 20 %, eso sería significativo para nuestro país, pero sería un dato modesto para el mercado mundial correspondiente.

Veamos otro ejemplo: el capítulo 76 del arancel de aduanas, correspondiente a aluminio y sus manufacturas. En ese capítulo la principal exportación venezolana es el aluminio en bruto, mercancía de la cual se exportaron en el año 2015 un total de 219 millones de dólares. Esa cantidad, siendo importante para Venezuela, representa el 0.5 % de las exportaciones mundiales de ese rubro arancelario, y Venezuela se ubica en el lugar 35 entre los exportadores mundiales correspondientes. ¿Hay, por lo tanto, espacio en el mercado mundial para que ese productor, que abastece el 0.5 % de este, aumente su oferta en un 20, 30 o 40 %? Creemos que sí, pues se trata, nuevamente, de un aumento importante de un productor no importante.

Todo esto nos lleva a que hay posibilidades serias, y no meramente fantasiosas, como para que Venezuela dé un salto hacia adelante importante en lo que respecta a sus exportaciones no petroleras.

Si en el 2016 se llega a un total de exportaciones diferentes al petróleo y al oro de 2.500 millones de dólares – que es lo realista de suponer - y si dichas exportaciones crecen a partir del próximo año a una tasa interanual de 10 %, al cabo de 10 años se llega un nivel de exportaciones de 6.484 millones de dólares. Esa cantidad es menor que la exhibida por Venezuela en el año 2005, razón por la cual creemos que es una meta que la economía venezolana está en condiciones de superar.

Si la tasa de crecimiento interanual de las exportaciones fuese de 15%, al cabo de 10 años se llegaría a un nivel de exportaciones de 10.113 millones de dólares.  Y si la tasa de crecimiento interanual de las exportaciones fuese de 20% - lo cual luce como una tasa enteramente posible de alcanzar - al cabo de 10 años las exportaciones no petroleras y no auríferas serían de 15.479 millones de dólares. Dado que de las muchas mercancías que Venezuela exporta solo es importante en el mercado del petróleo y sus derivados, en todos los demás rubros puede aumentar su producción sin alterar los datos básicos del respectivo mercado. Crecer al 20%, en forma sostenida durante 10 años es, por lo tanto, posible y deseable, sobre todo si se piensa seriamente en superar el modelo rentista petrolero. Pero obviamente nada de ello sucederá en forma espontánea - ni como regalo del cielo, ni como consecuencia del mero funcionamiento libre y automático de las fuerzas del mercado - sino que requiere acciones claras y sostenidas en el campo de la política económica como para lograrlo. Más aun, se necesita de una política de estado, asumida como tal por el conjunto de las fuerzas políticas y económicas del país. 










jueves, 17 de noviembre de 2016

CUENTOS CHINOS.


(Artículo de Sergio Arancibia publicado en la edición digital de TAL CUAL el día 17 de noviembre de 2016)

 Hay anécdotas históricas que son muchas veces puras invenciones - desde el principio al fin - pero que aun así, cumplen un rol positivo, pues dejan ciertas moralejas o enseñanzas que pueden ser útiles para alumbrar situaciones presentes o futuras. Una de ellas dice relación con el Presidente Mao, el legendario líder chino. Antes de que la victoria jalonara definitivamente sus esfuerzos, tuvo que pasar por luchas largas y difíciles. En medio de ellas, se tuvo que participar en diálogos, pactos y negociaciones con otros líderes o políticos chinos, que tenían intereses o perspectivas distintas respecto al futuro de China, pero que coincidían con Mao en ciertos aspectos de la lucha de un cierto presente. Uno de esos líderes fue Chiang Kai Shek, dirigente del Kuomintang.
Cuenta la historia - o la mitología, o la fantasía - que en uno de los encuentros de ambos líderes chinos, encaminados a formar una alianza para luchar de conjunto contra la invasión japonesa, Chiang le exigió a Mao que lo recociera como líder absoluto de toda la coalición, a lo cual Mao no opuso objeción alguna. Luego Chiang exigió que en su uniforme Mao usara menos estrellas que en el uniforme de aquel, con lo cual este estuvo totalmente de acuerdo.  Luego se planteó que en los discursos Mao debía dirigirse a Chiang como al líder del pueblo chino, cuestión que Mao estuvo totalmente dispuesto a aceptar. Finalmente, Chiang le exigió a Mao que disolviera el Ejército Rojo, ante lo cual Mao le respondió que por ningún motivo. Allí residía todo el problema, o por lo menos el problema central del poder.  Allí estaba la fuerza de Mao. Todo lo demás era absolutamente adjetivo.
Moraleja 1: hay que saber distinguir lo importante de lo secundario, o lo sustantivo de lo adjetivo.
Moraleja 2: hay que saber ceder en lo adjetivo para concentrar los esfuerzos durante la negociación en los aspectos realmente sustantivos.
Moraleja 3: el dialogo, la alianza o la negociación no definían las metas a futuro de ninguna de las partes. La lucha continuaba más allá de ese momento de negociación. La negociación era un momento de la lucha y de la vida, pero no el final de la misma. Hubiera sido infantil o ingenuo pretender que en esa negociación Mao iba a obtener todos sus objetivos y sus metas de corto y de largo plazo.
Supongo - agregándole ya cosas por mi cuenta a lo anecdótico, lo fantasioso o lo histórico - que Mao debe haber contado permanentemente con un importante estado mayor, y que ninguno de sus miembros, ni antes ni después de la negociación, cualquiera que haya sido el resultado de la misma, formuló críticas a lo que se acordó o se dejó de acordar en esa reunión. 
El final de la historia es conocido. Mao continuó al frente del Ejército Rojo, y se ganó en la batalla contra los japoneses y contra el Kuomintang al apoyo mayoritario del pueblo chino.

miércoles, 16 de noviembre de 2016

MERCADO APTO PARA ESPECULADORES


(Artículo de Sergio Arancibia publicado en EL MUNDO ECONOMÍA Y NEGOCIOS el día 16 de noviembre de2016)

En los mercados mundiales del petróleo, cobre, fierro y otras materias primas- y en general en el mercado internacional de los commodities-  no solo actúan los países o empresas productoras, por un lado, y los eventuales usuarios o compradores por otro. Esa es una visión demasiado idílica del funcionamiento de los mercados. Para bien o para mal, hay otros actores que también deben ser necesariamente considerados: se trata de los fondos especulativos, que actúan tanto como demandantes o como ofertantes, sin ser productores ni usuarios de ninguna mercancía en particular.  
Hay quienes tienen frente la palabra “especulación” la misma reacción que si escucharan hablar de la mafia, del crimen organizado, o de tenebrosas asociaciones ilícitas y subterráneas destinadas a enriquecerse a costa del resto de la población, por medio de acciones de carácter delictivo.  En realidad, por lo menos en el campo de la economía, lo especulativo no tiene ninguna de esas connotaciones negativas. Más aún podemos decir que la presencia de los especuladores es absolutamente normal en el campo de la economía. Los especuladores son agentes económicos que compran en el presente ciertos activos – pueden ser bonos, monedas, minerales, alimentos, bienes raíces, obras de arte, o cualquier otro bien – no para consumirlos ni para incorporarlos a otros procesos productivos, sino para poder venderlos en un futuro cercano.  La esencia de dicho proceder es que los especuladores apuestan a que en el mercado se presentará un alza del precio de los bienes o activos que ellos están comprando, de modo que los podrán vender en un futuro cercano a un precio mayor. Siempre es posible que el precio baje, y que los especuladores pierdan, pero estos no se sientan a esperar lo que el mercado les depara sino que, por lo general,  su propio accionar les permite obtener los resultados que ellos esperan. Según Keynes, los especuladores son agentes económicos que creen conocer el mercado mejor que el mercado mismo.
Cuando los especuladores logran comprar una parte muy poco significativa del total de lo producido o de lo ofertado en el mercado, el precio en dicho mercado sigue en lo fundamental determinado por la oferta de los productores y por la demanda de quienes desean usar prontamente ese bien para efectos de consumo final o de consumo intermedio. En otras palabras, los especuladores - si bien existen y obtienen ganancias - no tienen capacidad, en las circunstancias mencionadas, como para incidir en forma significativa el precio del mercado.
El problema se complica cuando los especuladores tienen un poder de compra de tal magnitud, que las cantidades que compran hoy en día en el mercado - o las cantidades que están en condiciones de lanzar al mercado en un futuro - son lo suficientemente grandes como para incidir en forma sustantiva en el precio de la mercancía. En esas, circunstancias los especuladores se convierten en agentes que pueden influir sobre el resultado de la apuesta que ellos mismos han realizado, lo cual implica una distorsión grave en el funcionamiento de cualquier mercado.
Las apuestas de los especuladores pueden ser de muy variado tipo. Pero lo más clásico o usual es que si visualizan que los precios de mercado de una determinada mercancía tienen una tendencia a subir o, dicho en otras palabras, si hay fuerzas en el mercado que apuntan hacia el alza del precio de un determinado producto, entonces es el momento precisamente de comprar, para poder vender cuando esa alza de precios efectivamente se materialice.  Si actúan en esa forma y de acuerdo a esa lógica, su propia demanda se convertirá en una fuerza que empuje en dirección al alza de los precios, con lo cual su visión del mercado se convertirá en una profecía auto cumplida. Los incrementos de precios serán en esa medida más rápidos o más explosivos que si esos especuladores no existieran.
Durante unos cuantos años del siglo XXI las materias primas que América Latina estaba y está en condiciones de exportar presentaron una clara tendencia alcista. Se trataba de un período de alta demanda, dada por el crecimiento de la economía china, y de alta presencia en el mercado de fondos especulativos que buscaban oportunidades de inversión rentable más en los países en desarrollo que en los países desarrollados. Subió en el mercado internacional no solo el precio del petróleo, sino también el precio del cobre, de la soya, del hierro, etc. Pero si los precios del barril de petróleo estuvieron cerca de los 150 dólares por barril - hace algunos pocos años atrás - no se debió a que la demanda final hubiera sido dos o tres veces la que impera hoy en día en el mercado internacional del crudo, ni porque la oferta hubiera sido la mitad o menos de lo que es hoy en día. Esos precios se explican en alta medida por la presencia, en esos momentos, de compras especulativas en dicho mercado.
Pero ahora, cuando los chinos no han dejado de crecer - pero han moderado su ritmo de crecimiento - y cuando los capitales especulativos en todo el mundo tienden a girar hacia las economías de los países desarrollados, el peso de los especuladores sobre el mercado de materias primas parece haberse reducido, aun cuando cuándo conservan una presencia más modesta y nunca terminan por desaparecer del todo. En este nuevo cuadro internacional, los cambios en el precio internacional del petróleo o de otras materias primas será más lento o menos explosivo que en otras ocasiones – sobre todo de la década pasada - y estará en mayor correspondencia con lo que suceda en el lado de la producción y del consumo. Así que el gobierno de Venezuela y Pdvsa pueden soñar con un petróleo a 70 u 80 dólares por barril, siempre que lo hagan sin desespero y que entiendan que esas son metas que si se consiguen, lo hacen, por ahora, paso a paso.




















jueves, 10 de noviembre de 2016

LOS MUERTOS GOZAN DE BUENA SALUD


(Artículo de Sergio Arancibia publicado en la edición impresa de TAL CUAL el día 10 de noviembre de 2016)

En un momento se dijo que una cierta página web extranjera - que publica diariamente la relación de cambio entre el bolívar y el dólar - era la causante de todos los males que enfrentaba la economía venezolana.
Poco después el discurso cambio: se pasó a decir que esa perversa página web había sido derrotada. Más de alguno, que nunca falta, seguramente llegó a pensar que sería bueno proponer un desfile de honor, en que las tropas victoriosas que habían participado en esa singular batalla entraran desfilando a Caracas para recibir el calor y el aplauso del pueblo entusiasmado y agradecido.
Pero resulta que esa página web no estaba derrotada. No estaba muerta, sino que andaba de parranda. Sin previo aviso, el bolívar pasa a tener en esa siniestra página una cotización con el dólar que sin duda alguna debe preocupar a aquellos que piensan que los grandes problemas que enfrenta la economía venezolana tienen que ver con lo que publica o deja de publicar una cierta página web, de los cientos de páginas web existentes en el mundo que publican comentarios e informaciones sobre la economía venezolana.
¿Porque la fulana página web volvió a dar datos alcistas sobre a relación entre el dólar y el bolívar fuerte? Algunas hipótesis que se pueden esbozar al respecto serían las siguientes: primero, la situación política. Pareciera que una cantidad importante de empresas y ciudadanos venezolanos se convencen de que es mejor esperar que la aguas se aquieten pero con sus churupos fuera del país. Salga sapo o salga rana, es mejor esperar afuera. En segundo lugar, la situación económica. Hay empresas que tienen compromisos en dólares y tienen que pagarlos a cualquier precio, pues las relaciones con sus proveedores internacionales son suficientemente valiosas como para no ponerse graciosos en ese campo. También hay empresas que necesitan insumos para mantener sus actividades productivas dentro del país, y compran dólares para adquirir esos insumos, convencido de que podrán resarcirse posteriormente de esos gastos por la vía de los precios finales que le pongan a sus productos. La política que se comienza a implementar – aun cuando sin mucha bulla- de permitir importaciones de bienes que posteriormente se venden a precios de mercado internacional, favorece ese tipo de operación. En tercer lugar, la mala imagen. El episodio de la renegociación de los bonos de Pdvsa, y el nivel no precisamente elevado de las reservas del Banco Central de Venezuela, contribuyen poderosamente a vender la imagen de que las cosas no están muy buenas. De que dólares no hay, o son muy escasos. Y lo escaso tiende a subir de precio. Una cuarta hipótesis: la apertura de la frontera con Colombia ha contribuido a que el bolívar se haga abundante en las ciudades fronterizas y eso hace que su `precio baje. Una última hipótesis: la liquidez monetaria parece retomar su ritmo acelerado de crecimiento, pues el gobierno no puede vivir sin déficit y sin emisión monetaria, y parte importante de esa liquidez se traslada al mercado cambiario.   

viernes, 4 de noviembre de 2016

847 MEDICOS MENOS


(Artículo de Sergio Arancibia publicado en la edición digital de TAL CUAL el día 4 de noviembre de 2016)

 En Chile, los médicos graduados en el extranjero, que aspiran a trabajar en el sistema público de salud, deben rendir y aprobar una prueba de conocimientos que se lleva adelante una vez al año bajo la responsabilidad de un organismo denominado Examen Único Nacional de Conocimientos de Medicina, Eunacom, cuyo Consejo Directivo lo conforman los Decanos de la Facultades de Medicina del país.
La próxima versión de esa prueba se llevará a efecto el 14 de diciembre. Hay inscritos para participar en ella un total de 2.448 galenos. De ellos 847 son venezolanos, los cuales constituyen el sub grupo nacional más numeroso dentro de los participantes. En el año anterior participaron 338 venezolanos. Ambas cifras no se pueden sumar, pues hay médicos que no aprobaron la prueba en el 2015 y la vuelven a presentar en el 2016. Pero la solo presencia de 847 médicos venezolanos en territorio chileno, tratando de generar condiciones que les permitan trabajar a mediano y largo plazo en ese país, es una situación que merece ser analizada con detenimiento y preocupación. Ya no se trata de casos particulares y aislados, sino que las cifras mencionadas dan cuenta de un problema de emigración masiva de talentos.
Dicha emigración de médicos es, por un lado, un hecho representativo de que en Venezuela dichos profesionales no obtienen las remuneraciones que se corresponden con sus muchos años de estudio y con su elevada capacitación profesional. Y esa falta de remuneración adecuada se debe, a su vez, a la falta de presupuesto del conjunto del sector salud, que camina irremediablemente en dos direcciones opuestas: por un lado, hacia la pauperización y la crisis del sistema de público de salud, y por otro, hacia el desarrollo del sistema privado de salud.
Pero no se trata solo de un problema de buscar un lugar en el mundo donde su trabajo pueda ser bien remunerado, lo cual es una búsqueda justa y legítima. Los médicos que aceptan sacrificar su remuneración en aras de trabajar en su propio país, se enfrentan con la falta de equipos, insumos y medicamentos en los hospitales y centros de salud, y con la desidia más absoluta de los medios oficiales frente a esa situación. No son solo los médicos los que han devenido en no importantes para el gobierno, sino que el conjunto de la salud pública ha dejado de ser una prioridad para las esferas oficiales.
Frente a esta situación las reacciones son variadas. Hay quienes buscan solución por la vía represiva, postulando que hay que impedirles la salida de Venezuela, y/o imponerles, a quienes quieran salir, que paguen elevadas cantidades de dinero que compensen el costo de la educación que se les ha proporcionado. En otras palabras, que compren su libertad. Hay otros que creen que las condiciones en el país pueden cambiar de modo de volver a darle a cada quien una remuneración acorde con sus estudios y con lo delicado de su función social. Desgraciadamente esta última visión del problema, siendo positiva y optimista, si es que se hace realidad, puede detener la salida de profesionales, pero es muy difícil que los médicos que salieron del país y que se asentaron profesionalmente en el extranjero y que han formado allí una familia, vuelvan a los primeros síntomas de cambios relevantes en Venezuela. Se trata de un capital que a Venezuela le costará recuperar.

miércoles, 2 de noviembre de 2016

EL COMERCIO DE VENEZUELA CON BRASIL


(Artículo de Sergio Arancibia publicado en EL MUNDO ECONOMÍA Y NEGOCIOS el día 2 de noviembre de 2016)

Desde que Venezuela empezó a coquetear con el Mercosur, Brasil ha sido su principal socio comercial dentro de esa agrupación sub regional. Pero la caída de todas las magnitudes del comercio exterior venezolano, en los años recientes, ha terminado por afectar inevitablemente también al comercio con Brasil.
Las exportaciones venezolanas a Brasil estaban en un nivel de 1.180 millones de dólares en el año 2013. En el año siguiente se mantuvieron casi en el mismo nivel, llegando a 1.174 millones de dólares. Pero en el año 2015 se produjo una caída sustantiva y las exportaciones a Brasil llegaron solo a 679 millones de dólares. Es aceptable la hipótesis de esa caída se debe en alta medida al menor precio del petróleo en el mercado internacional, pues gruesa parte de las exportaciones a ese país vecino están constituidas por petróleo y sus derivados. El 83%, el 75 % y el 82 % de las exportaciones venezolanas a Brasil fueron petróleo en los años 2013, 2014 y 2015, respectivamente. Se deduce de lo anterior que siendo Brasil un mercado relevante en términos brutos, no es un mercado igualmente relevante desde el punto de vista de las exportaciones no petroleras venezolanas. Estas últimas suman 197 millones de dólares, 293 millones de dólares y 116 millones de dólares en los años 2013, 2014 y 2015 respectivamente.
Desde el punto de vista de las importaciones desde Brasil, Venezuela ha comprado en ese mercado mucho más que lo que ha vendido en el mismo. La balanza comercial ha sido tradicionalmente favorable a Brasil. En el año 2013 las importaciones venezolanas desde Brasil fueron 4.849 millones de dólares, y al año siguiente habían bajado levemente, llegando a 4.632 millones de dólares. El gran bajón tuvo lugar en el año 2015, en que esas compras en Brasil llegaron solo a 2.986 millones de dólares. Si bien siguen siendo volúmenes de ventas bastante importantes para Brasil, ya Venezuela no es un mercado comprador de la misma magnitud que cuando comenzó su intento de incorporación al Mercosur.
En el primer semestre del año en curso, el comercio con Brasil no ha mejorado. Según Trade Map, - - sistema estadístico mundial organizado por el PNUD y la OMC – en el primer semestre del año 2015 las exportaciones totales venezolanas hacia Brasil sumaron 385 millones de dólares. En el mismo período del año 2016, solo llegaron a 232 millones de dólares. Una baja de aproximadamente 40 % en el transcurso de un año. En ese primer semestre del año 2015, esas exportaciones incluían 308 millones de dólares en petróleo, es decir, aproximadamente un 80 % de las exportaciones totales. En el primer semestre del año 2016 las exportaciones petroleras a Brasil sumaron 145 millones de dólares, lo cual representa el 62 %del total exportado a dicho país.  Esas cifras - que ya representan una baja desde cualquier punto de vista en el 2016 con respecto al 2015 - hacen suponer que los niveles totales de exportación que se presentaron durante el 2015 no se alcanzarán en el 2016.
Desde el punto de vista de las importaciones venezolanas procedentes de Brasil el primer semestre del 2016 señala un monto de 528 millones de dólares, mientras que en el mismo período del año anterior esas compras sumaron 1.311 millones de dólares. Una baja cercana al 60 % en el transcurso del presente año. Nuevamente se subraya el hecho de que Venezuela, con su crisis económica y con su falta de reservas liquidas, ha dejado de ser un alegre comprador de todo lo que el Mercosur en general, y Brasil en particular, podían venderles, como sucedía en los primeros años de la década.
Ya hemos dicho que las ventas venezolanas a Brasil están constituidas básicamente por petróleo. Las ventas brasileñas a Venezuela, su vez, están constituidas básicamente por carne y despojos comestibles (Capitulo 02 del arancel de aduanas).
Este cuadro de la relación comercial con Brasil - el mayor de los países del Mercosur, y el más importante socio de Venezuela en esa agrupación sub regional - es representativo de lo que sucede con toda la relación entre Venezuela y el Mercosur. En época de crisis -  no solo de Venezuela sino también de los otros países del Mercosur - el comercio entre los países miembros no aparece como el mercado seguro con el cual se puede contar cuando el resto de los compradores y proveedores del mundo retroceden o se alejan.  Lejos de ser así, pareciera que el comercio con sus socios regionales sufre la misma o peor reducción que el comercio con el resto del mundo. La integración regional no aparece como la zona de seguridad en la cual pueden refugiarse los países cuando los vientos globales soplan en su contra. Para Venezuela -que tradicionalmente compraba más de lo que vendía a Brasil y a los otros países del Mercosur – la obligación de reducir sus compras es más obligante aun, pues no tiene fondos líquidos como para sostener una balanza comercial deficitaria, que obviamente los restantes socios del Mercosur no quieren o no pueden sostener con créditos de ninguna naturaleza.