(Artículo Sergio
Arancibia publicado en TAL CUAL el día 14 de Marzo de 2014.)
La
Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo, UNCTAD, ha
publicado recientemente los datos provisorios sobre el nivel alcanzado por la
inversión extranjera directa, IED, durante el año 2013, a nivel global, informe
del cual se desprenden algunas cuestiones de interés.
En primer
lugar, se pone de relieve que los flujos de inversión extranjera directa
crecieron a nivel mundial, desde un nivel de 1.317 billones de dólares en 2012,
a 1.461 billones de dólares en el 2013. Es un cambio pequeño, aun cuando de
carácter positivo, pero que no permite todavía alcanzar los niveles que esa
variable alcanzó en los años 2007 y 2008, previos a la crisis, ni tampoco el nivel del 2011, en
años todavía de crisis. En todo caso, se pone de manifiesto que el capital productivo
– no se toman en cuenta los flujos de capital meramente financiero – sigue
siendo un factor que se mueve incesantemente a lo largo y ancho del planeta,
causando efectos, tanto positivos como negativos, en las economías de origen y en las economías
de destino.
En segundo
lugar, es importante destacar que el primer receptor de IED a nivel mundial es
Estados Unidos, lo cual pareciera indicar que dicho país sigue aspirando fondos
productivos tanto de Europa como de Asia. Indica también que esos fondos no
siempre, se mueven desde los países desarrollados hacia los países en desarrollo
– como tiende a suponer el sentido común - sino que hay también un intenso
flujo entre los propios países desarrollados.
El segundo país receptor a nivel mundial es China, con un monto de 127 mil millones de dólares, seguido
de Rusia, con 94 mil millones de dólares. En cuarto lugar se ubican las Islas
Vírgenes Británicas, pequeña isla de no más de 25 mil habitantes, que por su
situación de paraíso fiscal, es utilizado como plataforma de operaciones por
una cantidad importante de los capitales que circulan por el mundo. En quinto
lugar se úbica Hong Kong, con 72 mil millones de dólares, que si se sumaran
China, mostrarían a ese binomio como el primer receptor mundial de IED a nivel
mundial, por sobre los Estados Unidos.
En tercer
lugar, se destaca que América Latina y el Caribe recibieron, por concepto de
IED, en el año 2013 un monto cercano a los 294 billones de dólares,
lo cual es un nivel igual al monto que recibió Europa en el mismo año, y superior
al que recibió el conjunto de Norteamérica – que es un concepto geográfico y
económico diferente a Estados Unidos -. Sólo Asia supera ampliamente a América
Latina como receptor de IED.
En cuarto
lugar, entre los países latinoamericanos receptores de IED destacan México, Brasil y Chile, que se
ubican entre los primeros 20 países receptores de IED a nivel mundial. Brasil
recibió un monto cercano a los 63.000 millones de dólares, lo cual es el 47 %
de todo lo recibido por la América del Sur y el Caribe. Brasil, por su dimensión
económica, geográfica, política y demográfica, sigue siendo un punto de
atracción para este tipo de fondos internacionales. Lo recibido por México alcanzo
a los 35 mil millones de dólares,
siendo, en porcentaje, el país que experimentó el mayor crecimiento en lo que
respecta a este indicador, entre los
años 20012 y 2013. Chile recibió un monto
de 20 mil millones de dólares, lo cual implica un descenso con respecto al año
anterior, aun cuando sigue en un lugar destacado en América Latina, en cuanto a
recepción de IED, pues supera a países como Perú, Colombia Venezuela o Argentina.
Cabe destacar también que tanto Centroamérica como el Caribe aumentaron en
porcentajes importantes- 92 % y 37 %, respectivamente - el monto de IED
recibido.
El capital
hace muchos siglos que se mueve por el mundo, y no siempre ha dejado huellas
positivas en los pases donde se ha radicado.
Que sus efectos sean positivos o negativos depende, en alta medida, de la
capacidad de negociación de los países receptores, lo cual se manifiesta en cuestiones
tajes como el respeto por parte del capital extranjero a las normas
tributarias, ecológicas, laborales, sanitarias y tecnológicas, entre otras,
de los países receptores. Todo parece indicar, en todo caso, que esa capacidad
negociadora por parte de los países en desarrollo ha aumentado en forma
significativa a lo largo de los últimos 50 años.
sergio-arancibia.blogspot.com
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