jueves, 28 de marzo de 2013

EL HATO EL CEDRAL


(Artículo de Sergio Arancibia publicado en EL MUNDO ECONOMÍA Y NEGOCIOS
el día 26 de marzo de 2013.)


De los varios millones de habitantes que tiene Caracas, debe haber un
porcentaje muy pequeño que ha visitado los llanos venezolanos y que ha
tenido la oportunidad de ver en libertad a una docena de babos (caimán
crocodilus) tomando el sol a la orilla de algunos de sus muchos cursos
de agua.
A los chiguires, que son los roedores más grandes que se conocen - y
que viven en grandes familias en las mismas aguas donde se bañan los
caimanes - la mayoría de los venezolanos ni se los imaginan como son.
Podríamos agregar, en esta lista de grandes desconocidos, a  las
anacondas - o culebras de agua, de gran tamaño - o  las bandadas de
garzas negras, blancas o rojas, que levantan el vuelo por miles cuando
algún ruido mecánico altera en tierra firme su metódica búsqueda de
alimentos. Es altamente probable que el porcentaje de caraqueños que
han visitado Miami o Disneyworl sea mayor que el porcentaje de los que
han visitado esa hermosura de llano que se abre al sur del rio Apure,
y que se han extasiado con su flora, su fauna y la infinitud de sus
horizontes.
Para muchos, todo esto tiene sabor a turismo aventura, a peligros, a
incomodidades, a folklorismos trsanochados, y muchas veces incluso a
imposibilidades de acceso. Por ello, me siento tentado a escribir
estas líneas en relación al Hato El Cedral, que es una empresa
agropecuaria, de 53 mil hectáreas, ubicada cerca de la población de
Mantecal, al sur del rio Apure. Además de la producción de ganado,
propia de las explotaciones de la zona, allí se dedican también a
potenciar el turismo ecológico.  En esas profundidades del llano no es
usual  encontrar buenas instalaciones hoteleras. Por ello es extraño
encontrar en el Hato El Cedral, para disfrute de los turistas,  un
conjunto de habitaciones de excelente calidad, propias de cualquier
hotel de tres o de cuatro estrellas, con baños privados, agua
caliente, televisión por cable, aire acondicionado, neveras  y camas
cómodas, todo en un ambiente de limpieza y de cuidado.  A todo ello se
agrega la piscina y un caney con fuente de soda, donde venden cerveza
y regalan agua embotellada y refrescos durante todo el día.
Pero lo más interesante del Hato el Cedral son las excursiones guiadas
que dos veces al día realizan por diferentes parajes llaneros, para
consumo de los huéspedes. Algunas de ellas en camiones especialmente
acondicionados para el traslado y la visión por parte de los turistas,
y otras en lanchas para atravesar las lagunas, esteros y demás cursos
de agua.  Todos esos paseos, con guías de la zona, o personal
especializado en el turismo ecológico.  Esas excursiones son una
tremenda fiesta para los sentidos, para el conocimiento y para el
alma.
Este Hato está hoy en día en manos del Estado. Fue expropiado hace
pocos años atrás  a sus antiguos propietarios, que son los que
comenzaron con esta actividad. No tengo puntos de comparación para
emitir juicios sobre si la calidad de los servicios ha mejorado o ha
empeorado con el cambio de propietarios. Pero los servicios actuales
son buenos y los precios no son ni muy caros ni muy baratos. Creo, en
todo caso, que son más baratos que un día todo incluido en Margarita o
en Aruba.
No es usual que este articulista aborde este tipo de reflexión en su
producción periodística, pero este es un caso excepcional,  que
justifica salirse de la rutina. Se trata de una actividad de
excelencia turística y ecológica, que vale la pena apoyar y estimular,
y que tiene mucho que mostrar y que enseñar a muchos venezolanos.

sábado, 23 de marzo de 2013

EL CANCER DE LOS PARAISOS FISCALES


(Artículo de Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el día 22 de Marzo de 2013.)


Tiempos hubieron en la historia de la humanidad en que la inversión
que los países hoy en día llamados desarrollados llevaban adelante en
los países pobres, subdesarrollados o en desarrollo, era un puro y
simple saqueo.
La explotación y exportación de los recursos naturales implicaba que
dejaban algún  monto de salarios en manos de los trabajadores nativos
y algunos tributos de menor cuantía en manos de los gobiernos locales,
y todo el sistema les permitía acuñar inmensas fortunas que
alimentaban el desarrollo industrial y financiero de los países de
origen de los capitales. Los gobiernos locales, por ignorancia, por
debilidad o por corrupción, no tenían acceso a las contabilidades
respectivas, y no tenían conocimiento alguno de los costos y de las
ganancias de las compañías extranjeras. No tenían tampoco acceso a los
precios de venta internacionales, ni a los costos de los equipos y
bienes de capital presentes en las actividades productivas, ni a las
tasas de interés de los préstamos que las empresas extranjeras se
hacían entre sí.  Estaban, además, sujetos, a todo tipo de presiones
–diplomáticas, económicas y militares - para adecuar la legislación
laboral, tributaria, portuaria o bancaria, a los deseos y necesidades
de las empresas inversoras. Era la época de oro del imperialismo.
Hoy en día los Estados de los países en desarrollo tienen Gobiernos
más fuertes, lo cual se pone de manifiesto en que tienen mayor
capacidad de diálogo y de negociación con las empresas y con los
países extranjeros. Están deseosos de que el capital extranjero se
radique en sus países – pues eso implica ventajas comerciales,
tecnológicas  e incluso políticas - pero están en condiciones de
imponer legislaciones laborales, ambientales, tributarias, aduaneras,
etc., que impliquen menores costos y mayores beneficios a los países
donde esos capitales se radican. La mayor competencia internacional
entre países y entre empresas trasnacionales les da también mayor
capacidad de negociación a los países en desarrollo. En algunos casos,
estos están incluso en condiciones de llevar adelante por si solos
actividades productivas que antes requerían obligatoriamente de la
capacidad tecnológica extranjera. Se han modificado las correlaciones
de fuerza, nacionales  e internacionales, presentes en esa vieja y
conflictiva relación.
La tributación sigue siendo, sin embargo, un campo donde las empresas
trasnacionales pueden hacer todavía una serie importante de trampas
que implican costos o pérdidas importantes para los países en
desarrollo. Por la vía de ponerle precios arbitrarios a los
intercambios entre empresas relacionadas internacionalmente – los
llamados precios de transferencia- o por la vía, muy similar, de
cobrar tasas de interés arbitrarias a los prestamos financieros o
comerciales entre empresas filiales, las empresas pueden ir haciendo
aparecer las ganancias en un país o en otro, en función de la mayor o
menor tributación que cada uno de ellos imponga  a los capitales
locales o extranjeros. Todo esto está en estrecha relación con los
llamados paraísos fiscales, donde los capitales pueden radicarse - de
ida o de regreso de sus incursiones internacionales - pagando tasas
sustantivamente menores a las que pagarían en cualquier otro lugar del
planeta. Barbados, Bermudas o Islas Vírgenes – estos dos últimos
territorios británicos -  son algunos de los paraísos fiscales más
utilizados en esta parte del mundo. Hacia los tres, tomados en su
conjunto, se canaliza el 5.1 % de la inversión mundial - más que hacia
Alemania o hacia Japón - y desde allí salen el 4.5 % de la inversión
que recorre los diferentes continentes.
ERRADICARLOS
Las Islas Vírgenes son el mayor inversor en China y las Bermudas es el
segundo inversor en Chile, todo lo cual, desde luego, no tiene nada
que ver con la capacidad productiva que se lleva adelante en esos
pequeños territorios. Además de servir de base de operaciones a las
empresas trasnacionales, en busca de los menores impuestos, estos
paraísos fiscales también sirven de base de ocultamiento a los
capitales que salen en forma ilícita de los países desarrollados o en
desarrollo, y que provienen de la corrupción, el saqueo de las
finanzas públicas, el narco o las comisiones por favores recibidos.
Poner coto a los efectos que los paraísos fiscales tienen para los
países en desarrollo es una de las tareas modernas que estos tienen en
su lucha por la independencia y la soberanía.

viernes, 15 de marzo de 2013

NUESTROS SOCIOS DE PETROCARIBE Y DEL ALBA


(Artículo de Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el día 15 de Marzo de 2013.)


Hay en las  cercanía geográficas de Venezuela países que no solo no producen petróleo, sino que además, son países pobres – por  lo menos más pobres que Venezuela- y que por lo tanto, en un gesto de solidaridad internacional, se han convertido en beneficiarios de las generosas políticas petroleras que Venezuela ha diseñado en relación a las ventas de hidrocarburos a los países miembros de Petrocaribe.
Las políticas de Petrocaribe consisten básicamente en venderles petróleo a los países miembros, pero sin exigirles pago en efectivo, o a corto plazo, sino que ofreciéndoles condiciones crediticias muy favorables: plazos muy largos de pago y tasas de interés muy bajas. Vender a crédito - o abrirles líneas de crédito a los países compradores -  es una práctica absolutamente normal en el campo del comercio internacional. Pero el crédito hay que pagarlo con una tasa de interés cercana o parecida a la tasa de interés que el resto del mundo – banqueros, gobiernos o empresas- le cobran a Venezuela cuando nuestro país es el deudor. Si el Gobierno de Venezuela - o su empresa petrolera - consiguen crédito a un 10 % o más en el mercado internacional - esa es la tasa aproximada que Venezuela debe pagar por los bonos que coloca  - y otorgan créditos a nuestros clientes con una tasa menor al 5 %, entonces estamos clara e inequívocamente no sólo cobrando poco, o dejando de ganar, sino que estamos perdiendo dinero. Estamos subvencionando a los países que nos compran petróleo. Estamos pagando créditos caros para poder otorgar créditos baratos. Pero aun así, podría todo este sistema justificarse en base a la solidaridad internacional. Hay que ayudar a los más pobres. Eso tiene sentido. Hay que ayudar a países como El Salvador, Guatemala, Haití o Republica Dominicana. Todo eso tiene justificación. Son países más pobres que Venezuela.
AYUDA A LOS RICOS
Lo que no tiene justificación es que la misma política aplique para países que son sustantivamente más ricos que Venezuela. Ese es, por ejemplo, el caso de Antigua y Barbuda, país que según las últimas estadísticas del Fondo Monetario Internacional, correspondientes a 2012, cuenta con un ingreso per cápita de 17.523 dólares, mientras que Venezuela figura en ese ranking con sólo 13.242 dólares per cápita. Este país, además, es miembro del Alba.
También Bahamas – territorio británico en el Caribe -  es miembro de Petrocaribe y cuenta con el ingreso más alto de todo el Caribe: 31.784 dólares per cápita, según datos de la misma fuente para el año 2012. ¿Qué razón hay para subvencionar al territorio británico que no solo tiene los más altos ingreso de la zona, sino que más que duplica al ingreso per cápita de Venezuela?
Podríamos agregar a Dominica - país miembro de Petrocaribe y del Alba - que tiene un ingreso per cápita de 14.637 dólares, o a San Cristóbal y Nieves, que exhibe un ingreso de 15.518 dólares per cápita. Santa Lucia, también miembro de Petrocaribe, tiene un ingreso per capita casi igual al de Venezuela, de 13.324 dólares. San Vicente y las Granadinas – también  socio de Petrocaribe y del Alba- tiene un ingreso ligeramente menor al de Venezuela: solo 11.860 dólares per cápita.
SOLIDARIDAD CON LOS POBRES
Se trata, en los casos mencionados, de países pequeños – tanto en su dimensión geográfica, demográfica y económica- que han logrado insertarse en los circuitos del comercio internacional contemporáneo básicamente por la vía de la venta de servicios – turismo, banca – y que han logrado un buen nivel de ingreso para sus habitantes. Además, mantienen, por lo general, vínculos económicos y políticos estrechos con los países con los cuales antaño tenían un vínculo de dependencia colonial.  Si a esos países se les ofrecen condiciones comerciales excepcionalmente favorables en su factura petrolera están en su pleno derecho – en defensa de sus particulares intereses nacionales- de aprovechar esas ofertas tanto como puedan. El problema radica íntegramente en Venezuela. Es buena la solidaridad internacional. Pero con los más pobres, no con los más ricos.
sergio-arancibia.blogspot.com



viernes, 8 de marzo de 2013

LA EPOCA DE LOS SUNAMIS.


(Artículo de Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el día 8 de marzo 2013.)



El Ministro de Hacienda de Colombia, en recientes declaraciones de
prensa, ha manifestado que América Latina se encuentra en el medio de
dos sunamis: por un lado el sunami monetario proveniente de Europa, de
Estados Unidos y de Japón, y por otro lado, el sunami comercial
proveniente de China y de algunos otros países asiáticos.  En otras
palabras, capitales abundantes y baratos, por un lado, y por otro
mercancías igualmente baratas y abundantes.
Hace algunas décadas atrás, una avalancha de capitales hacia América
Latina, proveniente de los países desarrollados, hubiera sido recibida
como un auténtico maná caído del cielo.  Hoy en día el problema es la
abundancia de dichos capitales, pues eso hace bajar el precio del
dólar, expresado en moneda nacional- es decir, una revalorización de
la moneda nacional- con lo cual se desincentivan las exportaciones que
tan necesarias son para generar una inserción positiva y sostenida en
los circuitos del comercio internacional contemporáneo.
La abundancia de mercancías baratas provenientes de Asia se convierten
también, al mismo tiempo, en una bendición y en un problema, pues
generan opciones y alternativas en los mercados internacionales de
bienes manufacturados - antes dominados sólo por los países
desarrollados -  pero  arruinan también  a productores nacionales en
los países en desarrollo y hacen difícil la competencia internacional.
POLÍTICA MONETARIA
Si estos problemas obedecieran única y exclusivamente a la baja
productividad o al mal desempeño de las economías de los países en
desarrollo el problema podría ser entendido, al menos por algunos,
como un castigo de los dioses frente a lo cual no queda sino la
resignación.  Pero la realidad de las cosas muestra que estos
fenómenos que mencionamos son consecuencia de las políticas económicas
tomadas por otros gobiernos del mundo, en defensa de sus intereses
nacionales, y sin que les importe mayormente las consecuencias
negativas que las mismas puedan tener sobre terceros países.
El sunami financiero y  monetario es consecuencia de la política
monetaria de Estados Unidos, de Inglaterra y de Japón,
fundamentalmente, que buscan insuflar a sus economías, y a la economía
mundial, la liquidez que sea necesaria como para poder revitalizar sus
economías. Esos capitales, que salen del sistema bancario a tasas de
interés cercanas a cero, no se quedan en sus países de origen, sino
que salen a recorrer el mundo en busca de inversiones rentables. Los
países en desarrollo - y en particular los países de América Latina -
necesitan de esos capitales, pues aportan desarrollo productivo y
tecnológico, e inserción en los canales comerciales internacionales,
pero su recepción en grandes volúmenes trae las consecuencias que
hemos mencionado. El problema radica, entonces, en cómo aprovechar la
presencia de esos capitales, minimizando o eliminando sus eventuales
consecuencias negativas. Eliminar éstas últimas por la vía de impedir
o inhibir la entrada de capitales extranjeros, es muy fácil, pero al
mismo tiempo muy torpe, pues implica cerrarse a los aspectos positivos
que puede tener la actual coyuntura económica internacional.  Pero las
medidas individuales o colectivas, en el campo internacional,  para
impedir que la situaciones cambiarias minen la productividad de los
países en desarrollo, es un tema que está abierto, y en el cual es
necesario el más amplio debate. En todo caso, los países desarrollados
no son inocentes ni indiferentes en el desarrollo de esta situación.
El sunami comercial tiene a China y a varios otros países asiáticos,
como protagonistas fundamentales.  No se puede impedir que las
mercancías provenientes de esos países sean generadas con salarios más
bajos que los que se pagan en otras regiones del mundo. No se ve
posible establecer ni postular hoy en día una homologación universal
de salarios. Pero lo que sí es posible y deseable es impedir los
subsidios privados o estatales a ciertas mercancías – es decir, el
dumping, la venta por debajo del costo- para penetrar mercados y
arruinar competidores a nivel internacional.
DESLEALTAD
Esa es una práctica desleal de comercio condenada en la Organización
Mundial de Comercio,  pero frente a la cual, desgraciadamente, es
difícil tener los controles adecuados.  Pero es también un problema
que debe ser analizado y enfrentado en forma tanto individual  como
colectiva en el seno de la comunidad internacional. Los sunamis
monetarios y comerciales tensan y amenazan, hoy en día, la disciplina
y el esfuerzo económico que ha realizado América Latina en el
transcurso del siglo XXI.

jueves, 7 de marzo de 2013

MAS SOBRE LA DEVALUACION


(Artículo de Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el día 7 de Marzo 2013.)



La devaluación del bolivar era necesaria. No se podía postergar más.
Como una medicina amarga, o como un tratamiento doloroso, o como la
amputación de un órgano, el no hacer nada es más malo que la terapia
desagradable que se aplica. Sin embargo, lo importante es analizar por
qué se llegó a una situación en la cual era necesario hacer lo que se
hizo.
En términos simples, la primera razón por la cual la devaluación era
necesaria es porque los dólares se habían convertido en una mercancía
escasa en Venezuela, y su precio tendía naturalmente a subir en todo
espacio que se presentara como para ello.
La segunda razón, dice relación con la situación fiscal: el gobierno
necesita más bolívares para sostener su loca carrera de gastos, y la
mejor medida que tenían a la mano era subir el precio del dólar. Aun
cuando el dólar fuese barato y abundante – que obviamente no lo es-
la devaluación implica que por cada dólar que recibe el dúo
Gobierno-Pdvsa el poco autónomo Banco Central debe ahora entregarles
una cantidad mayor de bolívares, con lo cual se disminuye -  pero no
se arregla definitivamente - la diferencia entre los ingresos y los
gastos gubernamentales.
¿Por qué los dólares se han convertido en una mercancía escasa? Ya se
ha repetido hasta el cansancio que Venezuela ha recibido durante la
última década más dólares que nunca antes en la historia del país.
Paralelamente con ello, el endeudamiento externo del país nunca ha
estado en niveles tan elevados como hoy en día. Los dólares, por lo
tanto,  han fluido en forma abundante pero el Gobierno ha hecho todo
lo posible para que estos se conviertan en escasos. ¿Cómo?  Con varias
medidas. Primero, con el financiamiento y el incentivo a la
constitución de fondos en el exterior – es decir, la pura y simple
fuga de capitales - que ha adquirido niveles siderales con el actual
Gobierno.
LAS COMPRAS
En segundo lugar, con el incentivo a la compra en el exterior de todo
tipo de bienes y servicios, llevando el nivel de las importaciones a
niveles nunca antes conocidos por Venezuela. Muchas de esas
importaciones descansan en la destrucción de la capacidad productiva
nacional, y varias otras son un mecanismo nada sofisticado mediante el
cual se sacan fondos hacia el exterior. A todo lo anterior se agrega
la cooperación internacional, es decir, el apoyo financiero - no
siempre por canales transparentes - que se hace a otros países y
gobernantes, con lo cual se compran dudosas adhesiones políticas.
También hay que sumar la deuda externa, que en un primer momento se
convierte en una fuente de ingresos adicionales, pero que al poco
andar se convierte en una fuente de egresos, pues hay que concurrir al
pago de las amortizaciones y los intereses de la misma. La permanente
pugna con los inversionistas extranjeros, ha reducido a su vez el
flujo de divisas y  de tecnología hacia el país
En otros momentos de la historia de Venezuela, cuando los flujos de
divisas han sido abundantes, se ha intentado represarlas en fondos
especiales para dosificar su uso a lo largo del tiempo, y tener
reservas para los años de vacas flacas. En el caso del Gobierno actual
el Fonden, que en alguna medida tenía ese propósito, se convirtió en
una fuente adicional de fondos usables con poca discreción y casi sin
contraloría alguna, que se secaron rápidamente.
También la abundancia de divisas ha significado en otros gobiernos la
inversión de ellas en obras que aumenten a futuro la capacidad
productiva del país. Este gobierno tiene el triste record de no poder
mostrar ninguna empresa o sector productivo en el cual la inversión
reciente le haya permitido dar algún gran salto en materia e
incremento de la capacidad productiva. Muy por el contrario, se ha
reducido la capacidad productiva del agro, del sector siderúrgico, del
sector aluminio e incluso del sector petrolero.
La solución de los problemas del país no es, desde luego, recurrir en
forma sistemática a la devaluación. La solución es generar una
política económica que minimice a mediano y largo plazo la necesidad
de estar devaluando en forma periódica.

domingo, 3 de marzo de 2013

LA INFLACIÓN SEGÚN EL MINISTRO GIORDANI


(Artículo de Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el día 1 de Marzo de 2013)


El Ministro Jorge Giordani manifestó recientemente, en un programa
televisivo, que a su juicio la inflación obedecía fundamentalmente a
un problema de producción nacional. Para ser más exacto - entrando ya
en la interpretación de lo que quiso decir el Ministro - se trata de
un problema de insuficiencia de la producción nacional. Una afirmación
de ese tipo tiene varios aspectos que son importantes de analizar.
En primer lugar, esa afirmación implica un reconocimiento de alto
nivel de que la producción nacional es insuficiente. Dado que la
inflación es elevadísima en Venezuela – la más alta de la región- es
posible deducir que estamos en presencia de un elevadísimo déficit
productivo. Hasta allí no sería difícil estar de acuerdo con el
Ministro Giordani.
Pero resulta que no es posible aceptar la hipótesis de que la
inflación obedece a la insuficiencia de la producción nacional.  No
hay ningún país sobre la faz del planeta Tierra- con la excepción
quizás de Norcorea - en el cual la producción nacional se corresponda
exactamente con las demandas que la población realiza de ciertos
bienes y servicios.  En ciertos bienes hay necesariamente
insuficiencias – es decir, la demanda es mayor que la producción-
frente lo cual se recurre a las importaciones. Las compras en el
exterior permiten complementar la producción nacional y hacer que el
total de la oferta – de origen nacional y de origen importado- termine
siendo igual o muy cercana a la demanda.
LAS CAUSAS
Eso lo saben los estudiantes de economía desde el primer semestre de
sus estudios.  Y el hecho de realizar importaciones – como
consecuencia de la falta de correspondencia entre la oferta y la
demanda nacionales- no implica que tenga que haber inflación.  Más
aun, si esas importaciones se realizan con divisas baratas, y sin pago
de aranceles - como sucede hoy en día con el grueso de las
importaciones realizadas por los organismos estatales - no hay razón
alguna para que las importaciones sean causa de la inflación.  Más
bien podrían considerase, en determinadas condiciones,  como una
herramienta para detener o mantener en niveles bajos la inflación, en
la medida en que los precios de los productos importados pueden
mantenerse real o artificialmente bajos.
Si a lo anterior se agrega el hecho de que los precios de muchos de
los bienes que tienen producción insuficiente tienen hoy en día
precios controlados – si la oferta fuera igual a la demanda no tendría
sentido imponer administrativamente un precio inferior al que impone
el mercado – se llega a la conclusión adicional de que el control de
precios no es una herramienta suficiente como para impedir la
inflación.
Si el racionamiento teórico no fuera suficiente, se puede recurrir a
la experiencia práctica que Venezuela tiene en esta materia: durante
décadas se han realizado importaciones de todos aquellos bienes que
Venezuela produce en forma insuficiente o no produce en absoluto, y no
siempre ello no ha generado inflación, por lo menos no en los términos
en que ese fenómeno se ha hecho presente en la última década.
Creo que el Ministro Giordani , en su búsqueda de las causas de la
inflación – para eso le pagan- debería dirigir su mirada hacia el
desenfrenado gasto publico improductivo que lleva adelante el actual
Gobierno, hacia  el financiamiento ilimitado de las campañas
electorales que interesan al Gobierno, hacia los costos variables del
dólar real, o hacia los costos abiertos o subterráneos que la
burocracia y la corrupción imponen al aparato productivo. Ese cambio
de óptica podría aportarle visiones muy interesantes y más globales
sobre las causas de la inflación.
LA POLÍTICA ECONÓMICA
Pero si persiste en su visión de que la causa de este fenómeno radican
en la insuficiencia productiva, podría preguntarse sobre las causa de
la insuficiencia de la producción agrícola o industrial del país. Y
llegaría probablemente a entender que las causas de esa insuficiencia
productiva no están en la maldad intrínseca de la oligarquía nacional,
ni en la perversidad del imperialismo, sino en las consecuencias de la
política económica que se lleva adelante desde las cúpulas del
Gobierno Nacional.