(Artículo de Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el día 25 de Enero 2013)
Cuando la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe, CELAC, estrenó su partida de nacimiento en Caracas, en el año 2011, nadie tuvo claro cuáles eran los objetivos de esta nueva organización internacional. Lo único que quedaba claro detrás de los discursos y de las fotos, era que esta era una instancia internacional de carácter continental pero donde no estaban presentes Estados Unidos ni Canadá.
Que Estados Unidos no fuera miembro de esta instancia uno podía entenderlo por varias razones. Tampoco dicho país es miembro de la Unasur, ni del SELA, ni de la Aladi, por citar algunos organismos que tienen ya cierta presencia en América Latina - o en parte importante de ella - y la historia de nuestros países es una larga secuela de encuentros y desencuentros - de amor y de odio -entre los Estados Unidos y los países del sur. Se argumentaba que hacía falta una instancia donde los países no norteamericanos – no se les puede llamar latinos, pues no todos lo son; ni países del sur, pues México no lo es; ni mucho menos países hispanos, pues Brasil nunca lo ha sido – pudieran dialogar y ponerse de acuerdo sin ojos y oídos incómodos.
Con Canadá las cosas son diferentes. Lo dejaron fuera única y exclusivamente por ser demasiado amigo y estar demasiado cerca de Estados Unidos. Pero no hay en los últimos 200 años situaciones económicas, políticas, ni mucho menos militares, que hayan generado enemistad - al menos tensión - entre Canadá y los países al sur del Rio Bravo. Pero así de curiosa viene siendo la política continental en los últimos años.
INVERSIÓN Y COMERCIO
Ahora la CELAC se reúne por segunda vez, ahora en Santiago de Chile, sin el Presidente Chávez, que tanto entusiasmo derrochó cuando este organismo se reunió por primera vez. Y se reúne nada más y nada menos que en asamblea conjunta con la Unión Europea, con la cual existen indudablemente intereses comerciales y económicos conjuntos, que pueden ampliarse y profundizarse. ¿Qué puede salir de bueno de este tipo de reunión? Muy sencillo: inversión y comercio. Aquellos países de este continente que tengan interés en profundizar su comercio con Europa encontrarán en esta segunda reunión del CELAC una buena ocasión para dialogar con los líderes europeos y buscar puntos de mutua conveniencia. Obviamente los europeos no vienen a regalar nada, sino que vienen a negociar. Están dispuestos a abrir su mercado a las exportaciones de este lado del Atlántico siempre y cuando ellos puedan vender más también en nuestros países. Negociación. Reciprocidad. Esas son las palabras claves en las relaciones económicas contemporáneas. Tal como dijera recientemente uno de los líderes bolivarianos, “regalado se acabó”. Aquellos países que no tienen interés alguno en ganar mercados, pues sus mercancías de exportación – como el petróleo- tienen demanda asegurada en todo el mundo, tratarán de utilizar la reunión de la CELAC únicamente para lanzar discursos floridos y/o para aburrirse en los pasillos. Hay otros países, como los del Mercosur, que han tratado infructuosamente durante los últimos años - con Venezuela o sin ella - de alcanzar un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea, pero no han podido alcanzar esa meta por las mismas razones que los llevan a no intentar un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, es decir, porque no ven de su conveniencia una apertura mayor de sus mercados internos. Pero aquellos países como el país anfitrión - en esta oportunidad, Chile - al igual que Perú, o que Colombia, o México, que tienen un comercio fluido y bastante abierto con el viejo continente, aprovecharán de profundizar esa relación y de pasar revista a los pequeños o grandes problemas que toda relación comercial siempre entraña.
BUENA OCASIÓN
En síntesis, lo que quedará en claro en la reunión de Santiago es que no todos los países del lado occidental del Atlántico tienen los mismos intereses en lo que dice relación con los países de la Unión Europea, pero los que tienen algo serio que conversar al respecto, aprovecharán la ocasión de hacerlo.
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