(Artículo de Sergio Arancibia publicado en EL MUNDO ECONOMÍA Y NEGOCIOS el dÍa 22 de Enero 2013.)
Al comenzar el siglo XXI Colombia no era un país que gozara de una buena imagen internacional. En buena parte de la opinión pública internacional el nombre de Colombia traía a la cabeza la idea caótica de la guerrilla y del narcotráfico, o rememoraba la música y el baile sensual de Shakira, o se le asociaba a las exportaciones de café, o las novelas de García Márquez, en las cuales predominaba una Colombia rural caracterizada por Macondo y el general Buendía. En otras palabras, se le identificaba con la típica, simplona y estereotipada imagen de los países tropicales, tan importante en la conformación de las ideas europeas o norteamericanas sobre el resto del mundo. Hoy en día no cabe duda de que esa imagen internacional ha cambiado radicalmente, y se mira a Colombia como un país serio, estable, en crecimiento, con instituciones que funcionan, abierto a la economía mundial, donde se puede invertir, e incluso donde se puede vivir.
En el estricto campo de la economía- que obviamente es sólo una parte de la realidad social - ha jugado un rol importante en este cambio de imagen el haber firmado sendos tratados de libre comercio con Estados Unidos, por un lado, y con la Unión Europea, recientemente, sin perjuicio de fortalecer sus vínculos con la Alianza del Pacífico - conformada por México, Perú y Chile, además de la propia Colombia - y de incrementar día a día sus vínculos con Centroamérica y con el Asia Pacífico. Además, ha normalizado sus relaciones comerciales y políticas con Ecuador y con Venezuela y tiene pautada una desgravación arancelaria que avanza en forma gradual y automática con el Mercosur.
Pero más allá de los hitos legales o institucionales mencionados – que son causa y consecuencia de esa buena imagen internacional – la nueva Colombia se proyecta internacionalmente basada en el crecimiento de sus exportaciones y en las transformaciones estructurales que se están desarrollando en sus relaciones macroeconómicas fundamentales. Veamos algunas expresiones de aquello.
Las exportaciones de Colombia alcanzaron en los 11 primeros meses del año 2012 la suma de 54 mil 689 millones de dólares. Esa es una cantidad superior en un 6.3 % a la que se alcanzó en el mismo período del año 2011 y un 37 % superior a la que se presentó en el conjunto del año 2010. Todo parece indicar, por lo tanto, que se trata no de un salto coyuntural en las ventas externas, sino de una tendencia sostenida. En ese monto exportado el sector agropecuario sólo representa el 4.5 %. Ya el café no es el producto estrella de la economía colombiana. Hoy en día el 55,6 % de las exportaciones colombianas está constituido por petróleo y productos extractivos, y un 39.7 % por productos industriales. Colombia produce más petróleo que Ecuador, que es miembro de la OPEP. Estamos en presencia, por lo tanto, no sólo de un crecimiento cuantitativo de las exportaciones, sino también de importantes cambios en su composición.
Desde el punto de vista de los destinos de esas exportaciones sin duda Estados Unidos sigue siendo el socio fundamental- y el TLC ha ayudado a esa situación - pero en términos relativos el mercado norteamericano representa sólo un 36.4 % de las ventas colombianas, porcentaje que es relativamente bajo en el contexto latinoamericano. China se posesiona como el segundo destino de las exportaciones colombianas, con un 5.3 % de las mismas – lugar que ocupó Venezuela durante varios años - seguido por España, que ocupa el tercer lugar con un 5.0 % de las exportaciones. Venezuela se ubica en el año 2012 en el cuarto lugar en ese ranking, con un 4.6 % de las ventas colombianas, seguida de cerca por Panamá - con un 4.2 % - que se ha convertido en un país de gran dinamismo, gracias entre otras cosas a la grandes inversiones que se hacen para generar la nueva vía interoceánica. Con Ecuador y con Perú - los dos socios más relevantes de Colombia en el seno de la Comunidad Andina - las ventas conjuntas alcanzan al 6.0 % de las exportaciones, superando a las realizadas hacia Venezuela. Hacia el Mercosur, las ventas colombianas suman 1.500 millones de dólares, cantidad que supera con creces las modestas ventas que realiza Venezuela hacia ese mismo mercado. En síntesis, Colombia se proyecta con dinamismo y con nuevos bienes en el contexto mundial y regional. Seguirla viendo con los ojos del siglo XX sería un gravísimo error para cualquier país, y más aun para un país vecino.
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