jueves, 4 de septiembre de 2014
LA POLÍTICA ECONÓMICA DE MARINA SILVA
(Artículo de
Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el día 4 de septiembre de 2014.)
Si las
elecciones presidenciales brasileñas fueran hoy día, la nueva presidente de
dicho país sería Marina Silva. Pero como las elecciones son dentro de un mes,
cualquier cosa puede pasar. Sin embargo, cualquiera que sea el resultado definitivo,
es interesante analizar algunas de las
ideas y proposiciones que han estado presentes en esa confrontación electoral y
democrática, pues, de una u otra manera, son parte de las ideas y proposiciones
que recorren al sistema político
latinoamericano.
La candidata
Marina Silva - convertida en el fenómeno electoral de última hora, y representante
en alta medida del espíritu rebelde y contestatario que no encontraba hasta ahora
su lugar en la política brasileña- ha planteado que, de ser electa presidente, mantendrá en Brasil el tipo de cambio
flotante. En otras palabras mantendrá una política cambiaria en la cual la
oferta y demanda de dólares define día a día el precio de dicha divisa en el mercado local. Eso es así en la mayoría de los países
latinoamericanos, incluso en Argentina, donde un dólar a un precio fijo y
oficial coexiste con un dólar a un precio más libre y elevado. Este tipo de estructura cambiaria es
compatible con lo que se denomina en la jerga monetaria “un tipo de cambio
sucio”, en el cual el precio final de la divisa no depende tanto de lo que
hagan o dejen de hacer miles o millones de anónimos demandantes o ofertantes, sino que depende en alta medida
de que lo haga o deje de hacer el Banco Central respectivo. Siendo este organismo
el principal tenedor de divisas en el seno del país, las compras o ventas que éste
realice en el mercado cambiario se
convierten en un elemento determinante de lo que allí sucede. Tampoco hay que
confundir la flexibilidad en el precio de la divisa, con la liberalidad en
cuanto a su acceso. En Venezuela se tuvo durante casi dos décadas un precio fijo de la divisas en 4.3
bolívares por dólar - lo cual significa que era un precio controlado, que no
dependía de los vaivenes de la oferta y la demanda - pero había libertad de
acceso al mercado correspondiente: cualquiera podía, a ese precio, comprar o vender dólares sin mayores
complicaciones ni permisos. Con ese precio controlado para una mercancía abundante
y de libre acceso, Venezuela conoció un periodo largo de crecimiento económico. Con un precio flotante o flexible, y con
libre acceso, Marina Silva pretende sacar a Brasil de la situación crítica en
que se encuentra su economía. Es dable suponer que esa política se traduciría
en una cierta devaluación controlada del real, con el consiguiente estímulo a
las exportaciones.
Otra piedra
angular de sus proposiciones económicas es darle al Banco Central el grado de
autonomía que necesita como para que este organismo desempeñe un rol central en
la lucha contra la inflación. Se habla
de llevar adelante una política monetaria basada en lo que se denomina “una
inflación esperada” en la cual el ejecutivo, junto con el Banco Central definen
la tasa de inflación meta con la cual se funcionará durante un período de tiempo
determinado, por lo general un año, depositando en el Banco Central la autoridad
no solo para monitorear diariamente el grado de avance en lo que respecta a esa
meta, sino para que tome todas las medidas de política monetaria – tasa de interés,
montos de incremento de la liquidez o de la base monetaria, operaciones de mercado
abierto, etc.- para efectos de que la tasa de incremento de los precios se
mantenga dentro de los niveles presupuestados. En otras palabras, se le da al
país, en la campaña presidencial, un mensaje claro en el sentido de que la
lucha contra la inflación hay que tomarla en serio. Se trata de un enemigo
económico suficientemente poderoso que no se puede dejar que levante cabeza,
pues amenazaría todas las posibilidades de crecimiento de la economía brasileña.
El tercer
pilar de la plataforma económica de la candidata Marina Silva es la
responsabilidad fiscal. No se consigue nada con darle autoridad al Banco Central
para que persiga una determinada tasa de inflación, si el Gobierno no se atiene
a gastar una cantidad muy cercana a lo que ha recaudado. Gastar alegremente,
sin tener en cuenta los ingresos con que se cuenta, rinde buenos dividendos
electorales en el corto plazo, pero no es una herramienta que se pueda utilizar
en forma sostenida por ningún gobierno responsable.
En síntesis,
pareciera que la campaña presidencial brasileña no se ha convertido, ni antes
ni después de la emergencia de Marina Silva, en un torneo de populismo y de
demagogia. Cochina envidia es lo que nos da.
sergio-arancibia.blogspot.com
lunes, 1 de septiembre de 2014
LA ALIANZA DEL PACIFICO
(Artículo de Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el día 28
de Agosto de 2014.)
La Alianza del Pacifico, constituida por Chile, Perú, Colombia
y México – mencionados los países de Sur a Norte – tiene una particularidad que
rompe con los esquemas más convencionales sobre integración económica que se estudian
en las escuelas de economía.
Según esos esquemas, el primer paso en el largo camino de la
integración económica entre dos o más países es la conformación de un área de libre
comercio. En otras palabras, cero arancel en el intercambio recíproco de
mercancías entre los países miembros. La segunda fase en ese proceso integrador
se da cuando los países miembros deciden establecer un arancel externo común,
lo cual permite que las mercancías provenientes de países no miembros paguen el
mismo arancel al entrar a cualquiera de las fronteras de los países miembros.
Esta medida se supone que está destinada a que la competencia de las mercancías
provenientes de los países no miembros golpeé por igual a los mercados de los
países miembros. Solo una vez que estas dos etapas están superadas y consolidadas,
se pasa a la tercera, que es el establecimiento de un mercado común propiamente
tal, en el cual no solo las mercancías producidas en un país tengan como mercado
posible a todos y cada uno de los restantes países miembros, sino que también
exista un libre fluir de personas y de capitales. Esta cadena se cierra cuando se establece lo que se denomina una unión monetaria, en la
cual se establece una moneda común y se unifican las políticas monetarias y
fiscales.
La Alianza del Pacífico
pretende llegar a al libre fluir de personas, capitales y mercancías,
sin pasar por la fase del arancel externo común. El libre intercambio de
mercancías es lo más fácil, púes cada país miembro tiene tratado de libre
comercio i con los otros tres, lo cual lleva en la práctica a que exista
libertad de comercio entre los cuatro. En
materia de libre fluir de personas, se ha eliminado ya la necesidad de visas en
el tráfico recíproco de personas y se avanza en la extensión de programas de
becas y de intercambios estudiantiles y
académicos. En materia del movimiento de
capitales se ha caminado por la vía de la unificación de las bolsas de valores,
lo cual permite que los títulos valores transados en una de ellas sean
potencialmente adquiribles por los inversionistas de cualquiera de los países
miembros, sin perjuicio de los tratado de promoción y protección de inversiones
que son ya relativamente convencionales en el campo de los acuerdos comerciales
internacionales.
Pero el que el arancel externo común no esté en la agenda de
la Alianza del Pacífico va más allá de un fenómeno digno de atención académica. Tiene
enormes implicancias prácticas. Si cada país miembro puede mantener el arancel
que estime conveniente con respecto a las importaciones de mercancías
provenientes de países no miembros, eso permite que cada país conserve
plenamente su libertad de negociar con otros países tratados de libre comercio
que reduzcan recíprocamente los aranceles, sin que eso implique de modo alguno
una falta de lealtad o una violación de alguno de los compromisos contraídos
con los otros países miembros de la Alianza. Así por ejemplo, Chile y Perú
mantienen tratados de libre comercio con China – cero arancel en los
intercambios de mercancías - cuestión que no está presente en la normativa de
Colombia ni de México. Los ejemplos
podrían multiplicarse, pues cada país ha
desplegado en las última décadas una red de acuerdos comerciales con diferentes
países del planeta, lo cual no le impide haber convenido los acuerdos actuales
que dan origen a la Alianza del Pacífico. Consecuentes con lo anterior,
individual o colectivamente los países de la Alianza del Pacífico están atentos
y dispuestos a posibles acuerdos que amplíen los intercambios con el Mercosur.
La Comunidad Andina de Naciones, CAN, pretendió en algún momento de su accidentada historia establecer
un arancel externo común, que se rompió
en la práctica cuando Colombia y Perú negociaron y aprobaron sendos acuerdos de
libre comercio con Estados Unidos. El Mercosur tiene acordado en su normativa
interna la vigencia de un arancel externo común -que es causa de más fricciones que elementos de unidad al interior de ese
bloque - pues impide a cada país abrirse al comercio con otros países o grupos
de países, a menos que esa negociación
se haga de conjunto con el resto de los
países del bloque, lo cual en la práctica conduce al inmovilismo y a la perdida
de oportunidades de apertura hacia el dinámico comercio internacional contemporáneo.
sergio-arancibia.blogspot.com
sábado, 23 de agosto de 2014
LA HETEROGENEIDAD DE AMÉRICA LATINA
(Artículo de
Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el día 14 de Agosto de 2014.)
Las
proyecciones realizadas por la Comisión Económica para América Latina, CEPAL, respecto al crecimiento esperado durante
el presente año, para los diferentes países de la región, merecen ser divulgadas
y – en la medida de lo posible- analizadas y eventualmente explicadas, todo lo
cual no es fácil.
Si se mira
al conjunto de la región como un todo es
fácil decir que el crecimiento del PTB - que en el 2013 fue, en promedio de 2.7 % - bajará este
año a 2.2 %, debido a que las materias primas no crecerán, ni en precio ni en
cantidad demandada, al mismo ritmo con
que crecieron en el año recién pasado. Además, el financiamiento externo será más
escaso y más caro. Esas dos situaciones tienen
su explicación, a su vez, en que los países desarrollados comienzan a salir
lentamente de la crisis, mientras que las grandes economías emergentes, encabezadas
por China, aminoran los ritmos de su crecimiento. Hasta allí las explicaciones que son válidas
para todos los países de la región. Después de eso, vienen más de 30 consideraciones
particulares para tratar de explicar la peculiar situación de cada país. Expongamos
brevemente la proyección que Cepal hace sobre la tasa de crecimiento del PTB de
cada país, y dejemos para otros analistas o para otras ocasiones la explicación
de dichas situaciones.
En primer lugar,
destaca la situación de Venezuela, que es el único país de toda América Latina y el Caribe que se
visualiza que presentará una tasa negativa de crecimiento durante el año en
curso. En concreto, una tasa negativa de 0.5 %.
Hay otros
países que crecerán muy lentamente. Entre estos, los más lentos serán los más
grandes: Argentina, con su complicada situación
financiera internacional, crecerá solo a un 0.2 %. Brasil, con sus BRICS y su mundial, solo crecerá a un
1.4%, según Cepal, aun cuando proyecciones posteriores de otras agencias y consultoras
privadas dan una cifra más baja aun. Si no consideramos el Caribe insular -
sino solo la América del Sur, Central y México - estos tres países ya
mencionados son los únicos que crecerán por bajo el promedio continental de 2.2
%. Obviamente, dado el tamaño económico de esos tres países, el poco
crecimiento de ellos arrastra el promedio regional sustantivamente hacia
abajo.
Entre los países
que presentarán los ritmos de crecimiento más elevados de toda la región se
ubica en primer lugar a Panamá - con su ampliación del canal - que crecerá a un
6.7 %; Bolivia, que es un caso muy interesante de reformas populares – y quizás
populistas al decir de algunos - pero
con orden y crecimiento económico, se visualiza que hará crecer su PTB en un
5.5 %%; Colombia, que se acerca a la paz con la guerrilla, presentará un crecimiento
del 5.0% y Nicaragua y Ecuador, que se parecen en estos aspectos a Bolivia,
se visualiza que crecerán a un 5.0 % cada uno.
En medio de estos países que crecerán mucho y de los otros
que crecerán muy poco, se encuentran Perú, que a pesar de su complicada política
interna, no deja de crecer, esperándose
que lo haga a una tasa de 4.8 % en el transcurso del presente año; Paraguay, que creció espectacularmente en el
año pasado, lo hará este año a la misma tasa de Perú,; Chile, al cual durante
muchos años se le ha presentado como el ejemplo regional en materia de crecimiento
económico y de estabilidad macroeconómica, solo se espera, según Cepal, que crezca
a un modesto 3.0%. A la misma tasa de
Chile lo hará Uruguay. En Centroamérica, se espera que Costa Rica crezca a un
4.0 %, Guatemala en un 3.5 %, El Salvador en 2.3 % y Honduras en 3.0 %. México, el otro gigante económico - que sigue siendo latinoamericano,
a pesar de su cercanía económica con Estados Unidos - solo crecerá a un 2.5 %,
escasamente por sobre el promedio de toda la región.
En síntesis,
desde el -0.5 % de la Venezuela petrolera, hasta el 6,7 % de un país poco
dotado de recursos naturales como Panamá, lo que destaca del informe de la
Cepal, es precisamente la heterogeneidad y la pluralidad de situaciones que
enfrenta cada país de la región, así como la peculiaridad de cada uno de ellos.
sergio-arancibia.blogspot.
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jueves, 7 de agosto de 2014
SOBRE LA POBREZA Y LA DESIGUALDAD
(Artículo de
Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el día 7 de Agosto de 2014.)
Durante
siglos ha imperado en el terreno filosófico la idea de que la desigualdad es
una calamidad impuesta por los dioses a la sociedad humana, de la cual no nos
podremos librar jamás, aun cuando hagamos algunos esfuerzos - siempre con
resultados muy modestos - para limar sus manifestaciones más aberrantes. Se trata de la hipótesis más
conformista y conservadora sobre esta materia.
Sin embargo,
desde la revolución industrial, al menos, han surgido voces que postulan que la
economía capitalista empuja a las sociedades hacia estadios de creciente bienestar.
Los procesos de inversión productiva, de
producción creciente de bienes y servicios, la mayor productividad del trabajo
humano y el empuje ininterrumpido de la ciencia y de la técnica, eran no solo
los mecanismos a través de los cuales la sociedad podía llegar a eliminar la
pobreza y la desigualdad, sino que eran el destino inevitable hacia el cual
caminaba la humanidad. Después de la segunda guerra mundial esa visión
optimista se apropió del concepto de desarrollo económico, el cual debía ser la
senda, la meta y la aspiración de todas las sociedades contemporáneas, y el
estadio en el cual se superarían todos los males de las épocas anteriores.
Pero en
medio de esta fiesta de optimismo, en el siglo XIX, surgió la voz heterodoxa de
Carlos Marx que postuló que la sociedad capitalista no se encaminaba hacia
estadios de menor desigualdad y de menor pobreza, sino todo lo contrario. Los procesos
de concentración y de centralización del capital, junto con el proceso igualmente
intrínseco al capitalismo de permanente innovación tecnológica - identificada
por Marx como la modificación de la composición orgánica del capital - llevaban
a intensificar los procesos de desigualdad en cuanto a percepción de ingresos.
Los pobres se hacían más pobres y los ricos más ricos. Se generaba y se reeditaba
cíclicamente el proceso de pauperización del proletariado, aun cuando entre los
propios marxistas siempre estuvo presente el debate sobre si Marx se refería a
una pauperización absoluta – es decir cada vez menos acceso a bienes y servicios
– o a una pauperización relativa – una captación menor del valor generado en la
sociedad, independientemente de las mercancías en que ello se plasmara. De cualquier forma, la pobreza y la desigualdad
acompañarían al sistema capitalista durante toda su existencia, aun cuando con
fases o ciclos de mayor o de menor intensidad, y la única forma de eliminar
esos flagelos era cambiar de raíz el sistema capitalista mismo.
Hoy en día
la polémica asume otras formas: hay quienes se limitan a seguir postulando que
la pobreza y la desigualdad se suprimirán cuando se alcancen fases más elevadas
de desarrollo económico. Otros, en cambio postulan que la lucha contra la pobreza
y la desigualdad - además de ser
banderas que se justifican a si mismas desde un punto de la moral y de la
justicia social – son objetivos que se conjugan armónicamente con la lucha por
mayores estadios de desarrollo económico. En otras palabras, que la disminución
de la pobreza y de la desigualdad ayuda a alcanzar mayores tasas de crecimiento
económico y genera un círculo virtuoso en el cual el crecimiento ayuda a eliminar
la pobreza y la eliminación de la pobreza
ayuda a alcanzar mayores niveles y tasas de crecimiento económico. Podría
decirse que la pobreza y la desigualdad son la expresión de capital humano que
se pierde en el seno de la sociedad, pues hay un potencial de producción, productividad, creatividad y emprendimiento que no logra
desarrollarse. Trabajadores sanos, educados, con acceso a vivienda digna, a la
recreación y al descanso, y con una adecuada seguridad social no son el
resultado del largo proceso de desarrollo económico, sino la situación necesaria
como para alcanzar esos estadios superiores
de la sociedad.
De allí
entonces que, en los tiempos actuales, las derechas económicas y políticas no
se limitan a propiciar el desarrollo
económico como receta para todos los males habidos y por haber, ni las
izquierdas se limitan a propiciar el cambio del sistema capitalista, para
alcanzar el mismo objetivo, sino que las primeras y la segundas compiten frente a la ciudadanía
- entre otros muchos temas y propuestas-
respecto a la eficacia y la profundidad de las
políticas sociales que cada una propicia.
sergio-arancibia.blogspot.com
sábado, 2 de agosto de 2014
EL BANCO DE LOS BRICS
(Articulo de
Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el día 31 de Julio de 2014.)
Se ha creado
una tremenda ola de entusiasmo como consecuencia de la decisión de los países
integrantes del grupo BRICS – conformado, como sus iniciales lo indican, por Brasil,
Rusia, India, China y Sudáfrica - de crear
un banco de desarrollo.
Dicho banco
tendría un capital de 100 mil millones de dólares, aun cuando partiría con un
capital pagado inicial de 50 mil millones de dólares, cantidad que suena grande
para cualquier ciudadano de a pie, pero que no es un monto demasiado exorbitante
en el campo de la finanzas y del comercio internacional. Téngase en cuenta,
como elemento de comparación que China le ha facilitado a Venezuela, en el
marco de las líneas de crédito que le ha abierto en los últimos años, una
cantidad que cercana al capital pagado con que partirá ese nuevo banco de desarrollo,
es decir, 50 mil millones de dólares.
Pero como
quiera que sea, la creación de ese nuevo banco de desarrollo, NBD, no puede
menos que saludarse como una iniciativa positiva. Por un lado, porque incrementará
los canales institucionales a través de los cuales los países en desarrollo
podrán acceder a créditos para sus proyectos de infraestructura. En el caso de
un país como Venezuela, ya no solo tendrá al Banco Mundial, al Banco Interamericano
de Desarrollo y a la Corporación Andina de Fomento, como instancias crediticias
posibles, sino que se abrirá un canal adicional. Al aumentar la cantidad de
instituciones financieras a las cuales acudir, cambia también la cantidad
global de fondos que probablemente estarán disponibles para circular en calidad
de préstamos hacia los países en desarrollo. Otro aspecto importante de destacar
es que China tiene una cantidad importante de fondos en sus reservas internacionales,
que le otorgan una gran capacidad crediticia, y de hecho ha venido otorgando
créditos internacionales de importancia a muchos países en calidad de préstamos
de país a país. Sin perjuicio de que esas líneas de crédito se mantengan – o
incluso que se incrementen- parece que
China prefiere complementar esa forma de financiamiento con la creación de una
institución financiera o bancaria, especializada en el otorgamiento de
créditos, con lo cual se crea un agente internacional que tiene una serie de
prerrogativas reconocidas internacionalmente, entre ellas el de ser un acreedor
de primer nivel, cuyas deudas se pagan con prioridad con respecto a otros acreedores internacionales, en situaciones
de crisis o de dificultades de pago.
Todos los
bancos, nacionales e internacionales, cobran una determinada tasa de interés por los
créditos que otorgan, y tratan de asegurarse de que los fondos se destinarán a
aquello para lo cual fueron solicitados. Es dable pensar que esos criterios
estarán también presentes en la nueva institución que nace. Es decir, nadie puede
ni remotamente pensar que se ha generado una fuente de regaladera de plata.
Además, es altamente probable que impere, en los prestamos que otorgue el NBD,
el mismo criterio que preside los créditos de muchos otros organismos crediticios
internacionales, consistente en que los bienes de capital adquiribles con los fondos
prestables tienen que provenir de los países socios del banco. En otras palabras, esta nueva
institución financiera se convierte en
un complemento de la expansión comercial de los países que componen, que
financian y que dirigen el banco.
Durante años
los países en desarrollo - incluidos los mismos que conforman el grupo BRICS -
han venido bregando por que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional
se reformen de modo tal que en su dirección pasen a tener mayor injerencia los
países en desarrollo, o por lo menos los llamados países emergentes. Eso no ha
sido posible, y Estados Unidos y los países europeos mantienen un férreo control
de esos dos organismos. Con el paso que han dado actualmente los BRICS se puede
asumir que estos últimos han agotado las tratativas para reformar el BM y el
FMI y han decidido actuar por su cuenta, creando organismos nuevos. Es posible
que nadie se retire de los organismos anteriores, pero colocaran su fuerza financiera
y política en el NBD. Los países en
desarrollo, que no tienen capacidad de decisión en el BM y en el FMI - y que
quedan subordinados a la condicionalidad que esos organismos les imponen cuando
recurren a ellos para solicitar fondos - tampoco tendrán capacidad de decisión en
el NBD, aun cuando se supone que ese organismo estará dirigido por países más
amigos, más comprensivos, menos comprometidos con el sistema bancario
internacional y más comprometidos con un sistema político y económico
internacional más plural y multicéntrico. Ojala sea así.
sergio-arancibia.blogspot.com
viernes, 25 de julio de 2014
ACUERDO COMERCIAL ENTRE ECUADOR Y LA UNIÓN EUROPEA
(Artículo de
Sergio Arancibia publicado en EL MUNDO ECONOMÍA Y NEGOCIOS el día 23 de julio
de 2014.)
Al
Presidente de Ecuador Rafael Correa no le gustan para nada los Tratados de
Libre Comercio que son parte constitutiva del
entramado normativo del comercio internacional contemporáneo. Por ello, seguirá
hasta el final de sus días diciendo que el acuerdo al cual llegó en la semana
pasada Ecuador con la Unión Europea no es un TLC. Y no le falta razón al
Presidente ecuatoriano pues el termino
TLC se suele utilizar para designar lo que en el campo de las
negociaciones internacionales se conocen como acuerdos de última generación, en
los cuales no se negocian solo los aranceles y la liberación del comercio, sino
también que un conjunto de cuestiones normativas, tales como las patentes las
compras gubernamentales, los requisitos técnicos y sanitarios, las salvaguardias,
las normas antidumping, etc. Pero llámese como se llame, lo importante es que
Ecuador ha llegado a un acuerdo comercial
con la Unión Europea, que permitirá que una cantidad importante de bienes agrícolas
y no agrícolas procedentes del país latinoamericano entren sin pago de aranceles
en ese mercado de 500 millones de habitantes conformado por los 28 países que
integran hoy en día la Unión Europea. La contrapartida de esta situación es que
los productos europeos que no hayan sido objeto de clausulas específicas de
excepción entrarán sin arancel en el mercado
ecuatoriano.
Habían dos
circunstancias que hacían que Ecuador tuviera urgencia en cerrar un tratado de
esta naturaleza. Por un lado, el hecho de que en diciembre de este año se
terminan las preferencias arancelarias que la Unión Europea ha otorgado en
forma unilateral a una cantidad importante de mercancías ecuatorianas. Perder esas preferencias hubiera significado que las mercancías ecuatorianas
se hubieran encarecido y hubieran perdido presencia en el mercado europeo. La segunda circunstancia es el hecho de que
sus vecinos Colombia y Perú tienen sendos Tratados de Libre Comercio con la
Unión Europea, y si Ecuador no hacia algo parecido –con el nombre que fuera- se
abría la posibilidad de que muchos productos ecuatorianos perdieran competitividad
en Europa ante la ventaja que ya habían
pactado sus vecinos. Ya esa situación se hacía particularmente visible en el mercado
del banano, producto particularmente sensible para Ecuador, que venía perdiendo
mercado en forma sistemática en Europa en los últimos tres años. En 2001 las
exportaciones totales de banano por parte de Ecuador fueron de 110 millones de
cajas, cantidad que bajó a 85 millones de cajas en 2012, y continuó su baja,
aun cuando a un ritmo menor, en el 2013.
Con el
acuerdo alcanzado la Unión Europea se compromete a mantener las preferencias arancelarias
actualmente vigentes, hasta que entre en plena vigencia el acuerdo comercial
propiamente tal.
Con esta
negociación ecuatoriana, que posiblemente entre en vigencia a mediados del 2016,
ya toda la costa del Pacifico de la América del Sur tendrá libre comercio con
la Unión Europea. Es posible que el Mercosur-aun cuando sin Venezuela en este
caso particular, y sin mucho entusiasmo por parte de Argentina - llegue en algún momento cercano a un acuerdo de la misma naturaleza, culminando negociaciones que se extienden
durante varios años.
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