(Artículo de
Sergio Arancibia publicado en la edición impresa de TAL CUAL el día 15 de Junio
de 2017)
En Banco
Mundial acaba de hacer públicos sus pronósticos sobre lo que será el comportamiento
de la economía mundial, regional y de cada país, durante el presente año. La ciencia
económica no ha perfeccionado todavía sus técnicas o sus teorías como para poder
hacer pronósticos certeros sobre lo que será la situación económica de un país
en un futuro cercano o lejano. Siempre esas reflexiones están rodeadas de un
alto grado de incertidumbre y de riesgo, pues el comportamiento humano no es todavía
enteramente predecible. Pero, aun así, las visiones sobre el futuro ponen de
manifiesto lo que es más probable que suceda a partir de la situación presente.
En las estadísticas
publicadas por el Banco Mundial Venezuela figura con un decrecimiento de 7.7 %
en su PIB durante el presente año, con relación al nivel alcanzado durante el
año 2016. Lo malo de todo este asunto es que en el 2016 ya hubo un bajón de
12.2 % con relación al nivel que el PIB había presentado en el 2015. Y en el
2015, el PIB fue un 8.2 % más bajo que el que caracterizó al año 2014. Y para
no hacer el cuento demasiado largo, cabe recordar que en el 2014 el PIB bajó en
un 3.9 % con relación al 2013.
En síntesis,
el nivel del PIB durante el año 2017 se visualiza que terminará siendo un 28.4
% más bajo que el PIB del año 2013. En otras palabras, si la menor producción y
el menor ingreso se repartieran equitativamente entre toda la población, eso
querría decir que, en el 2017, cada venezolano sería aproximadamente un 30 %
más pobre que en el 2013.
Esta es una
obra gigantesca de destrucción de un país. No hay, hoy en día, otro país sobre
la faz del planeta que pueda exhibir un proceso tan inmenso de destrucción y de
retroceso. Incluso los países petroleros - de este continente o de otros - han
hecho inversiones financieras y productivas que les permiten sobrellevar la
crisis actual. Ninguno ha sufrido las penurias de Venezuela, ni en América Latina,
ni en el Medio Oriente. El único país petrolero que ha retrocedido en forma
sistemática durante cuatro años es Venezuela.
No se trata
de la caída del precio del petróleo. No se trata de una maldición divina ni de
un castigo de los dioses. No se trata de una guerra. No se trata de una
invasión. No de trata de una catástrofe natural. Se trata de pésimas políticas
económicas. Se trata de corrupción. Se trata de una ineficiencia supina. Se
trata de una incapacidad para tomar decisiones por parte de los equipos gubernamentales.
De trata del equilibrio y de la inercia entre los diferentes grupos que se reparten
hoy en día el aparato del estado. Se trata de la falta de democracia como
generadora de retraso económico. Todo ello es lo que nos lleva a batir todos
los records mundiales en materia de pésimos resultados económicos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario