jueves, 19 de noviembre de 2015

EL CORONEL NO TIENE QUIEN LE INVIERTA

(Artículo de Sergio Arancibia publicado en EL MUNDO ECONOMÍA Y NEGOCIOS el día 18 de Noviembre de 2015)


La Comisión Económica para América Latina, CEPAL - organismo dependiente de Naciones Unidas - publica anualmente las estadísticas sobre recepción de inversión extranjera directa, IED,  por parte de los diferentes países de la región. Recientemente publicó los datos sobre el año 2014 en un documento titulado 
La Inversión Extranjera Directa en América Latina y el Caribe. De acuerdo a dicha fuente Venezuela recibió en el año 2014 un total de 320 millones de dólares en calidad de IED. Se trata de una cifra menor que la que recibe Uruguay (2.7 51 millones de dólares)  o Chile (22.002 millones de dólares) o Colombia (16.054 millones de dólares) o incluso que República Dominicana (2.209 millones de dólares) o que Panamá (4.719 millones de dólares)) que son países, estos dos últimos,  de menor dimensión económica que Venezuela. Desde luego, es también muchísimo menor que la que recibe Brasil (62.495 millones de dólares))  o México (22.795 millones de dólares). También es menor que la cantidad que ha recibido la propia Venezuela en otros momentos del pasado reciente (2.680 millones de dólares en el 2013)

No hay duda, por lo tanto, que Venezuela no luce como un país atractivo para los capitales que buscan oportunidades de inversión rentable fuera de sus países de origen. Eso se puede deber a muchas razones. Puede obedecer a que la legislación nacional no es clara en lo que respecta a los deberes y derechos de la inversión extranjera y los capitales externos  no quedan suficientemente protegidos, sobre todo contra la posibilidad de expropiaciones arbitrarias o de cambios en las reglas del juego iniciales. Puede deberse también a que las remesas de utilidades, que es la razón primera y última por la cual los capitales fluyen a un determinado país, no quedan aseguradas, sino que deben pasar muchos meses y muchos trámites como para que dichas remesas sean autorizadas. Puede suceder, además, que en caso de conflicto con las autoridades locales no queden claras las instancias internacionales a las cuales se puede recurrir para dirimir la controversia. Es posible, así mismo, que la legislación laboral no permita a los capitales extranjeros tener una situación competitiva en el mercado internacional, hacia donde pretenden exportar las mercancías que produzcan en Venezuela. También puede deberse a que la tasa de cambio a la cual se cambian los capitales al momento de entrar es muy diferente a la tasa la cual deben cambiar a l momento de retirar sus capitales o sus utilidades. O puede deberse a la obligación de aceptar pagos no contables y no legales para algunas gestiones ante entes públicos o privados. Y  puede deberse, desde luego, a varias de estas razones juntas.

El atraer capitales extranjeros es visualizado como beneficioso por la mayoría de los países del planeta Tierra. Se puede decir que existe hoy en día una competencia para atraer a esos capitales extranjeros por parte de los diferentes países. Se supone que eso permite llevar adelante actividades productivas que de otra forma no se podrían realizar; permite incrementar el empleo y la producción; permiten  entrar en contacto con tecnologías de punta y capacitar a personal obrero o profesional; permiten incrementar las exportaciones, y recabar más impuestos a los gobiernos locales.

No hay duda que también hay riesgos en esto de permitir la entrada de capitales extranjeros. La historia muestra muchos casos en que esas empresas han llegado a ser tan poderosas en los países donde operan que inciden en forma negativa en la política y en las decisiones de política económica del país sede. También es posible que la empresa extranjera mantenga  con su casa matriz relaciones técnicas, financieras, y comerciales que sean muy rentables para el conglomerado extranjero en su conjunto pero muy negativas para el país sede donde se desarrollan las actividades productivas. También es posible que sobre exploten los recursos naturales, que contaminen el ambiente, que evadan impuestos, y que generen un entorno de corrupción para obtener favores de los gobiernos nacionales o locales. Todo eso es posible, pero también es posible de evitar por la vía de instancias gubernamentales con suficiente honradez y capacidad técnica y contralora. Es indudable que la capacidad de control y de información que hoy en día tienen los gobiernos es infinitamente mayor que la que existía en tiempos de las repúblicas bananeras.

Si se analizan las cifras relativas a  la IED recibida por Venezuela en el año 2013 –pues no hay cifras desagregadas para el 2014 - se visualiza la presencia del componente Reinversión de Utilidades, con un monto de 975 millones de dólares,  que no es exactamente nueva inversión proveniente del exterior, sino que se trata de las utilidades de los capitales ya invertidos en el país en períodos anteriores, que no pudiendo obtener divisas para fluir hacia el exterior, se quedan en el país como nueva inversión, aun cuando en realidad es inversión ya vieja que ha quedado presa dentro del territorio. Otra modalidad que asume la IED que aparece en las estadísticas correspondientes a Venezuela es la de los Préstanos entre Compañías, con un monto de 1.784 millones de dólares, que es crédito externo a las empresas extranjeras, es decir, no es exactamente capital de riesgo, sino que es un préstamo que debe ser devuelto en los momentos y en los montos que hayan sido pactados, pero que en las estadísticas sobre esta materia se engloban dentro del concepto de IED. Los nuevos aportes de capital – que es el  monto real de nuevos capitales de riesgo que realmente ingresan al país -   tuvieron en el año 2013 un monto negativo de -79 millones de dólares, que corresponde a retiros de capital.   

Se puede decir, por lo tanto, con bastante base, que Venezuela va quedando crecientemente al margen a las corrientes comerciales y financieras que caracterizan al mundo contemporáneo.

sergio-arancibia-blogspot.com 

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