sábado, 1 de febrero de 2014

EL PRESUPUESTO NACIONAL DE DIVISAS

(Artículo de Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el día 31 de Enero de 2014.)


El Presidente de la República   Nicolás Maduro  ha anunciado ya en varias ocasiones que se cuenta – o que se contará durante el año 2014-  con un Plan o Presupuesto General de Divisas, similar al Presupuesto Nacional que se aprueba todos los años en la Asamblea Nacional y que regula los ingresos y los gastos del Estado.  La idea no es mala, aun cuando la comparación que se utiliza sí lo es, pues el Presupuesto de la Nación se ha convertido en un ejercicio de política ficción bastante poco útil.
En el Presupuesto que se aprueba anualmente en la Asamblea Nacional - y que nace de una propuesta  legislativa realizada por el Ejecutivo - se ha convertido ya en una tradición el utilizar magnitudes económicas absolutamente reñidas con la realidad.  Se utiliza un precio de petróleo que bordea la mitad del precio que realmente impera en el mercado internacional, lo cual hace desde la partida que los ingresos fiscales considerados en ese documento legal sean  sustantivamente menores a los reales. Igualmente se utilizan datos irreales sobre la inflación, sobre el crecimiento de la economía y sobre la devaluación esperada.  Todo eso hace que lo realmente relevante en materia de asignación de recursos fiscales o parafiscales no sea el Presupuesto Nacional, sino que sean los créditos adicionales que solicita posteriormente  el Ejecutivo y los gastos sin control ni planificación alguna que lleva adelante PDVSA en mil cosas diferentes a la explotación y comercialización petrolera.
Por lo tanto, si el Presupuesto de Divisas se va a realizar en la misma forma, con datos irreales - para ocultar una realidad más que para hacer una utilización programada y racional de las divisas con que cuenta el país - entonces no va a servir de nada. Pero si se hace con datos reales se convertiría en un instrumento sumamente interesante, Permitiría, por ejemplo, conocer con precisión cuanto ingresa realmente por concepto de ventas de petróleo , después de descontar las entregas que se hacen a China, que son para pagar créditos que ya se recibieron y se gastaron, o las ventas que se hacen a Petrocaribe, que son en gran medida a crédito y por las cuales no entran, por  lo tanto dividas liquidas;  cuanto ingresa por concepto de deuda externa, cuanto ingresa por concepto de exportaciones no tradicionales, cuanto ingresa por concepto de inversión extranjera y cuanto ingresa por concepto de retorno al país de los depósitos que las personas jurídicas y naturales, públicas y privadas, mantienen en el exterior, así como el desglose de cada una de estas magnitudes.  Si tuviéramos  datos fidedignos sobre esas variables, ya habríamos avanzado muchísimo en darle transparencia  a los datos básicos de la economía nacional.
El paso siguiente, en ese eventual Presupuesto de Divisas - que nadie sabe cuándo será conocido y  publicado en toda su integridad - es saber cómo serán utilizados los dólares de los cuales se dispondrá y cuáles serán los criterios que presidirán esa distribución. ¿Cuánto se utilizará en importaciones estatales?  ¿Cuánto en importaciones realizadas por el sector privado? ¿Cuánto en alimentos? ¿Cuánto en whisky? ¿Cuánto se utilizará en pago de deuda externa? ¿Cuánto en ayudas, créditos y donaciones a los países amigos? ¿Cuánto en gastos de la Presidencia?  Sobre cada una de estas magnitudes es posible rastrear cifras en diversos organismos estatales, pero la verdad es que la mayoría, si no todos, los organismos que elaboran y publican estadísticas económicas en este país  han ganado en los últimos año un alto grado de descrédito, pues pesa sobre ellos la sospecha de que maquillan los datos que presentan, para efectos de hacerlos cónsonos con el discurso gubernamental.  Si el Presupuesto de Divisas que algún día se elabore va a emular al Presupuesto Nacional, en materia de elaborarse sobre base falsas, o va a ser como otros institutos estadísticos expertos en maquillaje,  entonces este naciente instrumento de planificación y de ordenamiento del uso de las divisas no va servir de nada. Si ´por el contrario se construye con seriedad será un aporte importante a la transparencia de las finanzas públicas.
Una reflexión final: el hecho de que tenga que elaborarse este Presupuesto de  Divisas, como si fuera una gran novedad, pone de manifiesto que ni Cadivi ni el Banco Central contaban con nada parecido. Cadivi que asigna divisas ¿no las asignaba de acuerdo a un plan o a un presupuesto?  El Banco Central, que administra las divisas del país ¿no cuenta con un plan sobre los ingresos y gastos que se van a llevar adelante en el transcurso de un año o de un semestre?  Pareciera que el criterio de asignación, hasta este momento, era el conocido criterio de “como se vaya dando vamos viendo”.

sergio-arancibia.blogspot.com

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