(Artículo de
Sergio Arancibia publicado en EL MUNDO ECONOMÍA Y NEGOCIOS el día 4 se Febrero
2013)
Quien
escribe este artículo no es ni remotamente un experto o un estudioso de las
materias petroleras, pero como soy ciudadano venezolano, no puedo menos que
meter mi nariz en ese negro mercado, por razones si no de sobrevivencia mía,
por lo menos de sobrevivencia de mis hijos y de mis nietos. Y creo que todos deberíamos
preocuparnos más de lo que sucede en ese mercado pues lo que se nos dice habitualmente sobre
el mismo es manifiestamente insuficiente y deja muchas dudas flotando en el
ambiente. Hay algunas cosas importantes que están pasando en el mercado
petrolero mundial y que deben incorporarse en cualquier diagnóstico que se haga
sobre lo que sucede - y sobre lo que le
puede suceder - a Venezuela y a su industria petrolera.
En primer
lugar, todo parece indicar que Estados Unidos, que sigue siendo el principal
cliente del petróleo venezolano, camina aceleradamente hacia una situación de
menor demanda de ese producto, por lo menos de menor demanda desde Venezuela.
Desde el 2008 a esta parte la producción interna de petróleo en ese país ha
pasado de 5 millones de barriles diarios a 8 millones de barriles diarios. Se
ha convertido en el principal productor mundial, por encima de cualquier país
de la OPEP. La producción de gas también ha aumentado, aun cuando a un ritmo
más lento. La reciente tecnología de la fractura hidráulica genera expectativas
de que la producción de petróleo y de gas va a seguir creciendo. En ese mismo período
de tiempo ¿Que ha hecho Venezuela para aumentar su producción petrolera? ¿Qué ha
hecho Venezuela para mantener o aumentar su participación en el mercado petrolero
internacional?
Hay otros
países cercanos que si han tomado decisiones estratégicas muy claras y
radicales. México ha decido abrir la industria petrolera a los capitales
privados, lo cual seguramente les permitirá recibir un volumen importante de
capitales y de tecnología, que se traducirán
en mayor producción. Canadá sigue adelante con la producción de petróleo
a partir de arenas bituminosas, todo lo cual hace pensar que Canadá y México se
convertirán – tanto por la cercanía geográfica como por el acuerdo de libre
comercio que los vincula- en los socios petroleros fundamentales de un Estados
Unidos que reducirá sustantivamente sus compras en otros lugares del mundo.
Pero en la
propia América del Sur, le surgen a Venezuela competidores de importancia y de
visión estratégica. Brasil produce ya hoy en día 2,2 millones de barriles
diarios y pronto esa cantidad se incrementará con la producción costa afuera,
además de que produce una cantidad importante de biocombustibles y de energía hidráulica y
eólica. En la perspectiva de mediano y de largo plazo, Brasil será un
exportador importante de petróleo – ya lo es en parte- lo cual lo colocará como
un competidor relevante de Venezuela. La
empresa petrolera brasilera Petrobras se perfila como una empresa de nivel
planetario, en parte pública y en parte privada, y se maneja sin devaneos populistas
y sin ser la caja chica del gobierno brasileño.
Colombia ha
devenido también en un país petrolero, que produce ya una cantidad cercana al millón de barriles diarios, cantidad
que se puede incrementar en la medida que la paz con la guerrilla permita aumentar
la seguridad de los oleoductos y de las zonas de exploración y producción. Por
lo tanto, en un futuro cercano Venezuela se verá con competidores cercanos que
incrementan su presencia en el mercado petrolero mundial y que no son países
mono productores o mono exportadores,
como Venezuela, y pueden por lo tanto tomar sus decisiones con más calma
y con más capacidad de negociación.
¿Qué hace, mientras tanto, Venezuela? ¿ A qué
ritmo se incrementa su producción’ ¿A qué ritmo se incrementan las inversiones
en el área petrolera? ¿De dónde se nutre de capitales y de tecnologías? Cada
cierto tiempo se mencionan en el país cantidades de producción que se alcanzarán en un futuro incierto, pero sin que nadie
conozca las necesarias inversiones que se están realizando para alcanzar esos
hipotéticos nuevos volúmenes de producción, ni de donde se obtendrían las capacidades
financieras que no parece tener hoy en día la industria petrolera venezolana.
Lo único concreto y cierto es que se le vende una cantidad creciente de petróleo
a China, lo cual no puede menos que visualizarse como un hecho positivo, pero
en el cual no puede descansar todo el futuro de la industria petrolera
venezolana, máxime cuando China comienza a ralentizar sus ritmos de desarrollo.
sergio-arancibia.blogspot.com
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