miércoles, 4 de febrero de 2015

MAS VALE UN DOLAR EN LA MANO QUE CIEN VOLANDO

Artículo  de Sergio Arancibia publicado en ELMUNDO ECONOMIA Y NEGOCIOS el día 4 de Febrero de 2015.

La reciente operación de recompra de deuda comercial entre Venezuela y la República Dominicana es una negociación que merece la pena de conocerse y analizarse,  tanto por  que enseña en forma extraordinariamente transparente cómo funciona el sistema financiero internacional, como por que muestra el desespero en que se encuentra Venezuela.

En su esencia la historia es la siguiente. Venezuela ha venido vendiendo petróleo a República Dominicana en el transcurso de la última década. Aproximadamente 90 mil barriles diarios. 
De esa cantidad, 50 mil barriles eran parte de lo convenido en el contexto de Petrocaribe, es decir, era una venta a crédito, con dos años de gracia, una tasa de interés de 1 % y 23 años adicionales de plazo para pagar. Mejor imposible. Los 40 mil barriles restantes se pagaban a precio y condiciones de mercado. Esa venta a crédito generó hasta diciembre de 2014 una deuda comercial de 4.027 millones de dólares. La negociación reciente entre  Venezuela y República Dominicana giró en torno a  esa deuda comercial. Venezuela aceptó recibir 1.933 millones de dólares en el presente, a cambio de esa deuda que le debía ser pagada a lo largo de las décadas venideras. Es decir, cambió un valor futuro, elevado, por un valor presente más bajo. Es concreto, el valor presente de esa deuda se transó en un precio un 52 % más bajo que el valor facial, o valor a futuro que se debía pagar por esa deuda.

Ese tipo de operación  - convertir valores futuros en valores presentes - es relativamente corriente en el mercado financiero internacional. Pero hay que discutir y negociar, en cada caso particular, cuan grande es la diferencia entre esos dos valores. Eso depende de la tasa de interés que impere en el mercado internacional, de la tasa de interés a la cual se transó esa deuda, y de la necesidad más o menos imperiosa que cada país tenga de realizar la operación en cuestión. En el caso presente, para nadie es un secreto que Venezuela necesita desesperadamente divisas liquidas, de las cuales disponer libre y rápidamente para cubrir sus necesidades de importaciones y pago de deudas. Por ello sacrificó un activo poco liquido como era la deuda a cobrar por 4.027 millones de dólares, por un activo mucho mas  liquido como son los 1.933 millones constantes sonantes. En el mundo de los ciudadanos de a pie, si uno le presta mil bolívares a un amigo, y le dice que le pague dentro de dos meses, pero en el intertanto se le presenta una urgente necesidad de dinero, uno puede decirle a ese amigo que le pague cuanto antes. Es probable que ese amigo le pague, tan pronto como pueda, los mil bolívares íntegros. Cambia los mil bolívares a futuro, por mil bolívares presentes. Pero en el frio escenario de las finanzas internacionales las cosas no son así.  Aun cuando me hayas prestado 4 mil, si estás apurado  yo te pago 1.900 y quedamos a mano.

¿Y de donde sacó dinero República Dominicana para pagar esa deuda? Muy sencillo: se endeudó.  Emitió deuda soberana en los mercados financieros internacionales por 2.500 millones de dólares, a tasas de interés que van entre 5.5 % y 6.85 %.  Con eso le pagó a PdVSA y se quedó con un remanente en la mano para otras obligaciones fiscales. Se endeudó en 2.500 millones de dólares para pagar una deuda de 4.027. Parece un buen negocio. En realidad para llegar a una conclusión definitiva al respecto hay que tener en cuenta las tasas de interés. República Dominicana contrajo una deuda de 2.500 millones de dólares, a una tasa promedio cercana al 6 %, para pagar una deuda de 4.027 millones de dólares a una tasa de 1 %. Después de sumar y restar, todo parece indicar que República Dominicana termina ganando una cantidad importante con toda esta operación. Pero el secreto del éxito está en que dicho pequeño país caribeño, relativamente pobre, tiene capacidad de colocar deuda soberana en los mercados financieros internacionales – más de 200 bancos de inversión compraron esa emisión de deuda- a una tasa baja, pues está bien calificado  (B+) por las agencias internacionales y sus políticas económicas generan confianza. A Venezuela, no le sería posible una colocación similar, a menos que pague una tasa por lo menos del doble que la conseguida por Republica Dominicana.

Hay otros dos aspectos que son interesantes en toda esta operación. La negociación correspondiente no empezó en diciembre ni en noviembre del año pasado, sino que llevaban un año conversando, en forma discreta o reservada. Es decir, Venezuela, y PDVSA en particular, veían venir la crisis que ahora se ha desatado. No necesariamente la caída del precio internacional del petróleo, pero si la imperiosa necesidad del país de contar con divisas liquidas. En segundo lugar, es bueno recordar que República Dominicana intentó en años anteriores pagar la deuda petrolera con frijoles, paquetes turísticos y adiestramiento hotelero, es decir, el viejo sistema de trueque, pero al final del día, tanto Venezuela como República Dominicana  han optado por el viejo y desacreditado billete verde, que les da más confianza y les genera mayores grados de libertad.

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miércoles, 28 de enero de 2015

LOS CONTROLES COMO MODELO

(Articulo de Sergio Arancibia publicado en EL MUNDO ECONOMÍA Y NEGOCIOS el día 28 de de Enero del 2015.)


 En Venezuela están controlados los precios de una gran cantidad de los bienes que son producidos dentro del territorio nacional, ya sea en el sector agrícola o en el manufacturero. Al decidir sobre los precios, los funcionarios encargados de esa complicada función deciden también sobre las tasas de ganancia que recibe cada productor. Como los que tienen costos más elevados tienen que vender al mismo precio que los que tienen costos más bajos, unos obtienen tasas de ganancia más elevadas que otros. Es decir, las ganancias no se deciden en el mercado sino en las oficinas de los funcionarios correspondientes. Si hacemos caso no solo a los economistas sino y al mismísimo sentido común, la perspectiva de ganancias y el monto de las mismas es una de las motivaciones fundamentales que tienen los individuos para meterse en la actividad  económica. Al decidir sobre precios y ganancias se decide, por lo tanto, sobre las posibilidades mismas de llevar adelante procesos productivos.  

A eso hay que agregar que el Gobierno tiene control sobre las tasa de interés, tanto por la vía de las atribuciones del Banco Central de Venezuela, como por la vía del control de gruesa parte de las instituciones bancarias y crediticias del país, con lo cual tiene control de los  montos y de los precios del crédito bancario. 

A lo anterior hay que sumar que el gobierno fija periódicamente los niveles de los salarios mínimos y con ello, los niveles de muchos salarios que sin estar en el nivel mínimo se ajustan en función de este último. También al actuar como empleador de varios millones de venezolanos fija salarios de referencia que condicionan la escala de salarios del conjunto del país. En síntesis, están controlados los precios de dos insumos fundamentales: el crédito bancario y la fuerza de trabajo, además de los precios de los insumos y materias primas de origen nacional. Pero como el Gobierno tiene controlado el acceso a las divisas - y el precio a las cuales se accede a ellas - entonces podemos decir que todos los insumos importados – así como también todos los productos de consumo final de origen importados – tiene también controlado el precio y el  monto que de ellos se puede importar. Más aun, de hecho, una parte importante y creciente de las importaciones son realizadas directamente por el Gobierno. 

A todo lo anterior se suma que el mover los productos de un punto a otro del territorio nacional, es también una cosa que está sometida a fuertes controles: hay que pedir permiso para la movilización de mercancías e informar al Estados del monto y del destino de las mismas.  

Si quien genera ciertos productos dentro del país es un inversionista extranjero - además de ver controlada su tasa de ganancia, sus precios, el costo del crédito, el costo de la mano de obra, y la libertad de mover sus mercancías hacia uno u otro de los mercados locales – tiene que pedir permiso y esperar durante meses o años para poder remesar a la casa matriz las ganancias legítimamente obtenidas en el territorio nacional.

Toda esta red de controles está supuestamente encaminada a imponerle a la economía la voluntad de los gobernantes, que inspirados supuestamente en los más altos valores humanistas, quieren impedir todos los males que el capitalismo hace recaer sobre los hombros de los trabajadores. Sin embargo, aun suponiendo que eso sea verdad – y que los gobernantes y sus amigos no actúan con ninguna intención de enriquecerse – la verdad verdadera es que los resultados son catastróficos: la producción disminuye, tanto en las empresas públicas como en las privadas, los precios suben,  los productos, tanto de origen nacional como extranjeros,  escasean cada vez más, y los consumidores deben hacer largas colas para comprar artículos que antes eran de fácil acceso.  Además, de ello, el mercado negro florece en artículos cuya cadena de producción y comercialización está dominada tanto por el estados como por los agentes económicos privados.

Frente a ello hay al menos dos actitudes posibles. Una es asumir que los controles tienen que extenderse y profundizarse, pues todavía no se controla todo lo controlable. Hay que caminar hacia un modelo en que el Gobierno controle la propiedad de los todos factores de producción, la forma en que se usan, los niveles de producción, los montos de importaciones, los precios de cada bien, las ganancias de cada empresa, la forma en que estas se usan, la distribución de los ingresos, y los canales de comercialización.  Se postula en este esquema que la economía funciona mal no por culpa de las decisiones gubernamentales ni por el asfixiante  grado de control, sino por la guerra económica que llevan adelante los sectores que todavía dominan aquellos pocos espacios  que el Estado no ha podido controlar. La solución, por lo tanto es más control, lo cual se asume como elemento esencial del modelo político y económico que se aspira instaurar.

La otra alternativa es reconocer que el intento de controlarlo todo genera ineficiencia y  corrupción y que la solución es caminar en un sentido presidido por una menor cantidad de controles. Sin caer en el dogmatismo de los neoliberales  - que pretenden someter todas las decisiones a las no tan ciegas  fuerzas  del mercado - hay que reconocer que hay que controlar solo lo imprescindible – como lo hacen la mayoría de los países exitosos del planeta - y que hay que dejar que los agentes económicos tengan elevados grados de libertad para decidir sobre producción precios, salarios, ganancias y canales de comercialización, dentro de normas conocidas, impersonales y permanentes.  Eso es lo que significa, en última instancia, el cambio del modelo.  

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martes, 20 de enero de 2015

LOS MISMOD ACTORES PERO EN DISTINTOS ESEWCENARIOS

Artículo de Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el día 20 de Enero de 2015.


En Brasil Dilma Roussef asumió nuevamente la Presidencia de la República, con lo cual el Partido de los Trabajadores completará cuatro períodos presidenciales seguidos con uno de sus militantes a cargo del poder ejecutivo de dicho país. En Uruguay las cosas lucen más o menos parecidas, con la sola diferencia de que el Frente Amplio sumará, con la nueva presidencia de Tavaré Vazquez, tres períodos consecutivos en la más alta responsabilidad ejecutiva del país oriental. Pocos analistas en la región piensan, sin embargo, que la reelección de los mismo partidos o de las mismas personas sea un anuncio de que van a seguir en marcha más  o menos las mismas políticas. Todo anuncia que tendrán que venir cambios en ambos países.

En Brasil, el año 2014 no cerró como con buenos resultados económicos. Con suerte el crecimiento de dicho año bordeará el 0.15 % - algo bien parecido al estancamiento -mientras que la inflación anual se calcula cercana al 6.3 %.  La vieja fórmula populista de potenciar el crecimiento por la vía de aumentar el déficit fiscal y dejar crecer la inflación, no es una opción. Sería sencillamente una locura. Pero los subsidios y la lucha contra la pobreza exigen gastos fiscales elevados que solo pueden venir de crecimiento económico y/o de crecimiento de las exportaciones. De allí que tanto el origen de sus males como el remedio para sus dolencias económicas parece que debe buscarlos Brasil  en el comercio y en las finanzas internacionales.

Brasil, a principios de la presente década, vio como sus exportaciones saltaban de 152 mil millones de dólares en el 2009, a 201  mil millones en el año siguiente. 50 mil millones de dólares adicionales en un año. Y en el año 2011 las exportaciones volvieron a subir, llegando a 256 mil millones de dólares. Otros 50 mil millones de dólares. A ello se suman volúmenes altísimos de inversión extranjera directa que se volcaron sobre Brasil. Así se puede hacer política social y al mismo tiempo  política de inversión e incluso se puede ver con optimismo la posibilidad de financiar un mundial de futbol. Se pueden financiar importaciones, tanto para incrementar el consumo como para financiar bienes de capital. De hecho las importaciones totales pasaron de 133 mil millones de dólares en el año 2009 a 236 mil millones de dólares en el año 2011. Pero en el 2012 las exportaciones bajaron a 242 mil millones de dólares y prácticamente se quedaron en ese nivel en el año 2013. Las importaciones, en cambio, tuvieron una ligera baja en el 2012, cuando alcanzaron los 233 mil millones de dólares, y volvieron a subir en el 2013, cuando sumaron 250 mil millones de dólares. Obviamente esas tendencias no se pueden mantener a largo plazo, pues el déficit en cuenta comercial se haría insostenible. Durante un par de años, o algo así, se pueden financiar los déficit con disminución de reservas, pero el algún  momento hay que hacer ajustes que impliquen solucionar los problemas de fondo.  Entre esos problemas más sustantivos hay que priorizar el aumento de las exportaciones lo cual, hoy en día, es una meta que no puede  descansar exclusivamente en el crecimiento del mercado chino y tampoco en la dinámica del Mercosur. Hay que mirar hacia la Alianza del Pacifico y hacia el mercado europeo – venciendo o saltándose las resistencia de Argentina -  y no hay que descansar únicamente en la soya, que tiene en estos momentos precios a la baja en el mercado internacional. También entre los problemas sustantivos hay que considerar el déficit fiscal -  cuya disminución es necesaria para frenar la presión sobre las importaciones - lo cual no implica revertir los gastos sociales encaminados a luchar contra la pobreza, pero sino detener su crecimiento.   

Uruguay ha gozado también del auge mundial de la soya y sus exportaciones han aumentado desde los 5.400 millones de dólares en el año 2009, a los 9.155  millones de dólares en el año 2013. Sin embargo, la tonelada mundial de soya – que  tuvo un precio  de 475 dólares durante la cosecha 2013-2014 -  está presentando un precio de 360 dólares en la cosecha 2014-2015.  Ese es un golpe duro para la economía uruguaya y para la economía brasileña, con el agravante en el primer caso, de que Brasil es un comprador importante de los productos distintos a la soya que exporta Uruguay, lo cual implica que este país tiene que sufrir los embates de la crisis mundial de la soya, y los embates de la crisis brasileña. Nuevamente, el país - y no solo el nuevo gobierno, aun cuando no sea tan nuevo- tiene la obligación de abrirse hacia nuevos mercados y hacia nuevos productos, lo cual obliga, entre otras cosas, a repensar los compromisos intra Mercosur.

Sería realmente insensato pensar que por que tenemos, arriba del escenario, los mismos actores que hace algunos años atrás, el guión sigue siendo el mismo.

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jueves, 15 de enero de 2015

ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LAS CIFRAS RECIENTES

Artículo de Sergio Arancibia publicado en TAL CUAl el día 16 de Enero de 2015

Después de muchos meses de silencio, el Banco Central de Venezuela ha vuelto a publicar algunas cifras importantes sobre el desenvolvimiento de la economía venezolana, que son necesarias de analizar con mayor detalle.   En materia de PIB  - que es el indicador más universalmente utilizado para medir si una economía crece o no - los datos del BCV permiten visualizar que durante los nueve primeros meses del año 2014, la economía venezolana produjo un 3.96 % menos de bienes y servicios que durante los primeros nueve meses del año 2013. No se han publicado los datos respecto al último trimestre del 2014 - ni siquiera los datos tentativos, sujetos a posteriores modificaciones – por lo cual solo se conocen los datos sobre los nueve primeros meses. El BCV ha publicado los datos de lo sucedido en cada uno de los tres primeros trimestres del año 2014, pero a partir de esos datos no es difícil calcular lo sucedido durante todo el período en su conjunto, y la cifra resultante es la que mencionamos: una caída de 3.96 % en el PIB durante el período analizado. Cuando se conozcan los datos sobre el último trimestre – si se conocen algún día- probablemente se podrá decir que la caída del PIB durante el año 2014 fue cercana o ligeramente superior al 4 %, lo cual constituye la mayor caída presentada durante este año por todo el conjunto de países de la América Latina y el Caribe. Además, lo publicado presenta una caída sistemática, sostenida durante tres trimestres continuos, lo cual en la jerga de los economistas, constituye una situación que se identifica con el nombre de recesión. No se trata de un hecho fortuito o puntual, que tenga lugar en un mes o en un trimestre determinado, sino un fenómeno que se reitera durante tres trimestres sucesivos y que constituye por lo tanto, un fenómeno más estructural o de fondo

Otros datos importantes: durante el año 2014 – durante los tres primeros trimestres- las exportaciones petroleras sumaron, según las cifras del BCV, la cantidad de  58 mil 332 millones de dólares. Durante el mismo período del año 2013 dichas ventas petroleras ascendieron a 64 mil 396 millones de dólares. Es decir, hubo una caída de 9.4 %  en el valor de la ventas petroleras, aun cuando todavía no empezaba la caída violenta que ha tenido lugar en el último trimestre del 2014. Durante el año 2015, si se mantienen las condiciones actuales del mercado petrolero mundial, la caída en los ingresos petroleros venezolanos será mucho mayor aun, y serán mayores y más graves las consecuencias sobre la economía nacional.

Las exportaciones no petroleras, durante los nueve primeros meses del año 2014, continuaron su caída sistemática, llegando a 2.165 millones de dólares, después de haber mostrado un nivel de 2.486 millones de dólares en igual período del año anterior.

En materia de importaciones totales –públicas y privadas-  tan vitales para sostener los niveles de producción  y de consumo internos, éstas alcanzaron durante los primeros nueve meses del año 2013  un  nivel de 39 mil 717 millones de dólares. En el mismo período del año 2014 ese monto bajó a 32 mil 153 millones de dólares, es decir, presentó una baja de 19 %.  En no pequeña medida dicha baja es responsable de la caída ya comentada del PIB. Si en el año en curso la caída en las exportaciones petroleras y no petroleras se traduce en una nueva caída en las importaciones, volveremos a tener una nueva caída en los nieves de producción y de consumo.  

El concepto de “viajes” en la balanza de pagos es la expresión de los gastos en el exterior por turismo u otros conceptos similares. En el 2013, en los tres primeros trimestres,  figuran por ese concepto un total de 1.539 millones de dólares, con signo negativo, lo cual significa que los gastos de los venezolanos en el exterior fueron mayores, en ese monto, que los gastos de los extranjeros en Venezuela. En los tres primeros trimestres del 2014 ese monto fue de 1.215 millones de dólares, también con signo negativo, lo cual significa que los venezolanos gastaron menos en el exterior –lo más probable-  o que los extranjeros gastaron más en Venezuela.

Las transferencias – tal como ellas se presentan en la balanza de pagos-  son los pagos o las entregas de bienes y servicios sin contrapartida, es decir, los regalos puros y simples a agentes económicos ubicados fuera del país. Esos montos disminuyeron desde un saldo neto de 882 millones de dólares en los primeros nueve meses del 2013, a escasos 164 millones de dólares en el mismo período del año 2014, lo cual es dable suponer que representa un cambio  en la tendencia que se había mantenido en años anteriores en materia de relacionamientos con partidos y gobiernos en el exterior.

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martes, 16 de diciembre de 2014

¿HAY SOLUCIÓN A LA CRISIS?

(Artículo de Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el día 16 de Diciembre de 2014.)


Todo parece indicar que la baja en el precio del petróleo está suficientemente documentada,  aun cuando se intente ocultar el precio diario de la cotización respectiva, para evitar que cunda el pánico. También está suficientemente claro que eso afecta en forma sustantiva a la economía venezolana - y la afectará más fuertemente todavía durante el año 2015 - aun cuando se haga también todo lo posible para ocultar tanto como se pueda el tamaño de la crisis.  El problema que vale la pena discutir es que alternativas tiene el régimen para enfrentar el problema que se le viene encima.

Una alternativa, nada teórica, sino con crecientes visos de realismo, es recortar - hasta los límites compatibles con  el dolor y la amistad - los envíos petroleros a Cuba en particular y a Petrocaribe en general. Si se recortan  los envíos en un 20 % o en un 30% eso permitiría que PDVSA se quede con mayor petróleo en sus manos, el cual puede ser vendido en el mercado internacional en condiciones que proporcionen mayor liquidez a las arcas venezolanas. No se trata, obviamente, de que los países de Petrocaribe no paguen, sino que se les vende una parte importante a crédito que terminan pagando al cabo de varios años. Y el problema de Venezuela es hoy. De todos modios los países de Petrocaribe no sufrirían mucho con esta medida, pues al precio actual del petróleo, terminarán de todos modos  ahorrando en su factura petrolera, aun cuando tengan que comprar un  mayor volumen al contado a otros proveedores.

También con China se puede  estudiar – si no se ha estudiado ya -  enviarle menos petróleo.  Como el petróleo que se le envía a China es básicamente para pagar deudas, si se les envía menos se corren para adelante los pagos correspondientes. Se corre la arruga. Se renegocia la deuda. Y también eso significaría que Venezuela se queda con  más petróleo en sus manos, que puede ser vendido al contado, o a algo parecido, en el mercado internacional. 

La otra medida que se menciona es la posibilidad de titularizar la deuda acumulada con todos o con varios de los países de Petrocaribe. En buen romance eso significa que los papeles que acreditan  esa deuda se venden, con un buen descuento obviamente, en el mercado financiero internacional. Venezuela recibe en el presente dinero constate y sonante – cambia activos no líquidos por activos líquidos - y los países deudores siguen pagando en los términos originalmente pactados. Los que ganan son los especuladores financieros que compran la deuda, y Venezuela, que soluciona, con costos no pequeños, parte de sus dificultades actuales de caja.

La otra alternativa, que no termina de desdibujarse, es la venta de las refinerías y las estaciones de servicio de Citgo en Estados Unidos. Una venta de esos activos podría proporcionar  más de 10 mil millones de dólares – incluso el doble según algunos optimistas – lo cual permitiría  aliviar bastante los dolores actuales de Venezuela.

Finalmente, siempre está la posibilidad de endeudarse. Pero según informó recientemente el Presidente Maduro, a Venezuela le están cobrando un 35 % de descuento en operaciones de esa naturaleza. Es decir, que le dan 65 pero queda endeudado en 100. Un negocio muy lucrativo, pero al mismo tiempo muy riesgoso, para los especuladores financieros internacionales, que tan desacreditados están últimamente, pero con los cuales todos terminan entendiéndose cuando las cosas se ponen difíciles.
Con alguna o con varias de estas alternativas, más el uso de algunos fondos estatales que están en el exterior - y no en el Banco Central de Venezuela - y que podrían ser utilizados,  se podría pasar el año 2015 – que es año  electoral – y después vemos como se dan las cosas. Nada de ello soluciona los problemas de fondo, pero la fiesta podría seguir durante un año más, antes que la música se apague.  
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miércoles, 10 de diciembre de 2014

EL PRECIO DEL PETRÓLEO: GANADORES Y PERDEDORES

(Artículo de Sergio Arancibia publicado en EL MUNDO ECONOMÍA Y NEGOCIOS el día 10 de Diciembre de 2014.)


La baja en el precio internacional del  barril  de petróleo -  con respecto al precio imperante durante 2013 y en el primer semestre del 2014 - parece ser un hecho económico que se mantendrá vigente durante el año 2015. Más allá de esos próximos doce meses  no es fácil hacer pronósticos – pues son muchas las variables económicas y políticas que se conjugan en ese mercado - pero en este nuevo año que ya está por iniciarse, todo parece indicar que el precio bajo  se mantendrá. Con respecto a los promedios que imperaron durante el año 2013 y 2014, la baja en el precio del barril de petróleo será de un orden de entre 25 y 30 %. Aun cuando pueda ser obvio, esta situación  es un golpe económico fuerte para los países exportadores de petróleo – Venezuela y Trinidad y Tobago, por ejemplo -  y un  acontecimiento feliz para aquellos países que son importadores netos de ese combustible, tales como Chile, Argentina y la mayoría de los países de Centro América y del Caribe. Sin embargo, aun en el caso de los países importadores netos de petróleo y sus derivados, los resultados no serán enteramente positivos, en la medida en esta baja del precio se da al unísono con la baja en el precio de otros productos primarios que dichos países exportan.  Veamos algunos casos.
Argentina es un país importador neto de petróleo y gas, aun cuando también  mantiene algunos volúmenes de exportación. Si tomamos el año 2013, las exportaciones de todo el capitulo 27 por parte de Argentina sumaron 3.500 millones de dólares aproximadamente-  parte importante de ello a Chile y a Brasil,-  pero sus importaciones de petróleo, gas y demás derivados de los hidrocarburos fueron de 13,800 mil millones de dólares - parte importante de ello desde Bolivia y desde Trinidad Tobago. El saldo neto son compras por valor aproximado de diez mil millones de dólares. Un ahorro de 25 % en esa factura energética significaría para Argentina un menor gasto de 2.500 millones de dólares. Desgraciadamente para ese país, las exportaciones de soya parecen indicar que el precio correspondiente en el 2015 será menor que el que se presentó en el 2013 o en parte del 2014, todo lo cual llevara a Argentina a perder ingresos por el comercio soya por un  monto muy cercano a lo que ahorrará por concepto de petróleo.
Chile es también un importador neto de petróleo, pero con una situación mucho más dramática que Argentina, pues su producción interna de ese combustible es cercana a cero. Casi todo su consumo proviene del exterior. Los principales países proveedores son Brasil, Colombia, Ecuador, Trinidad Tobago y muy en particular  Argentina - país con el cual hay tendidos oleoductos y gaseoductos que atraviesan la Cordillera de los Andes. Las compras totales del capítulo 27 por parte de Chile suman poco más de 15 mil millones de dólares en el año 2013. Un menor precio de 25 % sobre esa cantidad implica un ahorro de 3.750 millones de dólares al año. Sin embargo, el cobre – cuyas exportaciones desde Chile alcanzaron a aproximadamente 42 mil millones de dólares en el 2013, en sus diferentes presentaciones - está también presentando un menor precio en el mercado internacional.  Un caída de 10% en los precios del cobre ya casi compensa y sobrepasa lo que este país ganaría por el menor precio de la factura petrolera.   
Un tercer caso interesante es el de Brasil, cuyas importaciones de bienes que se incluyen dentro del capítulo 27 alcanzaron los 47.300 millones de dólares en el año 2013, mientras que las exportaciones de los mismos rubros sumaron 17.800 millones de dólares. Eso genera un saldo importador neto de 29.500 millones de dólares. Un 25 % de esa cantidad significaría un menor costo de 7.375 millones de dólares. En soya y sus principales sub productos Brasil exportó en el año mencionado por un valor de 24,700 millones de dólares. Aun cuando la soya bajara en un 20 % en el mercado internacional, el ahorro petrolero seria mayor que el menor ingreso soyero, todo lo cual nos muestra un país que se beneficiará en términos netos de la baja en el precio internacional del petróleo.
Es dable suponer que la mayoría de los países del Caribe se encuentran también en una situación de beneficiarios netos de la baja en el precio internacional del petróleo, la cual, en la presente coyuntura, les aportará un beneficio mayor que el que venía fluyendo por la vía de  las excepcionales condiciones de venta que les ofrecía Venezuela. En todo caso, si se suman ambas circunstancias, tanto mejor para ellos. En la cruda realidad de la economía, muchos países pueden lamentar la situación de Venezuela y manifestar su profunda solidaridad con ella, pero a la hora de la chiquita, movidos por el legítimo interés nacional, aprovecharán tanto como puedan las nuevas condiciones del mercado petrolero.    

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jueves, 4 de diciembre de 2014

LA SOYA Y EL MERCOSUR, EL PETRÓLEO Y VENEZUELA

(Artículo de Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el día 4 de Diciembre de 2014.)


Los cuatro países fundadores del Mercosur – Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay- son países soyeros, es decir, que han hecho de la soya su principal cultivo y su principal producto de exportación.

La soya se exporta bajo varias formas diferentes: se pueden exportar habas de soya, que es la forma más primaria de exportación de este producto;  se puede exportar aceite de soya sin refinar, que implica un grado de manufacturación y de incorporación de valor agregado a ese producto primario; se puede exportar aceite de soya ya refinado, en que el grado de manufacturación es mayor, y, finalmente se venden también internacionalmente las tortas de soya, que son los residuos que quedan precisamente después que de la soya se ha extraído el aceite. Estas tortas son particularmente útiles para la producción de alimentos concentrados para animales – para vacunos, cerdos, pollos, etc. – pues les proporciona el componente proteico que esos alimentos requieren.

El aceite es el subproducto de la soya que más  directamente va a consumo humano, el cual demanda una proporción pequeña del total de la soya producida mundialmente. El grueso de  la soya se destina a alimentar animales y padece, por lo tanto,  - para bien o para mal -  las vicisitudes que presenta la producción y la demanda de ese importante ingrediente de la dieta humana.

La pampa argentina, antes famosa por la producción de trigo, ha virado hacia la producción de soya. Las exportaciones de habas de soya, más las tortas y residuos y más el aceite refinado o sin refinar, dan cuenta del 24.3 % del total de las exportaciones argentinas en el año 2013 y significan un total de 18.600 millones de dólares. Los mismos  ítems arancelarios, en Brasil, suman exportaciones por un valor total de 24.700 millones de dólares, los cuales representan el 10.2 % de las exportaciones de dicho país. En Argentina el grueso de las exportaciones en este campo están constituidas por las tortas y residuos, mientras que en Brasil la exportación soyera fundamental son directamente las habas de soya. Para Paraguay el paquete soyero representa 3.886 millones de dólares - el 41 % de sus exportaciones - mientras que para Uruguay los valores son de 1.867 millones de dólares, con un peso de 20.6 % de las exportaciones totales del país.

El precio internacional de la soya, si nos basamos en el precio de la tonelada métrica en la Bolsa de Chicago, ha bajado desde los 547 dólares por tonelada, en abril del presente año – precio máximo alcanzado durante el 2014 -  a 368 dólares por tonelada en el reciente mes de septiembre. En esa tendencia a la baja inciden tanto las perspectivas de buenas cosechas mundiales, como el menor ritmo de crecimiento de la economía china, y la fortaleza reciente del dólar en los mercados cambiarios internacionales. Si como consecuencia de lo anterior las exportaciones soyeras argentinas disminuyesen en un 20 % en el año 2014 con relación al 2013, eso significaría una menor entrada de dólares a la economía argentina de aproximadamente 3.600 millones de dólares, lo cual es una cantidad importante para dicha economía, pero no definitoria de una situación de crisis o de bancarrota. Para Brasil, una misma caída de 20 % en el conjunto de las exportaciones soyeras debería significar un menor valor por exportaciones cercano a  los 4.600 millones de dólares. Para Paraguay y Uruguay no es difícil hace cálculos de la misma naturaleza.

Para Venezuela - que enfrenta un problema similar de caída del precio de su principal producto de exportación - un menor precio internacional del petróleo de  20% significaría un menor ingreso cercano a los 15 o 16 mil millones de dólares, lo cual generaría un daño de gran significación en las ya maltrechas cuentas externas del país. Cuando llueve todos se mojan y cuando los precios de los bienes exportables caen, todos se perjudican. Pero no todos se perjudican en la misma forma. La diferencia entre Brasil y Argentina, por un lado, y Venezuela, por el otro, radica en que estos países tienen una mayor diversificación de sus exportaciones y el principal producto de exportación no supera el 25 % de lo exportado, a diferencia de Venezuela, en que el petróleo significa más del 90 % del total de las exportaciones. En el caso de Brasil, además, se suma el hecho de que tiene  reservas internacionales que permiten aguantar una mayor cantidad de tiempo las condiciones adversas que el mercado les presente. La vieja idea de que es bueno ahorrar en los años de vacas gordas, para enfrentar los años de vacas flacas, vuelve a mostrarse en toda su sabiduría, y marcará la diferencia entre los grados de sensatez de las políticas económicas llevadas adelante por los diferentes países.

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