Artículo de Sergio Arancibia publicado en ELMUNDO
ECONOMIA Y NEGOCIOS el día 4 de Febrero de 2015.
La reciente
operación de recompra de deuda comercial entre Venezuela y la República
Dominicana es una negociación que merece la pena de conocerse y
analizarse, tanto por que enseña en forma extraordinariamente transparente
cómo funciona el sistema financiero internacional, como por que muestra el desespero
en que se encuentra Venezuela.
En su
esencia la historia es la siguiente. Venezuela ha venido vendiendo petróleo a
República Dominicana en el transcurso de la última década. Aproximadamente 90
mil barriles diarios.
De esa cantidad,
50 mil barriles eran parte de lo convenido en el contexto de Petrocaribe, es
decir, era una venta a crédito, con dos años de gracia, una tasa de interés de
1 % y 23 años adicionales de plazo para pagar. Mejor imposible. Los 40 mil
barriles restantes se pagaban a precio y condiciones de mercado. Esa venta a
crédito generó hasta diciembre de 2014 una deuda comercial de 4.027 millones de
dólares. La negociación reciente entre
Venezuela y República Dominicana giró en torno a esa deuda comercial. Venezuela aceptó recibir
1.933 millones de dólares en el presente, a cambio de esa deuda que le debía
ser pagada a lo largo de las décadas venideras. Es decir, cambió un valor
futuro, elevado, por un valor presente más bajo. Es concreto, el valor presente
de esa deuda se transó en un precio un 52 % más bajo que el valor facial, o
valor a futuro que se debía pagar por esa deuda.
Ese tipo de
operación - convertir valores futuros en
valores presentes - es relativamente corriente en el mercado financiero internacional.
Pero hay que discutir y negociar, en cada caso particular, cuan grande es la
diferencia entre esos dos valores. Eso depende de la tasa de interés que impere
en el mercado internacional, de la tasa de interés a la cual se transó esa
deuda, y de la necesidad más o menos imperiosa que cada país tenga de realizar
la operación en cuestión. En el caso presente, para nadie es un secreto que
Venezuela necesita desesperadamente divisas liquidas, de las cuales disponer libre
y rápidamente para cubrir sus necesidades de importaciones y pago de deudas.
Por ello sacrificó un activo poco liquido como era la deuda a cobrar por 4.027
millones de dólares, por un activo mucho mas
liquido como son los 1.933 millones constantes sonantes. En el mundo de
los ciudadanos de a pie, si uno le presta mil bolívares a un amigo, y le dice
que le pague dentro de dos meses, pero en el intertanto se le presenta una
urgente necesidad de dinero, uno puede decirle a ese amigo que le pague cuanto
antes. Es probable que ese amigo le pague, tan pronto como pueda, los mil
bolívares íntegros. Cambia los mil bolívares a futuro, por mil bolívares presentes.
Pero en el frio escenario de las finanzas internacionales las cosas no son
así. Aun cuando me hayas prestado 4 mil,
si estás apurado yo te pago 1.900 y
quedamos a mano.
¿Y de donde
sacó dinero República Dominicana para pagar esa deuda? Muy sencillo: se endeudó. Emitió deuda soberana en los mercados financieros
internacionales por 2.500 millones de dólares, a tasas de interés que van entre
5.5 % y 6.85 %. Con eso le pagó a PdVSA
y se quedó con un remanente en la mano para otras obligaciones fiscales. Se
endeudó en 2.500 millones de dólares para pagar una deuda de 4.027. Parece un
buen negocio. En realidad para llegar a una conclusión definitiva al respecto
hay que tener en cuenta las tasas de interés. República Dominicana contrajo una
deuda de 2.500 millones de dólares, a una tasa promedio cercana al 6 %, para
pagar una deuda de 4.027 millones de dólares a una tasa de 1 %. Después de sumar
y restar, todo parece indicar que República Dominicana termina ganando una
cantidad importante con toda esta operación. Pero el secreto del éxito está en
que dicho pequeño país caribeño, relativamente pobre, tiene capacidad de
colocar deuda soberana en los mercados financieros internacionales – más de 200
bancos de inversión compraron esa emisión de deuda- a una tasa baja, pues está
bien calificado (B+) por las agencias
internacionales y sus políticas económicas generan confianza. A Venezuela, no
le sería posible una colocación similar, a menos que pague una tasa por lo menos
del doble que la conseguida por Republica Dominicana.
Hay otros
dos aspectos que son interesantes en toda esta operación. La negociación correspondiente
no empezó en diciembre ni en noviembre del año pasado, sino que llevaban un año
conversando, en forma discreta o reservada. Es decir, Venezuela, y PDVSA en particular,
veían venir la crisis que ahora se ha desatado. No necesariamente la caída del
precio internacional del petróleo, pero si la imperiosa necesidad del país de
contar con divisas liquidas. En segundo lugar, es bueno recordar que República
Dominicana intentó en años anteriores pagar la deuda petrolera con frijoles,
paquetes turísticos y adiestramiento hotelero, es decir, el viejo sistema de
trueque, pero al final del día, tanto Venezuela como República Dominicana han optado por el viejo y desacreditado
billete verde, que les da más confianza y les genera mayores grados de
libertad.
sergio-arancibia.blogspot.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario