(Artículo de
Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el día 4 de Diciembre de 2014.)
Los cuatro
países fundadores del Mercosur – Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay- son países
soyeros, es decir, que han hecho de la soya su principal cultivo y su principal
producto de exportación.
La soya se
exporta bajo varias formas diferentes: se pueden exportar habas de soya, que es
la forma más primaria de exportación de este producto; se puede exportar aceite de soya sin refinar,
que implica un grado de manufacturación y de incorporación de valor agregado a
ese producto primario; se puede exportar aceite de soya ya refinado, en que el
grado de manufacturación es mayor, y, finalmente se venden también
internacionalmente las tortas de soya, que son los residuos que quedan precisamente
después que de la soya se ha extraído el aceite. Estas tortas son
particularmente útiles para la producción de alimentos concentrados para
animales – para vacunos, cerdos, pollos, etc. – pues les proporciona el
componente proteico que esos alimentos requieren.
El aceite es
el subproducto de la soya que más
directamente va a consumo humano, el cual demanda una proporción pequeña
del total de la soya producida mundialmente. El grueso de la soya se destina a alimentar animales y padece,
por lo tanto, - para bien o para mal - las vicisitudes que presenta la producción y
la demanda de ese importante ingrediente de la dieta humana.
La pampa argentina,
antes famosa por la producción de trigo, ha virado hacia la producción de soya.
Las exportaciones de habas de soya, más las tortas y residuos y más el aceite
refinado o sin refinar, dan cuenta del 24.3 % del total de las exportaciones
argentinas en el año 2013 y significan un total de 18.600 millones de dólares.
Los mismos ítems arancelarios, en Brasil,
suman exportaciones por un valor total de 24.700 millones de dólares, los cuales
representan el 10.2 % de las exportaciones de dicho país. En Argentina el
grueso de las exportaciones en este campo están constituidas por las tortas y
residuos, mientras que en Brasil la exportación soyera fundamental son
directamente las habas de soya. Para Paraguay el paquete soyero representa
3.886 millones de dólares - el 41 % de sus exportaciones - mientras que para
Uruguay los valores son de 1.867 millones de dólares, con un peso de 20.6 % de las
exportaciones totales del país.
El precio
internacional de la soya, si nos basamos en el precio de la tonelada métrica en
la Bolsa de Chicago, ha bajado desde los 547 dólares por tonelada, en abril del
presente año – precio máximo alcanzado durante el 2014 - a 368 dólares por tonelada en el reciente mes
de septiembre. En esa tendencia a la baja inciden tanto las perspectivas de
buenas cosechas mundiales, como el menor ritmo de crecimiento de la economía china,
y la fortaleza reciente del dólar en los mercados cambiarios internacionales.
Si como consecuencia de lo anterior las exportaciones soyeras argentinas disminuyesen
en un 20 % en el año 2014 con relación al 2013, eso significaría una menor
entrada de dólares a la economía argentina de aproximadamente 3.600 millones de
dólares, lo cual es una cantidad importante para dicha economía, pero no definitoria
de una situación de crisis o de bancarrota. Para Brasil, una misma caída de 20
% en el conjunto de las exportaciones soyeras debería significar un menor valor
por exportaciones cercano a los 4.600
millones de dólares. Para Paraguay y Uruguay no es difícil hace cálculos de la
misma naturaleza.
Para
Venezuela - que enfrenta un problema similar de caída del precio de su
principal producto de exportación - un menor precio internacional del petróleo
de 20% significaría un menor ingreso
cercano a los 15 o 16 mil millones de dólares, lo cual generaría un daño de gran
significación en las ya maltrechas cuentas externas del país. Cuando llueve todos
se mojan y cuando los precios de los bienes exportables caen, todos se
perjudican. Pero no todos se perjudican en la misma forma. La diferencia entre
Brasil y Argentina, por un lado, y Venezuela, por el otro, radica en que estos
países tienen una mayor diversificación de sus exportaciones y el principal
producto de exportación no supera el 25 % de lo exportado, a diferencia de
Venezuela, en que el petróleo significa más del 90 % del total de las
exportaciones. En el caso de Brasil, además, se suma el hecho de que tiene reservas internacionales que permiten aguantar
una mayor cantidad de tiempo las condiciones adversas que el mercado les presente.
La vieja idea de que es bueno ahorrar en los años de vacas gordas, para enfrentar
los años de vacas flacas, vuelve a mostrarse en toda su sabiduría, y marcará la
diferencia entre los grados de sensatez de las políticas económicas llevadas
adelante por los diferentes países.
sergio-arancibia.blogspot.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario