(Artículo de
Sergio Arancibia publicado en la edición
digital de TAL CUAL el día 13 de diciembre de 2017)
La liquidez
monetaria existente en una economía es un concepto y un indicador económico bastante
preciso. Se conforma por la vía de la suma de cuatro otras categorías económicas
fácilmente medibles o cuantificables. Esas cuatro categorías son la cantidad de
billetes y monedas en manos del público, los saldos de los depósitos del público
en sus cuentas corrientes en el sistema bancario, los saldos del público en depósitos
de ahorro transferibles, es decir, los que son movilizables por la vía de tarjetas
de débito y, finalmente, el cuasi dinero, que está constituido básicamente por
los depósitos de ahorro no transferibles y cuentas a plazo. En términos más
sencillos se puede decir que la liquidez monetaria está conformada por los billetes y monedas en poder del público y los
depósitos totales de éste en el sistema bancario.
La cantidad
de liquidez monetaria es un concepto y un indicador económico importante por cuanto
se le supone íntimamente relacionado con otras variables económicas relevantes,
tales como la capacidad de compra que el público lleva adelante en los mercados,
con la demanda efectiva que allí tiene lugar, con el nivel de consumo y, sobre
todo, con la inflación que se presenta en esa economía. No hay una relación de
uno a uno entre la liquidez monetaria y estas otras variables económicas mencionadas,
pero toda la teoría y la practica económica muestran que hay una relación
directa entre ellas, al menos en condiciones relativamente normales de funcionamiento
de la economía nacional. Si aumenta la cantidad de liquidez monetaria, en
magnitudes significativas, es casi una verdad astronómica que tiene que aumentar
el consumo, medido en términos nominales, si como el nivel de inflación.
Veamos cómo
se presentan estas variables en la economía venezolana actual. El 6 de enero de
este año la liquidez monetaria presentaba un nivel de 10.498.773,9 millones de bolívares
fuertes. El 10 de noviembre esa cifra había subido a 64.719.019,2 millones de bolívares
fuertes, según las estadísticas publicadas por el Banco Central de Venezuela.
La segunda cifra es 6.16 veces más grande que la primera, lo cual indica que el
crecimiento ha sido del 516 % aproximadamente.
El 6 de enero
la cantidad de billetes y monedas en poder del público -que como hemos dicho es
una parte de la liquidez monetaria - sumaba 483.068,3 millones de bolívares fuertes.
Once meses después, el 10 de noviembre reciente, esa cantidad había aumentado a
3.661.545,925 millones de bolívares fuertes. Es decir, la segunda cantidad es
7.57 veces más grande que la primera, lo cual refleja un crecimiento de 657%.
De estos datos
podemos sacar algunas conclusiones tentativas. Primero, es obvio que si la liquidez
monetaria ha crecido en más de 500%, la inflación es casi imposible que esté
por bajo esa magnitud. Repetimos que la relación no es necesariamente de 1 a 1,
pero hay una relación directa entre ambas variables. Aun cuando el gobierno y/o
el Banco Central no publiquen cifras sobre inflación, es obvio que esta tiene
que estar por arriba del 500% en los 10 primeros meses do año.
En segundo
lugar, si la cantidad de billetes y monedas en manos del público ha crecido más
rápidamente que la liquidez monetaria, es obvio que el público prefiere hoy en día,
o tiene necesidad imperiosa, de manejar un porcentaje mayor de su liquidez monetaria,
bajo la forma de efectivo, pues la rapidez en el crecimiento de los precios le
impone esa necesidad. Esto último no significa que el gobierno haya tenido que
emitir un 600 % más de efectivo, sino que puede significar que el público sacrifica
sus depósitos en cuenta corriente o en cuentas de ahorro para tener más
billetes y monedas en sus manos, disminuyendo así el efectivo en poder de la banca
y con ello la capacidad crediticia de esta última.
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