(Artículo
de Sergio Arancibia publicado en la edición digital de TAL CUAL el día 28 de noviembre de 2017)
La
cantidad de importaciones y exportaciones realizadas entre Estados Unidos y
Venezuela no está tan mal. Si uno se basara en la cantidad de improperios y
acusaciones que uno y otro gobierno se lanzan periódicamente casi debería
llegar a la conclusión de que ambos países suman, a las malas relaciones políticas
y diplomáticas, una pésima relación económica. Pero en realidad las cosas no
son así.
Estados
Unidos sigue siendo el primer socio comercial de Venezuela desde el punto de vista
tanto del destino de sus exportaciones como desde el punto de vista del origen de
sus importaciones. En los nueve meses transcurridos del año 2017 las exportaciones
a Estados Unidos han aumentado con relación al mismo período del año anterior,
pasando de 8.172 millones de dólares a 10.076 millones de dólares. Por el lado
de las importaciones se ha pasado de 4.003 millones de dólares a 3.177 millones
de dólares. La balanza comercial es, por lo tanto, claramente favorable a
Venezuela.
De
acuerdo a los datos del 2017, del total de lo exportado hacia Estados Unidos,
en los nueve primeros meses, el 94.7 %
es petróleo o sus derivados, seguido del aluminio y sus manufacturas y del
metanol que es un producto de la industria petroquímica. Por el lado de las
importaciones venezolanas hay más diversidad, aun cuando el 44 % están también constituidas por petróleo y sus
derivados.
Las
decisiones de Estadios Unidos en términos de prohibir ciertas operaciones comerciales
y financieras con Venezuela no parecen, por lo tanto, haber tenido resultados
inmediatos y catastróficos. Han tenido, seguramente, algún impacto en términos
de limitar créditos, imponer períodos más cortos en los mismos y/o imponer el
uso de efectivo en las operaciones correspondientes, con lo cual se ha afectado
el flujo de caja de los agentes económicos ligados a ese comercio.
Pero
más allá de los aspectos cuantitativos ligados al comercio venezolano norteamericano
es propicia la ocasión para visualizar los aspectos cualitativos que caracterizan
las exportaciones venezolanas hacia su principal socio comercial. Ya dijimos
que el petróleo y sus derivados - capítulo 27 del arancel, - dan cuenta del 94.7
% de dichas exportaciones. A eso hay que agregar un 1.7 % de aluminio y sus
manifacturas y un 1.3 % de metanol. Con
esos productos se llega casi al 98 % de las exportaciones venezolanas a Estados
Unidos. Como es fácil visualizar se trata fundamentalmente de commodities con
escaso grado de valor agregado.
Esa
situación cualitativa debería ser objeto de preocupación estratégica por parte
de no solo de nuestros gobernantes, sino de todos los agentes empresariales y
políticos, para generar una política de estado en materia de exportaciones no
petroleras. Superar el rentismo petrolero no puede ser una frase vacía, apta
para rellenar discursos, sino que tiene que tener una traducción concreta en
los procesos de industrialización y de exportación que se promuevan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario