jueves, 23 de febrero de 2017

LA PRODUCTIVIDAD IMPORTA



(Artículo de Sergio Arancibia publicado en la edición digital de EL MUNDO ECONOMÍA Y NEGOCIOS el día 23 de febrero de 2017)



Se vienen tiempos de mayor acercamiento y confluencia comercial entre México y el resto de la América del Sur y el Caribe. Si el mercado norteamericano se cierra parcialmente para los productos mexicanos, y eventualmente para los latinoamericanos - por la vía de mayores aranceles y/o por la vía de prohibiciones puras y simples – es dable pensar que los países de la región buscarán comprarse y venderse recíprocamente una cantidad mayor de mercancías. Es decir, protagonizar una suerte de sustitución de importaciones, de modo de comprarnos entre nosotros, los latinos de sur, lo que en otros momentos comprábamos en el mercado norteamericano. Eso incrementaría en alguna medida nuestras exportaciones y nuestras importaciones intrarregionales.

Todo ello es posible y deseable. Pero para que esas cosas sucedan es necesario abrirles paso con algunas medidas de política económica. Por ejemplo, es necesario avanzar rápidamente en la reducción o eliminación de los aranceles recíprocos entre todos los países de la América Latina, de modo de no estar poniéndonos trabas arancelarias entre nosotros mismos. Hay también que hacer coincidir las normas técnicas y sanitarias, así como las norma sobre etiquetado y embalaje, de modo de facilitar esos procesos y evitar costos innecesarios. Es importante, además, en el caso del comercio intrarregional, reeditar los mecanismos de compensación de pagos por la vía de los bancos centrales, que evita en alta medida el uso de los fondos líquidos con que cuenta cada país. Es igualmente importante coordinar el incremento y el mayor uso de la infraestructura portuaria, aeroportuaria, ferroviaria y vial con que se cuenta, de modo de acercar comercialmente a los países entre si, y a cada país con el océano con el cual no es ribereño. La reunión de los países del Mercosur y de la Alianza del Pacífico convocada por los presidentes de Argentina y de Chile, juega positivamente en esa dirección.

Pero no hay que sacar cuentas demasiado alegres. Si hoy en día un país latinoamericano cualquiera, llamémosle A, compra un determinado producto en Europa, o en China, y no en el país latinoamericano B, no es solo porque el producto del país B pague arancel al entrar al mercado del país A. Se compra fuera de la región por la sencilla razón, de qué aun pagando arancel, ese producto foráneo sale más barato- y hasta puede que sea de mejor calidad - que el producto similar producido por un país latinoamericano regionalmente cercano. Y sale más barato, a pesar de la distancia, por razones de productividad, de tecnología y de escala de producción. Si se suprimen los aranceles entre A y B, es posible que el diferencial de precios con el producto europeo o chino se reduzca, e incluso es posible que desaparezca, pero eso no es un mecanismo automático. Ya hoy en día los aranceles recíprocos entre los países latinoamericanos son bajos, y tienen convenios y cronogramas de desgravación que los conducirán inexorablemente hacia niveles mas bajos aun, o a su total desaparición, en los próximos dos años. Eso, sin embargo, no asegura un sunami de comerciio intrarregional. Generar un incremento del comercio, repetimos, es positivo, necesario y deseable. Pero para que tenga lugar un sustantivo incremento del comercio intrarregional es necesario incrementar la productividad y la modernnización tecnológica en los procesos productivos de los diferentes países de la región.

La tentación en la cual no parace conveniente caer es en subir los aranceles a los productos importados de China, de Europa o de Estados Unidos, con lo cual se incremetaría inicialmente el grado de protección de que goza la producción manufacturera latinoamericana, pero a mediano plazo se reeditarían los procesos manufactureros faltos de productividad y de competitividad internacional y carentes de los estímulos y de mercados externos como para expandirde internacionalmente. Esa historia es conocida y no da buenos resultados, excepto en dosis muy pequeñas, en sectores muy focalizados y con horizontes de tiempo muy breves.

BUSCAR POR DONDE CORRESPONDE



(Artículo de Sergio Arancibia publicado en la edición impresa de TAL CUAL el día 23 de Febrero de 2017)



El Acuerdo de Complementación Económica 59, ACE 59, firmado en el año 2005, entre los países de la CAN y del Mercosur,en un importante instrumento normativo en el ámbito del comercio y de la integración de la América del Sur. Ese acuerdo, dio inicio a un proceso de desgravación arancelaria que lleva más de 10 años de pleno y normal funcionamiento. Algunos aranceles fueron llevados a cero casi al momento mismo de firmarse el acuerdo; otros han ido alcanzando ese nivel mínimo a lo largo de los años, en base a un cronograma de desgravación que todos los países firmante han venido respetando y que culmina en el año 2018. El 1 de enero del 2019, por lo tanto, habrá libre comercio casi en el 100% de todas las mercancías intercambiables. Ya hoy en dia, esos aranceles son bastante bajos. Toda esta situación nos permite sacar algunas conclusiones con relación al proceso de integración latinoamericano.

Primero, queda cada vez más claro que si no nos compramos y vendemos más mercancías entre todos y cada uno de los países de la América Latina no es por el problema arancelario. Cuando los aranceles lleguen a cero lo mas probable es que las compras y ventas intrarregionales sigan siendo mas o menos las mismas, por lo menos en porcentaje de las exportaciones e importaciones de los países de la región.

En segundo lugar, Venezuela - que firmó el ACE 59 cuando todavía era parte de la CAN - goza de todos los deberes y derechos establecidos en ese acuerdo, como goza también de los deberes y derechos establecidos en el ACE 68 y el en ACE 69, firmados posteriormente con Brasil y con Argentina, acuerdos todos encaminados a eliminar los aranceles en el comercio recíproco. Más aun, esos dos últimos instrumentos le conceden ya hoy en día a Venezula acceso libre de aranceles practicamente para el total de las mercancías interecambiables. Es decir, si a Venezuela la terminan echando del Mercosur seguirá gozando de todos modos del cero arancel presente en dichos acuerdos. Si Venezuela no compra o vende más mercancías en esos grandes mercados que son Argentina y Brasil no es por el problema arancelario.

En tercer lugar México, que estaba feliz con su pertenencia al NAFTA, podría ahora incrementar sus procesos liberatorios de aranceles con los paises de la Aladi o con los países del Mercosur, pero no puede depositarse en ello demasiada confianza en que vaya a generar un tremendo salto adelante en los intercambios recíprocos.

En síntesis, la reducción arancelaria entre los paises latinoamericanos puede ser un paso necesario pero no suficiente en el largo y dificil proceso de integración regional. Hay que buscar también por otros lados. Hay que buscar por donde realmente importa.



domingo, 19 de febrero de 2017

POBRE MI MÉXICO LINDO , TAN LEJOS DEL CIELO .....



(Artículo de Sergio Arancibia publicado en la edición digital de EL MUNDO ECONOMÍA Y NEGOCIOS el dia vienes 17 de Febrero de 2017)



La situación de México en materia de comercio internacional es sumamente peculiar. No se parece para nada a la situación del resto de los países de la América Latina y el Caribe, e incluso es un caso raro en el contexto del conjunto de los países que conforman hoy en día la geografía económica mundial.

México se ha posesionado como uno de los grandes países exportadores del mundo contemporáneo, con ventas externas en el año 2015 que alcanzaron a los 380.600 millones de dolares. Pero el 81.2% de esas exportaciones se canalizaron hacia los Estados Unidos. Ese alto grado de dependencia de un solo mercado comprador es difícil de encontrarla en otros países el planeta Tierra. Durante muchos años eso podía no preocupar - e incluso considerarse una situación cómoda y gozosa - pero ahora empieza a visualizarse como una situación altamente vulnerable, Trump mediante. En lo que respecta a sus importaciones, el 47.5% de ellas proviene a su vez de Estados Unidos.

Es difícil igualmente encontrar otro país de la América Latina y el Caribe que tenga tan poca vinculación comercial con la región en que se asienta. Solo el 5.9% de las exportaciones mexicanas se canalizaron, en el año 2015, hacia esta parte del mundo, y solo un 3.1 % de sus importaciones proviene de estos lares.

En el año 2016, segun datos de los nueve primeros meses, las exportaciones mexicanas hacia los países pertenecientes a Aladi habrian alcanzado un total de 9.877 millones de dólares, mientras que las exportaciones totales al mundo por parte de México alcanzaban a 273.638 millones de dólares, lo cual representa una vinculación con la región que alcanza solo al 3.6% . De esas exportaciones mexicanas hacia el resto de los países Aladi destacan las exportaciones hacia Colombia, con 2.267 millones de dólares; hacia Brasil, con 2.188 millones de dólares y hacia Chile,con 1.288 millones de dólares. Entre esos tres países captan el 58 % de las exportaciones mexicanas a la región.

El promedio de comercio intrarregional entre los países de la Asociación Latinoamericana de Integración, ALADI, que comprende a casi todos los países de la América del Sur y a México, se situa en un porcentaje cercano al 13 %, lo cual es una cifra bastante baja de acuerdo a los patrones internacionales, pero es bastante superior a la menguada vinculacion que presenta México con el resto de los países de la región.

A pesar del cariño- o al menos de la simpatía - que la mayoría de los latinoamericanos sienten por México -por su historia, su cultura, su folklore – la verdad verdadera es que comercialmente México se había venido separando poco a poco de América Latina. Desde que firmaron el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá - el NAFTA - su economía ha virado hacia el norte, lo cual en su momento constituyó una opción muy dificil de rechazar, y que condicionó de allí para adelante el devenir de esa economía y de esa sociedad. Pero ahora eso que antaño fue una oportunidad se convierte en una amenaza.

No es de extrañar que en la reciente reunión de alto nivel realizada por la CELAC, en República Dominicana, la defensa y el apoyo a México por parte de sus hermanos latinoamericanos fue bastante debil, de caracter meramente retórico y sin constituirse en un contrapeso político y económico de envergadura en la escena internacional. Eso pone de relieve también el caracter poco efectivo de CELAC como organismo coordinador de la acción internacional de los países de la América Latina y el Caribe.

Pero es posible que en esta situación resulte cierta aquella frase - de dudosa validez general - que postula que toda crisis representa al mismo tiempo una oportunidad. América Latina y el Caribe es una región del planeta Tierra en que el comercio intrarregional presenta niveles escasos. En Europa las exportaciones intrarregionales representan el 71 % promedio de las exportaciones de sus países, en Asia ese porcentaje alcanza al 53 %, y en la América del Norte, antes de la llegada de Trump, alcanzaba al 48 %. En la América del Sur y Central ese porcentaje de comercio intrarregional llega al 27.9 %, pero baja en forma sustantiva - al 13 % - cuando se considera a la Aladi en su conjunto,es decir, con México incluido. Tenemos, por lo tanto, un espacio grande como para incrementar las compras y ventas que podemos hacernos entre nosotros mismos. No solo podemos todos los países de la región comprarle y venderle mucho más a México, sino que el Mercosur podría comprarle y venderle mucho más a la Alianza del Pacífico, y a la Comunidad Andina de Naciones, y a Centroamérica, y al Caricom, y asi entre todos los países y sub bloques existentes. Para ello hace falta, entre otras cosas, incrementar la reducción y/o eliminación recíproca aranceles, homologar normas sanitarias y técnicas, conformar cadenas de valor, incrementar la comunicación aérea, naviera y terrestre en toda la región y concertar políticas cambiarias y monetarias. Todo ello se ha intentado durante décadas, pero puede que ahora las circunstancias nos obliguen a actuar seriamente en todos esos campos, pues puede que la situación de México no sea sino la muestra de lo que se nos viene encima a todos.

No se puede mover a México de su situación geográfica, pero su vinculación económica puede presentar modificaciones importantes si hay voluntad política e imperativo económico entre dicho pais y sus hermanos latinoamericanos. Ello permitiría dejar en el pasado esa frase que se le atribuye al presidente mexicano Porfirio Diaz: pobre mi México lindo, tan lejos del cielo y tan cerca de Estados Unidos.

jueves, 16 de febrero de 2017

VENEZUELA: OTRA MEDALLA DE ORO


(Artículo de Sergio Arancibia publicado en la edición digital de TAL CUAL el día 16 d Febrero de 2017)


Venezuela se está haciendo famosa en el mundo entero no solo porque acumula record en los concursos de belleza, sino también porque encabeza casi todos los indicadores negativos de carácter económico o social de los cuales se llevan estadísticas medianamente confiables.

En materia de competitividad, o en seguridad, o en criminalidad, o en carencia de insumos médicos, o en inflación, o en devaluación de su moneda, en deterioro del salario mínimo, en caída del PIB, etc., Venezuela se ha pasado a destacar por el carácter negativo que presenta en casi todos los indicadores correspondientes. Si se tratara de una trágica competencia, Venezuela sacaría medalla de oro en todas esas comparaciones o confrontaciones internacionales, o por lo menos medalla de plata. De allí no bajaría.

Ahora es posible sumar una nueva situación crítica: el saldo de la cuenta de servicios de la balanza de pagos. Tradicionalmente, cuando se hace el análisis del comercio exterior de un país, se centra la atención en las exportaciones e importaciones de mercancías, y en el balance entre unas y otras, que se conoce como el saldo de la cuenta de mercancías de la balanza de pagos. Sin embargo, el comercio de servicios -o lo que se conoce también como el comercio de intangibles - se va haciendo cada vez mas relevante en el comercio internacional contemporáneo.  Los servicios suman hoy en día  aproximadamente el 23 % del intercambio mundial de bienes y servicios, y en cantidad absolutas su monto alcanzó en el 2015 a los 4.700  billones de dólares.

En el intercambio de servicios se incluyen los servicios de transporte  -de bienes y personas - los servicios bancarios, de seguro y financieros, los relacionados con la propiedad intelectual, las telecomunicaciones, la informática, los servicios empresariales, el turismo, los servicios culturales y recreativos, los servicios  prestados por puertos y aeropuertos, etc. Incluso hoy en dia es posible el comercio internacional de servicios médicos y educacionales.

Ningún país se escapa hoy en día de vender y comprar servicios a otros países. Pero todos tratan, dentro de lo posible, de que las cantidades que compran y que venden estén en un relativo equilibrio y/o de generar en la venta de servicios un superavit que le permita atender las necesidades que se generan en la compra y venta de mercancías y/o en los intercambios financieros.

Precisamente por la importancia creciente que los servicios van asumiendo en el mundo contemporáneo, la Asociación Latinoamericana de Integración, Aladi, ha decidido compendiar y publicar regularmente las estadísticas sobre el comercio de servicios de los países miembros, entre los cuales se encuentra Venezuela. Pero Aladi no genera estadísticas propias sino que se abastece de las estadísticas primarias que le proporcionan los países que la integran. En ese campo, Venezuela figura - para el año 2015 que es el último para el cual se presentan datos - con un saldo negativo en la cuenta de servicios, es decir, la compra de servicios a agentes económicos de otros países ha sido mayor que la venta de servicios que se hace a agentes económicos extranjeros. Argentina presenta también, para el año 2015, un saldo negativo en la cuenta de servicios de 3.924 millones de dólares. Chile, un déficit de 3.811 millones de dólares. Colombia alcanza en ese indicador un valor negativo de 4.155 millones de dólares. Perú llega solo a 1.732 millones de dólares como saldo negativo. Venezuela, en el año 2015, presenta exportaciones de servicios por un monto de 1.163 millones de dólares, pero con importaciones del mismo tipo que suman 8.564 millones de dólares, lo cual arroja un saldo negativo de 7.401 millones de dólares. Es decir, comparando con esos otros países de la región, Venezuela obtiene sin lugar a dudas la medalla de oro.
 

viernes, 10 de febrero de 2017

LA CAÍDA DE LAS EXPORTACIONES DISTINTAS AL ORO Y AL PETRÓLEO


(Artículo de Sergio Arancibia publicado en la edición impresa de TAL CUAL el día 9 de Febrero de 2017)




La Asociación Venezolana de Exportadores, AVEX, acaba de publicar su Boletín mensual número 15, en el cual incluye algunos interesantes antecedentes y proyecciones sobre lo sucedido con las exportaciones no petroleras y distintas al oro en el transcurso del año recién pasado.

La fuente estadística utilizada es el Trade Map, institución internacional conformada por la Organización Mundial de Comercio y la UNCTAD, para efectos de hacer un seguimiento riguroso a las exportaciones e importaciones que se llevan adelante a nivel planetario.

Trade Map no está en condiciones de mostrar – a estas alturas del año 2017- estadísticas completas sobre lo sucedido en el 2016, pero si publica estadísticas sobre las exportaciones e importaciones que se llevaron adelante en los primeros tres trimestres del año. En el año 2016, en ese período, considerando las exportaciones hacia los primeros 21 países de destino, - que representan aproximadamente el 89 % de las exportaciones venezolanas - se exportaron 1.431 millones de dólares. Se podría decir que eso representa un promedio trimestral de 477 millones de dólares.

Si ese mismo promedio trimestral se hubiera mantenido durante el cuarto trimestre del año se habría llegado a un total de exportaciones a esos 21 países de destino de 1.908 millones de dólares. Como esas exportaciones son un 89 % del total exportado, se puede deducir que el total exportado por el país habría llegado, en el año 2016, a un gran total de 2.143 millones de dólares.

Si en vez de mantenerse en el cuarto trimestre el promedio trimestral presentado durante el año, las exportaciones en ese último trimestre del año hubieran aumentado en un 30 % con respecto al promedio trimestral del año, se habría llegado en ese cuarto trimestre, a un total exportado de 620 millones de dólares, lo cual llevaría, haciendo los mismos cálculos anteriores a un gran total para el año 2016 de 2.304 millones de dólares.

Durante el año 2015 el total de lo exportado distinto al oro y distinto al petróleo fue de 2.685 millones de dólares. Es decir, aun en el escenario más optimista, se está en presencia de una caída de las exportaciones distintas al oro y al petróleo durarte el año 2016 con relación al año inmediatamente anterior.

Las exportaciones de oro de Banco Central de Venezuela a Suiza sumaron en el 2016 la elevada cifra 2.881 millones de dólares, lo cual distorsiona totalmente las cifras de comercio exterior del país, si se considera aquello como una exportación más. En realidad, es una tragedia más, pues el oro no forma parte de la producción nacional que fluye hacia los mercados internacionales sino que es el reflejo de una operación financiera que pone de relieve la fragilidad de las cuentas externas del país.

miércoles, 8 de febrero de 2017

UN TIRO AL PIE


(Artículo de Sergio Arancibia publicado en la edición digital de EL MUNDO ECONOMÍA Y NEGOCIOS el día 8 de Febrero de 2017)

Las exportaciones de México al conjunto de los países que conforman la geografía económica mundial ascendieron, en el año 2015, a 380.600 millones de dólares. Es una cantidad sumamente grande, que coloca a México como uno de los grandes exportadores mundiales. De esa cantidad, el 78 % aproximadamente, es decir 297.499 millones de dólares, se dirigieron a Estados Unidos. Se trata indudablemente de una gran dependencia de México con respecto a un solo mercado comprador.
Si el empeoramiento de las relaciones económicas y políticas entre Estados Unidos y México sigue su curso, es dable pensar que una parte relevante de ese total exportado hacia Estados Unidos sufrirá una caída. Eso puede ser la consecuencia de una elevación de los aranceles a las mercancías mexicanas en su entrada al mercado estadounidense, o sencillamente de una reducción de los volúmenes exportados como consecuencia del cierre de la frontera a ciertos productos que pueden pasar a ser producidos en los propios Estados Unidos y que serán objeto de la política de sustitución de importaciones que lleva adelante el gobierno del Presidente Trump.
Si suponemos que las exportaciones mexicanas a Estados Unidos se reducen en un 20 % a lo largo del año 2017, eso implicaría que se dejan de vender en dicho país un total de aproximadamente 60 mil millones de dólares. Esa es el valor de las mercancías que no podrían entrar al mercado estadounidense.
Frente a esa situación México tiene que tratar de vender esas mercancías en otros mercados internacionales, y/o sencillamente dejar de producirlas, con la consiguiente reducción de la producción, del empleo y de los ingresos fiscales. Vender en otros mercados es enteramente posible, pues se trata de mercancías que ya han pasado las pruebas de calidad y precio como para venderse en el mercado de Estados Unidos -que es mercado exigente – y pueden ser ofertadas con posibilidades de éxito en otros mercados. Habrían modificaciones de los precios por motivos de fletes y condiciones de comercialización, pero podría suponerse que a mediano plazo el resto del mundo podría llegar a asumir el vacío dejado por Estados Unidos y adquirir una parte sustantiva de la producción exportable mexicana para la cual se cierre el mercado de su vecino del norte. Quizás se tomen un año o más, pero al final el mercado internacional es suficientemente grande como para absorber esa producción que quedaría inicialmente sin demanda.
Por otro lado, Estados Unidos - si seguimos con el supuesto que hemos establecido - dejaría de comprar 60 mil millones de dólares en mercancías mexicanas. Esas mercancías no las compraba Estados Unidos por caridad, sino porque eran necesarias para su producción interna  o para abastecer sus mercados consumidores. Ese volumen de mercancías que dejaría de llegar tiene que pasar a producirse dentro del país – sustitución de importaciones – o ser comprado en otro país. En uno u otro caso, estaríamos en presencia de un incremento de precios. Como siempre sucede, los consumidores terminan pagando las consecuencias de las malas decisiones económicas de sus gobernantes.  En última instancia todo puede ser producido dentro de Estados Unidos, sin necesidad de importarlo, pero con precios superiores a los que imperan en el comercio internacional.
Es altamente probable que México reduzca también – a través de medidas arancelarias o pararancelarias – las importaciones que hoy en día realiza desde Estados Unidos, que en el año 2015 ascendieron a 236.377 millones de dólares, lo cual provocaría reducción de la producción en la estructura productiva de ese país.
Las inversiones norteamericanas, sobre todo del área automovilística, que han sido presionadas por el Presidente Trump para que trasladen su actividad desde México a Estados Unidos, es posible que lo hagan, pero producirán a precios más elevados, lo cual implicará que los consumidores norteamericanos deberán adquirir autos más caros. También si esos carros pretenden ser exportados hacia terceros países, tendrán que hacerlo a precios más elevados, lo cual termina por beneficiar a la competencia internacional que en ese campo es abundante y competitiva.

sábado, 4 de febrero de 2017

LOS MANGOS NO SE DAN BAJITOS



(Artículo de Sergio Arancibia publicado en la edición digital de TAL CUAL el día 2 de Febrero de 2017)



Un reciente artículo publicado en el diario El País, de España, informaba de que la región de Andalucía, y en particular la provincia de Málaga, estaba exportando hacia el resto de la Unión Europea, la interesante cifra de 8 mil toneladas de mangos.

Los mangos no son originarios de América, ni tampoco de España, sino que su génesis se ubica en la India y es un producto que tiende a desarrollarse con más potencialidad y autonomía en las áreas tropicales y sub tropicales del planeta. Podría decirse, de acuerdo a lo anterior, que el mango tiene más probabilidades de estar presente en la estructura productiva y exportadora de países como Venezuela, que en países como España, que se cubren de nieve en ciertos meses del año. Sin embargo, Málaga aparece exportando la cantidad de mangos que ya hemos mencionados, mientras que Venezuela exporta la modestísima cantidad de 947 toneladas anuales de dicho sabroso producto. ¿Porque esta aparente paradoja?

Para poder exportar mangos no basta con que la naturaleza nos proporcione el bien básico. Hacen faltan una serie de condicioness y circunstancias adicionales. Hace falta, por ejemplo, que la región de donde provengan los mangos esté reconocida internacionalmente como una zona libre de la mosca de la fruta. Si los organismos internacionales no otorgan ese reconocimiento, es muy dificil que el producto sea aceptado en los mercados internacionales, pues cada país cuida muy rigurosamente su patrimonio fitosanitario, y hacen todo lo posible por impedir que les entre una plaga que ponga en peligro su producción interna. Si no hay ese reconociminto es posible optar por un tratamiento post cosecha con agua caliente, pero ya el producto sufre alteraciones que lo hacen perder las caracteristicas propias de una fruta fresca y lozana. En segundo lugar, el producto tiene que ir adecuadamente embalado, para efectos de que no se deteriore en su trayecto hasta el consumidor final. Ademas tiene que ir con las etiquetas que correspondan, las cuales son también en el mundo contemporáneo objeto de una legislación muy estricta en cada país, de modo de informar al consumidor final el país de origen y las características del producto que se ofrece.

El `producto que se exporte no solo tiene que ser sano, sino que tiene que parecerlo, lo cual implica que su piel no tiene que mostrar manchas negras ni de ningún otro color, y su dimensión tiene que corresponder a ciertos calibres pre establecidos. Todo eso lleva a que las semillas que alimenten toda esta producción de mangos tienen que ser objeto de los cruces geneticos que se visualicen como necesarios, y que hay que controlar plagas, para lograr una fruta final que sea bella y apetecible.

Y como el mango que se pretende exportar va precisamente a mercados internacionales que están a muchos kilometros de distancia, no es posible pensar que el este producto va a llegar al mercado de destino, despues de una o dos semanas de navegación, en las mismas condiciones en que se embarcó, si no va sometido a una rigurosa cadena de frio.

Ademas, decir, el producto debe se competitivo desde el punto de vista económico. En España el costo de la mano de obra es de mil auros mensuales por lo menos para un jornalero agrícola, mientras que aquíen Venezuela ese costo no llega a 50 dólares. En productividad promedio de la tierra es dable suponer que también eventajamos a la madre patria, por lo menos en lo que a mangos se refiere. Hay, por lo tanto, otras fases del proceso de comercialización que hacen que Venezuela pierda las ventajas naturales que se podría suponer que tiene. Por ejemplo: es necesario que el producto llegue en un máximo de 48 horas desde la mata hasta el puerto, pasando por el packing, el embalaje y el transporte. Si eso no es posible, ya partimos perdiendo. Además, el transporte tiene que ser rapido y fluido, sin las multiples e interminables alcabalas en las cuales se pierde tiempo y el producto se deteriora y se encarece. Para ello, la revisión aduanera en planta es fundamental, de modo que de allí hasta el puerto, e incluso hasta el país de destino, la mercancía viaje en containers sellados, refrigerados y ya visados por todas la autoridades que deban visar una mercancía como esa. Despues, en puerto, también el tratamiento debe ser rápido. No es concebible que un container con frura quede a la interperie en un patio, por muy esteril que se suponga, durante dias o semanas. Ya hemos dicho que la cadena de frio no debe interrumpirse ni un solo minuto. Lo ideal - lo cual sucede en los países serios en materia de comercio internacional de frutas - es que los camiones que vienen de la planta lleguen hasta el borde del barco y los container sean subidos a bordo tan pronto como el camión llegue a puerto.

Otro punto: los impuestos. Hay una universal aceptación del principio de que los países no deben exportar impuestos, es decir, las mercancías destinadas a la exportación deben estar liberadas de los impuestos al consumo, es decir, IVA, y de los impuestos que se pagan al internar en el país los insumos importados que están presentes en esa mercancía exportable. Eso implica el no pago de impuestos o la devolución pronta de los mismos. ¿Es muy dificil pensar en hacer todas estas cosas tal como se hace en los países que se toman en serio la exportación de frutas y vegetales?

La verdad verdadera es que lo poco que se exporta de mangos en Venezuela no hace sino ratificar la idea de que es tecnicamente posible hacerlo, pero para exportar en forma más sustantiva es necesaria la voluntad empresarial y los apoyos estatales correspondientes. Para ello hay que diseñar políticas económicas claras, explicitas y sostenidas. Mientras esas cosas no se hagan, en relación al mango, a las frutas tropicales o a otros productos con que la naturaleza nos dotó, todo lo que se diga con relación al fin de rentismo petrolero es puro bla bla.

miércoles, 1 de febrero de 2017

EL MUNDO ES REDONDO

Artículo de Sergio Arancibia publicado en la edición digital de EL MUNDO ECONOMÍA Y NEGOCIOS el día 1 de Febrero de 2017.



El Tratado  de Comercio Transpacífico, más conocido por sus cifras TPP, ha sido desahuciado por Donald Trump como una de sus primeras medidas de gobierno. Curiosamente este tratado - que todavía no había sido ratificado por una cantidad suficiente de países como para entrar en vigencia - había sido intensamente criticado por las izquierdas contestatarias y anti sistema de todo el planeta Tierra. Se presentaba a este tratado como un engendro diabólico del imperialismo para dominar por la vía comercial, financiera y tecnológica a una gran cantidad de países del área del Pacífico. Pero resulta ahora que un genuino representante de lo más rancio del imperialismo elimina de una plumada toda vinculación de Estados Unidos con ese tratado, levantando y haciendo realidad, por lo tanto, las proposiciones demoledoras de la izquierda más crítica y contestataria. 
¿Se puede considerar esa medida como un triunfo de las aspiraciones libertarias de los pueblos oprimidos, que ahora tienen las manos libres como para construir procesos integracionistas que tomen en cuenta en forma prioritaria los intereses de los pueblos, antes que los intereses del gran capital trasnacional? ¿De eso se trata?
¿O más bien hay que interpretar lo sucedido como un intento de Estados Unidos de imponer sus reglas y sus intereses en el mundo contemporáneo sin pactos ni convenios que aten y limiten el accionar de su gobierno? 
¿México,Perú y Chile - los países  latinoamericanos que habian suscrito el tratado - están ahora  - en que prácticamente no existe la posibilidad de llevar adelante ese acuerdo- mejor o peor que antes.?  
¿Es mejor un sistema comercial internacional en que impere la ley de la selva, en el cual cada país trate de imponer sus intereses, haciendo uso, como herramientas fundamentalesde la fuerza y de la presión, , y solo en forma circunstancial utilizando  las armas de la  negociación y del acuerdo?
¿Las normas e instituciones que se han ido estableciendo en el correr de los años, para imponer reglas y normas de conducta a todos los agentes del comercio internacional, tal como la Organización Mundial de Comercio, deben ser abandonas y volver a una situación en la cual cada uno hace lo que quiere y lo que puede?  
Las normas y acuerdos - cuando son realmente el fruto de una negociación y no de una pura y simple imposición - recogen planteamientos e intereses cada una de las partes, y finalmente se firman cuando cada uno ve que los beneficios de hacerlo son mayores que las pérdidas.  La política de todo o nada no es la base para la mejor diplomacia ni para la mejor defensa de los intereses nacionales. Y como el mundo es redondo, el que camina mucho hacia la izquierda, y el que camina mucho hacia la derecha, se tienen finalmente que encontrar.