(Artículo de
Sergio Arancibia publicado en EL MUNDO ECONOMÍA Y NEGOCIOS el da 26 de Mayo de
2016.)
Un reciente
informe de la Organización Mundial de la Salud, OMS, sobre la esperanza de vida
en las Américas - referido a la situación en el año 2015 - pone de relieve que
en Venezuela la esperanza de vida es más bien baja si se la compara con la
situación que impera en los otros países de la región.
El país que
presenta la esperanza de vida más alta es Chile, que llega a los 80.5 años. Es
el único de la región que está por sobre los 80 años de esperanza de vida. Le
siguen, con índices entre 75 y 80 años, los siguientes países; Costa Rica, con
79.6; Cuba, con 79.1; Panamá, con 77.8; Uruguay, con 77.0; México, con 76.7;
Argentina, con 76.3; Ecuador, con 76.2; Perú con 75.2 y Brasil con 75.0. En un tercer bloque se encuentran los países
con niveles de esperanza de vida por bajo los75 años, entre los cuales se
encuentra Nicaragua, Colombia y Honduras, con 74.8 y Venezuela, con 73.5.
Bolivia es el país que presenta el índice más bajo, con 70.7.
Es decir, la
situación de Venezuela no es nada envidiable. No se trata de una situación
destacada, a pesar de los esfuerzos - más publicitarios que reales -
encaminados a mostrar que las misiones que tienen que ver con la salud han
tenido un éxito impresionante. Hay en nuestra América países de menor
desarrollo relativo que, sin tanta publicidad, tienen índices superiores a los
venezolanos en lo que respecta a esperanza de vida.
Pero hay una
situación peor aún: los datos recién mencionados – referidos al año 2015 -
reflejan una situación peor que la de hace tres años atrás. En el informe anterior de la OMS, publicado
el año pasado, se explicita que para el año 2012 la esperanza de vida en
Venezuela alcanzaba a 76 años. Es decir, entre el 2012 y el 2015, hubo un
tremendo bajón en materia de esperanza de vida en nuestro país.
La esperanza
de vida no es una cuestión que se determine, en lo sustantivo, por factores
hereditarios ni étnicos, sino que tiene que ver fundamentalmente con procesos
de carácter socioeconómico. Tiene que ver con la alimentación de la madre, en
período de gestación y de lactancia; tiene que ver con la alimentación de niños
y adultos; tiene que ver con la situación de salud pública, en particular con
lo relativo a epidemiología, y tiene que ver con el funcionamiento de los
sistemas públicos y privados de salud. Nadie en su sano juicio podría
argumentar que, en al menos en uno de esos puntos, la situación de Venezuela ha
mejorado en los tres últimos años. Cualquiera que sea la situación a la cual se
llegó hasta en años anteriores, es indudable que la situación ha empeorado en
forma sustantiva – incluso podríamos decir dramática - durante el actual
gobierno.
En Venezuela
la alimentación de toda la población ha disminuido en cantidad y en calidad. El
ingreso de los sectores populares no es capaz de contrarrestar los acelerados
niveles de inflación, lo cual se traduce en que artículos como la leche y la
carne van desapareciendo de la dieta del venezolano medio. Incluso los tres
golpes diarios van quedando atrás, como cosa del pasado. Los hospitales no
funcionan, las clínicas privadas se ven atadas de manos por la falta de insumos
médicos y las farmacias lucen sus anaqueles vacíos. Una cantidad importante de médicos
recién graduados opta por salir al exterior. En síntesis, la desintegración o
el desmoronamiento del sistema público y privado de salud es alarmante. El
gobierno se niega porfiadamente – en un ejercicio desesperado de guardar las
apariencias internacionales - a
reconocer que estamos en presencia de una emergencia sanitaria y que la gente
se muere por falta de medicamentos o por falta de la debida atención médica.
Reconocer aquello sería, además, poner en evidencia que la política de salud
pública de este gobierno y del anterior han sido un estruendoso fracaso.
Pero el
informe reciente de la OMS pone las cosas en su lugar: aquí la gente se muere
más joven que en otros rincones de nuestra América.
En Bolivia
la esperanza de vida estaba en 58 años en el año1990. Subió a 68 años en el
2009 – un salto indudablemente impresionante y positivo - y actualmente se
encuentra en 70.7. Al paso que vamos, es altamente probable que dicho país nos
supere en unos pocos años más. Bien por Bolivia.
sergio-arancibia.blogspot.com
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