viernes, 17 de mayo de 2013

NOTAS SOBRE LA EFICIENCIA


(Artículo de Sergio Arancibia publicado en TAL CUAL el día 17 de Mayo de 2013)



Se ha repetido en muchas ocasiones la idea de que Venezuela tiene todas las condiciones como para ser un país prospero y dinámico, pero no lo es pues le falta una condición ineludible: tener un buen gobierno.
El gobierno anterior se organizaba a partir del supuesto de que el Presidente tenía el deber y el derecho a decidir sobre todo. El Presidente era en la práctica el ministro de todos los ministerios, el gobernador de todas las gobernaciones, el alcalde de todas las alcaldías y el presidente ejecutivo de todas las empresas y dependencias estatales. E incluso se podría agregar que le molestaba muchísimo que hubieran espacios en el país donde se tomaran decisiones sin su participación. Nada podía decidirse, por lo menos en el ámbito estatal  – hubieran o no hubieran platas de por medio – sin el visto bueno presidencial. En esa forma, sin un grado importante de delegación de atribuciones y de capacidades decisorias, no hay ninguna empresa, organismo,  ni mucho menos un país completo, que puedan funcionar con eficiencia. Se trata de un método de toma de decisiones que está en el mundo contemporáneo clara e inescapablemente condenado al fracaso o a la ineficiencia.
Sin embargo, cuando el dinero es abundante - producto de una renta petrolera en crecimiento -  esa concentración absoluta de la capacidad decisoria genera dos consecuencias interesantes de tener en consideración. Por un lado, todo lo bueno que se hace – y siempre, todo gobernante termina haciendo algo bueno, por malo que sea – se atribuye a la generosidad o a la sabiduría de quien tomó las decisiones pertinentes. Y todo lo malo – que no es poco - se puede tapar, o acallar, o solucionar a punta de realazos.
NO SOPN LO MISMO
Con el nuevo gobernante, las cosas no pueden continuar por la misma senda. Por un lado, porque el mapa cromosómico del uno no es igual a la del otro, y la capacidad de meterse en todo – y de algo entender de cada cosa-  no es la misma. Por otro, porque la renta petrolera ya no genera los grados de libertad que generaba anteriormente.  Aun cuando esta sigue siendo alta, está comprometida en los pagos de la deuda externa; en los compromisos petroleros tan necesarios para mantener y consolidar amistades externas; en las importaciones que hay que realizar para cerrar la brechas productivas internas, generadas a su vez por la improvisación y la ineficiencia;  y en sostener algunos amigos sumamente caros que se han heredado de la presidencia anterior.
También hay que mencionar que la capacidad de meterse en todo no es la misma, no por falta de ganas, sino porque hay muchos funcionarios que se sienten con ganas o con capacidad de tomar decisiones por cuenta propia – dentro de la amplitud  ideológica que permite el socialismo del siglo XXI – lo cual genera un peligro incluso más grande que el centralismo anterior.  A muchos de esos funcionarios nadie les conoce alguna capacidad o competencia en esas áreas donde desempeñan funciones dirigentes, y en su afán de continuar en sus cargos, de mostrar lealtad hacia el proceso y de llamar la atención, son capaces de hacer cualquier locura. Pero también hay otros funcionarios, sobre todo los gobernadores electos, que sienten que tienen peso electoral y político propio, y no están por lo tanto tan decididos a hacer caso a cualquier imposición que les venga de Miraflores. Más aun, se mantienen en una silenciosa expectativa, esperando que la rueda de la fortuna abandone a los privilegiados actuales y pase cerca de donde se encuentran ellos. No hay, por lo tanto, condiciones económicas ni políticas como para que la economía se siga manejando de la misma manera que antes.
MERENTES-GIORDANI
Pero existen un par de  cosa que se mantienen iguales en este gobierno y el anterior: se trata de las figuras de  Merentes y de Giordani - como ministros o como altos funcionarios gubernamentales - que han tenido y siguen teniendo la alta responsabilidad de asesorar a sus jefes sobre las materias económicas sobre las cuales estos no entienden mucho.  Desgraciadamente estos elementos de continuidad entre dos situaciones que ya no son las mismas, no ayudan a presagiar nada bueno.

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