viernes, 28 de abril de 2017

LOS MUSIU PAGAN BIÉN PERO QUIEREN BUENO


(Artículo de Sergio Arancibia publicado en la edición impresa de TAL CUAL el día 27 de Abril de 2017)
 .

Venezuela postula cada vez que puede que tiene condiciones como para convertirse en una potencia en turismo internacional. Sin embargo, las potencialidades de un país pueden tardar décadas en materializarse, a menos que la mano del hombre ayude en dicho proceso.
Según las últimas cifras que se poseen - publicadas por el Banco Mundial - Venezuela recibió en el año 2014 un total de 857 mil turistas. En el mismo año, Colombia recibió 2.6 millones, Chile 3.7 millones, Perú 3.2 millones, México 29.3 millones, Argentina 5.9 millones, Ecuador 1.6 millones y Brasil 6.4 millones.
En el Caribe países tales como República Dominicana recibió 5.1 millones, Cuba 2.9 millones y Jamaica 2.1 millones. En Centroamérica, El Salvador recibió 1.3 millones de turistas, al igual que Nicaragua, mientras que Guatemala recibió 1.4 millones y Panamá 1,7 millones. 
¿Por qué esta situación, en circunstancias que nadie sino nosotros tenemos el Salto del Ángel y una isla tan maravillosa como Margarita?
La respuesta es simple: el turismo no depende tanto de lo que la naturaleza ha aportado a cada país, como de lo que el hombre ha sido capaz de crear para gozar aquello que la naturaleza ofrece.
Veamos algunos ejemplos fáciles de entender: Margarita es bella, pero todo bien o servicio en el comercio internacional se vende solo en la medida en que salga airoso en la competencia que necesariamente se establece con sus iguales. Es decir, Margarita tiene que competir con Colombia y su isla de San Andrés, o con Aruba y Curazao, o con Cuba y sus playas de Varadero, o con República Dominicana y Punta Cana, o con México y Cancún.  ¿Es posible ofrecer al turista internacional algo mejor, o más barato, o por lo menos igual? 
Pero no se trata de competir en relación a cuál playa es mejor, sino que es todo el contexto el que entra en la competencia. Allí hay que considerar la seguridad, es decir, la posibilidad de ser asaltado o robado; el control sanitario de alimentos y bebidas, de modo que nadie pueda salir intoxicado por comer lo que le ofrecen como gran oferta turística. Hay que considerar también la situación médica, de modo que las zonas turísticas no estén afectadas por plagas tales como la malaria o el zika; o la situación  de la infraestructura hospitalaria, de modo de contar con clínicas u hospitales donde hayan medicinas y médicos que den confianza en el cuanto al dominio de la medicina  moderna; o la situación de los aeropuertos, donde los aviones salgan y lleguen a  la hora comprometida; o la infraestructura hotelera misma, donde hayan restaurantes  bien abastecidos de los alimentos comunes en la dieta y los menús de un turista internacional. ¿Compite Venezuela, en general, y Margarita en particular, en todas esas variables?

lunes, 24 de abril de 2017

CHINA -  CHILE. UN TLC EXITOSO.


(Artículo de Sergio Arancibia publicado en la edición impresa de TAL CUAL el día 20 de abril de 2017)

China y Chile firmaron en octubre del 2006 un Tratado de Libre Comercio que entre otras cosas establecía que 7.336 productos chilenos podrían entrar sin pagar arancel a ese inmenso mercado. Paralelamente, 7.750 productos provenientes de China podrían entrar sin arancel al mercado chileno.
En el año 2006 Chile exportó a China mercancías por un valor total de 5.255 millones de dólares. Diez años después, en el 2016, esas exportaciones suman 16.301 millones de dólares. Si el objetivo de los TLC es aumentar el mercado externo para los productos capaces de ser producidos por un determinado país, es indudable que el mercado chino ha ampliado en forma sustantiva los horizontes comerciales de las empresas chilenas.
Paralelamente, las importaciones chilenas procedentes de China, que en el año 2006 sumaban 4.393 millones de dólares, han aumentado a 12.464 millones de dólares en el 2016. Eso implica, por un lado, que los dos países se pueden sentirse legítimamente como ganadores, aun cuando las cifras disponiblesindican que la balanza comercial entre ambos países siempre ha sido favorable a Chile.
Es indudable que un país pequeño como Chile no puede crecer basado únicamente en el mercado interno, sino que tiene que buscar asociaciones y oportunidades en los mercados más grandes y más dinámicos del mundo contemporáneo. Analizar las consecuencias de un tratado comercial con un país como China exige un análisis más profundo y más extenso que el que se puede hacer en un artículo como el presente, pero es indudable que los primeros indicadores, que son los indicadores de comercio, presentan resultados positivos.
China se ha convertido en el primer socio comercial de Chile en el mundo, superando en ese campo a Estados Unidos. Con Estados Unidos también Chile tiene firmado y en pleno y normal funcionamiento otro tratado de libre comercio. Las mercancías norteamericanas, al igual que las chinas, no pagan arancel al entrar al mercado chileno. Si los empresarios chilenos compran en China o en Estados Unidos se debe únicamente a las condiciones de mercado que encuentren en uno u otro país, sin que el gobierno chileno esté presionando en un sentido o en otro, ni esté realizando transacciones directas políticamente inspiradas, pero carentes de transparencia y de sostenibilidad comercial. La clave es crear, por la vía de la negociación, un marco normativo permanente, incentivado, conocido y válido por igual para todos los agentes que participan en el comercio internacional. Abandonar, por lo tanto, la tentadora senda de los acuerdos puntuales, subterráneos y poco transparentes, de gobierno a gobierno, tan usuales en las relaciones comerciales de Venezuela.

viernes, 21 de abril de 2017

PERÚ-CHINA, UN TLC EXITOSO


(Artículo de Sergio Arancibia publicado en la edición digital de EL MUNDO ECONOMÍA Y NEGOCIOS el día 21 de abril d 2017)


Perú, al igual que Chile, es un país que tiene firmado y en pleno y normal funcionamiento, un Tratado de Libre Comercio con China. Como consecuencia, en alta medida, de ese tratado, China se ha convertido en el primer país de destino de las exportaciones peruanas, superando en ese campo a Estados Unidos.
En el año 2010, cuando se puso en vigencia el tratado, Perú exportaba a China mercancías por un monto de 5.810 millones de dólares. En el año recién pasado, 2016, esas ventas se habían elevado a 8.920 millones de dólares, a pesar de las situaciones de bajos precios que ha enfrentado el cobre, que es uno de los productos estrella en las ventas externas de Perú.
Las importaciones desde China, a su vez, que sumaban 5.140 millones de dólares en el 2010, alcanzaron los 8.235 millones de dólares en el 2016. Se trata, por lo tanto, de un comercio creciente y de un intercambio que es ligeramente favorable a Perú.
Podríamos agregar que no se trata de un comercio centrado en muy pocas mercancías, sino que se presenta una gran diversificación de las ventas peruanas, aun cuando el cobre y los minerales metalíferos tienen una ponderación elevada en las exportaciones de Perú, tanto hacia China como hacia al mundo. Un aspecto importante de subrayar es que, gracias a los TLC, se trata de un comercio con normas conocidas, estables, transparentes, y válidas para todos los agentes del comercio internacional.
Venezuela tiene también un nivel elevado de comercio con China. Las ventas a dicho país no superan todavía las ventas venezolanas a Estados Unidos, pero China ha devenido en el segundo socio de Venezuela como país de destino de sus exportaciones. 
Pero las ventas a China han pasado de 6.698 millones de dólares en 2010, a 5.499 millones de dólares en el 2016, presentando valores superiores a los 14 mil millones de dólares en el 2012. El 93 % de las ventas venezolanas a China, en el año 2016, están constituidas por petróleo y sus derivados. Esa alta dependencia del comercio bilateral con respecto a los vaivenes de un solo producto, explica las grandes variaciones que han experimentado las ventas de Venezuela a China. Pero eso también implica que las ventas a China tienen una alta connotación de negocios de gobierno a gobierno, con poca o nula presencia de los agentes económicos privados. 
Otra de las grandes diferencias de Venezuela con respecto a casos como los de Chile y Perú, es que en estos últimos casos el comercio está presidido por normas conocidas y estables- que han sido negociadas por los gobiernos- en base a las cuales todos los agentes privados pueden planificar sus compras y sus ventas a mediano y largo plazo. No se trata de normas poco transparentes, negociadas cada año, para abordar en cada caso situaciones puntuales. Los agentes económicos privados venezolanos pueden indudablemente hacer negociaciones de venta o de compra de mercancías desde o hacia China, pero con horizontes mucho más limitados. Se trata de operaciones puntuales que aparecen como rentables en un momento del tiempo, pero sin seguridad de que las normas que imperan se mantendrán en el mediano plazo. Se trata, en definitiva, de formas de insertarse en el mercado internacional que no han demostrado su eficacia en el mundo contemporáneo.   

domingo, 16 de abril de 2017

PROMOVER LAS EXPORTACIONES NO PETROLERAS.



(Artículo de Sergio Arancibia publicado en la edición digital de TAL CUAL el día 16 de Abril de 2017)


No le ha ido bien al Gobierno en materia de exportaciones no tradicionales. A pesar de las declaraciones e incluso de la buena voluntad del Ministro de Comercio Exterior - y de las medidas que ha tomado en ciertos ámbitos cambiaros y administrativos - la verdad verdadera es que las exportaciones distintas al petróleo y distintas al oro del Banco Central, han disminuido en el año 2016 en relación al año inmediatamente anterior, que tampoco había sido bueno.

Según las cifras de las que se dispone, provenientes de fuentes internacionales - pues internamente las estadísticas oficiales han prácticamente desaparecido - las exportaciones no petroleras y no auríferas sumaron 2.064 millones de dólares en el año 2.016. El año anterior habían alcanzado la suma de 2.684 millones de dólares, lo cual indica que hubo una caída de 23 % de un año al otro.. No son, por lo tanto, solo las exportaciones petroleras las que han disminuido – lo cual podría atribuirse a fuerzas que escapan totalmente al control de Venezuela, a pesar de que hay funcionarios venezolanos que todavía juran que dominan el movimiento de los astros – sino que las exportaciones no petroleras y distintas al oro, también han disminuido. Estas últimas ya no se deben a las mismas razones que explican la caída de las exportaciones petroleras. Aquí se trata de falta de insumos y materias primas, de pérdida de competitividad internacional por falta de incentivos a la innovación, de incremento de costos por razones institucionales y logísticas, de ausencia de políticas claras con respecto a la inversión extranjera, de fuga de empresas completas hacia mercados cercanos, y de perdida de mercados por razones políticas, entre otras razones.

En cualquier país del mundo, cuando las políticas no dan los resultados esperados, y más un, cuando dan resultados exactamente contrarios a los esperados, se busca cambiar de políticas. Persistir en las mismas medidas e instrumentos de política económica, lo más probable es que conduzca a los mismos resultados.

En aras de no ser meramente críticos - y de aportar algunas ideas conducentes a promover las exportaciones no petroleras - nos atrevemos a sugerir las siguientes medidas: primero, hay que diseñar una política de Estado que asuma como un desafío nacional de mediano y de largo plazo el insertarse en los mercados internacionales de una forma distinta a como lo ha hecho Venezuela en los últimos 20 años. Eso pasa por convocar a todas la fuerzas políticas, sociales y económicas que puedan aportar al diseño y a la implementación de dicha política. No tenerle miedo ni a los gremios empresariales ni a los partidos presentes en la Asamblea Nacional. Conversar y consensuar con todos ellos. En segundo lugar, hay que crear un organismo especializado en la promoción de exportaciones, como existe en casi todos los países de nuestra América, que asuma la promoción de exportaciones en forma seria, profesional, sostenida y organizada, y que despliegue para ese fin toda la batería de instrumentos que utilizan casi todos los países que se interesan en ganar espacios en el mercado internacional contemporáneo. En tercer lugar, hay que desbrozar el camino de las exportaciones de todas las barreras y alcabalas administrativas que convierten el exportar en un verdadero vía crusis. Hay que caminar rápidamente hacia la Ventanilla Única de Comercio Exterior, que también existe en casi todos los países del continente, y agilizar y dar transparencia a todos los trámites del comercio exterior. Cuarto, hay que asumir -con todos los apoyos y recursos del Estado - la gran tarea de incrementar la competitividad y la innovación en las empresas que tengan potencialidad exportadora. Mientras no se tomen medidas serias en estos campos, todo lo que se diga en materia de término del modelo rentista petrolero, es puro bla bla.

domingo, 9 de abril de 2017

FACILITACION DEL COMERCIO



(Artículo de Sergio Arancibia publicado en la edición impresa de TAL CUAL el día 6 de abril de2017)



La Organización Mundial del Comercio, OMC, puso en vigencia recientemente el Acuerdo sobre Facilitación del Comercio. Esto se logró gracias a la suscribción formal del texto correspondiente por parte de más de 110 países. Entre los países que suscriben el acuerdo no se encuentra Venezuela.

En muchos países, incluida Venezuela, se crearon,a lo largo del siglo XX, muchas instancias gubernamentales, sin mucha coordinación entre ellas, que tenían, y todavia tienen, que autorizar, controlar, revisar, o visar los diferentes eslabones propios del comercio exterior, lo cual conduce a perdidas de tiempo y dinero. Además, el proceso en su conjunto se hace poco transparentes y, por lo tanto, susceptibles a todo tipo de arbitrariedades.

Como reacción, esto ha dado origen, en muchos países, a un proceso tendiente a eliminar la multiplicidad de trámites existentes para exportar o importar, y a generar mecanismos que permitan hacer todos las operaciones a través de lo que se ha denominado la Ventanilla Única de Comercio Exterior, VUCE. La idea gruesa es muy simple: introducir todos los papeles, solicitudes, autorizaciones, certificaciones y papeles por el estilo a traves de una sola ventanilla electrónica, de modo que allí estén a disposición de todas las instancias que tienen que pronunciarse sobre la realización de la operación de comercio exterior que se quiera realizar. Eso evita duplicación de papeles que deben ser presentados en diferentes organismos y le da un alto grado de transparencia y de rapidez a todos los procesos que requieren autorizaciones estales.

Este tipo de institucionalidad no es fácil de implementar, tanto por el hecho de que se necesita una plataforma electrónica nueva, compleja y segura, como porque implica reformar los poderes o atribuciones de ciertas instituciones y/o de ciertas personas, que no quieren perder sus prerrogativas actuales. Se trata, por lo tanto, no solo de un problema técnico, que es fácil de solucionar, sino de un problema político, que requiere de una auténtica política de Estado como para poder implementarse.

En América Latina la mayoría de los países han implementado la Ventanillas Única de Comercio Exterior, lo cual ha reducido los tiempos y los costos y ha aumentado la competitividad de sus exportaciones. Venezuela no lo ha hecho, aun cuando el proceso está en estudio y experimentación. Mientras ese proceso no culmine, las exportaciones del país seguirán perdiendo competitividad frente a las mercancías provenientes de otros países, que sí se preocupan por eliminar las barreras administrativas que rodean las operaciones de comercio exterior.

jueves, 6 de abril de 2017

EL COSTO PAIS



(Artículo de Sergio Arancibia publicado en la edición digital de EL MUNDO ECONOMÍA Y NEGOCIOS día 5 de Abril de 2017)



El proceso de exportar e importar mercancías no solo requiere poner de acuerdo a un comprador y a un vendedor. Entre esos dos agentes del comercio exterior media una gran cantidad de agentes, por lo general de carácter estatal, que tienen que autorizar, visar, controlar, revisar, operar y movilizar esas mercancías, como para que puedan cruzar las fronteras y llegar al país de destino. Esa multiplicidad de agentes intermedios hacen perder tiempo y dinero a los compradores y vendedores, y muchas veces terminan por hacer imposible dicha operación de comercio exterior. No solo hay que enfrentar el hecho de que las instancias intermedias son muchas, sino que suelen carecer de la debida coordinación entre ellas, y es común que terminen duplicando los papeles y constancias que hay que presentar ante cada una de ellas. A todo ello hay que agregar que los procesos de comercio exterior así organizados se hacen poco transparentes y por lo tanto susceptibles de todo tipo de interferencias extra institucionales.

Ese tipo de situaciones movió a los países miembros de la Organización Mundial de Comercio, OMC, a aprobar recientemente el Acuerdo sobre Facilitación del Comercio, suscrito por más de 110 países miembros de dicha organización. Desgraciadamente Venezuela no se encuentra entre dichos países que suscriben el acuerdo.

Uno de los procesos que se recomiendan en el acuerdo mencionado es la implementación de la Ventanilla Única de Comercio Exterior, VUCE, instrumento que ya está en operación en la mayoría de los países latinoamericanos, con excepción desde luego de Venezuela. La idea fuerza que preside la VUCE es muy simple: permitir que todas las solicitudes, constancias, certificaciones, informaciones y demás documentos por el estilo se introduzcan a través de un solo portal electrónico, que esté en línea con todas las instancias que tienen que dar, a través del mismo instrumento, sus autorizaciones o vistos buenos a las diferentes fases del proceso exportador o importador. Una iniciativa de este tipo permite ahorrar tiempo y dinero y hacer más transparente todo el proceso de comercio exterior, pero precisamente por ello recaba mucha oposición de parte de instituciones e incluso de personas que visualizan, con razón o sin ella, que este sistema les hace perder poder de decisión. Por ello, la VUCE no solo necesita una plataforma tecnológica adecuada para poder implementarse, sino que necesita también de un fuerte apoyo político.
Implementar un mecanismo como el mencionado - que esta en proceso de estudio y de ensayo en el Ministerio de Comercio Exterior - permitiría reducir los elementos que le restan competitividad internacional a las mercancías venezolanas. Si el Estado no hace mucho para ayudar a que las empresas ganen productividad y competitividad, por lo menos no debe jugar en contra de dichos procesos.



sábado, 1 de abril de 2017

RUGIDO DE RATÓN



(Artículo de Sergio Arancibia publicado en la edición impresa de TAL CUAL el día 30 de marzo de 2017)



RUGIDO DE RATON



Una noticia un tanto marginal en el universo informativo internacional daba cuenta hace pocos días atrás, de que Venezuela había pasado a ser parte del Banco Asiatico de Inversión en Infraestructura, BAII, organismo patrocinado y dirigido por la autoridades chinas. Nada se dice en esa información – y nada se ha sabido nacionalmente – sobre el momento en que Venezuela formalizó esa incorporación a esta nueva institución financiera internacional, ni sobre cual es la cuota o la parte del capital que Venezuela suscribió para tales efectos. Con esta incorporación de Venezuela ya son 70 los paises que participan en dicho banco, el cual ya empezó a funcionar en el transcurso del año pasado, y ha otorgado créditos a proyectos de infraestructura en diferentes partes del mundo: un terminal portuario en Oman, un gaseoducto en Azerbaiyan, una central eléctrica en Myanmar, una autopista en Pakistan.

El capital suscrito del BAII alcanza a los 50 mil millones de dólares, lo cual lo coloca desde el inicio como un agente importante en el campo de los organsimos financieros internacionales, en particular de los que otorgan créditos para proyectos de desarrollo.

Como en todos estos organismos internacionales, la capacidad de decisión está intimamente ligada al capital que cada uno suscriba. En este caso en particular China mantiene más o menos el 27 % del capital del banco, lo cual le da derecho a veto sobre cualquier decisión tomada en su seno. No se conoce el monto del capital suscrito por Venezuela. La capacidad china de otorgar internacionalmente créditos para proyectos de desarrollo, que son créditos a mediano o largo plazo, se canalizará, se supone, fundamentalmente a través de este banco, y no a través de otros bancos chinos que tienen más bien la función de créditos operativos, comerciales o de más corto plazo. Esto permitirá un grado mayor de participación de otros paises en las decisiones correspondientes y también generará una mayor transparencia respecto a cada una de estas operaciones, eliminando asi el secretismo que muchas veces rodea a las operaciones de gobierno a gobierno, cuestión que ha estado presente en alta medida en las relaciones entre Venezuela y China.

Llama la atención en todo caso la poca difusión que ha rodeado a esta situación en el seno de Venezuela. Un gobierno tan acostumbrado a creerse parte de los actores relevantes del mundo contemporáneo, podría haber aprovechado la oportunidad de sacarse por lo menos una foto con el logo del banco. El banco del Alba, y el banco del Mercosur, que fueron iniciativas de bastante menor calado -y de las cuales ya hoy en dia nadie sabe nada - tuvieron en su oportunidad una amplia cobertura de prensa.¿Porque ahora tanto secretismo?