(Artículo de
Sergio Arancibia publicado en la edición digital de EL MUNDO ECONOMÍA Y
NEGOCIOS el día 18 de octubre de 2017)
El Presidente
de la República, Nicolás Maduro, informó recientemente que se había tomado la
decisión de elaborar un presupuesto de divisas, para que el país supiera - y
los organismos legislativos pudieran decidir con fundamento -cuanto eran las
divisas que el gobierno recibe anualmente por concepto de exportaciones,
inversiones extranjeras y prestamos – por mencionar solo las principales
fuentes de ingresos - y, al mismo tiempo, cuáles son los egresos o gastos que
se tienen planificados. Sería muy bueno que efectivamente se avanzara en la
construcción y presentación al país de un instrumento financiero y de planificación
de esa naturaleza, siempre y cuando, desde luego, no se confundieran los
ingresos y gastos del gobierno con los ingresos y gastos de todos los agentes
económicos que hacen vida en el país.
Si un presupuesto
de esa naturaleza existiera se podría saber con certeza, por ejemplo, cuanto se
debe pagar por concepto de amortizaciones e intereses de la deuda externa, en
lo que queda de año, y quienes son realmente los acreedores de la nación.
Se podría
saber, también, que importaciones de bienes y servicios contarán con divisas oficiales
para comprar insumos y materias primas, y que sectores tendrán que reducir sus
niveles de producción y/o tendrán que arreglárselas como puedan. Si se contara con una asignación previa de esa
naturaleza los empresarios sabrían con la debida antelación con qué cantidad de
divisas por la vía estatal cuenta cada sector o sub sector a lo largo de los próximos
meses. Hoy en día el gobierno decide en forma bastante poco transparente como asigna
las divisas. Mientras esa asignación centralizada -que no es buena - persista,
es mejor que lo permitido y lo posible se sepan con la debida antelación.
Sería muy bueno
contar con información transparente sobre cuáles son los niveles de exportación
petrolera y hacia que países se canalizan esas ventas. También sería bueno sincerar
cual es el monto de las exportaciones no petroleras.
¿Cuánto ha
ingresado al país -y cuanto se espera que ingrese en el futuro cercano- por concepto
de inversión extranjera directa? ¿O por concepto de turismo? ¿O por concepto de
nuevos créditos, si logran conseguirlos?
Toda esa información podría ser relevante para restarle secretismo a las
discusiones sobre política económica y para tomar decisiones – e incluso para
llegar a ciertos consensos nacionales - sobre una base más certera y transparente.
Si se
contara con un instrumento de esa naturaleza, y se hiciera el control posterior
de los gastos y los ingresos, se podría saber no solo lo que se pensaba hacer
al principio del año, sino también que fue lo que efectivamente sucedió. Sería
un avance importante con respecto a la situación actual.
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