domingo, 29 de enero de 2017

MUCHAS Y POCAS VACAS



(Artículo de Sergio Arancibia publicado en la edición impresa de TAL CUAL el dÍa 26 de enero de 2017)


Paraguay es un país demográfica y económicamente pequeño, enclavado en el medio de la América del Sur. Tiene aproximadamente 7 millones de habitantes, pero cuenta con un rebaño de ganado bovino que asciende a 14.2 millones de unidades. Es decir, más de dos cabezas de ganado por habitante. Venezuela presenta una situación que es casi exactamente la contraria: cuenta con 30 millones de habitantes, pero su rebaño vacuno asciende – si aceptamos las cifras oficiales - más o menos a 15 millones de cabezas de ganado. Es decir, dos habitantes por vacuno.

Paraguay se ha convertido en un exportador importante de animales en pie, de carne y despojos, de reproductores y incluso de material genético. En el total de esos rubros ha superado a países vecinos tradicionalmente exportadores de carne, tales como Argentina y Uruguay. En el año que recién termina se calcula que Paraguay exportó ganado bovino por un valor total de 1.275 millones de dólares.

A modo de ejmeplo, recientemente se concretó una operación de venta de 50 toros y de 1906 vacas que viajaron a Ecuador por via aerea. Cada vaca le reportó al producttor un valor aproximado de 800 dólares, mientras que los toros se vendieron hasta por 15.000 dólares.

¿Porqué Venezuela no produce ni exporta en forma significativa ni carne ni animales en pie? Más aun ¿porqué Venezuela es un importador importante de la carne que consume? Hay varias razones. Por un lado, razones sanitarias: para exportar hay que estar internacionalmente reconocido como pais libre de fiebre aftosa y de otras plagas que afectan a los animales. Razones económicas: para poder ganar esos 800 dólares que ganan los paraguayos por cabeza de ganado exportado hay que tener libertad para disponer de esos 800 dolares una vez que la operación de venta ha finiquitado.Razones de infraestructura: hay que tener una buena flota de camiones, una buena red de frio, buenas vias de penetración, buenos mataderos y buenos puertos. En cada uno de los puntos de esa cadena tiene que haber eficiencia técnica y ausencia de mafias que intenten dominar el negocio y arruinar a los eslabones anteriores y posteriores. Y por sobre todo hay que tener una masa de ganado bovino suficientemente grande y de buena genética, cuestión que no se genera de la noche a la mañana. Para ello, a su vez, se necesita apoyo técnico y crediticio por parte del gobierno a los productores y se necesita seguridad en materia de tenencia de la tierra y de represión al cuatrerismo, que actualmente se extiende por el país como en los viejos tiempos del oeste estadounidense. Quizás algun dia se cuente con todo ello. Por ahora, solo nos queda sufrir la cochina envidia.

viernes, 27 de enero de 2017

LAS CASAS DE CAMBIO



(Artículo deSergio Arancibia publicado en la edición digital de EL MUNDO ECONOMÍA Y NEGOCIOS del dia 25 de enero de 2016)



En todas partes del mundo las casas de cambio son empresas, públicas o privadas, que se dedican al negocio de comprar y vender divisas, con una ligera diferencia entre el precio al cual compran y el precio al cual venden, pues tienen que obtener una legítima ganancia. Comprar, por ejemplo dólares - a los que quieran vender esa divisa - y venderla posteriormente, un poco más cara, a quienes quieran comprarla. Se asume que a mediano plazo las cantidades que se compran de una divisa tienen que ser iguales a las cantidades que se venden, pues si no, se acumularían stocks de una determinada divisa en poder de la casa de cambio, sin poder venderla, o en caso contrario, tendrían que vender mucho de una determinada divisa, reduciendo los stocks de reserva que puedan tener. Tambien puede suceder - si el precio de las divisas puede cambiar con la condiciones imperantes en el mercado - que el precio de la divisa suba o baje y eso termine por equilibrar la oferta y la demanda. Pero si el precio está fijado por la autoridad monetaria -como sucede actualmente en Venezuela- esto último no puede suceder. 

Las casas de cambio que se han autorizado en las ciudades cercanas a la frontera con Colombia cambiarán pesos por bolivares. Según lo que se ha anunciado se necesitarán cuatro pesos para comprar un bolívar. Es un precio relativamente caro para el bolivar. Al parecer, se pueden comprar bolivares más baratos en otros puntos de la zona fronteriza, ya sea en el lado colombiano o en el lado venezolano. Por lo tanto, es dable pensar que no muchos poseedores de pesos van a a convertirlos en bolivares a esa tasa de cambio. Habra poca oferta de pesos.

Pero para los posedores de bolivares será un buen negocio comprar pesos en las casas de cambio, pues con 1 bolívar comprarán muchos pesos - 4 pesos para ser más exactos - con los cuales pueden comprar a su vez, mercancías o dólares en el territorio colombiano. Pesos baratos implican dólares baratos, pues los pesos se pueden convertir libremente en dólares en el lado colombiano

Para ser más precisos: comprar un dólar en Colombia exige 2.936 pesos. A razón de cuatro pesos por bolívar, esa cantidad de pesos se puede adquirir con 736 bolivares. Se trata indudablemente de un buen negocio para quien logre adquirir esos pesos, y con esos pesos, adquirir dólares.

En síntesis, las casas de cambio recibirán una gran oferta de bolívares – a cambio de pesos- y una gran demanda de pesos- a cambio de bolívares. O en otras palabras, una escasa oferta de pesos, y una escasa demanda de bolívares. Las casas de cambio de la frontera se constituirán así en puntos de demanda de pesos y en puntos de oferta de bolivares, pero no funcionarán como el lugar de encuentro de compradores y vendedores de una misma mercancia, como se supone que deberían ser.

Durante un dia o una semana, o quince dias a lo más, las casas de cambio podrán funcionar con una demanda de pesos muy superior a su oferta, pero a mediano plazo eso no funciona. Para vender pesos necesitan que alguien venda pesos, y a la tasa de cuatro por uno es muy dificil que eso suceda. ¿ Entonces….? Entonces alguien tiene que proveer a esas casas de cambio de los pesos que necesitan. Lo seguro es que las autoridades monetarias colombianas no se van a meter en este lio. ¿El Banco Central de Venezuela cumplirá ese papel? Es posible. Cualquier cosa es posible a ese nivel. Pero seria un pésimo negocio para esa institución. Lo único que ganaría sería el efecto mediatico de poder decir que el bolivar se ha estabilizado en un determinado valor y para lograr aquello tendría el Banco Central de Venezuela que deshacerse de una cantidad indeterminada de sus escasas reservas internacionales. Como lo más probable es que el Banco Central de Venezuela no tenga pesos colombianos en sus reservas internacionales, tendrá que deshacerse de dólares, para que esos dólares sean cambiados por pesos y con ellos proveer a las casas de cambio que se establezcan en la frontera. Y aun asi, el valor del bolívar y del dolar que se defenderá por medio de toda esta operación, solo imperará en las casas de cambio, pues en la calle las ofertas y las demandas insatisfechas seguirán generando una tasa de cambio entre pesos, bolívares y dólares diferente, que se podrá medir con los indicadores económicos convencionales, bien o mal construidos.

En sintesis, la tasa de cambio de 736 bolívares por dolar se convertira en una tasa de cambio más, de la muchas que ya existen en el pais, y que no lograá estabilizar el mercado cambiario nacional ni regional.

Lo unico que les queda por probar, a los estrategas cambiarios del gobierno, es adoptar la estrategia de Trump: construir un muro a lo largo de toda la frontera e impedir todo tráfico de personas, de mercancías y de monedas entre los dos países.




miércoles, 25 de enero de 2017

¿PEGAMOS UNA?



Artículo deSergio Arancibia publicado en la edición digital de TAL CUAL el dia 19 de enero de 2017.





Según la Comisión Económica para América Latina, de Naciones Unidas, CEPAL, Venezuela recibió en el año 2015 un flujo de inversión extrajera superior al que había recibido en el año inmediatamente anterior. Mientras que en el 2014 recibió 320 millones de dólares, en el 2015 recibió 1.383 millones de dólares. Más aun, en el año 2015 las cifras mencionadas solo contemplan lo sucedido en los tres primeros trimestres. Es posible que la cifra total de inversión extranjera recibida aumente en la medida que se considere el año completo. Eso coloca a Venezuela, en lo que a recepción de inversión extranjera respecta, en un nivel superior a Bolivia, Ecuador y a Paraguay, lo cual no es mucho decir, pero algo es algo.

¿En qué actividades se recibió esa inversión extranjera? El estudio de Cepal no da cifras al respecto. Tampoco hay antecedentes sobre la modalidad que asume esa entrada de capital en el 2015. En todo caso, en el año 2014, la modalidad fundamental de la entrada de inversión extranjera fue la reinversión de utilidades. Las utilidades que no se pueden remesar al país de origen, por cuanto no se cuenta con las divisas ni con las autorizaciones correspondientes, se computan como incremento del capital invertido. Es decir, más que una entrada de nueva inversión es una imposibilidad de salida del capital anterior.

El decreto 1.438, del 18 de noviembre del año 2014, es el que regula hoy en día todo lo relativo a inversión extranjera en el país. Ese decreto derogó todas las disposiciones que anteriormente existían sobre esta materia, incluidas las leyes y reglamentos que habían sido dictados o decretados por el Presidente Chávez, y se estableció así un régimen totalmente nuevo. Quizás lo más peculiar de dicho decreto es que en los artículos 27 y 38 autorizan al Presidente de la República a modificar lo establecido en el resto del articulado, y a establecer condiciones de excepción en los beneficios que rigen para ciertas inversiones o para ciertos sectores productivos, cuando el interés nacional así lo amerite. Con eso, se elimina, de un plumazo, el principio casi universalmente válido en esta materia de que las condiciones que imperan para el capital extranjero deben ser una y las mismas para todos, y que dichas condiciones deben ser transparentes y estables, es decir, conocidas por todos antes de que la inversión se lleve a cabo y no estar sujetas a cambios imprevistos. Ahora, impera precisamente el criterio de las excepciones legalmente autorizadas, lo cual convierte cada inversión en un caso particular. Independientemente de lo que piensen las autoridades nacionales sobre cuando procede esa excepcionalidad, es dable suponer que cada inversionista se considere a sí mismo y a su negocio suficientemente peculiar y beneficioso para el país, y por lo tanto, merecedor de deberes y derechos excepcionales, lo cual introduce la petición y la negociación de todo aquello como un paso casi obligatorio en el trámite que conduce a la materialización de las inversiones.

El mayor registro de inversiones extranjeras en Venezuela el 2015 ¿se deberá a estas nuevas disposiciones legales, o se deberá nuevamente a una imposibilidad de remesar utilidades, y por lo tanto, a una reinversión casi obligada de las ganancias obtenidas?






SE NECESITAN DOS PARA BAILAR EL TANGO.



(Artículo de Sergio Arancibia publicado en la edición digital de EL MUNDO ECONOMÍA Y NEGOCIOS el día 24 de enero de 2017)



Hay partidos y líderes políticos latinoamericanos que - cuando han accedido el gobierno- han tenido que enfrentar un desafío nuevo para ellos: gobernar para todo el país y para todos sus ciudadanos. Antes de acceder a esas posiciones de mando, ellos se suelen atrincherar en la representación y movilización sindical y política de determinados sectores sociales, pero solo acceden a posiciones de gobierno cuando sus banderas y sus programas son visualizados – con razón o sin ella- como expresiones de grandes aspiraciones nacionales. Cuando no logran dar ese paso, se quedan `por los siglos de los siglos como meros referentes declarativos de ciertas posiciones éticas o intelectuales sin mayor trascendencia política. Sin perjuicio de ello, hay algunas fuerzas políticas - de izquierda y/o de derecha - que aun cuando acceden a posiciones de gobierno, no terminan nunca de entender eso de gobernar para todo el país y para todos los ciudadanos. Venezuela es un buen ejemplo de esto último.

Pero gobernar - y gobernar para todos los ciudadanos - implica para muchos políticos - sobre todo para los más nuevos en esa lides- el tomar contactos con sectores empresariales que estaban tradicionalmente fuera de su espectro de relaciones sociales y políticas. Y descubrir, además, que el desarrollo de esas empresas es positivo y necesario para el desarrollo del país y para el bienestar de sus ciudadanos. Más aun, llegan rápidamente a la conclusión de que defender los intereses de esas empresas, sobre todo fuera del país, es parte de sus responsabilidades de gobierno, y que si a esas empresas les va bien, eso es bueno para el país y para sus ciudadanos. Todo ello es positivo: es bueno que comprendan y enfrenten esa nueva realidad. Pero hay algunos que llegan hasta allí demasiado acelerados y dan un triple salto mortal, asumiendo que el beneficio de esas empresas y el beneficio de ellos y de sus partidos, es una y la misma cosa. Y allí empieza la triste historia de los políticos que reciben sobornos, comisiones, donaciones o regalos por su apoyo a ciertas empresas, - como si fuera una legitima retribución por el apoyo legislativo o administrativo recibido- y de empresas que se creen poseedoras de una verdadera patente de corso, pues se saben amparadas por una compleja red de vinculos políticos y administrativos que han ido costruyendo a su paso. El caso de la empresa brasileña Odebrecht es altamente significativo de todo esto.

Según una investigaciín realizada por el Departamento de Justicia de Estados Unidos, la empresa Odebrecht hizo pagos ilicitos - es decir, sobornos puros y simples - por un monto de 788 millones de dólares, en 12 paises en los cuales realizó actividades entre los años 2005 y 2015. Se trata de Argentina, Colombia, México, Perú, Venezuela, Panamá, Guatemala, Ecuador y República Dominicana, ademas de algunos países africanos. En Suiza se realizaron también investigaciones oficiales al respecto - pues muchos de los pagos se realizaban desde cuentas en dicho país- y la empresa Odebrech reconoció sus culpas y pagó una multa de 200 millones de dólares. En el propio Brasil, el país de origen de esta joyita , se llevó adelante la investigación sobre los vínculos de la empresa con los circulos políticos internos, que culminó con la prisión de su principal directivo, que es precisamente el que le da su nobre a la empresa. En Perú, la Fiscalía negocia la devolución de las ganacias ilicitas obtenidas por la via de los sobornos, y el gobierno resolvió no permitir la participación de Odebrecht en ninguna nueva licitación en el país. En Panamá se prohibió también cualquier nueva participación de Odebrecht en obras públicas.

En Venezuela - que es el país que más contratos celebró con la empresa Odebrecht y donde estuvieron involucrados los montos más elevados de dinero- no se lleva adelante ninguna investigación por parte del poder ejecutivo, ni de la Contraloría, ni de la Fiscalía, ni del Poder Moral. Solo el poder legislativo, es decir, la Asamblea Nacional, ha constituido una comisión investigadora, que con toda seguridad contará con todas las puertas cerradas de los organismos eventualmente involucrados en actividades con la empresa Odebrecht, y ningún funcionario estatal asistirá a convocatoria alguna de la Asamblea Nacional para que explique lo que sepa sobre este asunto que preocupa a todo el mundo. Es posible incluso, tal como se han dado las cosas en los últimos tiempos, que el Tribunal Supremo de Justicia saque alguna resolución impidiendo a la Asamblea Nacional realizar investigación alguna sobre este tema. Finalmente saldrá un informe, que tendrá poca circulación y difusión, y ningún efecto administrativo ni judicial, en que se develará la vinculación de algunos altos funcionarios públicos con los manejos turbios de la empresa de marras. Se salvará en alguna medida el honor nacional, pero no se impedirá que la empresa Odebrecht siga adelante con los proyectos que se le han aprobado en Venezuela, siempre y cuando cuente con el financiamiento correspondiente, cuestión esta última que no está nada facil, pues Venezuela no tiene plata para ello y los bancos brasileños que aportaban parte de los fondos no están dispuestos a seguir en estos manejos a menos que obtengan seguridades muy claras de que esos fondos no contribuirán al enriquecimiento de algunos políticos y funcionarios venezolanos. Asi que es altamente probable de las obras queden paralizadas por tiempo indefinido. Esa es la triste historia de países que no poseen controles y fiscalizaciones institucionales y ciudadanas suficientemente eficaces y que tienen, en cambio, empresas y políticos que carecen totalmente de normas éticas.

jueves, 12 de enero de 2017

VENEZUELA Y LA NUEVA POLÍTICA NORTEAMERICANA



Artículo de Sergio Arancibia publicado en la edición impresa de TAL CUAL el dia 1 de enero de 2017.


Los diferentes gobiernos norteamericanos a lo largo de los últimos 60 años han ido paulatinamente incrementando la cantidad de mercancías que Estados Unidos compra y vende en el mercado internacional y han ido impulsando - por la vía de la imposición, de la presión o de la negociación - una creciente liberalización del comercio mundial, como corresponde a quien quiere vender lo más posible al resto de los países del mundo. Sin embargo, sin perjuicio de esa política, lo cierto es que la presencia comercial de Estados Unidos en el mundo contemporáneo ha ido en continuo descenso en el transcurso de los últimos 60 años.

En 1948, las exportaciones de Estados Unidos representaban el 21.7 % de las exportaciones mundiales. Cinco años después ese porcentaje había bajado al 18.8 %. En el año 1963, el porcentaje de las exportaciones norteamericanas en el total de las exportaciones mundiales bajó a 14.9%. Diez años después ese nivel se ubicaba en 12.3 %. En 1983 había alcanzado un porcentaje de 11.2%. En 1993 presentó un ligero aumento con respecto a la década anterior y alcanzó un porcentaje de 11.6 %. Pero en el año 2003, ya en el siglo XXI, el peso de Estados Unidos en el comercio internacional se había reducido al 9.8 % de las exportaciones mundiales. Para el 2014 ese porcentaje bajó al 8,8 %.

Hoy en día, por lo tanto, el peso de Estados Unidos en el comercio mundial está en el nivel más bajo de los últimos 60 años. Y por primera vez en las últimas décadas Estados Unidos tiene un presidente que pregona abiertamente que pretende modificar toda la red de acuerdos que han conformado el cuerpo normativo del comercio internacional contemporáneo, de modo de generar no más liberalización comercial, sino más proteccionismo. Un intento de esta naturaleza afecta al conjunto del sistema económico mundial, pero no tanto como cuando Estados Unidos controlaba el 20 % o más del comercio internacional. Hay hoy en día otros actores que tienen tanto o más poder comercial que Estados Unidos. La Unión Europea y China, fundamentalmente, y en menor medida, Japón y Rusia, países todos que reaccionarán en en forma preventiva, defensiva y/o retaliativa. Por lo tanto, estamos a las puertas de una gran modificación de la estructura, de los volúmenes, de las normas, de los canales y de los flujos del comercio internacional contemporáneo.

¿Cómo puede todo eso afectar a Venezuela? Esa pregunta se responde analizando que puede pasar en el mercado petrolero internacional. Si la política proteccionista del Sr, Trump alcanza también a este mercado es dable suponer que Estados Unidos caminará hacia la autosufuciencia petrolera, incentivando la producción interna en desmedro de las importaciones. Eso implica incentivar la producción de los yacimientos petroleros convencionales y potenciar también la producción por la via del fraking, todo lo cual puede llevar a incrementar la producción mundial de petroleo y a reducir más aún más las exportaciones venezolanas hacia el mercado norteamericano.